lunes, 30 de diciembre de 2013

TE NECESITO, AMADA MÍA

Las últimas líneas que vierto este año en el blog son para ti, estrella fulgurosa de mi mañana, lucero del alba perfumado de gloria, sueño de los despiertos que tus sentires encandilan, ascua incandescente del incienso de mi alma, esencia de azahar que mi cuenta atrás predica, voluta del humo de mis turiferarios, cera derretida de elegantes candelerías, eterno bamboleo de techo de palio, potente levantá de misterio bíblico, cuna de mis deseos y creadora de mis sentimientos, te necesito día a día. Los hay que nacemos tocados de la vara de gracia del sentir cofradiero y en cada esquina vemos una revirá, en cada instrumento una marcha, en cada noche una Madrugá, en cada paso un racheo, en cada época una evocación, en cada momento una añoranza, en cada instante una esperanza... Día a día te necesito, amada mía.

Jartibles que nos llaman y nos llamamos con ese tono de entre guasa y sorna andaluza, somos así. Y yo lo soy. Y lo proclamo. Y me enorgullezco de ello. Y contagio a todo aquel que quiera dejarse, voluntariamente,  contagiar de este embrujo. Pudiéramos ser ya febriles en nuestra pasión pero sin ella no vivimos y por eso hoy le escribo de nuevo. Incomprendidos por unos, locos por otros, tachados de aquesta y aquella manera por otras gentes mientras nosotros somos felices con unas someras baquetas de tambor. Eso sí, si hay una familia unida esa es la nuestra. Allí donde haya un redoble mal afinado en un incipiente Diciembre, un sólo de corneta en el mes de Julio, un cirio humeante en un recién estrenado Octubre, un costal recién planchado por el mes de Mayo, una túnica oliendo a naftalina en un nuevo Abril o un calendario que avanza descontando días hacia un anhelado Domingo de Ramos... Allí estamos nosotros.

Y como somos los cofrades (y así soy yo) incansables de lo nuestro, extenuantes hasta la saciedad de eternas charlas sobre una mal tallada voluta en madera de caoba en la manigueta izquierda trasera del paso de misterio de aquella hermandad, en entretenernos en contemplar en silencio durante una docena de repeticiones que llegan a rayar el dvd de "Momentos Cofrades 2008", para parir horas de comentarios posteriores, sobre esa revirá del palio de aquella otra hermandad en la que entre los compases cuarto y séptimo de la marcha perdieron el son los peones del costero derecho, y como somos así los cofrades (y así soy yo), incansables de lo nuestro, decía, hoy vengo a decir de nuevo que te necesito, amada mía. Porque sin ti pudiera tenerlo todo, pero todo sin sentido. Porque mi trabajo no sería igual si entre los recesos del tecleo incesante del ordenador no silbase un Réquiem de vez en cuando. Porque en casa no sería la misma persona si no saliese de la ducha y cogiese una toalla para imitar la cadencia silenciosa del ropaje del San Juan de la Amargura. Porque yo no sería el mismo si en el salón de mi hogar no luciese un azulejo que me regaló mi Agrupación Musical y un divertido incensario verdiblanco con destellos macarenos. Porque mi día a día no sería el mismo si no llegase al Juzgado en coche sonando Alma de Dios. Porque un cofrade no es cofrade si no charla en Nochebuena de las novedades que esperan en los ensayos de costalero de una pronta primavera...


Por eso, hoy, a día 30 de Diciembre y a punto de empezar un nuevo año, muchos hacen sus listas de deseos, propósitos y enmiendas, pero nosotros ya soñamos con una nueva Semana de Gloria. Y ojo, que también los cofrades hacemos nuestras listas, pero de costero a costero. Que también nos planteamos propósitos y enmiendas, pero que hay algo que nos diferencia y un sentimiento que nos une. Mientras pensamos en pasar mañana una buena NocheVieja, soñamos ya (si es que alguna vez hemos dejado de hacerlo) en un vaivén de antifaces de colores por las calles que van camino de sus templos para iniciar su estación de penitencia. Y muchos piensan: es todos los años lo mismo. Y no lo es. Cada año la emoción es diferente. Cada año los sentimientos son distintos. Cada año cada vuelta es mágica, cada revirá inolvidable, cada levantá irrepetible, cada gota consumida no volverá a ser cera iluminante, cada paso un avance que no volverá atrás. Para nosotros las cofradías están presentes todos los días, en cada acción, en cada segundo. Siempre.

Citas, igualás, ensayos, calendarios, costales, fajas, papeletas de sitio, pregones, carteles, actos, traslados, salidas, revirás, levantás, vueltas, recogidas, misterios, palios, alegorías, saetas, silencio, racheos, esparto, cíngulos, sandalias, túnicas, botonaduras, cirios, varas, estandartes, gallardetes, maniguetas, bambalinas, cornetas, tambores, clarinetes, platillos, trompetas, bombos, gentes, bullas, galas, olores, sabores, sensaciones, ventanas, balcones, niños, ancianos, costaleros, aguadores, capataces, contraguías, nazarenos, penitentes, templos, capillas, oraciones, bendiciones, claveles, azucenas, velas, candelerías, zancos, parihuelas, tallas, imágenes, ilusiones, tradiciones, costumbres, vivencias, sueños, anhelos, deseos... ¡¡Todo a ti me recuerda!! Podría llenar líneas y líneas de palabras que englobas. Eres mi pasado, presente y futuro. Eres mi todo y contigo despido el año. Es justo tu homenaje porque en ti pienso día a día. ¿Te queda claro? Te necesito, amada mía.

Semana Santa, te quiero, te amo, te necesito. Porque nací en tu seno y no recuerdo mi vida sin ti, porque estoy tan íntimamente ligado a ti que no concibo cómo para muchos no eres nada, porque mis recuerdos de infancia más incipientes me evocan a una calle Altagracia con aroma de torrijas y redobles de tambores, allí donde mis abuelos dieron lugar a este cofrade que hoy se enorgullece de serlo, porque llevo "oliendo a cera" toda la vida, porque he sido músico de bandas, portador en los traslados, nazareno de tus filas, penitente en tus salidas, monaguillo en tus plegarias, aguaor de tus costales, pregonero a escondidas, costalero de tus tallas y tu amante día a día. Por eso hoy te escribo de nuevo y otra vez te grito sin titubeo y con valentía que te necesito, amada mía.


Feliz Año Nuevo 2014
(de cofrades maneras).

viernes, 20 de diciembre de 2013

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

Bueno, pues se acerca de nuevo el día 22 de Diciembre. Día en que otro año más se detendrá el reloj de cuenta regresiva que lleva luciendo en el blog durante los últimos cien días. Ya sabéis, como siempre digo, que cada uno tiene una fecha en la que da por comenzada la Navidad y, para mí, es el día del Sorteo de Lotería de Navidad, el día del entrañable "Gordo", cuando comienzan a girar los bombos de números y premios cuando doy el pistoletazo de salida a las fiestas Navideñas y saboreo el primer pacharán y el primer polvorón navideños del año. Por ello y ahora días incipientes para ese momento, un año más, desde el Rincón de mis Pasiones quiero desearos a todos que paséis una Feliz Navidad, que paséis unidos en familia estas fiestas y conmemoréis a los que ya no están o están en lejos, pues si algo logra una fuerte unión es tener todos un mismo espíritu de convencimiento y afectividad. Y sólo convenciéndoos de ello lo lograréis. Intentadlo y después me decís. No os conforméis con grandes cenas y comilonas regadas de buenos caldos y licores espirituosos. No os quedéis sólo con la materia base de los regalos que entreguéis y os entreguen. Creed en la Navidad, creed en ella como unión, en su magia, en su espíritu navideño que tanto se menciona pero que poco se cree y se ama. Creed y existirá. Y entonces podréis disfrutarla. Dejaros de discutir si el origen de las fiestas es uno o es otro. Disfrutadlas que es de lo que se trata. Y sobre todo creed, creed en ellas para que seáis felices en familia, sea como sea, fuere como fuere, sean en honor de quien sean... Buscad la felicidad, la alegría y el sacaros una sonrisa los unos a los otros. Sacad el niño que todos fuimos y llevamos dentro. Creed os digo una vez más. Igual que Blanca creyó en los Reyes Magos y junto a sus papás hicieron que los mismos existieran y crearon la verdadera historia. Y así todos fueron felices. Incluso lo siguen siendo Melchor, Gaspar y Baltasar... 
Y para que sepáis cómo fue, os regalo el cuento navideño donde yo lo descubrí. No es mío, no es tinta de mi mente, pero quiero compartirlo con vosotros para dar ejemplo de unión y que no quede sólo en palabras impresas mi deseo de Feliz Navidad. Lo leí por estos lares cibernéticos y se ajusta tanto a mi sentimiento navideño que lo atrapé para mi blog y para regalaros a vosotros las líneas que no sé quién escribiría pero al cual felicito por su belleza, humildad y sentimiento. Enhorabuena por este regalito navideño que tengo la dicha de compartir y que espero sepáis disfrutar...

"Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escuchar como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:
- ¿Papá?
- Sí, hija, cuéntame. 
- Oye, quiero... que me digas la verdad.
- Claro, hija. Siempre te la digo- respondió el padre un poco sorprendido.
- Es que... -titubeó Blanca-.
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?- La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo: 
- ¿Y tú qué crees, hija? 
- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso. 
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero... 
- ¿Entonces es verdad? - cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado! 
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca . 
- Entonces no lo entiendo, papá. 
- Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado. 
Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos: 
- Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían. 
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo. 
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito... 
Los Tres Reyes Magos se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal: 
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños? 
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas- Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos. 
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo. 
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración. 
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños?-preguntó Dios. 
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes. 
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños? 
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres. 
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres? 
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír: 
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes y que en vuestro nombre y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Portalito de Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices. 
Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo: - Ahora sí que lo entiendo todo, papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado. 
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía: 
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero. 
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, Tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos".



¡¡FELIZ NAVIDAD!!


martes, 10 de diciembre de 2013

LOS SEISES DE SEVILLA

Hoy que quiero plasmar en letras una voz melodiosa, hoy que quiero verter en tildes una danza sagrada, hoy que quiero acariciar el papel con una ración de recóndita cultura, hoy que estoy recién llegado de mi amada Sviglia, hoy que me vengo a acordar de Los Seises de la Mariana construcción catedralicia que alberga el sepulcro de Cristóforo Colombo, genovés descubridor de las Américas... Hoy es el momento de narrar sobre ellos, tan mencionados en poemas, pregones y exaltaciones, como envidiados por señores de rancio abolengo que gustasen de culminar sus currículos de la vida poniendo "Yo fui Seise en Sevilla". Pero, como el pregonero dijera, pregonar es anunciar, aclamar a una nueva primavera, el blanco antifaz de la vida en negro ruán se tornó y la vida no es más que un Seise al que le cambia la voz... Entonces un niño antiguo una mano le extendió. Quiso darle un caramelo, pero ya no lo encontró. No todo el mundo puede ser Seise en la ciudad de Dios y por ello es de Justicia que hoy dedique estas líneas a ellos, por los que tantas veces me habéis preguntado, como si yo supiera la respuesta por mi alma cofrade, qué son y quiénes son los Seises de Sevilla.

En palabras de Herminio González Barrionuevo, Maestro de Capilla de la Catedral de Sevilla, "Hablar de Seises actualmente significa hablar de los diez niños de la Catedral de Sevilla que realizan una danza sagrada, delante del Santísimo, en tres ocasiones durante el año: en la Octava del Corpus, en la de la Inmaculada y en el Triduo de Carnaval. Esta vistosa y peculiar tradición remonta a la época del Renacimiento". Bien, sabido esto no podemos pasar por alto que si a día de hoy los Seises realizan una danza, antes también cantaban y, de hecho, sus orígenes fueron cantores y no danzantes. Los niños vienen cantando en la Iglesia desde los primeros siglos como así se recoge en los libros de historia, por lo tanto es normal que cuando San Fernando reconquistara la Ciudad de Sevilla (lo que hizo que dicha villa ganara cuatro de los cinco títulos que ostenta en su escudo "Muy Noble, Muy Leal, Invicta y Heroica (el quinto título es de Mariana) Ciudad de Sevilla" y se abriese la Catedral-Mezquita al culto, ésta contase con un coro de niños para la liturgia, siguiendo una práctica que por entonces era muy común en España. Llegado el Renacimiento nace la música coral y como consecuencia el coro polifónico encargándose los niños cantores de las voces superiores de la polifonía. Así en un principio a estas escolanías se las conocía como "Los niños cantores", "Cantorcillos" o "Mozos del Coro".
En cuanto al origen de la denominación de "Seises", si bien existe una corriente que explica que el nombre de Seises se origina mediante la modificación fonética acaecida por el seseo andaluz de la palabra en castellano antiguo "Seize" que significa "dieciséis", debe declinarse dicha teoría, pues estos niños solían ser un grupo compuesto entre cuatro y diez varones (nunca dieciséis). En la segunda mitad del siglo XV se generalizó en el número de seis y así, bien entrado ya el siglo XVI pasan a denominarse comúnmente como "Seises" en todo el territorio nacional, utilizando dicho término como vulgar plural de seis y como abreviatura de "Los seis niños cantores". De ahí procede su nombre.

A los Seis niños de plantilla se agregaron a veces algunos más, llamados Supernumerarios, variando el número según la época. Lo cierto es que a día de hoy son diez los que interpretan los bailes del Corpus, Triduo de Carnaval y Festividad de la Inmaculada Concepción. Los niños cantores o Seises de las Catedrales vivían con el Maestro de Capilla y de él obtenían educación, alimento y vestido. Su función era cantar en las fechas indicadas por el Maestro y sus edades debían estar comprendidas entre los nueve y los doce años. Sin embargo, ¿cómo se pasó de los niños cantores a los Seises danzantes?
En Sevilla hay reminiscencias de que en el Siglo XVI y de manera esporádica e imprecisa los Seises iniciaron una danza durante la procesión del Corpus Christi, danza que se repetiría año tras otro hasta que en el siglo XVII quedó como una tradición cristiana de la ciudad. A raíz de eso los Seises pasaron de cantar a bailar y la danza la ofrecerían de manera sagrada en la Catedral ante el Altísimo en el día de su fiesta. El cántico, desde entonces, quedaría a cargo de una escolanía. Esa explosión de júbilo en la fiesta del Corpus se contagió rápidamente para alabar a Dios con bailes en las ciudades en las que más sentimiento se expresa en dicha festividad: Madrid, Toledo, Valencia y Sevilla. 
En el año 1654 se decide dotar a la Festividad de la Inmaculada de ese honor, pues Sevilla tenía muy arraigado el amor por María, hasta tal punto de conocerse por los escritores como "la Tierra de María Santísima", llevar por título "Mariana Ciudad" y engalanar ventanas y balconadas con textos como Sine labe concepta (Sin pecado concebida) en honra de María Virgen. Así  pues que los Seises danzaran en la fiesta de la Inmaculada Concepción era sólo cuestión de tiempo. Pocos años después, en 1695 se acordó que los Seises también bailasen en el Triduo del Carnaval (los tres días que anteceden al Miércoles de Ceniza). En cada actuación realizan tres bailes: el primero dedicado a Jesús Sacramentado o a la Virgen dependiendo de la fecha, el segundo dedicado al Cabildo Catedralicio y el tercero y último dedicado a las autoridades y al pueblo. Por cada baile se les entrega una moneda que guardan en el sombrero y después tienen que devolver. De esta manera, de aquellas danzas sagradas que surgieron de improvisto en la procesión del Corpus por un grupo de niños cantores, nació una de las tradiciones y emblemas más señeros de Sevilla: el baile de los Seises en la Catedral en unas determinadas fechas.

El traje de los Seises es muy llamativo y fácilmente reconocible: los niños visten con traje de paje, chaquetillas con detalles dorados, mallas, pantalones abombados y zapatos a modo de manoletinas forradas en raso. El traje incorpora detalles en color azul celeste en la Festividad de la Inmaculada y siempre bailan con un sombrero con plumas y castañuelas. Todas las vestimentas carecen de botones, ciñéndose y sujetándose todas las piezas y complementos de los trajes con lazos de tela. Cabe destacar como si fuera una caricia de la tinta sobre el papel que suscribo para honra y memoria de estos niños que el color azul de sus trajes inmaculados fue adoptado por el Vaticano como color de las vestimentas de la Virgen en honor a los Seises de la Catedral de Sevilla y no al revés. Es decir, antes que la Virgen Inmaculada Concepción fuese representada en color azul, ya lo eran así los Seises de Sevilla en la dicha festividad de María. La Virgen viste como los niños y no los niños como Ella. Todo un privilegio. Hay diversas historias del origen del traje que viste los Seises y algunas, inclusive, hablan de que el hecho de que los niños bailen ante el Altísimo sin despojarse del sombrero es debido a una bula pontificia exclusiva para ellos, lo que permite a los niños eximirse de descubrir su cabeza en la solemne Catedral. Ello se logró con la intervención de varios obispos de Sevilla ante la Santa Sede Vaticana, pues aunque con sombrero y castañuelas, el baile de los Seises no dejaba de ser una danza tradicional sagrada en honor del propio Dios.

Sin duda la importancia social de los Seises y su impacto social son altamente reconocidos. Basta acudir a cualquier medio de información de Sevilla los días en que hay actuación de los Seises y sea el medio que sea se hará eco de la noticia. Como decía al principio, bien vale unas líneas en el curriculum pues no todos pueden vanagloriarse de haber tenido tal privilegio, de suerte que muchos padres y familiares de alguno de los niños alardean de ello. Luis Javier Carbonell, quien fuera uno de los Seises en los años 1980, así lo exponía manifestando: "Mi madre es muy exagerada y muy sevillana. Me gastaba un carrete de fotos cada vez que actuaba. Para ella el hecho de que yo haya sido seise es lo mejor del mundo." El tiempo que dura un niño en la posición de seise es de dos años únicamente, por lo que pasado este tiempo suele ser habitual el ritual de protesta, disgusto y lloros al tener que abandonar el cargo. El amor y devoción que la mariana Ciudad de Sevilla ha tenido por la danza de los Seises a lo largo de los siglos ha sido la causa fundamental de que la gente asocie seise con danza, olvidando que esta faceta histórica fue secundaria y advenediza, siendo la principal el canto. Si bien a día de hoy, como una cosa no quita la otra, se conjugan canto y danza, de modo tal que puede apreciarse que mientras los Seises realizan su baile ritual una escolanía entona cánticos y alabanzas. Pero debe quedar claro que el papel principal del Seise comenzó siendo el canto y se convirtió en la danza. Así es como surgió la leyenda e historia viva de los Seises de Sevilla.
Culmino esta entrada cultural de los Seises con el regusto de haberles podido homenajear a ellos y haberles regalado algo más de cultura a ustedes, lectores de mi Rincón. Y aprovecho para reiterarme una vez más en mi amor por Andalucía y por Sevilla. ¿Cómo no voy a identificarme con esta ciudad si es la única que ha conseguido guardar con enorme cariño y de forma celosa como si fuera una joya una tradición tan antigua y bella como es la de los Seises que ninguna otra ciudad universal ha logrado mantener viva y con plena vigencia? Muchos sevillanos, decía,  no podrán poner en su currículum que hayan sido Seises pero un manchego sí que podrá poner en el suyo que, sin renunciar jamás a sus raíces, ama Híspalis como ya quisieran amarla muchos allí nacidos. Como el pregonero dijera: "La vida no es más que un Seise al que le cambia la voz..."

lunes, 2 de diciembre de 2013

EXCURSIÓN A LA FUENTE DEL CHORRILLO

Esta visto y comprobado que para hacer cualquier cosa hace falta algo indispensable: determinación. Ya os contaba entradas atrás que me había costado trece años hacer un plato de lentejas. Pues bien esta vez no me ha llevado la tarea trece años... Me ha llevado veintitrés. Me voy superando. Recuerdo haber estado por última vez en el lugar cuando mi madre aún tenía un chandal azul clarito de algodón con letras verdes y lucía una hermosa barriga, dentro de la cual estaba a punto de ver la luz del mundo el Tormento (mi hermana pequeña). Desde entonces no he vuelto. Y por eso sé el tiempo transcurrido. Mi hermana nació el verano de aquel año de 1990 y estamos agotando el año 2013. Veintitrés años han transcurrido desde mi última visita a la Fuente del Chorrillo. Y desde entonces llevaba pensando en cuándo volvería a ir. Estos días por motivos de trabajo he pasado varias veces por la carretera que conduce hasta ella y la veía en su lado izquierdo. Me llamaba.
Y llegó el día. No el día de ir sino el día en que cogí la determinación de ir. Fue un Viernes cuando iba al Juzgado de Paz de Calzada de Calatrava. Cuando pasé a la altura de la fuente y ví su lejano bombo me dije que ese mismo Domingo que se avecinaba iría. Y así fue. Llegué a casa rumiando la idea y se lo dije a Gemma, la cual, a su vez, ya llevaba un tiempecillo reclamando el hacer alguna excursión dominguera a parajes cercanos. Así es que el plan nos vino como anillo al dedo. Eso sí, el agua que allí mana es ferruginosa y a mí no me gusta nada. Y a la Chiquitilla menos. Pero ya que íbamos habría que cargar un par de garrafas, una para cada pareja de suegros, no fuera a ser que les diera envidia. Garrafas preparadas, coche listo, el Domingo día 17 de Noviembre se produjo mi reencuentro con la Fuente del Chorrillo y los baños contiguos a la misma, que algunos historiadores (y yo con mis escasos conocimientos y estudios me incluyo entre ellos) datan (datamos) de orígenes romanos, a modo de termas naturales. De hecho no son las únicas que hubo por la zona. Allá que fuimos. Estaba contento y feliz.


Encontré en la ruta paneles informativos del lugar y de los puntos de interés que se encuentran en la misma, de modo tal que aproveché para tomar algunas notas y hoy poder ilustrar algo mejor esta entrada del blog. Procedo a transcribiros literalmente la información concreta que encontré al respecto de una de las fuentes de mi infancia (la otra es un piloncillo que recuerdo en Picón y que algún día hablaré de ella):
Nos encontramos ante uno de los más representativos "Hervideros". El Chorrillo tiene historia hasta tal punto que ya en el Siglo XVIII el Cardenal Lorenzana lo citaba en su obra "Las Descripciones de la Diócesis del Arzobispado de Toledo", en concreto las referentes a la provincia de Ciudad Real y en el apartado de Pozuelo (Contestación nº 14): "...una fuente de agua llamada Chorrillo, cuya agua es mineral y mui delgada y sutil, y bebida por los enfermos, siendo la dolencia que padecen prededida de humores crasos y lentorosos, los hatenúa, liquida y los pone en movimiento natural y tono, como la antecedente..."
También el doctor Limón Montero, en el año 1967, publicó El Espejo Cristalino de las aguas de España, hermoseado y guarnecido por el marco de Variedad de Fuentes y Baños, destaca en su tercer libro "Las aguas acedadas del Campo de Calatrava y sus medicinas", entre las que se encontraba la fuente que ahora admiramos en este recorrido cargado de historia y en el siglo XIX, 1853, Don Pedro María Rubio, cita este hervidero diciendo ..."aguas que son claras y transparentes, inodoras, de sabor agrio" en su libro "El tratado completo de fuentes minerales de España".
Podemos observar dos referentes arquitectónicos: la poza o baño circular y la característica fuente original protegida por un "bombo" de planta circular con bóveda. La composición química denota presencia de bicarbonatos, sodio, magnesio, calcio y potasio, cóctel minero-medicinal muy indicado para afecciones gástricas y cutáneas. Justo enfrente podemos observar en ladera los vestigios de una antigua mina de magnesio también conocida por "el Chorrillo".


Recordaba que de niño mi padre aparcaba en un camino denominado Cañada Real, que cruzábamos andando un puente sobre el Río Jabalón y tomábamos el camino que salía a la derecha y nos llevaba hasta la fuente. Y tal cual lo hice, si bien, para sorpresa mía, el camino está ensanchado y a día de hoy se puede ir hasta la propia fuente en el coche y no tener que cargar con el peso de las garrafas llenas cuando se va de vuelta. Iba disfrutando de recordar aquello en mi infancia y de irle contando a mi mujer detalles de mi niñez. La verdad es que el lugar ha cambiado mucho y ahora es parte de una ruta de senderismo ilustrada con paneles y puntos de interés. Pero mi mayor sorpresa llegó al alcanzar el bombo donde se encontraba la Fuente del Chorillo antaño. La construcción se encuentra tal cual la recordaba pero en su interior ya no está la entrañable fuente que yo conocí y tantas ganas tenía de volver a ver. Dentro del bombo había una poceta a ras de suelo donde manaba el agua y desde allí con un jarrillo y un embudo se iban llenando pacientemente las garrafas. Ahora la poceta está tapiada y el bombo sólo es un recuerdo de lo que un día albergó. A escasos metros se ha construido la novedosa y actual fuente del Chorrillo y se ha dotado el lugar de una rudimentaria escalinata que baja hasta la nueva fuente. Bajo tierra y desde la antigua poceta donde emergía el agua se ha canalizado la misma hacia una somera y simple construcción dotada de un actual grifo de manivela donde se pueden llenar las botellas y bidoncillos de esta peculiar agua. El lugar sigue siendo muy reconocible y apenas ha cambiado en esencia pero me quedé con las ganas de volver a ver aquella fuente que yo conocí de pequeño. Es que no puedo tardar veintitrés años en volver a ir un lugar que quiero visitar... Mea culpa.

La excursión mereció la pena. Volvía muchos años después a uno de los lugares que marcó mi infancia. Ahora quiero llevar a mi hermana a que conozca aquello ya de que de aquellas aguas bebió mi madre durante todo su embarazo y seguro que le gustará ver el lugar y conocer algo más las raíces de su tierra. Espero no tardar otros veintitrés años en volver. Y eso sí, la próxima vez llevaré el coche hasta la misma fuente, pues la vuelta por el camino cargando con las garrafas se hace muy pesada. Menos mal que Gemma me ayuda... ¡¡Hasta otra!!