viernes, 30 de marzo de 2012

ES TRADICIÓN

Viernes de Dolores, aroma de Barrio del Perchel, balcones engalanados para embellecer el transitar de la Madre que habita en Santiago, corazón y alma del barrio cofrade más antiguo de Ciudad Real. Día de tradiciones para mi familia y para mí. Día de fin de vísperas e inicio de la incipiente Gloria que está por llegar. Hoy es el día en el que rebuscamos en el armario el banderín azul y blanco con el rostro de la Virgen de los Dolores impreso y, con olor a naftalina y las arrugas de los marcados dobleces que ha tenido durante un año, se plancha y cuelga en el balcón donde permanecerá hasta que, el estruendo de cohetes en el Prado de la Virgen de las Batallas, nos anuncien que Cristo ha resucitado y, por lo tanto, ha culminado la Semana Grande para los cofrades. Es tradición, la tradición hace costumbre, la costumbre deviene en Ley y la Ley está para cumplirse.
Hoy también es el día en el que se distribuyen tres platos y una fuente en la cocina: uno con leche, otro con huevos batidos y el último con canela y azucar. Más allá, la fuente albergará las rebanadas de pan que se encuentran en una sartén humeante por el calor del aceite y que comienzan a dorarse convirtiéndose en las primeras torrijas que se hacen en casa y que luego quedarán cubiertas por el almíbar de la miel. Es tradición que así se haga tal día como hoy, Viernes de Dolores.

Del mismo modo hoy es el día en el que toda la familia cofrade se junta en la Plazuela de Santiago para oír el primer "clanclan" de las bambalinas del palio que primero pisa las calles de la capital. Evaporado este momento, me reúno con los compañeros y amigos de la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva, también es tradición, y nos tomamos el primer botellín perfumado de incienso y con marchas procesionales de fondo en el Bar La Estrella, comentando la revirá que está haciendo el paso de palio en la calle de Altagracia. Ya es costumbre y así ha de ser por muchos años más.
Es un día especial. Es un día que se nota en el ambiente lo que está por llegar. Es un día grande para los que hemos tenido la fortuna de nacer y ser percheleros. Es un día en el que Santiago calla por escuchar a las Hermanitas de la Cruz cantarle a la Virgen Dolorosa. Es un día de tradiciones y costumbres, de olores y sabores, de reencuentros y miradas, de sonidos y escuchas, de calle Norte, de calle Ángel, de calle Altagracia y Elisa Cendreros, de bar El Cangrejo, de Plaza de las Terreras, de primeros sones de tambores y cornetas, de primeras marchas de palio, de amigos, de familias, de cofradías, de incienso, de cera derretida, de bullas de cangrejeros que no quieren perder detalle del rostro de la Reina del Perchel cuando vuelve de bendecir su barrio, de levantás de potencia, de horas de día y de noche con clase, arte y categoría, de parar el reloj para inmortalizar el momento, de flashes de cámaras que captan todo tipo de instantes... En resumidas cuentas y como antes decía, es un día de tradición, de costumbre, de Ley.

Y una de las tradiciones me está reclamando. Mi familia está nerviosa. Ya hay que planchar el banderín. Ya está caliente el aceite. Ya están los platos dispuestos. Ya comienza la bendita locura que nos acomete año tras año en tal día como hoy. Voy a meterme en faena y a las 8 nos vemos en la Plazuela de Santiago. Luego nos tomamos una cervecita en La Estrella. Más tarde vamos a oír cantar a las monjitas y nos arremolinamos en ferviente bulla acompañando a la Reina del Perchel. Hoy es Viernes de Dolores. Vamos a disfrutarlo al máximo. ¡¡Es tradición!!


Reina del Perchel.

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