Hoy no vengo a criticar a la culerada del Campo Nuevo, ni al piperío del Bernabéu. Hoy vengo a ensalzar el fútbol español. Y sí, con orgullo. Con mucho orgullo. Tenemos tres equipos luchando por entrar en semifinales de la Liga de Campeones. Y digo tres aunque uno de ellos no se considere de este país a tenor de lo que manifiestan muchos de sus seguidores y de sus propios jugadores, pero mientras estén en territorio español, españoles son. El Real Madrid lo tiene prácticamente hecho tras ganar al Galatasaray por 3-0 en casa. El Barcelona empató a domicilio 2-2 contra el Paris Saint Germain, un resultado bastante bueno al traerse dos goles metidos en campo contrario. Estoy convencido de que en el Campo Nuevo lograrán la victoria (aunque no es mi deseo, no lo oculto). Y para mí el gran triunfador, el equipo revelación que con buen fútbol y toque con clase se ha metido haciendo historia en cuartos de final de la Champions: el Málaga. Cuántas palabras debería tragarse Mourinho frente a Pellegrini... Sí señores, los boquerones blanquiazules terminaron el partido de ida de cuartos de final que jugaron en casa, en la Rosaleda, con un valioso empate 0-0 contra un fuerte de Europa como es el Borussia Dortmund. Recordemos que este equipo se cruzó contra el Real Madrid en la fase de grupos y en un partido se alzaron con la victoria y en otro empataron. No es moco de pavo la hazaña del Málaga. El árbitro decretó el final del encuentro con 0-0 en el marcador, lo que implica que Willy Caballero, cancerbero del equipo español, no hubo encajado ningún gol en contra por lo que al Málaga le valdría en el campo alemán con cualquier empate con goles para salvar la eliminatoria (por el doble valor de los goles marcados fuera de casa en caso de empate global).
Y como por soñar que no quede, a día de hoy, mi mayor ilusión futbolera es que el Málaga lograse un triunfo, aunque fuese con el marcador 1-1, en el partido de vuelta. Que un equipo modesto y humilde, con historia, con detalles que muchos ignoran como que hace veintidós años el Cádiz lo mandó a Segunda División, a la fecha se clasificase por primera vez en su trayectoria en semifinales de la Champions League sería un momento inolvidable. Además que el Málaga se lo merece. Está de dulce. Y repito, sí, es un orgullo para un futbolero de pro tener tres equipos de su país pujando por meterse en semifinales de la máxima competición continental.
Cuando amanezca el jueves de esta semana ya sabremos si todos se han clasificado, si sólo dos, si sólo uno o si por hecatombe ninguno. Y ahora sí que vengo a subrayar que el señor Mourinho ha manifestado en público y abiertamente que le encantaría la clasificación del Málaga. No sé yo si así comenzará la reconciliación entre Manuel Pellegrini y José Mourinho, pero tras el puyazo que soltó el de Setúbal cuando dijo que a ese equipo (Málaga) no lo entrenaría él, la competición doméstica equilibró la balanza cuando el Real Madrid fue doblegado por el mismo Málaga y, tiempo después, a día de hoy, quien ayer puyara hoy ensalzara diciendo que se alegraría de la clasificación blanquiazul para semifinales de la Liga de Campeones.
Por una cosa u otra, el equipo andaluz construido a base de talonario firmado en petrodólares cae en gracia al personal y no se ha visto en una situación igual en la vida. Me parecía preciso y justo dedicarle estas líneas en el blog. Tocaba hablar un poquito de fútbol, no todo van a ser Cofradías y, en este caso, no todo va a ser el Real Madrid. Y por supuesto, en mi humilde blog, no todo va a ser largas entradas y prosa poética. Hay veces que dos palabras expresan todo lo que se quiere decir:
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