jueves, 26 de marzo de 2015

"PASO A PASO" EN LA RADIO

Mi primera intervención en Paso a paso de Onda Cero
Estas líneas narrarán mi trayectoria radiofónica. Es novísima y por supuesto muy escueta y ligera pero quería dedicarle unas palabras y un agradecimiento a Onda Cero Radio por confiar ciegamente en este loco cofrade y atreverse a ponerlo delante de sus micrófonos para dar voz a las cofradías. La verdad es que nunca me había planteado ni ponerme delante de un micrófono, ni tan siquiera ponerme unos cascos en la cabeza y meterme en un estudio de radio. Pero por las cofradías puedo hacer cualquier locura y ésta fue una de ellas. Amigos de las hermandades me invitaron a suplir el hueco dejado por el colaborador literario en el programa radiofónico cofrade "Paso a paso", cuya labor era redactar y recitar en la radio como cierre del magazine un poema de temática cofrade. Acepté sin pensarlo pues me gusta escribir. Y además hacerlo hacia algo que amo como es la Semana Grande y, para mayor abundamiento, poderlo expresar abiertamente era una oportunidad que no podía dejar pasar. Así es que, nuevamente tirando de raza costalera, venga de frente y al lío.


El debut fue como lo esperaba. Lleno de nervios y me tocó recitar la poesía dos o tres veces pues no atinaba a pronunciarla entera de manera correcta y no quería dejar en mal lugar a quienes hubieron apostado por mí y, evidentemente, no quería quedar yo mismo mal en antena la primera vez que se escuchase mi voz. El caso es que salió finalmente todo bien y acorde a lo esperado y ya me guardaron un sitio como colaborador literario e incluso me dieron voz como contertulio en alguno de los programas. Aguardaba cada Lunes de antesala a la Gloria con ilusión para grabar mi colaboración en el magazine cofrade y que la gente pudiera escucharlo en Onda Cero cada Martes de Cuaresma. Y hoy sigo haciéndolo con la misma alegría que entonces. El pasado año 2013 grabamos cinco programas de "Paso a paso" y en todos ellos puse el cierre poético, mientras disfrutaba de charlar de cofradías con los invitados y aprendía de Paco Pérez y de Gonzalo López de Coca, directores del programa, la actitud y aptitud ante los micros dependiendo de la situación.


Paco Pérez Corrales, Gonzalo López de Coca y Carlos Lillo
Directores del programa radiofónico cofrade "Paso a paso"
Esperaba con ganas una nueva Cuaresma para continuar mi pequeña aportación radiofónica al programa cuando recibí la noticia a través de Paco Burgos. Este año "Paso a paso" contaba con un nuevo miembro en el magazine que se incorporaba junto a Paco Pérez y Gonzalo. Cuando pregunté quién era para darle la enhorabuena se rió y me dijo que era yo. Me quedé mudo. Mudo y blanco. Contaban conmigo para co-dirigir el programa junto con los dos fenómenos que ya lo hacían. No me lo esperaba para nada ni sabía en absoluto que eso ocurriría. No me lo creí hasta que en la primera grabación de este año, Consoli Romero, "la jefa" de Onda Cero que nos permite grabar nuestro programa, dio presentación al programa y, efectivamente, me nombró como uno de los directores del espacio. No olvidaré la sintonía promocional del magazine ni el inicio de cada uno de los programas de esta Cuaresma donde se ha escuchado: "Aquí comienza Paso a paso, con Francisco Pérez Corrales, Gonzalo López de Coca y Carlos Lillo Talavera".

Antonio Centellas y Daniel López, invitados al programa
Así pues este año he colaborado en los programas participando en las entrevistas a los invitados, poniendo a alguno de ellos en apuros, haciéndoles baterías de preguntas cortas para que los oyentes los conozcan mejor, proponiendo nombres de personas que podríamos llevar al magazine, preparando el programa, eligiendo alguna marcha, aportando algún detalle y, siempre, adaptándome a la decisión de Gonzalo y sobre todo de Paco Pérez como directores con solera del programa. Yo soy el último en llegar y demasiado han confiado en mí y me han dejado colaborar en todo, incluso en el programa que dedicamos a tertulia de capataces y costaleros me dotaron de libertad total para elegir a los invitados. No puedo olvidarme del enganche entre el mundillo cofrade y Onda Cero que recae en la persona de Paco Burgos. Capillita, costalero, contraguía, trabajador de la radio, buena persona y amigo que hace posible que podamos emitir "Paso a paso" y que lidia entre nosotros y Consoli para que salga todo lo mejor posible. Su trabajo en la sombra es gran culpa de que todo esto sea posible y de que yo me encuentre tan feliz entre ellos.

Cuando terminamos la última grabación de esta Cuaresma me quedé unos minutos sólo en el estudio, hice algunas fotografías, pensé por enésima vez que estas pequeñas cosas son la esencia de la vida y tuve claro que vertería unas líneas sobre ello en el Rincón. Aquí están y sirvan de agradecimiento a Onda Cero Radio Ciudad Real, a Consoli Romero, a Paco Burgos, a Paco Pérez y a Gonzalo López de Coca. ¡¡Gracias!! Espero repetir muchas veces más mi característico "Buenas tardes. Un Martes más, poniendo voz a las cofradías" y seguir con vosotros paso a paso en "Paso a paso". Gracias de nuevo. Gracias.


viernes, 13 de marzo de 2015

RESQUICIOS DE CIUDAD REAL

Hace ya algunos años, el padre de mi tío Juan, hombre mayor que hoy camina por senderos de estrellas con los peregrinos de verdad, que alguna vez ejerció conmigo de abuelo y que me enseñó de pequeño a comer migas canas (in fine lo aclararé), nos contaba a mi padre y a mí que todavía quedaban en Ciudad Real algunos restos de las luchas de la Guerra Civil que aquí ocurrieron. Yo escuchaba con atención y recuerdo aquello con afecto pues aunque pequeño y travieso siempre me han gustado las historias de mis mayores sobre todo si contaban leyendas o curiosidades de la ciudad donde habito. Y aquella frase quedó marcada en la retina de mi memoria: "En las rejas del Obispado todavía quedan muescas de los disparos de la guerra". Mi padre tampoco sabía aquel dato y fuimos a comprobarlo en cuanto tuvimos ocasión. Hoy es sabido por muchos pero por aquellos entonces, hablo de hace más de veinte años, no era algo en lo que hubiese recalado mucha gente (al menos de mi quinta, años arriba, años abajo) y yo ya rondaba en mi mente el contarlo alguna vez abiertamente. No crean por ello que vengo hoy a revelar íntimos secretos de mi ciudad, pues no lo son y están al alcance de cualquiera, vengo tan sólo a contar un dato conjugado con una vivencia mía y a narrarlo aquí en el Rincón para quien quiera leerlo, albergando, eso sí, también la esperanza de descubrirle esta curiosidad de Ciudad Real a algunos paisanos coetáneos.

En las verdes rejas de las ventanas del Obispado, sitas en la céntrica calle Caballeros, pueden apreciarse en algunos de sus barrotes los impactos de las balas que fueron disparadas en la guerra contra la gente que allí se encontraba. No haré gala de un bando ni ataque del otro pues en una guerra civil todos pierden y, en nuestro caso, España quedó huérfana de aproximadamente un millón de españoles. Historia pura y viva de nuestro país y en este caso de mi natal Ciudad Real. Si bien el último parte de guerra se firmó en Burgos a uno de Abril de 1939, Ciudad Real fue centro neurálgico de batalla a pie de calle dos días antes más o menos, en el avance de las tropas nacionales hacia Madrid que aquí se dice que apenas encontraron resistencia pero sí que la hubo en parte. Se deduce y sabe por las crónicas de la época que Ciudad Real apenas fue frente de guerra durante un par de días ya que fue de la últimas ciudades en ser tomadas bélicamente. Y aquí hago merecido hincapié en mencionar que la ausencia de frente de guerra propio en las calles de esta ciudad no quiere decir que no se cometieran verdaderas atrocidades y enfrentamientos entre un bando y otro durante los tres años que duró el conflicto armado. Y lo mismo ocurrió en los pueblos cercanos en los que aún se narran bestialidades, como por ejemplo en Almagro, Carrión o Damiel. Hubo de todo y para todos. Ya he dicho antes que los horrores de una guerra civil lo único que traen es minar los listados de ciudadanos que forman parte de un país.

En las fotografías con las que ilustro esta entrada podéis ir viendo los barrotes de hierro dañados por los balazos que allí impactaron. Si ya es impresionante verlo en imágenes, comprobarlo in situ es realmente impactante. Barrotes puros de acero fundido, totalmente macizos, metales fraguados en forja literalmente reventados y combados por los impactos de las balas. Imaginad ahora cuando esas municiones hicieran blanco en su objetivo que no eran sino personas. Escalofriante. Y eso ocurrió de verdad. Y ocurrió en nuestra ciudad. Las rejas que os pongo fotografiadas son testigo de aquello. Según me informaron en su momento, uno de los bandos se encontraba en el antiguo Convento de los Mercedarios y el otro bando estaba en el edificio del Obispado. No recuerdo cual era cual y en realidad me da lo mismo pues no dejaba de ser guerra entre ambos bandos. Los disparos se cruzaron de un lado al otro y las balas silbaban en el aire destrozando lo que pillasen a su paso, ya fuesen objetos materiales o personas.
Hoy quedan esas secuelas materiales que demuestran lo ocurrido. Y muchas secuelas personales que todavía lloran aquellos sucesos y que los políticos de turno se empeñan en avivar. Ya lo dijo Don Antonio Machado en su momento y no le faltaba razón y, por desgracia, sigue siendo así a día de hoy: "Españolito que llegas al mundo te guarde Dios, una de las dos españas ha de helarte el corazón". Pues estos son algunos resquicios que existen Ciudad Real sobre la guerra civil y que hoy quería narrar para compartir con vosotros esa pequeña parcela de historia y realidad. Gentes buenas que poblaban España. Gentes de mi tierra que de niños y en la Mancha comían migas canas. "Cada uno en su plato se comía los torreznos, ajos y trozos de pimiento o chorizo que le hubiesen caído, con alguna cucharada de migas pero dejando casi todo el pan picado para el final. Y estando el plato limpio de tropiezos se cubrían las migas con leche y se espolvoreaban con azúcar por encima. Migas canas, Carlos,  migas canas. Pruébalas y acuérdate de mí. Y acércate a ver las rejas del Obispado y verás lo que te digo". In memoriam, Don Juan Barrejón.

miércoles, 4 de marzo de 2015

CUARESMEANDO


¡Cómo me gusta el cuaresmeo! Andar metido debajo de los pasos y viendo ensayos de los demás. Comer pescado en la vigilia, ir a tomarme algo a la casa hermandad, recitar poemas en la radio y no dejar de soñar con volver a vivir lo soñado durante un año. Este tiempo de vísperas me encanta y lo disfruto y saboreo exprimiendo al máximo cada bocado. He tenido un fin de semana intenso en este sentido. El Viernes noche estuve viendo el ensayo de mi hermandad de San Pedro, la cuadrilla en la que tantos amigos tengo y que pasean a Dios Nazareno con el bamboleo de su túnica morada. Después me pasé un rato por la Casa Hermandad del Prendimiento y allí estuve con algunos compañeros de la primera trabajadera y con el capataz echando un rato bueno de cofradías. El Sábado tuve ensayo con la cuadrilla de Las Penas y pasé la tarde entre costales y fajas. Y el Domingo sesión doble: por la mañana ensayo en el Barrio de los Ángeles con los legionarios del Dios Cautivo en su Prendimiento y por la tarde pelea gorda bajo el barco del Señor de la Bondad con mi cuadrilla de la Flagelación, en la que este próximo Miércoles Santo cumpliré veinte primaveras meciendo al Jefe. Vamos que he tenido unos días en los que he estado más tiempo con el costal puesto que sin él. Benditos y locos días de Cuaresma con y por mi gente.





La cuenta atrás hacia el Domingo más esperado del año comenzó hace ya casi dos semanas y el tiempo vuela en las vísperas. Ya hemos empezado con los potajes de vigilia y el acopio de miel, limón y canela para hacer pestiños, torrijas y arroz con leche. El bacalao ya se está desalando y el tomate frito lo espera camino de un Viernes Santo cargado de Esperanza entre la muralla y el puente. Ya huele a incienso y a palmas de Domingo de Ramos. Ya abundan los carteles y pregones. Ya hay ese batiburrillo en la calle de capirotes que vienen y van, túnicas que huelen a naftalina, costales planchados y compact disc sonando en los coches. Y lo mejor es que va in crescendo conforme avanza la rampa eterna hacia el Domingo de Ramos. ¡Cómo me gusta la Cuaresma y cómo la disfruto! Es la viva espera de lo que está por venir. Pero no es una espera sin más aguardando que pase el tiempo. Es una espera viva y que te hace partícipe. Es una espera de ensayos y de preparación en la que cada día que pasa se consume con una alegría y con una cruz más en el calendario hacia la Gloria.


Y ahora mientras escribo estas líneas vuelvo a ver mi nombre plasmado en algún artículo de la Guía Oficial de la Semana Santa de Ciudad Real y en algún sobre que me trae el boletín de mi hermandad sevillana de la Sagrada Cena. Y lo ojeo y sonrío. Soy feliz cuaresmeando y leyendo guías, boletines y programas. Soy feliz estrujando estos fines de semana cargados de parihuelas con vigas que entrenan a los hombres que tienen la dicha de ser costaleros. Y viendo como emergen en las calle conversaciones cofrades y comentarios de tal ensayo o cual pregón. Y la, Dios lo quiera, eterna juventud cofrade camino de sus ensayos con un tambor o una corneta y un nuevo costal aguardando que el capataz lo iguale y empiece su andadura bajo los pasos. Me gusta cuando bulle la ciudad esperando estos días. Me gusta cuando afloran los cofrades (aunque sólo sean de cuota) y hablan de su hermandad. Me gusta cuando los amigos se juntan en torno a una foto en el ensayo de turno. Me gusta cuando voy a las tertulias y me junto con mi gente y hablamos de los que nos une a todos. Me gusta la gente y amigos que he conocido a través de este mundillo. Me gusta todo lo que sea al respecto de hermandades y cofradías y ver que hay gente que lo vive menos, igual y más que yo. Me gusta cuando desde "Paso a paso" puedo ponerle voz a las cofradías y recitar escritos hechos con el alma que ensalzan el andar de un palio o el racheo de un misterio por las calles de una ciudad que los espera.



Cuaresmeando decía. Y después de un buen día de cofradías un papelón de adobo y una cervecita en la Taberna del Volapié. Y venga a seguir disfrutando de estos días. Como el pregonero dijera al hablar de estas cuatro decenas "Quedan cuarenta días y cuarenta noches, pero qué cuarenta días y qué cuarenta noches". Y no le faltaba ni le falta razón. Días de limpieza de plata, días de puesta a punto de enseres, días de plancha y tintorería, días de matices de marchas, días de balcones engalanados y paredes encaladas, días de pueblos de la mancha que jalbegan sus muros, días en que la Luna del Parasceve encandila los muros de los templos y coquetea con las torres que vigilan las puertas de la gloria por las que empezarán a salir los pasos el Domingo de Ramos, cuando se ponga fin a esta nueva y bendita Cuaresma. Mientras tanto a seguir disfrutando en la gloria camino de La Gloria. Ya lo decía al principio... ¡Cómo me gusta el cuaresmeo!