El otro día me encontré en el Parque de Atocha a un perito con el que alguna vez he trabajado en asuntos judiciales. Estábamos charlando de nuestras cosas de trabajo y de fútbol, a la vez, pues compartimos en eso los mismos gustos. Su hijo pequeño y mi hija van al mismo colegio y se pusieron a jugar juntos y su hijo mayor (que está ya en edad pre adolescente y se entretiene lo mismo que una cabra en un garaje, es decir, a mirar las telarañas y dejar pasar el tiempo a la luna de Valencia) se acomodó en un columpio y no sé si es porque el chico es grande (¡qué cosa esta contradicción para expresar la realidad!) o porque el columpio era pequeño, apenas cabía y hacía ver al muchacho más grande de lo que era, pero el caso es que espeté ¡qué grande está tu zagal, Juan Ángel! El perito, actuando como padre esta vez y no como topógrafo que es con lo que se gana el pan y llena la nevera del hogar, sonrió y usando el argot futbolístico con el que estábamos hablando, lanzó como respuesta a mi exclamación (que no interrogación pero si merecedora de la misma) dos afirmaciones en una: mi hijo es como el Real Madrid, nació grande. Y yo que no aguardaba tal expresión cargada de bonhomía, locuacidad, afirmación, ingenio, confraternización y humor a iguales partes en un 50% de la misma, siendo en el otro 50% adulación, nobleza, reconocimiento y piropo a la grandeza del club de Chamartín, me prometí que no olvidaría la misma y que la plasmaría en mi humilde rincón cibernético como título de la próxima publicación de fútbol que hiciera en el mismo, a la sazón la que estás leyendo, amigo.
Y sí. El Real Madrid nació grande. Con esa grandeza que sólo los grandes tienen. No tratéis de buscarla ni de negarla los que no seáis madridistas, pues bien sabéis que existe y no tiene explicación. Y si no no lo creéis así, repasad la última champions que ganó. Una plantilla envejecida, saciada de títulos, sin hambre, a remolque en casi todos los partidos y, sin embargo, se cargó a los mejores de Europa remontándolos en un puñado de minutos épicos y volvió a ganar la orejona con gol de Vinicius. Ya tiene más champions que muchos de los que ladran. Así es que sí, no tiene explicación. Que nació grande y punto. Si el hijo del perito cuando llegó a este mundo estaba destinado a crecer por encima de la media, el Real Madrid desde sus orígenes está llamado a hacer historia. Y la está haciendo. Año tras año. Contra todo y contra todos. Y quien se atreve a negarlo al final sucumbe y nos tacha a los merengues de que nos creemos superiores. Error. No nos lo creemos. Lo somos. Nosotros no, nuestro club. Ahí está el palmarés. No lo digo yo. Las vitrinas hablan. Nos dedicamos simplemente a sacar pecho de honor y gloria cuando cualquier mala lengua menciona al Real Madrid por su insana envidia. No es que seamos superiores es que quien hace esas cosas es inferior. Juega el Depor con las Palmas y algún imbécil (calificativo ajustado, real y merecido) saca a (mal) relucir al Madrid. Pues claro. Zascazo por idiota. Y, por supuesto, eso es señorío. Callar cuando se debe y soltar un latigazo a quien lo merece. ¡Y qué señorío, dice! ¡Me insulta! Por supuesto, ¿crees que señorío es aguantar silente lo que tu vil interior quiera manifestar a fuerza de espumarajos de rabia? No, hombre no. No tengo culpa de la inferioridad de tu club ni del que el mío naciera grande. Entérate de una vez y haz tu guerra con los tuyos.
Y todo esto, ¿por qué? Pues simplemente por la cantidad de risas que hubo a principio de temporada cuando Mbappé dijo que no salía del PSG. ¿Acaso el Madrid quiso ficharlo este pasado verano? No. Pero la campaña de la prensa expandió que sí mientras el club se mantenía en silencio. Al final el jugador se limitó a decir que seguiría en su equipo (no que no venía al Madrid, sino que seguía en el París Saint Germain), el Real Madrid no dijo ni mú (pues no lo había dicho en todo el verano) y las hordas de antimadridistas venga jaja jiji porque creían que el Madrid no sería nadie sin un delantero puro. Y venga risas. Benzemá se fue. Más risas. El Real ficha a Joselu para que haga de 9. Muchas más risas. En la primera semana de la llamada a la competición se lesionan Courtois y Militao, el portero titular (y actualmente mejor del mundo -insisto, son datos que nos lo digo yo sino que son así-) y el jefe de la defensa. El despiporre absoluto. El Madrid encomendado a hacer su juego con el nuevo fichaje, un tal Jude Bellingham, que no ganó no sé qué premio juvenil quedando quinto y, encima, quedaron por delante de él Gavi y Pedri, todopoderosos a la sazón de quienes así lo creen y los elevan al Olimpo del fútbol por encima de Cristiano Ronaldo, Messi, Maradona y Pelé y, en cuestión de pólvora, a los tantos que metieran Vinicius, el Joselu ese que habían fichado y el repescado Brahim. Se revolcaban los ingratos por el suelo. Pero el Real Madrid nació grande.
Peor aún para la plantilla y más risas para los Cristóbales de Escoria y JotaJorges de la vida. Se lesionó Tchouameni en el clásico y en el parón de selecciones cayeron para otras tantas semanas Vinicius y Camavinga. Sin embargo, hete aquí que la historia juega de nuevo y vuelve a callar a los bocazas. Tirando de Fran García en una banda, de Rudiger y Nacho como eje de la zaga, de los veteranos y ¿agotados? Kroos y Modric en el centro del campo, encomendando la faceta goleadora a un desaparecido Rodrygo objeto de mil burlas y con la enfermería llena, resulta que el Real Madrid gobierna la clasificación de la liga siendo el equipo más goleador y menos goleado y del mismo modo en su grupo de Champions. ¡Qué cosas, oigan! Y al tal Jude Bellingham que es un Don Nadie al lado de los golden boys que habitan en Narnia y que se dedica sólo a empujar baloncitos en la línea de gol (que le digan al Barça el chicharrazo que les endosó desde fuera del área), le ha dado por reventar la historia del club y ser el primer jugador que en sus quince primeros partidos marca catorce goles. Cifras que no lograron ni Di Stéfano, ni Ronaldo Nazario, ni Raúl, ni Benzemá, ni Cristiano Ronaldo, ni nadie, las tiene el fichaje nuevo. ¡Mare de Deu! Y sin Mbappé y sin portero y sin los defensas principales y con el medio del campo que no está nada más que para media horita y con Joselu y con Brahim de delanteros y estamos primeros en Liga y estamos clasificados en Champions y... y... Y... sin risas ya, ¿eh, antis? Que no os enteráis y os cortamos la carcajada rápido. Y eso pasa por no saber la verdad. Y no, no la dije yo, la dijo el perito: el Real Madrid nació grande.
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