miércoles, 6 de marzo de 2013

EL ARTE DE CÁDIZ

Llevaba ya cierto tiempo rondando la idea de plasmar por escrito la alegría y felicidad que me ha transmitido la Tacita de Plata las veces que la he visitado. Y hoy que dispongo del tiempo necesario para ello procedo a teclear y a compartir con ustedes el derroche de arte y guasa que rebosa en la gaditana capital. Allá donde haya un grupo de gaditanos o cadistas allá está Cádiz. Porque si algo transmiten sus gentes es el amor a su patria chica, a sus raíces y a sus colores, de modo tal, que al más puro estilo americano, allá donde haya un gaditano, allá está Cádiz y, si para más profecía, el gaditano es cadista (que no todos lo son), allá donde haya un cadista, allá está Cádiz, un trocito del Carranza y una bandera del alma que enarbola sus colores amarillos y azules. Y cuán diferentes son entre ellos, ¿eh? Luego mencionaré a dos gaditanos amigos y apreciados por mí que nada comparten entre sí, salvo lo dicho: allá donde ellos estén, está su tierra. Va por ellos esta entrada. Y va por la Tacita también, de las ocho hijas que Andalucía tuviera, para mí una de las más agraciadas. Y es que Cádiz tiene mucho arte...

Jaén tiene olivares nuevos y sureños que dan al hombre dorado y virginal aceite nacido de aceitunas veladas por la luna llena en las frías noches de Capricornio. Córdoba, tierra de califatos, alumbra Al-Andalus con su resplandor del sol del mediodía al estrellarse en sus patios blanqueados y macetas en flor de gitanillas y geranios. Huelva conquista los sentidos y los paladares a base de delicados pescados y mariscos y de hermosas playas de donde Colón partiera a las Indias bajo el amparo de las marismas de la Blanca Paloma. Málaga ofrece esencias de alegrías en ferias, aromas de rebujitos y espetos, albero en tacones de flamenco y galopes de caballos por peregrinos caminos rocieros. Granada, tumba de los Reyes Católicos, reposo de Isabel y Fernando, piedra angular de la belleza andaluza, ciudad universitaria y cultura que embelesa con su raza gitana al Sacromonte calé, a la Alambra y al Generalife. Almería, tierra privilegiada de mar y desierto, conjunto de barcos amarrados a mediterráneas costas y áridos interiores de cine que permite a sus habitantes vivir el clima a la carta, fantasía sólo posible en Andalucía donde el erguido cactus alimenta la sombra de la palmera. Sevilla, noble, leal, invicta, heorica y mariana ciudad de la Esperanza, cuna del costal, niña de mis ojos verdes como el color de la región que capitanea, orillas del Guadalquivir, calles y plazas de recuerdos, añoranzas y sentires donde se eleva la Giralda en repique de campanas de Macarena a Triana. Y Cádiz, tierra de gentes artistas y calles de arte en sus gentes, pescaíto en papelón y cartucho, coros, comparsas, cuartetos, chirigotas, alegrías derramadas en cuplés y pasodobles con rimas pegadizas, espíritu atrayente del Gran Teatro Falla, ánimos provenientes del Carranza, tacita de plata que enamora y cautiva hasta el punto de decirte que estás líneas son tu entrada y que esta entrada... ¡Va por ti!


Y no puedo sino seguir pregonando que cuando la conocí vestía sus mejores galas. Me recibió con sol radiante, con altivas palmeras, con suave clima, con desparpajo futbolero porque esa tarde abría sus puertas el estadio Ramón de Carranza y con un espíritu carnavalero que, pese a los comentarios que ya me habían hecho, yo no podría haber imaginado jamás hasta vivirlo in situ. Si algo recuerdo con cariño y no olvidaré nunca es la primera vez que tuve el privilegio de haber estado en su campo de fútbol y más aún en fechas de carnaval. Cádiz y cadismo en estado puro. La gente metida en la película, disfrazada, viviéndolo, gozando su fiesta mayor a tope pero animando a su equipo siempre, en todo momento, con él ánimo de llevarlo en volandas que sólo y estrictamente sólo tiene, para mí, la mejor afición de España: la marea amarilla cadista. Para muestra un botón: si algún equipo ha dejado marca en su paso por primera división ha sido el Cádiz. Su afición se ganó el cariño de todos los estadios. Mucho arte, ¿eh? No me vengan ahora los resabiados de turno hablando de rivalidades o de oscuros pasados en categorías inferiores... Estas líneas son para gloria y alabanza de la Tacita. Otro día discutimos.
De tal manera es el embrujo de la ciudad que con pisar su suelo te contagias del mismo. Y lo que es mejor... Sus gentes, sus propias gentes, te hacen partícipe de su arte, de su guasa, de su ciudad. Te involucran con ellos. Eso sí, hay que dejarse involucrar, son andaluces y son muy suyos (y lo digo como piropo, ustedes hacéis patria por donde váis, no todos los españoles pueden decirlo), por lo que hay que dejarse llevar. Y aprovecho y parto una lanza a su favor: el gaditano no tiene la altanería y chulería que otros provincianos andaluces. Y ahora equilibro la balanza de nuevo: sin embargo no dejan de aplicar el "Esto es Cái y aquí hay que mamá" y el "Pisha, no to er mundo puede ser de Cái". Es algo innato en ellos y repito, si uno colabora, rápidamente lo involucran. En la foto al margen podéis apreciar mi "involucración". Vamos que me dejo llevar, ¿no? Y es que Cádiz tiene mucho arte...

Si algo es digno de mención de Cádiz es su carnaval. Sé que no es justa la descripción que pueda hacer y por ello manifiesto que hay que conocerlo para entenderlo. A mí desde luego me tiene encandilado y me gustaría hacerme asiduo a la visita anual en esas fechas. De muchos aficionados son gusto las comparsas y chirigotas más conocidas: la de Selu, la de Kike Remolino, la del Canijo de Carmona, la de Juan Carlos Aragón, etc, pero no todo el arte y salero pasa por el escenario del Falla. Hay agrupaciones muy buenas que han pasado por el Gran Teatro y no son muy conocidas y otras tantas que no han actuado en el escenario del COAC y tienen las calles y plazas como lugares de actuación. Si tuviera que mencionar a alguna de ellas me quedaría con "Los Messenger Z" como uno de los ejemplos que ha pasado por el Teatro Falla y que sin ser de "las conocidas" ha deleitado a la gente por las calles con sus pasodobles cibernéticos y tecnológicos.
Chirigota "Los Messenger Z" actuando en el Teatro Falla
Y sin duda, para mí la verdadera sorpresa de las chirigotas "ilegales" (las que no van al concurso), por sus letras, por su disfraz, por su puesta en escena en cualquier rincón callejero, por su forma de involucrarse con el público, por sus cuplés pegadizos y la diversidad de temas abordados es "El Secreto es Nuestro". Desde estas humildes líneas aplaudo y reconozco su labor y el detalle que han tenido de enviarme el disco con sus cánticos chirigoteros y el libreto de letras para disfrutar en la distancia de ellos. Sóis los mejores:  "Marqués de Bellota y Duque del Barrio Alto de San Jamón... Ese que está a tu lado será muy guapo, está muy fuerte y es muy chulito... ¡pero yo tengo dos rabitos!" No paro de tararearos y alegrarme el día con vuestros cuplés y vuestro magnífico popurrí. Quien no conozca a estos "cerdos sibaritas" se pierde uno de los tesoros más humanos y carnavaleros de la Tacita. Los amigos de "El Secreto es Nuestro" han sido para mí el mayor regalo de esta aventura en Cádiz. Y es que Cádiz tiene mucho arte...
Chirigota "El Secreto es Nuestro"

Y para terminar, como empecé diciendo, donde hay un gaditano, allí está Cádiz. Eso me encanta de esta ciudad y de su gente. El orgullo con que llevan su tierra y proclaman de donde son a los cuatro vientos de la veleta cardinal. Nada ni nadie les arruga en ello. Y eso lo envidio, lo envidio sanamente muchísimo. Por estos lares no todo el mundo se vanagloria de su lugar de origen. No dejo de acordarme de los dos gaditanos que al principio mencionaba. Uno cofrade a rabiar. El otro con pasión futbolera. El cofrade pasa del fútbol. El futbolero pasa de las cofradías. Uno grandote y fornido. El otro chiquitito y delgado. El uno blanquito y con gafas. Otro moreno y sin ellas. Uno vive en su tierra. El otro fuera de ella. A los dos los he conocido fuera de sus raíces. A los dos se les llena la boca al decir "Cádiz". A los dos se les enciende el alma con el Carnaval de su hogar. Los dos son grandes a su manera. Los dos hablan por derecho y sin vaivenes. Los dos son bandera de su tierra estén donde estén... Popi y Nacho, vosotros sóis gente de los que hacéis que Cádiz sea grande. Cádiz sin gente como vosotros no sería Cádiz. Gaditanos orgullosos de su Cádiz natal, vital y terrenal. Este homenaje a vuestra tierra es para ustedes también. Vuestra tierra es grande, vosotros también. Vosotros hacéis que los que somos de fuera sintamos la curiosidad y atracción de conocer la ciudad a la que tanto amáis. Vosotros sóis de Cádiz y sóis Cádiz en vosotros mismos. Sentiros privilegiados de haber nacido allí, de disfrutar del arte y salero de vuestra ciudad, de expandir su guasa por donde vayáis y de hacer patria siempre. Ya os digo que una patria sin patriotas en nada se queda. Con vosotros eso no ocurre, ni ocurrirá. Y todo ello en conjunto hace más patria y gana patriotas. A mí ya me ha ganado la Tacita, el Carranza, el Carnaval, el clima, la forma de vivir la calle, las gentes, las playas, "El Secreto es Nuestro" y vosotros. Y es que Cádiz tiene mucho arte...

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