Llevaba ya cierto tiempo rondando la idea de plasmar por escrito la alegría y felicidad que me ha transmitido la Tacita de Plata las veces que la he visitado. Y hoy que dispongo del tiempo necesario para ello procedo a teclear y a compartir con ustedes el derroche de arte y guasa que rebosa en la gaditana capital. Allá donde haya un grupo de gaditanos o cadistas allá está Cádiz. Porque si algo transmiten sus gentes es el amor a su patria chica, a sus raíces y a sus colores, de modo tal, que al más puro estilo americano, allá donde haya un gaditano, allá está Cádiz y, si para más profecía, el gaditano es cadista (que no todos lo son), allá donde haya un cadista, allá está Cádiz, un trocito del Carranza y una bandera del alma que enarbola sus colores amarillos y azules. Y cuán diferentes son entre ellos, ¿eh? Luego mencionaré a dos gaditanos amigos y apreciados por mí que nada comparten entre sí, salvo lo dicho: allá donde ellos estén, está su tierra. Va por ellos esta entrada. Y va por la Tacita también, de las ocho hijas que Andalucía tuviera, para mí una de las más agraciadas. Y es que Cádiz tiene mucho arte...
Jaén tiene olivares nuevos y sureños que dan al hombre dorado y virginal aceite nacido de aceitunas veladas por la luna llena en las frías noches de Capricornio. Córdoba, tierra de califatos, alumbra Al-Andalus con su resplandor del sol del mediodía al estrellarse en sus patios blanqueados y macetas en flor de gitanillas y geranios. Huelva conquista los sentidos y los paladares a base de delicados pescados y mariscos y de hermosas playas de donde Colón partiera a las Indias bajo el amparo de las marismas de la Blanca Paloma. Málaga ofrece esencias de alegrías en ferias, aromas de rebujitos y espetos, albero en tacones de flamenco y galopes de caballos por peregrinos caminos rocieros. Granada, tumba de los Reyes Católicos, reposo de Isabel y Fernando, piedra angular de la belleza andaluza, ciudad universitaria y cultura que embelesa con su raza gitana al Sacromonte calé, a la Alambra y al Generalife. Almería, tierra privilegiada de mar y desierto, conjunto de barcos amarrados a mediterráneas costas y áridos interiores de cine que permite a sus habitantes vivir el clima a la carta, fantasía sólo posible en Andalucía donde el erguido cactus alimenta la sombra de la palmera. Sevilla, noble, leal, invicta, heorica y mariana ciudad de la Esperanza, cuna del costal, niña de mis ojos verdes como el color de la región que capitanea, orillas del Guadalquivir, calles y plazas de recuerdos, añoranzas y sentires donde se eleva la Giralda en repique de campanas de Macarena a Triana. Y Cádiz, tierra de gentes artistas y calles de arte en sus gentes, pescaíto en papelón y cartucho, coros, comparsas, cuartetos, chirigotas, alegrías derramadas en cuplés y pasodobles con rimas pegadizas, espíritu atrayente del Gran Teatro Falla, ánimos provenientes del Carranza, tacita de plata que enamora y cautiva hasta el punto de decirte que estás líneas son tu entrada y que esta entrada... ¡Va por ti!
Y no puedo sino seguir pregonando que cuando la conocí vestía sus mejores galas. Me recibió con sol radiante, con altivas palmeras, con suave clima, con desparpajo futbolero porque esa tarde abría sus puertas el estadio Ramón de Carranza y con un espíritu carnavalero que, pese a los comentarios que ya me habían hecho, yo no podría haber imaginado jamás hasta vivirlo in situ. Si algo recuerdo con cariño y no olvidaré nunca es la primera vez que tuve el privilegio de haber estado en su campo de fútbol y más aún en fechas de carnaval. Cádiz y cadismo en estado puro. La gente metida en la película, disfrazada, viviéndolo, gozando su fiesta mayor a tope pero animando a su equipo siempre, en todo momento, con él ánimo de llevarlo en volandas que sólo y estrictamente sólo tiene, para mí, la mejor afición de España: la marea amarilla cadista. Para muestra un botón: si algún equipo ha dejado marca en su paso por primera división ha sido el Cádiz. Su afición se ganó el cariño de todos los estadios. Mucho arte, ¿eh? No me vengan ahora los resabiados de turno hablando de rivalidades o de oscuros pasados en categorías inferiores... Estas líneas son para gloria y alabanza de la Tacita. Otro día discutimos.
De tal manera es el embrujo de la ciudad que con pisar su suelo te contagias del mismo. Y lo que es mejor... Sus gentes, sus propias gentes, te hacen partícipe de su arte, de su guasa, de su ciudad. Te involucran con ellos. Eso sí, hay que dejarse involucrar, son andaluces y son muy suyos (y lo digo como piropo, ustedes hacéis patria por donde váis, no todos los españoles pueden decirlo), por lo que hay que dejarse llevar. Y aprovecho y parto una lanza a su favor: el gaditano no tiene la altanería y chulería que otros provincianos andaluces. Y ahora equilibro la balanza de nuevo: sin embargo no dejan de aplicar el "Esto es Cái y aquí hay que mamá" y el "Pisha, no to er mundo puede ser de Cái". Es algo innato en ellos y repito, si uno colabora, rápidamente lo involucran. En la foto al margen podéis apreciar mi "involucración". Vamos que me dejo llevar, ¿no? Y es que Cádiz tiene mucho arte...
Si algo es digno de mención de Cádiz es su carnaval. Sé que no es justa la descripción que pueda hacer y por ello manifiesto que hay que conocerlo para entenderlo. A mí desde luego me tiene encandilado y me gustaría hacerme asiduo a la visita anual en esas fechas. De muchos aficionados son gusto las comparsas y chirigotas más conocidas: la de Selu, la de Kike Remolino, la del Canijo de Carmona, la de Juan Carlos Aragón, etc, pero no todo el arte y salero pasa por el escenario del Falla. Hay agrupaciones muy buenas que han pasado por el Gran Teatro y no son muy conocidas y otras tantas que no han actuado en el escenario del COAC y tienen las calles y plazas como lugares de actuación. Si tuviera que mencionar a alguna de ellas me quedaría con "Los Messenger Z" como uno de los ejemplos que ha pasado por el Teatro Falla y que sin ser de "las conocidas" ha deleitado a la gente por las calles con sus pasodobles cibernéticos y tecnológicos.
Chirigota "Los Messenger Z" actuando en el Teatro Falla |
No hay comentarios:
Publicar un comentario