domingo, 30 de junio de 2024

EXCURSIÓN AL PARQUE WARNER

El AMPA del Colegio Ángel Andrade, donde cursa estudios mi pequeña, decidió organizar una excursión al Parque Warner como actividad final de fin de curso. La iniciativa fue maravillosa y allá que fuimos. Era un plan de esos que estén en el listado de "Ya se harán" y se puso a tiro su ejecución, así es que ha pasado al listado de "Hechos". Sería una jornada bonita y que perduraría en el recuerdo, disfrutaríamos grandes y niños y el viaje iba a ser llevadero, máxime cuando la mochila iría cargada de alegría e ilusión. Total, el día 8 de Junio de 2024 nos dimos cita con los personajes Warner y sus atracciones. El tiempo amaneció barruntando lluvia, pero eso no empañó ni un ápice las sonrisas de los pequeños estudiantes que se subían al autobús que los llevaría a San Martín de la Vega, dispuestos a vivir una experiencia preciosa. A la hora y lugar acordados llegamos los viajeros y los conductores pusieron rumbo al destino. Simplemente ver los ojos brillantes de los peques hablando entre ellos de cómo sería el encuentro con Bugs Bunny y el Pato Lucas hacía que la memoria almacenase la imagen en un lugar privilegiado. En mi caso particular, nos apuntamos a la excursión Gemma y yo, para estar y disfrutar con nuestra hija, Claudia, en el Parque y mi hermana, Ana María, para subirse con ella en alguna atracción en las que nosotros fuésemos más echados para atrás por posibles mareos. Más valía prevenir y asegurar el disfrute de la verdadera protagonista quien, a buen seguro, explotaría toda atracción que viera accesible a su alegría.

El hecho de que el día estuviera regular de clima nos ayudó en cuanto a evitar largas colas y esperas, pues las gentes de lugares más cercanos al Parque Warner, en su gran mayoría de municipios de Madrid, aplazaron la excursión para otro día y, aunque había bastante gente, el desarrollo de la jornada fue muy ameno y sin aglomeración alguna. De hecho, en la atracción que más tiempo hubimos de esperar, la Aventura de Scooby-Doo, quizás de las más solicitadas del parque, no llegó a diez minutos la espera. Sí es cierto que justo a la hora de comer y de estar un rato más tranquilos, entre las 14;00 y las 17;00, les dio a las nubes por soltar agua y tuvimos que refugiarnos conforme buenamente pudimos entre chubasqueros y algún lugar a cubierto, pero entre una atracción consistente en un teatro musical, The Dreamers, echar un vistazo a las tiendas de recuerdos y comprar alguna coseja, se capeó bien el temporal, nunca mejor dicho. Y, lo mejor, es que el propio clima, aunque lluvioso ese rato, no era frío, por lo que nos fuimos secando sobre la marcha sin problema y pudimos montarnos, además, repetidas veces en las atracciones de agua tan demandadas los días calurosos, como los Rápidos y las Cataratas Salvajes. Y con las nubes nos libramos también de un día de infernal calor. Vamos, discurrió todo según lo previsto y el rato de lluvia fue un contratiempo que no causó estrago alguno.

Al ser un parque temático, simplemente la deambulación por su interior ya es es un espectáculo de colorido y visión que merece la pena conocer. Está todo ambientado con estatuas, imágenes y símbolos de Warner y, para los que ya peinamos alguna cana, conlleva también un pequeño viaje al pasado donde ese niño que un día fuimos vuelve a sonreír recordando las aventuras del Coyote y el Correcaminos con los míticos explosivos marca Acme, visitando la Casita de la Abuelita donde convivían, de aquella manera, Piolín, el canario más famoso de todos los tiempos y Silvestre, el gato de nariz roja más característico de los dibujos animados de nuestra ochentera infancia o viendo en cualquier rincón al Tío Sam, a Porky o al Gallo Claudio. Por supuesto, todo rincón es visitable y, cuando menos lo esperas, puede aparecer cualquiera de los personajes y agrandarte, aún más, la sonrisa. Para mí que soy un sentimental, fue fabuloso compartir con mi hija y mi hermana los recuerdos de cuando era pequeño mientras estábamos allí. Le iba explicando a Claudia aquellos dibujos animados que yo veía y como sus abuelos (mis padres) me los ponían a mí en un viejo televisor en casa de los abuelos, cuando sólo había dos canales de televisión que se pudieran sintonizar. Así conocí yo aquellos entrañables personajes de la Warner Bros y su serie "Looney Tunes".

Me vienen a la mente, agolpadas, unas quince atracciones en las que mi hija se subió y fue feliz. En algunas de ellas repitió cinco veces (o más) junto con sus compañeros de cole y fijo que no olvidará la excursión: la Captura de Goosamer, Cartoon Carousel, Emergencias Pato Lucas, Piolín y Silvestre Paseo en Autobús, Rápidos Acme, la Aventura de Sooby-Doo, Tom y Jerry Picnic en el Parque, etc.  Además, desde hace unos años, estoy haciendo con ella una colección de medallas de esas que se hacen con una moneda de cinco céntimos en una máquina provista de manivela que aplasta y troquela la moneda marcando el metal con alguna imagen y agrandamos la colección con dos nuevas, hechas allí en el Parque Warner. También le compré una sudadera de Scooby-Doo, a Gemma una taza grande de la Hormiga Atómica y para mí cogí un imán para la nevera de mi sempiterno querido Tazmania. También visitamos la casa de Bugs Bunny y por la tarde-noche, justo antes de volver, disfrutamos del desfile conjunto de todos los personajes, incluidos tanto los de la serie Looney Tunes como los de Marvel, con Batman, Robin, Spiderman, Thor, etc. ¡Una preciosidad de jornada! Dejo, como siempre, todo aquí plasmado en el Rincón para cuando relea yo mismo estas líneas y avive los recuerdos de esta vivencia que tanto disfruté con mi familia gracias al AMPA del cole. Claudia ya dice que cuándo vamos de nuevo y yo sigo ensimismado en haber logrado de adulto uno mis sueños de niño: haber visto un lindo gatito. ¡Eso es todo, amigos!

viernes, 7 de junio de 2024

¿OTRA VEZ? SÍ, OTRA VEZ. Y VAN QUINCE.

No sé ni cómo plasmar lo que quiero plasmar. Es algo que de costumbre se ha normalizado pero que ni los seguidores más acérrimos logramos entender. Ya lo decía en anteriores entradas: el Real Madrid nació grande. No juega competiciones, las gana. Sea el rival que sea, lo doblega. Es increíble en el sentido más propio y literal de la palabra. Y no, no es casualidad. Pudiera serlo una vez. O dos. Pero van quince. Algunas de ellas, obviamente, ha sido superior y claro favorito. Pero en otras, era claramente inferior y llevaba colgada la etiqueta de perita en dulce. Y, al final, ha ganado unas y otras. Todo eran risas de aquellos infames antimadridistas que gustan más de celebrar las derrotas del club de Chamartín que las victorias propias, cuando, al principio de temporada, se lesionaban para casi toda la campaña el portero titular, los dos centrales de la defensa y no se había fichado a un delantero centro de máximo nivel, sino al humilde Joselu, madridista de cuna que venía de jugar en el Espanyol recién descendido. "Cobetes, verbenas y jolgorios" de aquella fauna que ahora se ha convertido en nueva dosis de envidia exteriorizada a través de espumarajos de rabia y bilis salidos de sus podridas bocas. Es lo que tiene ser tan inferior como para festejar el mal ajeno que el tiempo, cuando pasa, te abofetea con más fuerza para ponerte en tu lugar. Y el Madrid, ¿qué? ¿Otra vez campeón de Europa? Pues sí, mirusté. Y de liga.

Y no, no es casualidad. Ya lo he dicho. Son muchas veces repetidas ya para que sea casualidad. Se caen todas las excusas que ponen los forofos y fanáticos de otros clubes para no ceder a la realidad: los árbitros, los rivales, las bolas calientes... No hay más que ver en las dos últimas Copas de Europa que ha ganado el Real los rivales que ha doblegado y la forma de hacerlo. Ha habido que tirar de supervivencia, de ultra defensa en bloque bajo, de tandas de penales y de la garra y la euforia que sólo tiene el club de Chamartín. Y fíjense que siempre hay algo que coincide: cuando todos creen que está muerto, te golpea y te elimina. ¿Cuántas veces lo hemos visto? Celebraban los antis el resultado de los sorteos de los cruces pues el cuadro por donde iba el Madrid era difícil y mucho. Vamos, o lo elimina el City o se lo carga el Bayern, pero a semis no llega. Y, sin embargo, por el otro lado ya celebraban los antis que, prácticamente, el Barcelona ya estaba en la final. ¡Tu verás! Un Paris Saint Germain descafeinado, un pobre Borussia Dortmund y un Atlético de Madrid ramplón... ¡¡A Canaletas!! ¡¡Que dice Jota Jordi que este año la ganamos!! Y la historia, como siempre, volvió a escribir sus renglones poniendo a cada uno en su lugar. Que sí, que sí, que el City era mejor... Dos veces nos lo hemos cargado ya, que os lo diga vuestro gurú Guardiola. Que sí, que sí, que el Bayern nos tuvo fuera... Dos goles de Joselu (del que tanto os reíais) y a dormir. Que sí, que sí, que el Barça oooootra vez de ridículo en ridículo y el Atleti... Bueno, el Atleti es que tiene una afición que canta bajo la lluvia y que sus jugadores usan Twitter. Cuando queráis volvéis. Hasta Cristóbal Soria se ha doblegado a la verdad. Es lo que tiene estar más pendiente de lo ajeno que de lo propio.

Quince veces, sí. Quince. Y llegados a este punto conviene escribir, describir, matizar, recalcar y recordar cómo ha sido esta edición. Esta champions la ha ganado el Real Madrid de manera casi perfecta. Se ríen los antis, otra vez, pero porque no se han parado ni a pensarlo. Y si fuera fácil lo haría su equipucho, claro. Bueno, su equipucho, allá el que quiera identificarse o ponerle nombre porque yo no lo hago, no gana una champions, como para ganar tres seguidas o seis en la última década... En fin,  a lo que iba. La última edición se ha ganado como nunca se había hecho: de manera invicta. Nunca, hasta ahora, el Real Madrid había sido campeón sin perder ni un partido. Dicen los antis corrompidos por la envidia y deseosos del mal ajeno y quitar mérito "¡¡Es que el Madrid ha eliminado a equipos sin ganarles!!", claro. Y sin perder tampoco. Pero eso no lo decís. Para eso hay que saber atacar cuando hay que atacar y defender cuando hay que defender. Y por eso se ha hecho campeón. Y lo ha hecho sin perder ni un partido en toda la fase de grupos, ni en todas las eliminatorias. Tomen nota aquí antes de decir sandeces. Lo ha hecho superando todo tipo de obstáculos aparecidos desde el inicio de temporada en forma de lesiones e imprevistos. Lo ha hecho en un ejercicio enorme de supervivencia y reinvención. Y lo ha hecho haciendo gala de equipo y compañerismo donde todos han sido vitales: desde el arranque fulgurante de Bellingham, la batuta cronométrica de Toni Kroos, los goles de Rodrygo al City, los minutos revolucionarios de Brahim, las pausas dominantes de Modric, el penalti marcado por Rüdiger, la capitanía de Nacho, los once metros detenidos por Lunin, la explosividad de Vinicius, los latigazos de Valverde y el instinto rematador de Carvajal hasta el alma de Joselu. Así se gana una Champions. Y van quince.

La final la viví en Pamplona. Tenía planeada una escapada al Camino de Santiago para volver a cruzar los Pirineos andando cuando me di cuenta de que si el Madrid llegaba a la final de Wembley me pillaría en la capital navarra el día del partido. Y así fue. Bueno, así fueron ambas cosas: que el Madrid llegó a la final y que yo me encontré allí. Mal territorio para cantar los goles del Madrid cuando allí, casi todo el mundo, es del Osasuna y del Bilbao y, claro está, bastante anti madridista. En fin, así surgió y así tenía que afrontarlo. Estos son los bueyes y con ellos hay que arar. Me metí en una taberna llamada "La Especial" sita en Ansoáin y allí aguanté todo tipo de improperios que la chavalada vasco-navarra dedicaba a los jugadores del Madrid a través de insultos y expresiones hacia la televisión. Conforme iban pasando los minutos y veían que el Borussia Dortmund, justísimo finalista, no materializaba sus opciones (que las tuvo y buenas), se iban callando y temiéndose lo peor. El desenlace ya lo sabéis: gol de Carvajal, gol de Vinicius y colorín colorado, otra Champions con papá. Y van quince. Sí. Quince. La chavalada y los antis a la Venta del Nabo. Una de dos, o no aprenden, o les gusta el lugar... Pues eso.  ¡Ah! Y Vinicius ya tiene dos champions y ha marcado en las finales de las dos. E igualando a Paco Gento ya hay otros jugadores con seis Copas de Europa cada uno... Cosas del Madrid. Otros que aprendan antes de rebuznar. Al terminar el partido las caras y miradas nos delataban a los cuatro infiltrados merengues que estábamos allí. Nos sonreímos mutuamente entre nosotros. El Real Madrid lo había vuelto a hacer. Contra todo y contra todos, inclusive muchos aficionados que se han dedicado toda la temporada a apostar cuando caería el equipo, tuvieron que agachar las orejas como un pachón. El Madrid nació grande. Está en su adn, no juega competiciones, las gana. ¿La champions? ¿Otra vez? Sí, otra vez. Y van quince.