Cuando uno está enamorado de su ciudad disfruta conociendo su historia, sus tradiciones, sus leyendas, sus rincones y sus secretos. Cuando uno sabe que la ciudad que lo vio nacer y en la que reside y todo tiene esconde algo curioso, hace por descubrirlo y conocerlo. Y cuando uno se entera de que se da la oportunidad de agrandar la cultura sobre las raíces de las que se enorgullece, aprovecha la misma y se nutre de lo que aprende. Y ese uno soy yo y esa ciudad es Ciudad Real. Muchos de los que aquí vieron por primera vez la luz y muchos de los que aquí viven desprestigian esta ciudad y no la valoran o simplemente se dedican al aplauso o al insulto dependiendo de quien la gobierne. Pero yo que hago siempre gala de ser manchego cerrado, que me enorgullezco de que mi tierra fuera la de las andanzas del Quijote y que vivo sus costumbres siempre año tras año, no concibo otra ciudad que no sea la que se fundase en Alarcos, la de Alfonso X en la Plaza, el ingenioso hidalgo en el Pilar, Juan II en los Jardines del Torreón, la fuente talaverana en el Parque y la Morena del Prado en la Catedral. Y por ello al enterarme de que podía descubrir más historia de mi tierra allá que fui. La primera impresión al leer que se harían visitas guiadas por el Cementerio me provocó rechazo, pues es un lugar que siempre he pensado que cuanto más lejos y menos se visite mejor. Pero pensé que algo escondería cuando desde la Concejalía de Turismo se había promovido el acto. Desde luego, los difuntos no es un tema para jugar con él, así es que sería algo serio y cultural. Cambié el punto de vista y decidí asistir.
La noticia llegó a mis entendederas a través de la conocida red social traducida literalmente del inglés como "caralibro" y viendo que el guía encargado de la visita sería el bueno de Alfonso Doblado decidí acudir, pues seguro que no defraudaría. Se lo comenté a mi padre y al principio obró como yo nada más ver el titular: "¿visita guiada al cementerio? estás de cachondeo...", pero finalmente y sabiendo que a lo que iríamos era a un evento con finalidad cultural, nos apuntamos los dos. "Paseos por el Camposanto" es el título de la actividad. Da respeto y sí, hay que decir que cuesta concienciarse que la visita se va a llevar a cabo en tal sitio, pero se debe ir mentalizado que se van a conocer datos que se ignoran y que, lamentable y evidentemente, no nos percatamos de ellos cuando vamos a tal lugar, pues los motivos son totalmente diferentes, dolorosos y carecen de explicación. Y también añado que, a toro pasado, recomiendo totalmente la visita pues se aprenden cosas interesantes y se pueden observar verdaderas obras de arte. Si bien en Ciudad Real es famosa la tumba de Apolonia, también llamada "de la mujer dormida", es más cierto que, aún teniendo cierta fama, mucha gente desconoce su existencia y jamás la ha visto (y ciertamente es una obra de arte en piedra), por lo que se puede afirmar que el Cementerio esconde mucho más de lo que se supone o se cree.
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Obra de Felipe García Coronado |
La visita comenzó con Alfonso dando a conocer unas nociones básicas de los ritos funerarios y de los enterramientos hasta llegar a la configuración actual del Cementerio de Ciudad Real a día de hoy. Y ya adentrándonos en el mismo nos fue guiando por un recorrido y explicando algunos de los panteones, monumentos y lápidas más curiosas que hay y que, como antes decía, cuando vamos a dicho lugar por otros motivos solemos obviar sin darnos cuenta. La primera parada fue junto a los enterramientos catedralicios, bien delimitados y con presencia de las cruces de las cuatro Órdenes Militares. Muy cercana se halla una tumba que contiene una obra de arte del escultor local Felipe García Coronado y, todo sea dicho, dicho escultor de Ciudad Real es también el autor de la imagen de Miguel de Cervantes que se encuentra en la Plaza que lleva su nombre en el centro de la ciudad. En dicha tumba se aprecia presidiendo la lápida y sobre fondo con forma de cruz y entre los grabados de Alfa y Omega una imagen de Jesús Resucitado en bicromía, elaborada con mármol blanco y gris, que adivina rasgos griegos y tiene inclusive una cinta que le sujeta el pelo, el cual cae recién lavado y limpio. Simboliza la nueva vida que se alcanza tras la resurrección. Muchos detalles que hay que fijarse bien o que te sean explicados pues es fácil pasarlos por alto.
Uno de los mausoleos que visitamos fue el de la Familia Rubisco el cual sin duda llama la atención aunque se vaya distraído. Está datado en el año 1902 y presidido por una impresionante escultura de un ángel apocalíptico en pleno vuelo, pues las alas expandidas y los ropajes ajustados por el choque del viento así lo manifiestan. Porta en su mano izquierda una trompeta y con la derecha señala al Cielo indicando que ha llegado el momento del Juicio Final mientras su cabeza mira hacia abajo, a los enterrados. El mensaje es que los llama a la presencia de Dios para ser juzgados. El monumento en su conjunto goza de una calidad artística impresionante.
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Mausoleo de la Familia Rubisco |
Igual es de reseñar algunos panteones de familias señoriales que se hicieron construir verdaderos templos. En concreto en la visita nos detuvimos en el panteón de la Familia Barrenengoa, muy conocida en Ciudad Real desde hace muchos años que implantasen sus negocios de chocolates y cafés. El monumento funerario goza de todo tipo de detalles comenzando por su perímetro delimitado por un rico vallado de forja y terminando por infinidad de pormenores repartidos por todo el conjunto de la cubierta, tallados de motivos florales o el anagrama de Cristo que aparece justo sobre la puerta. Es de destacar también la propiedad funeraria de la familia López-Salazar en la que aparece una obra de arte modernista en bajorrelieve creada precisamente por Jerónimo López-Salazar, escultor que fue también de Ciudad Real y tiene otras obras repartidas por la ciudad como "La Primavera" que se encuentra en el Parque de Gasset. Ya os digo que la visita merece la pena y se aprende mucho. A tiempo estáis de realizarla.
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Panteón de la Familia Barrenengoa |
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Mausoleo de la Familia López-Salazar |
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Detalle de Moisés |
La verdad es que podría estar escribiendo bastante acerca de lo fructífera que fue la actividad consumada en aproximadamente sólo una hora de tiempo, pero prefiero que descubráis vosotros mismos todos estos secretos y obras de arte que se hallan en la ciudad. No puedo dejar de pasar por alto algunos detalles hallados y explicados en algunos enterramientos que me llamaron poderosamente la atención como imágenes de Moisés sin las Tablas de la Ley y señalando al Cielo indicando que la única ley válida es la de Dios, muchísimas representaciones de cruces celtas y cruces arbóreas cargadas de altas simbologías y otros elementos decorativos como distintos motivos alegóricos del fuego o inclusive de la masonería. Y, por supuesto, debía dedicarle unas líneas a la joya de la corona del Camposanto de Ciudad Real: la tumba de Apolonia. Sin duda merece un apunte en exclusiva e incluso una entrada entera del blog, pues contiene además de su calidad artística una bonita leyenda. Pero hoy simplemente la mencionaré como pieza integrante del arte, cultura y patrimonio que existe en Ciudad Real y merece descubrirse. Apolonia falleció joven y a razón de su lápida romántica hecha a su imagen y semejanza se intuye que fue una mujer excepcional. La obra de arte la realizó Tomás Argüello quien fue director de la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real y se dice que estaba enamorado de la difunta por lo que plasmó con tal belleza y lujo de detalles el sepulcro de su amada. La verdad es que es una pieza digna de museo y que merece la pena conocer. Y, por lo que se oye y comenta, hace bastantes años que ningún familiar de Apolonia se interesa por la sepultura y la misma urge de una necesaria reparación. Sería lamentable que se perdiera esta obra de arte.
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Tumba de Apolonia |
En fin, os animo a que conozcáis y descubráis toda la riqueza patrimonial que tiene nuestra Ciudad Real no sólo en el Cementerio, claro, aunque también. Hay que hacer patria chica y conocer detalles que aunque nos os den el pan diario os hagan ciudadanos sabedores de la ciudad en la que habitáis, de sus pros y de sus tesoros. Y en Ciudad Real los hay. ¿Sabíais que el mismo General Aguilera cuyo nombre habéis repetido hasta la saciedad nombrando la céntrica calle de tiendas que une la Plaza Mayor con el Pilar está enterrado aquí? Pues ya lo sabéis. ¿Y sabíais que el primitivo Cristo de la Piedad que fue destruido en la guerra había sido realizado por Giraldo de Merlo (autor del gran retablo que preside nuestra Catedral) y terminado por el escultor Tomás Argüello que fue el mismo que esculpió más tarde la conocida lápida de Apolonia? Pues ya lo sabéis también. Y todo eso y mucho más es cultura y patrimonio de Ciudad Real y se aprende en estas curiosas visitas que se organizan en la ciudad y nos hacen saber más de ella. Gentes de esta tierra, haceos Quijotes y Dulcineas de vuestra villa y llevad siempre por bandera, presente y orgullo todo lo bueno que nos rodea. Lo hay y no poco. ¡Hasta otra, amigos!
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