Creo no engañar a nadie si digo que lo ocurrido el pasado día 31 de Julio de 2022, mi mente lo hubo forjado para que hubiera acontecido exactamente como aconteció pero dos años antes. Me sonaba bien lo de "Pandorgo 2020" y estaba decidido a ello si el Ayuntamiento y la Hermandad de Pandorgos, claro está, hubiesen aprobado mi candidatura, pero en Marzo de ese año, cuando todo lo tenía dispuesto para empezar a preparar el momento soñado, llegó a nuestras vidas el coronavirus con una pandemia a nivel mundial que cambió absolutamente todo. Ese año no hubo nuevo nombramiento de pandorgo ni dulcinea y me vi obligado a posponerlo todo para el año siguiente. Yo, que anhelaba ser pandorgo, quería una Pandorga plena y que tuviera, ¡qué menos!, que "convidá a limoná y puñao" y Procesión de la Virgen del Prado, además de todo aquello que pudiera hacerme disfrutar a mí y a los míos de unos días de ensueño. Me tocaba esperar otro año con la esperanza de que así fuese pero la situación sanitaria, aunque cambió, ya presagiaba recién iniciada la primavera de 2021 que tampoco iba a ser posible festejar una Pandorga como se venía haciendo años antes. Las cofradías se quedaron sin volver a salir a la calle por segundo año consecutivo, la Romería de Alarcos tampoco se celebró con todos sus actos y las congregaciones de gente que forman las fiestas populares no estaban permitidas. Así es que conforme se acercaron las fechas decidí no presentar tampoco candidatura a pandorgo en aquel año 2021, pues si resultaba elegido no viviría lo que tantas veces había soñado.
Pasados dos años desde aquella nefasta primavera del año 2020 que todo truncó (y cuando digo todo es todo, no mis ganas de ser pandorgo, pues ojalá el covid sólo hubiera roto ilusiones de festejos), llegaba el momento de la vuelta a la vida. Ya se vivió una Navidad con una Cabalgata de Reyes en 2022 casi normal, aún era obligatoria la mascarilla en las vías públicas y se exigía precaución en los gentíos, pero ya se vislumbraba el final de la pesadilla. El Carnaval fue prácticamente como siempre, con un Domingo de Piñata sin mascarillas ya obligatorias y la gente llenando las calles. La Cuaresma empezó con la noticia de que los costaleros volvían a meterse debajo de los pasos. La Semana Santa transcurrió con total normalidad y se anunciaban ya las romerías y fiestas de primavera. Era el momento. Se venía una Pandorga normal que iba a ser como las de siempre y con la alegría de volver a disfrutarla por parte de todos. ¡Menudo reencuentro de emociones, sentimientos y vivencias! Y al igual que el mes de Septiembre de aquel ya lejano año 2019, cuando compré en la Feria de Urda mi garrota para cuando fuera pandorgo, mi mente empezó a imaginar un grabado a fuego, literal, con letras que pusieran "Pandorgo 2020", esta primavera de 2022 mi mente ya soñó con ese pirograbado poniendo "Pandorgo 2022". Y quiso la Virgen del Prado que así fuera.
Por aquellos caprichos del destino que nunca sabremos pero que dotan a la vida de preciosas coincidencias, corría el año 2002 cuando unos cuantos locos cofrades, entre lo que me encontraba, fundamos la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva, pionera en su ámbito en toda la autonomía manchega. Este año se cumplía su XX Aniversario y dicha corporación sería la institución que presentase ante la Concejalía de Festejos del Ayuntamiento mi candidatura a Pandorgo 2022. Mi banda de toda la vida, mi gente, mis amigos, impulsores de mi nombramiento en un año tan especial para ellos y para mí. Increíble lo que el destino me tenía preparado. A mediados del mes de Mayo sellaron debidamente mi candidatura y quedó la misma presentada. El sueño comenzaba a convertirse en realidad y ya no había nada que pudiera pararlo. Los astros así lo querían y el 31 de Julio brillaba en el calendario como nunca. Pasé el filtro del Consistorio y mi candidatura fue a parar a la Hermandad de Pandorgos, puñado de hombres nobles y buenos quienes en la comida de elección y votación que tuvo lugar el 17 de Junio de este precioso 2022, alzaron mi nombre. Ese mismo día se comunicó a los medios y a toda Ciudad Real que yo iba a ser el Pandorgo. Ya era realidad. Y habría de todo. Quedaba esperar que llegase y vivirlo.
Y llegó. Amaneció un 31 de Julio radiante en el que no sé qué fue más cierto: si que Ciudad Real me esperaba a mí o que yo esperaba a Ciudad Real. La verdad es que la cascada de felicitaciones y el afectivo recibimiento fueron preciosos por parte de todos. Sin colores, sin banderas, sin posicionamientos. Como yo lo quise: Pandorgo por y para Ciudad Real. Para todos sin distinción. El acto de proclamación tuvo lugar como mi cabeza soñaba desde hacia varios años y, además, no pudo tener mejor presentador, mi primer capataz. Paralelamente la mejor cuadrilla nunca imaginada, grupo de gente buena de verdad, orquestaba en el Antiguo Casino la convidá y limoná que tras mi nombramiento y proclamación sería entregada a todo aquel que quisiera. Imposible no mencionarlos. ¡Qué grandes todos! ¡Qué detalles más bonitos! ¡Qué uniformidad, qué buen hacer, qué organización, qué trabajazo! Nunca podré agradecerles lo que han hecho por mí en unas fechas tan importantes. No se ha visto cosa igual. Amigos, amigas, hombres, mujeres, músicos, costaleros, hosteleros, militares, camioneros, ¡había de todo y me sentí super querido por ellos! La Cuadrilla del Pandorgo... Fueron clave total para que la Pandorga fuese como debía ser, aunque no lo crean, sin ellos habría sido imposible. En la garrota, mi nombre; en el frente, mis hermanos; en las gradas, mi familia; a sendos lados, mi mujer y mi hija; en lontananza, La Mancha; Ciudad Real, en el alma; en mi mirada, la Virgen del Prado; en mi corazón, un pañuelo anudado y en el cielo, una sonrisa de abuela al verme proclamado. Así llegué a ser el Pandorgo 2022. ¡Gracias!
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