viernes, 14 de marzo de 2014

CARNAVALITO LINDO

La verdad es que hacer el payaso un rato con los amigos siempre me ha gustado. Y al que no le guste por la misma puerta que ha entrado se puede ir ya que vino sin ser llamado. Eso es así. Este año por unas cosas y otras me he quedado sin irme a Cádiz a pasar un fin de semana de carnaval y, claro, si el fin de semana anterior tenía ensayos de costalero y no salí y el fin de semana que me iba a Cádiz este año se me estropeaba... se me pasaba el carnaval sin pena ni gloria. Y ya había algunos (y algunas, sobre todo algunas) que se las prometían muy felices viendo que se me complicaba el asunto y que este año ni disfraz, ni tontería, ni risas, ni nada de nada. Pero, parafraseando al Chapulín Colorado, ídolo de nuestra ochentera infancia, he de decir que "No contaban con mi astucia", así es que tras una semana de portarme bien en casa, cual niño chico, obtuve mi premio, maquiavélicamente planeado juntos con mis amigos: una noche de carnaval a placer como todos los años venimos haciendo.

Expiraba ya el Carnaval cuando junto a Narciso, incombustible hermano que me regaló la vida, fuimos a comprar los disfraces para este año. El plan salió a la perfección. El último Sábado de Carnaval tenía ensayo de costalero por la tarde y el resto del fin de semana libre, a saber que el Domingo era Domingo de Piñata y en Ciudad Real desfilan las carrozas y no hay ensayos de tipo alguno. Los planetas se habían alineado a nuestro favor. Mi mujer era miembro del jurado carnavalero en su pueblo, Bolaños, y yo tenía "libertad" para el carnaval. Por supuesto, Junior y Jorge se unirían a la misión y pasaríamos una noche carnavalera de las que nos gustan: copas, risas y buen ambiente. Y cada vez que nos juntamos los pastores tiembla el rebaño. Suele ocurrir cada vez menos pues ya no somos unos chavales (aunque actuamos como tal) y ya vamos estando uno casado, otro con hijos, etcétera, pero cuando se cuadra la cosa... Pintan bastos. Y eso también es así.

De esta manera llegó el Viernes de Carnaval y adquirimos los disfraces. Íbamos con intención de comprar unos de pollo que nos habían hecho mucha gracia pero sólo quedaban dos y, además de no ser los de la foto (para variar), éramos tres, pues Jorge tenía su disfraz aparte. Pollo descartado. Vimos uno de escocés. Nos miramos, nos imaginamos con la falda a cuadros y dijimos: "¡Éste!" La chica del almacén carnavalero nos lo mostró y la falda muy bien pero la chaquetilla... Ahí no entrábamos ni asomándonos. Ale, fuera el trío escocés. Cagontó con lo que nos habríamos reído... Y en esas estábamos cuando Narciso soltó una carcajada y dijo: "¡Mira! ¡De fregona!" Cabal. Disfraz simple donde los hubiera y preparado para que nuestras hechuras físicas cupieran en él. Y había tres. Así es que... ¡¡Marchando las tres viledas para el carnaval!! Los monjes ya teníamos hábito. Sólo quedaba comprar el agua con misterio (llamada por algunos botellón, cosa que yo no sé lo qué es, no os riáis malas pécoras...) y concertar hora y lugar para iniciar nuestra liada carnavalera anual. Evidentemente el destino sería el pueblo vecino de Miguelturra que vive de un arraigado y tradicional carnaval. El plan estaba servido.

Y, ¿qué queréis que os diga? Con las fotos que os voy poniendo entremedias de este texto os podéis hacer una idea de lo que fue la noche. Un sinfín de risas de principio a fin, una copita, otra copita, un chiste, una foto, haz otra que sale movida, otra copita y así... Y así hasta las seis de la mañana en que me ví con una cogorza encima bastante considerable y vestido de fregona por Miguelturra. Carnaval puro, vamos. El resto lo voy a omitir pero creo que bastará y os alegrará oír que Gemma, mi mujer, está en proceso de canonización y el Vaticano está estudiando la posibilidad de incluirla directamente en el santoral. No puedo dar más detalles. Os escribo estas líneas disfrutando de mi libertad condicional bajo fianza y con cargos. Parece ser que lo que no friego en casa lo fregué en Miguelturra. Menos mal que es una vez al año y que este año no iba a tener carnaval... ¡Va por ustedes!

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