Siendo Sábado, 13 de Septiembre de 2014, ataviados para la ocasión salimos mi mujer y yo hacia la Iglesia de Bolaños. Tuvo lugar la ceremonia, los novios se dieron el sí quiero (aprovecho y envío una vez más mis mayores deseos de felicidad para José Miguel y Pilar), concluyó la tradicional tirada de arroz y sesión de fotos y los autobuses con los invitados salieron dirección al Mirador de la Mancha (Villarrubia de los Ojos) que fue el lugar elegido para celebrar la unión marital. Dió comienzo el cocktail de bienvenida, ahora un vino blanco, ahora uno tinto, ahora una cerveza que no quiero tanto vino, bueno sí cojo otro vino, como era tinto otra vez quiero uno blanco, este blanco no me gusta pero voy a bebérmelo, ahora otra cerveza, voy a ver si veo el vino de antes, etc. Claro, jaja, jiji, vino viene, vino va, como estás llenando el buche todo te da igual. Luego vienen los resultados en las fotos. "Pueden pasar al salón" se oyó por megafonía. Y allí fuimos a parar. Ahora sidra para recibir a los novios. Ahora el vino blanco para el entrante, ahora "¿me traes una cerveza, Esther, (leo su nombre en la plaquita del uniforme), por favor?", que no quiero más vino blanco y no me como el marisco. Con una cervecita me entretengo. Yo los bichos estos de mar... Cinco minutos después: "¿Quiere otra cervecita, caballero?" Pienso: Esther eres la mejor camarera, sin duda. Hablo: "Sí, por supuesto. Gracias" Pienso: ¡Óle! La mejor camarera de todo el servicio atiende mi mesa. (Primeras euforias). Hablo: "Ahora beberé de nuevo vino, pero tinto, con el cordero". Pienso: "Pero entre el regustillo de la sidra y de la cerveza no quiero pasar al vino tinto así sin depurarme". Hablo: "Esther, perdona, una copita del vino blanco, no lo retires". Pienso: "Muy bien, así sí". Piensan: "No se aclara". Hablan: "Carlos, ¿te aclaras?". Pienso: "Lo justo y menos". Hablo: "Sí, perfectamente". Pienso: "Ahora veréis lo que es bueno en la barra libre". Entre tanto vamos comiendo. Viene Esther, de nuevo: "¿Un chupito tras el postre?" Pienso: "Y dos si son cortitos". Hablo: "Claro, ¡cómo no!". Finalmente me tomé tres, uno con, uno sin y otro que me puso Esther por lo bien que me había portado. "La barra libre ha sido abierta, pueden acudir cuando quieran", se escuchó por los altavoces. Allá que fui y como ya no estaba Esther para atenderme, ¡vaya tela!, me encargué yo solo de autopedirme y autoabastecerme de licores espirituosos y de agüita del Carmen. Hablo: "Un 100 Pipers con naranja, por favor". Pienso: "Verás tú qué traca". Lo siguiente fue descubrir los sombreros y gorros. Pienso: "¡¡Coño!! Ahora sí que sí". Y hasta aquí la crónica de la boda... El resto pueden deducirlo, pensarlo y hablarlo entre ustedes. Ahí van las fotos.
Amaneció para mí el día con un soletón digno del Veranillo de San Miguel y con sones de cornetas y tambores que me hicieron descubrir que ya había salido la procesión, que tenía una resaca que no podía con ella y que ya eran la una menos cuarto del mediodía. Si había cumplido como un titán el día y la noche anterior, el Domingo no sería menos. Más aún cuando me encanta ver un paso en la calle y escuchar marchas. Era 14 de Septiembre, Exaltación de la Santa Cruz. Día grande en Bolaños de Calatrava y otros muchos lugares más. Estuve viendo la procesión y disfrutando de ella. Que me gustan a mí los tintes cofrades. Y siempre digo lo mismo: le falta al Santísimo Cristo de la Columna una cuadrilla de costaleros y un par de incensarios delante. Ahí lo dejo por si alguien recogiera el recado.
Finalmente, como me gusta acercarme a ver las ofrendas que realiza la gente y que se rifan por la tarde, estuve en la Ermita del Cristo viendo todo aquello, viendo entrar la hermandad y haciendo algunas fotejos para luego ponerlas aquí en el blog. Al fin y al cabo en dicha Iglesita me casé yo y le tengo un cariño muy grande. Este año no había grandes novedades en las ofrendas. Suelen ser de tipo vegetal o animal. Entre los animales lo que más había eran gallinas y gallos. Y como todos los años algún corderito, algún cerdo, un chivillo, etc. Hortalizas sí que suele haber bastantes más: cebollas, pimientos, tomates, etc, productos de la huerta en general, melones, sandías... Y eso sí, calabazas. Bastantes calabazas a cada cual más grande y hermosa. De eso sí que hay todos los años. Pues allí que estuve echando un vistazo. Me gusta esa tradición.
Y nada, eso es lo que venía a contaros hoy: que Gemma y yo nos dimos un fin de semana de boda y feria precioso. Digno de contar y por ello lo he hecho. Que es un fin de semana más del calendario y puede ser normal y corriente y haber mil iguales, pues sí. Que para nosotros fue genial y nos dejó un montón de momentos de felicidad y risas. Pues también. Y con eso es con lo que me quedo y sigo haciendo mi alegre rutina de la vida. ¡¡Sean felices!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario