No me cabe duda de que hay una mano que hila las casualidades hasta tal punto que dejan de serlo. Siempre lo he pensado y, por si acaso, cada equis tiempo obtengo de nuevo una señal de ello. Si lo enfoco bajo la fe, llego a una pluma que escribe renglones que sólo con el tiempo puedo leer derechos. Y si lo incardino bajo el destino, me convenzo más aún de que la fuerza del sino existe. Fuere como fuere, el resultado es el mismo. Podemos llamarlo "bendita casualidad" o "feliz coincidencia", pero la señal es inequívoca. Al menos mi lectura. Ya no sé si es que quiero yo leerlo así o es que realmente es así, pero siempre he defendido que una concatenación de casualidades deja de ser casual. Cuando se dan coincidencias que nos hacen sonreír y bonitos retazos de casualidad que nos alegran el alma, hay que aprovecharlos y exprimirlos, pues sea el destino, el karma o el ser transcendental, ocurren por algo y son regalos que la vida nos da. Vividlos por cuando nos toca perder, pues de todo ocurre. Hoy pienso en ello pues los días 18 y 19 de Marzo del año 2017 fueron muy especiales para mí y este año los mismos días han vuelto a serlo. Lo mismo es una tontería visto desde fuera, pero para mí es una marca en la memoria con algo más que una simple coincidencia de fechas. Algo inexplicable esconden las vivencias para quien las goza y ha sido como una preciosa mezcolanza de presente y pasado en la que mientras recibía un regalo recordaba el ocurrido en tal fecha hace ya seis años.
El caso es que aquel 18 de Marzo de 2017 quedará siempre anclado en mi interior por ser el día en que pregoné a mi cofradía. Y fue precioso. Enfrentar al atril y hablarle con el corazón al propio Santo Tomás de la Bondad de Dios y del Consuelo de María resultó mágico. De mi interior brotaron los versos que lancé como caricias al aire en agradecimiento a que minutos antes, mi hija Claudia, con tan sólo un mes y cinco días de edad, en mis brazos y a través de mi garganta, juró las reglas de mi eterna Hermandad de la Flagelación de la que engrosó su nómina de hermanos nada más nacer. Aquel 18 de Marzo será inolvidable. La Bondad y el Consuelo habitaron en mí y en mi pequeña. No sé cómo expresar lo que fueron aquellas escasas dos horas de puro sentimiento pero me marcaron el alma para siempre. Y este año, pasado un lustro y otros trescientos sesenta y cinco días más desde aquella tarde de Cuaresma, se ha dado la casualidad. El Ayuntamiento de Ciudad Real junto con la Base Militar BHELA I de Almagro organizaron una Jura de Bandera para civiles en la que me inscribí felizmente. Siempre había querido tener oportunidad de hacerlo y fue precisamente el pasado 18 de Marzo de este año en curso 2023. Quizás sea, como decía al principio, tan sólo una feliz coincidencia, pero os prometo que dos cosas tan dispares y tan importantes para mí como lo son ser pregonero de mi hermandad y jurar bandera, acaecidas en un mismo día del calendario pero en distintos años, hacen que jamás olvide esa fecha.
Y si inolvidable fue aquella jornada en 2017, al día siguiente, el 19 de Marzo, Día del Padre, me aguardaba otra vez un día para guardarlo con amor en el baúl de la memoria. No iba a ser menos el 19 que su hermano el 18. Amanecía un Domingo radiante, con una inmensa resaca emocional de lo vivido el día anterior, cuando sin solución de continuidad me anudaba la corbata de nuevo y marchaba hacia la Parroquia del Barrio de los Ángeles. Mi niña Claudia iba a pasar a ser hermana de la Hermandad del Prendimiento y se le impondría la medalla. Un mes y seis días de vida tenía y yo no podía estar más feliz llevándola en brazos y mostrándola a esa cuadrilla de costaleros y amigos que tanto la han querido desde que estaba dentro del vientre de su madre. Su conexión con el Rabí siempre ha sido grande por muchos motivos que desconozco, pero de los que tengo conocimiento puedo decir que me inundan el alma de sonrisas. Mi primer Día del Padre como padre y mi hija en mi regazo. ¿Cómo no marcar con oro esa fecha en el calendario? Inolvidable. Y el azar jugó de nuevo. Este año llegó también el mismo día. 19 de Marzo de 2023. Tenía ensayo de costalero precisamente con el Prendimiento. Era Domingo por la mañana como lo fue en 2017 y mi hija me hizo el mayor regalo que podía hacerme. Quiso venir a verme y estar de mi mano bajo el paso. Siempre cercana a la cuadrilla, siempre protegida por el oficio costalero, siempre al lado del color azul emblema de la hermandad. Cuando apareció en el ensayo y se aferró a mi mano me brotaron dos lágrimas. Hacía seis años de un 19 de Marzo precioso y este otro 19 de Marzo también se estaba convirtiendo en inolvidable. ¡Qué bendita casualidad! Para mí que amo las cofradías y los sentimientos que regalan, estas caricias al alma son la vida misma.
Todo ese torrente de sensaciones descrito que es por y para mí, es mi propia historia. Y decidí plasmar tan bellas coincidencias en fechas en este periódico de internet como la Lela lo llamaba. Seguro que sonríe, allá donde esté, cuando la menciono y tecleo su nombre pues sabe de lo feliz que fui en los cuatro momentos narrados, cada uno por un motivo: el día que mi hija se hizo hermana de la Flagelación y fui pregonero de mi cofradía de siempre, el día que Claudia pasó a formar parte de la lista de hermanos de la Hermandad del Prendimiento, el día que tuve el honor y fortuna de ser uno de los jurandos inscritos en la Jura de Bandera de mi querida España que se orquestó y tuvo lugar en mi Ciudad Real natal y el día que mi pequeña vino a verme y ayudarme en el oficio costalero de llevar el zanco izquierdo en la cuadrilla del Rabí. Momentazos que para mí se queden y que hicieron que aferre a mi memoria con cariño las fechas de los días 18 y 19 de Marzo, en precioso recuerdo ya, tanto del año 2017 como de este 2023. Y, lo mejor, es que estoy seguro (y si dejo de estarlo ocurrirá algo para que vuelva a estarlo de nuevo) que habrá más "casualidades" que harán inolvidables ciertos retazos del transcurrir de nuestra vida. Insisto, disfrutadlas cuando ocurran. Son la más pura esencia y prueba de que la felicidad, bajo el prisma del tiempo, es pequeña y efímera, pero enorme en el recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario