miércoles, 6 de febrero de 2013

MI PARTICULAR VISIÓN DE DON CARNAL Y DOÑA CUARESMA

Ahora que es inminente su llegada, ahora que la chiquillería rebusca en los cajones su antifaz del pasado año, ahora que nacen los entendidos de las chirigotas y comparsas que el resto del año sólo se acuerdan de Cádiz por su pescaíto frito, ahora que cualquier cosa vale escondidos tras la máscara, ahora que la Sardina tiene contados sus días, ahora que las viandas y carnestolendas rebosan en las alacenas...

Ahora que se cree su lucha ganada para sucumbirla después, ahora que el colorido de las calles y plazas de las ciudades donde se vive se tiñe multicolor con telas y disfraces, ahora que las letras de coros y murgas son tarareadas por los rincones de la calle y del hogar, ahora que ha transcurrido un año desde la última elección de su Reina...Es el momento del Carnaval.

Representación de Don Carnal
Ahora que aflora el azahar, ahora que los sueños de infancia costalera se visten de hábito nazareno tachando días en el calendario, ahora que por las oscuras callejuelas se aparecen parihuelas de ensayo, ahora que el adobo empieza a impregnar el cazón que será frito y servido en cartuchos de estraza...

Ahora que se limpia la plata, ahora que los garbanzos se ablandan en puchero con aroma de potaje, ahora que las cererías envuelven mechas de candelería, ahora que se determinan las fechas de ensayos e igualás, ahora que el pregonero su pregón escribe, ahora que los cofrades dejaremos de soñar lo vivido para vivir lo soñado, ahora que ya llega la Gloria... Es el momento de la Cuaresma.

Representación de Doña Cuaresma
Muchas veces se ha hablado de la lucha entre Don Carnal y Doña Cuaresma y se han contado versiones variopintas y diferentes de sus enfrentamientos que distan mucho de la narración de la conocida Batalla de Don Carnal y Doña Cuaresma que Don Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, escribiera en su célebre obra Libro de Buen Amor. Sin embargo yo hoy vengo a derramar tinta en son de ambos a mi manera. Sin batallas. Sin odiosas comparaciones. Sin interpretaciones ocultas que busquen reflejos en la vida real.
¿Por qué hemos de entender que el Carnaval y la Cuaresma sean contrapuntos? Si bien el Carnaval es festivo también concluye la Cuaresma en una celebración. ¿Por qué han de ir enfrentados? Don Carnal gusta de opulentas comidas, bailes, fiestas y disfraces ocultos bajo caretas. Doña Cuaresma gusta de una mayor abstinencia, de seriedad, de recogimiento y de dar la cara con valentía. Me pregunto yo: ¿no serán ambos más que enemigos complementarios entre sí? Tras una buena ingesta de carnes asadas (carnaval), en vez de un dulce y chocolatado postre una frugal pieza de fruta (cuaresma) equilibraría la balanza, por así decirlo. Don Carnal y Doña Cuaresma no debieran verse como opuestos, sino como piezas de un mismo puzzle de modo tal que sin una no encaja la otra. Sin uno de los platillos la balanza está incompleta. La cal y la arena son piezas de un mismo puzzle también y siempre se ha dicho "una de cal y otra de arena". No se dan a elegir: una de la una y otra de la otra. ¿A qué nunca hemos dicho "o cal o arena"? Del mismo modo apunto yo hacia los protagonistas de tan épicos y medievales combates, convirtiéndolos no en acérrimos enemigos sino en compañeros de batalla. La batalla de la vida donde todo exceso se acompaña de un defecto y al revés.














Y todo ello, ¿por qué? Pues por la sencilla razón de que una cosa no quita la otra. Existe la falsa creencia de que quien gusta de carnavales no gusta de cofradías por la simple y llana razón de que son celebraciones opuestas. Y yo vuelvo a preguntarme: ¿Quién inventó tal milonga? Y no me vengan ustedes con el rollo de que el Carnaval es una fiesta pagana y la Semana Santa (cúlmen de la Cuaresma) es una fiesta cristiana, que a todos nos gusta estar de farra y cachondeo dejando al margen el origen de la celebración. Reconozcámoslo: somos españoles. Mil y una vez hemos visto "al ateo perroflauta más rojazo del mundo" disfrutando entre botellines y lumbre de una Romería (fiesta mariana) y al "ultracatólico opusiano derechón yoamoaLauraperoesperaréhastaelmatrimonio" gozando como el que más en una carpa de carnaval disfrazado de monja sexy. Y el que diga que no, una de dos, o no es español o jamás ha asistido a un evento de tal índole.
Así pues, se aprecia que es del todo viable el "celebrar" una cosa y la otra siempre y cuando impere el respeto entre creencias y pensamientos. Pero, ¿privarse de una en virtud de la otra? No veo el por qué.  Y sí, señores y señoras, yo soy del club de aquellos que lo hacen. Y no me considero mejor ni peor por ello. Y, quizás por eso mismo, también entiendo que ambas cosas pueden ser complementarias. Y acepto que me digan que tanto como complementarias... No. Nadie tiene por qué gustar de ambas. Eso sí, suplementarias tampoco. Por ese aro no paso. Y sí, llevo años disfrazándome en Carnaval. Y sí, también llevo años participando a sacar cofradías a la calle. Y por la gente con la que me codeo y veo, no, no soy el único que disfruta de una de las fiestas o incluso de las dos. Si me excedo en Don Carnal ya me cuidaré en Doña Cuaresma y si me abstengo en Doña Cuaresma ya me excederé en Don Carnal. Complementando que se dice. Una de cal y otra de arena, ¿qué no?


















Concluyendo, ¿saben qué les digo? Que dos caminos he descubierto en esta antigua historia de Don Carnal y Doña Cuaresma: la del enfrentamiento continuo que proclamase a modo de parábola Don Juan Ruiz y la del disfrute de ambos que yo les brindo. Elijan ustedes mismos. Yo mientras tanto voy preparando mi disfraz para estos días y perfumando mi casa de incienso para lo que se avecina después. Eso sí, como buen español, una copita me cabe entre chirigota y comparsa y otra entre misterio y palio. ¡Ahí lo dejo!

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