miércoles, 17 de junio de 2020

A MIÑA SIDRIÑA

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no puedo olvidarme por ser en el que habito y amo, no ha mucho tiempo que me aventuré a la elaboración de cerveza casera adquiriendo para ello un kit preciso de iniciación, si bien, juzguen vuesas mercedes lo que vieren y entendieren, debido al uso que del mismo hago y los avances en tan singular técnica ha devenido en hacerme ya efectivamente iniciado, sí, pero experto iniciado a sazón de los resultados y variedad de los mismos. Y no doy más pasos en aquesta aventura porque el lugar doméstico no lo permitiere en cuanto a espacio y, bien sabéis, porque mi esposa y ama, que no pasa de los cuarenta como Cervantes dijera de la que con Don Quijote vivía, podría bien partirme el palo de siete escobas en las costillas si introduzco más trastos y majaderías en la hacienda, llenando así de bártulos los espacios comunes y convirtiendo en maquiavélica fábrica cervecera el hogar donde residimos. Sin embargo, un descubrimiento hallado en los libros, no de caballerías más sí de cervecerías, dio en mi mente con la afortunada idea de usar el kit para otro licor que no fuere el extracto de cebada. Y así llegó a mí, una vez la elaboré, a miña sidriña, dicho sea de gallegas maneras, pues la misma, si bien procede del Reino Astur, me evoca recuerdos de la tierra donde se halla Finisterre. Y mi sidriña y su historia, sin duda alguna, en el blog ha de quedar plasmada per saecula.

Dicho lo anterior de cervantina manera, haciendo recuerdo de su obra más universal, ha de saberse que en los tiempos de confinamiento, con nocturnidad y alevosía hice el encargo a la web "Cocinista" (que es donde adquiero todos los "asuntos cerveceros") de un kit preparado para hacer algo más de una veintena de litros de sidra. Cierto es que me gusta esa bebida y las varias veces que he ido a Inglaterra he tomado más pintas de sidra que de cerveza y cierto es también que cuando compré el equipo para hacer cerveza pensé que sería una gozada poder hacer sidra también, lo que pasa que no sabía que sí que se podía con ese mismo equipamiento, hasta que un día, como todo, de casualidad, lo descubrí. Y desde ese día supe que la haría. El parón de la vida cotidiana que nos trajo la pandemia puso a huevo el momento pues no tenía otro entretenimiento mejor y sin pensarlo mucho compré lo necesario. Además ya estaba maquinando hacer y diseñar unas etiquetas para las cervezas caseras así es que incluiría otro modelo para la sidra y enviaría todo junto a la imprenta. Vamos que la cosa se ponía de cara y a mí esas iniciativas me gustan y me gusta más aún el culminarlas con éxito. Raro es que empiece un proyecto y lo deje a medias. Soy manchego y, por ende, cabezón y concienzudo. Mi primera sidra ya había comenzado a existir desde el momento en que supe que tenía lo necesario para ello. Y no he parado hasta que ha sido real y ya reposa dulcemente aguardando su consumo. Desde el embotellado y comienzo de la segunda fase de fermentación han de transcurrir cinco semanas mínimo para la cata. El estado óptimo lo alcanza a los seis meses. Así es que paciencia y en Navidad a disfrutar de los tercios de la "Sidra Sancha" a diario. Y, a lo mejor, de dos en dos. O de tres en tres si es día de villancicos. ¡Yeah!


Ya metidos en faena, lo primero fue limpiar y desinfectar bien el fermentador pues el cambio iba a ser drástico. De haber tenido en su interior veinticinco litros de cerveza negra iba a pasar a albergar sidra en potencia, dando lugar a la fermentación del extracto con azúcar y levadura. Esos detalles de extrema limpieza y desinfección son claves para el éxito final pues cualquier descuido te puede estropear todo el proceso y lo peor es que lo descubres meses después. Hay que ser muy meticuloso con ello. Puse en orden también el borboteador, el densímetro y compré algunas botellas y chapas para esta nueva empresa. Estaba feliz y, sobre todo, entretenido pues como no tenga alguna tarea que hacer mato moscas con el rabo como un diablo aburrido. Y, hete aquí la mente divagando travesuras, limpiándolo todo para hacer la sidra tras haber hecho cerveza negra, ya pensaba en cuál sería el siguiente brebaje cervecero que acometería. Y lo decidí, vaya si lo decidí. Una cervecita tostada, de esas color cobrizo, con toque a caramelo y amargor final sabor a nuez que cuando la pruebas piensas "quiero un barril". Así como quien no quiere la cosa acabo de daros la primicia. La temperatura de fermentación es óptima en estos días pues mantiene la habitación a unos veintidós grados así es que estando el equipo de nuevo libre creo que en estos días haré esa cerveza para tener unas birritas frescas para el verano. Va, que me voy por las ramas. Hoy la cosa va de sidra. Mentiría si no dijese que estoy deseando probarla pero en estos casos ya me he acostumbrado a esta dulce espera.

La sidra se ha tirado fermentando con la levadura prácticamente dos semanas en el fermentador. Además el borboteo era constante y la gravedad original fue 1036 lo que presagiaba una graduación final de unos 5 grados. La gravedad final estuvo en 1002 así es que, a priori, ha quedado una señora sidra de 5,3 graditos de alcohol. Es decir, en Navidad con unas cuantos culines en lo alto vamos a cantar la Marimorena en do mayor sostenido sin problema. Ahora están las botellas en la última fase que es la de fermentación en botella con dextrosa. Tienen que permanecer así y en posición vertical un mínimo de cinco semanas para poder probarlas, como antes decía. Así es que sigo esperando a ver qué tal se da esta remesa de sidra para valorar si haré más en un futuro o sigo sólo con las cervezas que de momento me van saliendo bien y me gustan. La última prueba que hice en probeta me recordó a la típica sidra asturiana que hay que escanciar para que coja "vida", por eso decidí carbonatarla con dextrosa, darle gas, vaya. No creo que logre una tan gasificada como "El Gaitero" pero con que coja una fuerza tipo "Ladrón de Manzanas" me sirve. Bueno, si logro que el brebaje me quede como una "Bulmers" o una "Strongbow" ya sería el exitazo total. ¡Me encantan! Ya os contaré. De momento esta es la historia de "a miña sidriña" y veremos qué depara la misma. ¡Hasta otra!

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