miércoles, 3 de junio de 2020

MI GENTE EN LA CUARENTENA


Lo confieso. Quedé para tomarme una cerveza y fueron diez. De camino a casa entre efluvios, pensamientos embriagados por el zumo de cebada y la imaginación solitaria trabajando alegremente me fui acordando uno a uno de todos ellos. Y cada recuerdo era una sonrisa. En ese momento preciso pensé que plasmaría por escrito un pequeño homenaje a todas las personas que en estos días de confinamiento me han aportado alegría, cercanía, sosiego, risas y, simplemente, conversación en momentos determinados en los que el ánimo se tambalea. Creo que no me dejaré a nadie de los que he de mencionar, pero si así fuera, pido desde ya perdón por el olvido. Aunque seguro que otros recuerdos tendré con tales personas y todos buenos, sin duda. De hecho, ahora que estoy tecleando no dejo de tener elevadas las comisuras de los labios mientras afloran momentos vividos con quienes ahora indicaré, momentos que parecen ya muy lejanos y son de estos recién pasados e inolvidables meses asolados por la pandemia, sobre todo los horribles días y noches de mis queridos Marzo y Abril que este año me han privado de lo que más amo: las cofradías, las romerías y mi gente. Así pues, espero que los que leáis esto y os veáis incluidos en los nombres que iré poniendo, seáis conocedores y conscientes de que de una manera u otra os he hecho míos esta cuarentena y, gracias a vosotros, ha sido para mí mucho más llevadera la situación. ¡Gracias!


El primero creo que debe ser Paco. Bueno, Paco, no. Don Francisco José Pozo Elvira. El tío empezó a modo de guasa a subir vídeos parodiando canciones. Se disfrazaba en casa con el atrezzo que tuviera a mano de carnavales pasados y otros bártulos, se grababa haciendo playback de alguna conocida canción y subía el vídeo con el único afán de hacernos reír un rato. Pues lo estuvo haciendo día tras día haciéndonos estar pendientes de su facebook, aceptando incluso peticiones de canciones, regalando dedicatorias y evolucionando en el montaje de sus obras metiendo alguna sorpresa o guiño inesperado. Gracias, Paco. Eres de la gente buena y noble que me llevé del colegio siendo niño y eres un tío grande. El pasado mes de Marzo me pusiste la alegría y la sonrisa más de una mañana. Gracias de nuevo.

Lo siguiente a destacar es ese grupo humano llamado "Chusma selecta cofraude". Muchas bizarradas, muchos pañuelos de hierbas, muchas risas y muchas noches y horas de whatsapp, de conversaciones amenas, divertidas y distraídas. Además, con ellos y siguiendo los vídeos de Jano García hemos ido haciendo entre todos nuestra lectura particular de la pandemia sin que faltasen chascarrillos entremedias, menciones a "Don Antonio" y mucho humor. Creo que lo recordaré siempre como el grupo que surgió sin esperarlo y se convirtió en un toma y daca de moral conforme alguno estábamos más regular. Y lo creó uno que dicen que está loco... ¡Qué cosas! ¿Qué os voy a decir? Os quiero y mil gracias a todos. Ahora ya whatsapeamos menos, pero claro, nos vemos en las tabernas y de qué manera. Una cita, una tiempla. ¡Eh! Y que sean muchas más. Además tenemos algunas gordas pendientes y con aroma a limoná. Gracias otra vez.


Ojo. Cuidado. "El hijo puta de la O". Palabras mayores. Seguramente sea de los nombres de grupos de whatsapp más recónditos que haya en cuanto a su origen, pero sin duda integrado por personas que aman las cofradías por encima de todo. Con estos buenos hombres he disfrutado de la más pura esencia cofrade en un año tan inolvidable que en plena Cuaresma se nos partieron los sueños a guantazo limpio. De golpe y porrazo se anularon ensayos, pregones, citas, conciertos y lo más doloroso para los que vivimos siempre enamorados de este mundillo de imágenes, bandas y costales, se fueron anunciando una a una la suspensiones de todas las celebraciones de Semana Santa. No hemos tenido pasos en las calles, no hemos tenido marchas de bandas, no hemos tenido chicotás de costaleros, no hemos tenido Sevilla en su alma más pura. Y gracias a Josito, Fer, Guille y Selu no he perdido del todo este nefasto año el contacto con el incienso y la cera aunque haya sido de manera virtual. Un placer hablar y debatir con ellos de cofradías a nivel alto. Sin duda el grupo cofrade con el que más liviana se me ha hecho la pérdida de más de la mitad de la Cuaresma y de la propia Semana Grande. Os doy las gracias y os las daré mil veces. Por vosotros tuve Semana Santa. Habéis sido enormes para mí estas fechas. Y seguís siéndolo. Hay que seguir. Gracias, artistas.


No puedo olvidarme de Amanda. Para mí es especial. Y lo es porque la conocí en una de mis pasiones: el Camino de Santiago. Fue en el verano de 2018 y desde entonces, al igual que con sus amigas Alba y María, he seguido teniendo contacto. Me cayeron genial las tres, son buena gente y de sonrisa sana. Me acuerdo muchas veces de ellas. Pero esta cuarentena, la verdad no sé cómo ha surgido, he hablado mucho más con Amanda. Quizás porque los dos somos piscis y en muchas cosas nos vemos reflejados y nos reímos de lo mismo, quizás porque varias noches de soledad y confinamiento ha estado ella al otro lado del tablero virtual de parchís o quizás porque ambos hemos pasado un cumpleaños anómalo este año, pero sea como sea, Amanda ha sido esencial para mí en estos meses de atrás. Sé que quiero verla de nuevo, sé que espero que así sea y que estén María y Alba también, por supuesto, sé que me debe una copa por un concurso de instagram, sé que me pegaba unas tundas enormes al referido parchís, sé que al menos la primera vez que jugamos le gané yo, ¡ah! y la última también, sé que "El Gran Caminante" llegó a su poder y sé que cuando comamos lentejas, estemos donde estemos, nos acordaremos el uno del otro. Amanda... ¡gracias! Has sido mi sonrisa muchas ocasiones.


Y conforme voy tecleando me van viniendo más nombres, más momentos, más charlas, más detalles que, en definitiva, han hecho que este tiempo de confinamiento que nos ha robado el mes de Abril como diría Sabina, se me haya pasado de la mejor manera posible. Las risas con mi amiga Eva hablando del satisfyer para recoger las migas en un mantel, los incombustibles padeleros mandando toda noticia al respecto de nuestro deporte favorito, el gran Iñaki puntual a su cita de pacharán y Camino, el más inesperado de la agenda enviándome un mensaje de audio preguntando un mero "¿qué tal?". En definitiva, lo bueno seguramente de conocer a mucha gente es que rara vez te sientes solo, siempre están los fieles y leales como los ultra sur, la familia y los amigos íntimos, pero cuando la situación es difícil para todos, ellos inclusive, es agradable que quien menos esperas en ese preciso momento te acompañe un ratito, aunque sea en la distancia. Por y para vosotros han ido estas líneas. Habéis sido "Mi gente en la Cuarentena" y os quiero cerca siempre. ¡¡Gracias!!

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