lunes, 28 de octubre de 2013

A VUELTAS CON LAS COFRADÍAS

Hoy he recibido un "whatsapp"un tanto especial. Me indican la fecha de la primera igualá que tendré el año que viene y las fechas de los correspondientes ensayos. Una sonrisa se ha dibujado en mi cara y he querido plasmarla en el blog. Ya está aquí el lío. Y es que para los cofrades no existe día en que no soñemos con La Gloria y contemos las horas para que llegue un nuevo Domingo de Ramos y se abra el portón de nuestra amada pasión. Nuestro calendario cofrade es así. Los días pasan no en busca de un nuevo año si no de una nueva Semana Santa. Si bien antes de que huela a canela y azahar ha de oler a huesos de santo y castañas, para nosotros todo paso festivo hacia adelante es una doble celebración: la que toca vivir por la fecha (Carnaval, Ferias de Agosto, Puente de Todos los Santos, Navidad...) y la nuestra propia celebrando que ya queda menos para la meta anual del tiempo cofrade. No me canso de decirlo: nos pasamos el año soñando con lo vivido hasta que llega la Semana Grande en la que vivimos lo soñado. Y eso es así. Sentimiento cofrade puro.

Y quien nos conozca sabrá que los cofrades somos de esa guisa, incombustibles apasionados de una corneta y un costal, jartibles hasta lo máximo de un palio "bien andao", encandilados hasta límites insospechados de un pregón, soñadores de nuevas ilusiones bajo antifaces nazarenos y aguaores de la sed de cualquier cuadrilla de misterio que nos deleite con un cambio fino y elegante sin exceder del izquierdo por delante. Somos así. Me atrevería a decir que somos, incluso, una nueva tribu urbana de las que hoy tanto abundan, porque, desde luego, o eres de esta tribu o tú no aguantas una noche de Mayo hablando de cofradías y bebiendo fino la Ina. Y es que ya digo que somos así. En Navidad ya decimos que cuando pasa el Rey Negro Baltasar se ve la primera Cruz de Guía, pero es que, en realidad, nosotros estamos viendo la primera Cruz de Guía desde el primer Lunes de la Pascua de Resurrección. Por eso nos pasamos la Feria de Abril comentando la recién despedida Semana Santa, el mes de Mayo ya tenemos la Cofradía de la Virgen de la Cabeza en la calle, en Junio sale el Sagrado Corazón de Jesús y como no, costaleros bajo el paso y bandita detrás, en pleno estío de Julio procesiona la Virgen del Carmen, en Agosto no hay momento en que nos juntemos cuatro o cinco individuos de esta "nueva tribu urbana" y pasemos un buen rato hablando de como se mueven las bambalinas de aquel palio, en Septiembre ya empezamos a mirar los calendarios de igualás y ensayos para que no coincidan muchas cosas y poder ir a cuantas más mejor, en Octubre paseamos a Santa Teresa y vamos fijando las tertulias cofrades en los bares, en Noviembre ya sabemos cuando son la gran mayoría de ensayos y actos y nos antojamos de potaje de cuaresma y bacalao con tomate, en Diciembre cantamos villancicos al Niño Dios con guitarras y tambores evocando los sones de las bandas que tanto ansiamos oír, en Enero ya retumban los llamadores en los primeros ensayos y armás de cofradías, en Febrero caen los pregones anunciando lo que vendrá y en Marzo cuando más pronto y en Abril cuando más tarde disfrutamos nuevamente de La Gloria que empezamos comentando en la pasada Feria de dicho mes. Y eso es así y así se repite cíclicamente año tras año, lustro tras lustro, siglo tras siglo, vida tras vida, generación tras generación.

Y traigo esto a colación porque hoy, como empecé diciendo, me han dado la noticia de cuándo es la primera igualá a la que me citan. Adjunto instantánea del "whatsapp" al margen donde figura el origen de mi alegría.  En este caso ha sido la de la Hermandad del Prendimiento. Me faltan por saber la de la Flagelación y la de Las Penas. Pero mi calendario pre-cuaresmil ya ha empezado a tener forma (si es que alguna vez dejó de tenerla). Siempre con algo de cofradías, siempre con algún relío, siempre con alguna visita pendiente a Sevilla, siempre con el clan-clan de un techo de palio, siempre con el erre que erre de un Cristo en silencio. Soy así. En mi caso particular la raza costalera me fluye por todos los poros de la piel  y siempre estoy con un "oído al costero" brotándome de los labios.  Los que me conocen lo saben. Si cualquier día y en cualquier momento ya hablo de cofradías, hoy que todavía no las había mencionado y que no me esperaba noticia alguna al respecto me mensajean con las fechas de los ensayos. O voy yo a las cofradías o vienen ellas a mí. No puedo vivir de otra manera y por eso vierto estas líneas, simplemente para acariciar con texto, otra vez más, mi mayor afición. No hay momento de mi vida, sea cuando sea, que no esté... a vueltas con las cofradías.

3 comentarios:

  1. Verdaderamente un texto genial, puro, como la vida misma y real, cristalino como los pensamientos de todos a lo que nos enloquece este mundo. Un saludo

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  2. Has puesto palabras a los que a muchos nos pasa. Es el ritmo de la vida cofrade que enriquece el resto de nuestra vida. Y nos hace ser como somos.

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  3. Gran entrada compañero de trabajadera

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