Todos los años empezamos el año (valga la redundancia en este caso) con los propósitos que queremos cumplir en el año nuevo. Y pensando hoy en ello, en plenas fechas navideñas, me planteaba si en vez de proponerme nuevas metas había cumplido las que hace un año empecé a maquinar. Y hete aquí que he visto propicio cerrar este año el blog con esta entrada y trasladando el interrogante a quien tenga a bien leerme. ¿Habéis cumplido los propósitos de este año que ya despedimos? ¿Habéis cumplido los propósitos de año viejo? Los que tuvierais como meta, por ejemplo, dejar de morderos las uñas, ¿lo habéis hecho? Los que os hubierais mentalizado para hacer deporte asiduamente, ¿lo habéis hecho? Quienes os propusisteis leer más, hacer el Camino de Santiago, pasar más tiempo con la familia, escribir un libro, iniciar una afición, acometer un proyecto, perder unos kilos o modificar alguna conducta, ¿lo habéis hecho? Pues estáis a tiempo. Y no lo digo con sorna hoy que es 30 de Diciembre, lo digo de corazón. Si no habéis cumplido los propósitos de año nuevo de este año que ya es viejo, proponedlos de nuevo en vuestra vida. Y afrontadlos. No los dejéis en el cajón del olvido y propongáis otros nuevos cada año. Cumplidlos, intentadlo, aunque sea alguno nada más. Siempre podréis decir: Cumplí los propósitos de año viejo. Mejor eso que nada.
Hay que ser consciente que hay propósitos que se abandonan porque no pueden cumplirse en un año. Y, claro, cuando vamos por el mes de Mayo y empezamos a vislumbrarlos como imposibles, los damos de lado. Y pensamos: "total, no lo iba a poder cumplir. El año que viene me marco otro". Y así pasa. El propósito de año nuevo se va al carajo. Y así un año y otro y otro y otro. Y los propios propósitos igual. Y así uno y otro y otro y otro. Y siempre nos ponemos tareas nuevas. ¿No hay forma de acometer las labores que nos ponemos y que llegando fin de año podamos celebrarlo? Claro que es posible pero hay que tener voluntad y constancia. Y, sobre todo, saber que un propósito de año nuevo no pasa nada porque se convierta en propósito de año viejo. Lo importante es lograrlo aunque nos lleve más de un año. Eso nos mantendrá activos. Y nos hará sentir vivos. Ojo, hay veces que sí los cumplimos. He logrado dejar de fumar. He logrado ser más ordenado en el trabajo. He logrado pasar más tiempo con los amigos. Y nos asoma una sonrisa de victoria, satisfacción y alegría que no tiene parangón. Y esa sonrisa sí que nos da fuerza para decir: "Ahora sí, nuevos propósitos de Año Nuevo".
La verdad es que yo, como soy más simple que el mecanismo de un chupete, no me marco propósitos de año nuevo. Lo que hago es marcarme pequeñas metas novedosas para estar entretenido y ocupado y mantener los que creo que vengo cumpliendo y me hace feliz. Así, al final del año siempre cumplo propósitos de una manera u otra. Dícese: mis propósitos de Año Viejo han sido cumplidos. He continuado con mi gente cercana, he seguido dando guerra con el pádel, he continuado haciendo un tramo del Camino de Santiago en vacaciones, he seguido siendo fiel al oficio costalero entregándome en todos los pasos que he sacado, he continuado guardándome unos ratitos para mí y plasmarlos en el Rincón, he afrontado tareas nuevas y divertimentos como aliñar aceitunas, hacer cerveza casera e innovar recetas y he afianzado todo aquello que he ido aprendiendo tras enfrentarme a ello. Meta pequeña lograda, propósito conseguido. Mucho más sencillo y además garantiza casi al cien por cien cerrar el año recordando muchas victorias chiquitinas cumplidas. Y muchas victorias son mucha felicidad. Y mucha felicidad se refleja en muchos recuerdos bonitos.Y muchos recuerdos bonitos son una forma preciosa de cerrar un año. Siempre lo digo porque así lo creo. Y además ya lo decía Sócrates también: en las pequeñas cosas es donde en realidad radica la esencia de la vida. ¡Cuánto sabía para no saber nada! De este modo y si os da por plantearos propósitos pequeños (sin olvidar luchar por los grandes, esos que conllevan, a veces, varios años para cumplirse), os lanzo un reto. Más que un reto os lanzo una labor para este año que ya llega. Va, os pongo yo el propósito de año Nuevo. Sólo uno. El único. El mejor. "Propósito: Cumplir los propósitos". A ver cómo se da. Ya me iréis diciendo con el tiempo. Espero que tengáis muchas metas pequeñas logradas que contarme.
Y así nos hemos plantado en una nueva Nochevieja. Y que no decaigan las empresas chiquitinas. Yo, por ejemplo, tengo una por delante y voy a ver si también la cumplo y la recuerdo esta noche cuando suenen las campanadas entre años y sonrío por ello. Cosa de poco pero, como todo, hay que hacerlo y eso es cuestión de voluntad. A mediodía quiero ir a comerme un plato de migas con los amigos pandorgos. ¿Qué os parece? Seguro que me reporta alegría si lo consigo. No os riáis. No dejar de ser un propósito aunque ligero, asequible y resultón. Y no por ello desdeñable pues todo conlleva un coste de oportunidad. Si estás en un sitio con una gente no puedes estar a la vez en otro sitio y con otra gente. El tiempo es oro y ese sí que no vuelve. Elegid bien pues vuestros propósitos porque podéis tener todos los que queráis pero tiempo para ellos no. Ahí está la clave del éxito o el fracaso muchas veces. Queremos comprometernos a algo sin voluntad y/o sin ser conscientes de lo que ello nos costará. ¡Ah! También quiero enfrentarme a la tarea de llegar a la hora de las uvas con las mismas peladas y sin pepitas. Parece una tontería pero es otra pequeña tarea y traerá su satisfacción. Me gusta ir pasito a paso. Una vez en el Camino de Santiago un peregrino italiano me dijo que "piano, piano se va lontano". Y qué verdad es. Así es que lo pongo en práctica en cualquier oportunidad que tengo.
Y poco más, amigos. Ya estamos prácticamente diciendo adiós al año 2019 y recibiendo el año 2020. Y os confieso una cosa, propósitos grandes y cuyo cumplimiento no dependa de mí no voy a marcarme pero sueños sí que tengo en mente. Ojalá dentro de un año pueda deciros que se han cumplido. Y los vuestros igual. Y vuestras metas también. Que así sea. Al menos que lo hayamos intentado todos que para eso es la vida. Ya hablaremos de los propósitos de Año Viejo dentro de 366 días (el que llega es bisiesto) mientras empezamos a vislumbrar otros. Ahora os dejo repasando los de Año Nuevo y cogiendo fuerza para lograrlos. ¡¡Feliz Año Nuevo!!
La verdad es que yo, como soy más simple que el mecanismo de un chupete, no me marco propósitos de año nuevo. Lo que hago es marcarme pequeñas metas novedosas para estar entretenido y ocupado y mantener los que creo que vengo cumpliendo y me hace feliz. Así, al final del año siempre cumplo propósitos de una manera u otra. Dícese: mis propósitos de Año Viejo han sido cumplidos. He continuado con mi gente cercana, he seguido dando guerra con el pádel, he continuado haciendo un tramo del Camino de Santiago en vacaciones, he seguido siendo fiel al oficio costalero entregándome en todos los pasos que he sacado, he continuado guardándome unos ratitos para mí y plasmarlos en el Rincón, he afrontado tareas nuevas y divertimentos como aliñar aceitunas, hacer cerveza casera e innovar recetas y he afianzado todo aquello que he ido aprendiendo tras enfrentarme a ello. Meta pequeña lograda, propósito conseguido. Mucho más sencillo y además garantiza casi al cien por cien cerrar el año recordando muchas victorias chiquitinas cumplidas. Y muchas victorias son mucha felicidad. Y mucha felicidad se refleja en muchos recuerdos bonitos.Y muchos recuerdos bonitos son una forma preciosa de cerrar un año. Siempre lo digo porque así lo creo. Y además ya lo decía Sócrates también: en las pequeñas cosas es donde en realidad radica la esencia de la vida. ¡Cuánto sabía para no saber nada! De este modo y si os da por plantearos propósitos pequeños (sin olvidar luchar por los grandes, esos que conllevan, a veces, varios años para cumplirse), os lanzo un reto. Más que un reto os lanzo una labor para este año que ya llega. Va, os pongo yo el propósito de año Nuevo. Sólo uno. El único. El mejor. "Propósito: Cumplir los propósitos". A ver cómo se da. Ya me iréis diciendo con el tiempo. Espero que tengáis muchas metas pequeñas logradas que contarme.
Y poco más, amigos. Ya estamos prácticamente diciendo adiós al año 2019 y recibiendo el año 2020. Y os confieso una cosa, propósitos grandes y cuyo cumplimiento no dependa de mí no voy a marcarme pero sueños sí que tengo en mente. Ojalá dentro de un año pueda deciros que se han cumplido. Y los vuestros igual. Y vuestras metas también. Que así sea. Al menos que lo hayamos intentado todos que para eso es la vida. Ya hablaremos de los propósitos de Año Viejo dentro de 366 días (el que llega es bisiesto) mientras empezamos a vislumbrar otros. Ahora os dejo repasando los de Año Nuevo y cogiendo fuerza para lograrlos. ¡¡Feliz Año Nuevo!!
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