El pasado día 29 de Enero publiqué una entrada titulada "Volvemos a estar de dulce" en la que plasmaba unas líneas acerca del buen momento que vivía el Real Madrid, Club de Fútbol tras un tortuoso inicio de temporada. Bien, como buena Ley de Murphy se ha cumplido: basta que menciones el blanco para que aparezca el negro. Este próximo Sábado, día 29 de Febrero, se cumplirá un mes desde que parí aquel texto en el Rincón y la cosa no ha podido torcerse de peor manera. El club de Chamartín ha sido eliminado de la Copa del Rey, ha cedido el liderato en solitario de la liga y está (salvo milagro futbolístico) prácticamente eliminado de la Champions League. Ya lo decía la otra vez y lo reafirmo: el fútbol sólo tiene dos sabores, el dulce y el amargo. Antes estábamos de dulce y ahora estamos de amargo. Pero yo creo que es lo que realmente nos engancha a este mundillo del once contra once, los continuos vaivenes en dirección vertical y el que la noria gira sin que podamos predecir con fiabilidad el resultado. Y lo más grande es que los fieles seguidores de un club seguimos amándolo pase lo que pase. Yo quiero al Real Madrid y al Betis hasta en las victorias. Sí, sí, hasta en las victorias que es cuando es fácil quererlos. En las derrotas los quiero más. Siempre fieles, siempre leales. No todo es color de rosa.
En estos días, todo hay que decirlo, he vuelto a comprobar lo triste que ha de ser vivir futbolísticamente pendiente de otro club al que no sigues para celebrar sus derrotas. Y hay gente que así se la pasa. Y no pocos, ¿eh? Muchos. "-¡¡Ha perdido el Madrid!! ¡A celebrarlo! -Pero, ¿tú no eras del Valencia? -Sí, pero ha perdido el Madrid. ¡Vamos! -¿Y a ti qué más te da que haya perdido si no es tu equipo? -¡Vamos! ¡Vamos! ¡¡Unas cervezas!!" Me da entre risa y pena ver esas actitudes. "-¿Y el Madrid qué? Jajajaja. -¿Tú eras del Atleti, verdad? -¡Sí! A muerte. ¡Aupa Atleti! -Bien, ¿y entonces el Madrid qué? -¡¡Ha perdido!! Jajajaja -Vamos a ver, el Madrid os ha eliminado cinco años seguidos en Champions, dos de ellas ganándoos la final, os ha ganado el último trofeo que habéis disputado entre los dos que fue la pasada Supercopa de España, os ha ganado el último derbi jugado... -Por eso, por eso. ¡Que se jodan! -¡Ah! Entiendo. Celebras las derrotas del rival, pero entonces no eres del Atleti, tú lo que eres es antimadri... -¡¡Que va!! ¡¡Que va!! ¡Viva Luis Aragonés! ¡Raúl selección! Jajajaja ¡Aupa Atleti, oé! ¡Y Guti maricón!" Y no. No creáis que es parodia. Es real. Yo jamás me he dedicado a escribirle a nadie para intentar ofuscarlo por las derrotas del club al que sigue o ponerle cánticos forofos. Me he limitado a celebrar con los míos los triunfos propios. Sin más. Unos podemos presumir de valores y señorío. Otros no. Yo, ya lo dije aquí una vez, doy la cara siempre. Y aquí estoy de nuevo ahora que no estamos de dulce.
Llevaba el Real más de dos docenas de partidos invicto y, de repente, volteo de tortilla y al carajo. Y esta historia ya me la sé. La he vivido otras veces igual que mis coetáneos han vivido conmigo, para su alegría o para su pesar, siete Copas de Europa añadidas a las vitrinas del Bernabéu. Va todo bien, se hierra un partido y ya va todo mal. Y además siempre ocurre en el peor momento. Se tuerce el camino, se recibe un mazazo psicológico y se entra en barrena hasta que todo cambia de nuevo. En ocasiones tarde. Las cosas como son. Se gana un partido que se merece perder, entre un gol de rebote, se coge confianza y se endereza de nuevo la situación. Aquí entra en juego el factor de los grandes clubes: no se permiten malas rachas. Los grandes tienen que estar siempre arriba y sus presidentes, entrenadores y jugadores conviven con una presión que otros sitios no existe. Perdónenme lo que voy a escribir pero es lo que es y no lo he inventado yo: la presión que tiene el entrenador del Barcelona no la tiene el del Sporting de Gijón. En un club acostumbrado a estar arriba ya es un trauma ser tercero en la clasificación. Aunque no obstante el fútbol funciona así: el primero gana, el segundo pierde, los demás compiten. No tiene más lectura.
Y este Domingo es el clásico. Madre mía. ¡En qué momento! Con la vorágine en la que se encuentran metidos en Concha Espina. Veo y leo de todo: madridistas que confían, madridistas que tiran la toalla, antis que desconfían, antis que esperan un nuevo fracaso para celebrarlo, seguidores que tienen los pies en el suelo, seguidores que siguen pensando en remontar el 3-4 de la eliminación de Copa del Rey y aún no saben que no hay partido de vuelta, de todo oiga, como en la viña del Señor. Yo tengo muy clara mi postura: animar a mi equipo. Creo que siempre he sabido reconocer lo merecido y entiendo que no me equivoco al decir que el Real Madrid perdió justamente contra la Real Sociedad y que perdió justamente contra el Manchester City. Del mismo modo creo que sé apreciar cuando se gana debidamente y cuando no aunque para los tristes que siempre están más pendientes de lo ajeno que de lo propio el Real Madrid siempre gana por favores arbitrales. En fin, ya no estamos de dulce y ahora estamos en vacas flacas. Hay que seguir. A ver qué pasa el Domingo, 1 de Marzo, a partir de las 21;00 horas y... ¡Hala Madrid!
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