Real Betis Balompié y Real Madrid, Club de Fútbol.
Corazón futbolero dividido: blanco por herencia, tradición, pasión familar, espíritu y orgullo; verdiblanco por simpatía, por aficción, por sentimiento, por los colores de la tierra que amo.
Anoche tuvo lugar en el Benito Villamarín uno de los partidos de fútbol que más disfruto cuando acaecen: Real Betis Balompié contra Real Madrid, Club de Fútbol. Es difícil para mi animar en tales días a uno o a otro equipo, siento los dos, quiero a los dos, amo futbolísticamente a los dos.
Un lado de mi balanza futbolera se decanta siempre por la victoria blanca (roja de equipación anoche). Por mero recuerdo y añoranza de cuando vivía mi abuelo Casildo con el que me inicié en la pasión merengue, ya se inclina la balanza, y por muchísimas otras cuestiones también.Yo tenía por entonces 7 años y el equipo de la capital del país alineaba entre sus filas a la famosa Quinta del Buitre. Muchos fueron los partidos que ví en casa de mi abuelo, junto a él y mi padre, animando siempre al Real Madrid. Recuerdo con cariño que cuando el Real Madrid perdía algún partido yo agarraba una infantil rabieta y exclamaba: "¡¡Me borro!! Ya no soy del Real Madrid." Y mi abuelo sonriente me decía: "Tú ya eres del Real Madrid.Y lo serás para siempre y por más que digas que ya no lo eres o ya no lo quieres, dentro de ti seguirás siéndolo y queriéndolo. Y te alegrarás cuando gane y te enfadarás cuando pierda." Y cuanta razón tenía... Así fue, ha venido siendo, es y será. Algún tiempo después y también siendo niño comentaba lo mismo con mi primo Santi y él también me dijo las mismas palabras que mi abuelo. Somos madridistas por familia, por tradición, por sentimiento, por herencia... Es algo que todo futbolero siente hacia los colores y escudo de su equipo. Y es algo que las mujeres (la mayoría) nunca podrán entender. Los hombres (la mayoría) tampoco podemos entender otras tantas cosas de ellas. Las cosas como son.
Por eso, decía, simplemente por eso, siempre quiero que gane el Real Madrid. Por recuerdo y amor a mis mayores. Por pasión.
Pero... el otro lado de la balanza (quizás igual de poderoso que su contrapeso) también es blanco... Y verde. Colores verdiblancos los que lleva en su bandera, como los de la tierra que cruza el Guadalquivir. Algo me úne, me arraiga, me adhiere al estadio de la Avenida de la Palmera. Ese rincón hispalense es para mí mágico. Es un imán de sentimientos futboleros cuando juega el Real Betis Balompié. Por eso, en partidos como el de anoche no sé a quién animar. Ayer vibraba con los pases de Beñat y el peligro atacante de Jefferson Montero, Rubén Castro y Roque Santa Cruz. Ayer disfrutaba con las tácticas de Pepe Mel. Y eso que jugaban contra mi querido Real Madrid. Pero jugaban en el Benito Villamarín. Y allí lo verdiblanco manda.
Soy bético porque me identifico con el Betis. Con sus colores, con su bendita y mariana ciudad, con su afición, con su forma de animar (que la única abuela futbolera conocida sea "La abuela del Betis" es algo muy grande), con su pasión y empuje, con su feudo verdiblanco, con su humildad y con su expansión futbolera mundial. Todo el mundo conoce al Real Betis Balompié.
Ya lo dice uno de sus himnos: Mucho más que un sentimiento, que un escudo, una bandera, mucho más que todo eso... Más allá de las fronteras siempre habrá alguien que grite "Viva er Betis manque pierda" y así sonarán sus sones al final de la Palmera: óle, óle, óle, óle Betis óleeee...
Por eso, partidos como el de anoche son preciosos para mí. Y a fuerza de discutir conmigo mismo tomo la siguiente determinación: cuando el choque es Real Madrid - Betis, manda la furia blanca y el Coliseo Santiago Bernabeú me invade por dentro y anhelo la victoria merengue. Cuando el choque es Betis - Real Madrid, se impone mi pasión hispalense y me da igual que pierda el Real Madrid, quiero la victoria verdiblanca. "El Betis es musho Betis, miarma."
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