En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no puedo olvidarme por estar muy vinculado a mí desde pequeño y, ¡oh! caprichoso Sino, por ser donde el guión de la vida me depararía amor y matrimonio, se encuentra la aldea de Bolaños de Calatrava. Y le digo aldea porque es la forma y manera más sentimental, llana, campechana y campera que tenemos los manchegos de denominar afectivamente a uno de nuestros pueblos. El término "municipio" es demasiado selecto para hablar de un lugar de gentes nobles, de arraigadas costumbres, de tradición señera y de bondad infinita. Bien, mentado lo anterior decir que los bolañegos tienen como buen pueblo manchego y mariano, amén de sus Ferias y Fiestas populares que se celebran a partir del día 14 de Septiembre, con motivo de la festividad del Santísimo Cristo, en este caso en particular bajo su advocación de la Columna, en cuya Ermita me casé yo por las evocaciones de flagelos y reminiscencias cofrades que me unían a dicha imagen, tienen decía una Romería dedicada a la Virgen del Monte. Y sobre dicho evento va la entrada. ¡¡Viva la Virgen del Monte!! ¡¡Y Su Niño!!
La Virgen del Monte es una advocación mariana y católica venerada en Bolaños de Calatrava. La imagen es una pequeña talla de origen románico honrada en el antiguo Paraje de la Dehesa de la Moheda de la Orden de Calatrava. La tradición oral dice que la Virgen se presentó a una pequeña pastorcilla en un pequeño promontorio una tarde del mes de Abril, tocada con un gracioso sombrero pastoril. Tras varias presentaciones con apariencia humana, un día su belleza era especialmente intensa y el gran resplandor que la rodeaba asustó a la niña, acudiendo al lugar un hombre (posiblemente su padre). Ocurrido el divino acontecimiento se construyó una pequeña ermita en ese lugar, dejando el tronco de la vieja encina, bajo la que se refugiaba la señora, oculto bajo el altar mayor de la misma. Lo que sí queda constatado es que ya en el siglo XIII existía culto en la pequeña ermita del monte. Así se construyó la ermita dedicada a Nuestra Señora María Santísima de los Ángeles del Monte, más conocida como la Virgen del Monte.
La Romería se celebra el último Domingo del mes de Abril. Antaño duraba sólamente ese día, juntándose las familias y amigos a comer y pasar el día en el paraje de la Ermita, también conocido como "los rasos" o terrenos aledaños a la construcción eclesial propiedad de la Hermandad de la Virgen del Monte. A a la fecha dura tres días, del Sábado al Lunes (que es fiesta en Bolaños a tal efecto), aunque se puede decir que comienza el Viernes. El Domingo por la tarde se celebra la procesión alrededor de la Ermita, con la llamativa tradición de colgar los donativos (billetes) en el manto de la Virgen. Finalizada la procesión, a las puertas de la Ermita, se subasta el estadal (medalla de oro) que ha llevado la Virgen durante su festividad. En los “rasos” se reúnen las familias y los grupos de amigos en los famosos "corros" o "chozos", previamente colocados para tal ocasión, desgustando la gastronomía típica manchega como la caldereta, arroz con pollo, gachas, migas y las siempre clásicas chuletas de cordero. La Romería en nuestros días no ha perdido nada de la importancia que siempre tuvo en Bolaños. Al contrario, incluso se ha incrementado. En el siglo XX y principios del XXI se ha consolidado como la celebración por excelencia de los bolañegos. Así, se ha convertido en la romería más importante de Castilla la Mancha (junto con la de la Virgen de la Carrasca, de Villahermosa) y una de las principales de España.
Los cambios sociales y económicos han hecho evolucionar la fiesta de modo que, como antes decía, lo que antaño era una comida en el campo se ha convertido en una feria por su mayor duración y diversidad.
Para mí es una fecha marcada y señalada. Tanto es así que mis fieles seguidores y lectores habrán apreciado que tras el reloj que indicaba la cuenta atrás para Semana Santa, apareció una nueva cuenta atrás que descuenta el tiempo que queda para la Romería. Y ya queda poco. Me lo paso literal, llana y manchegamente "como un guarro en un charco inflao a bellotas". Todos los años, la tarde del sábado me embriaga la mente (nunca mejor dicho) de botellines, copitas, copas y copazas hasta el punto que un puñado de aceitunas, unos tacos de jamón o unos pinchos de tortilla son los más suculentos manjares que haya probado nunca. Es el dia clave para la aventura. La Romería en su momento álgido. La catarsis de la Fiesta. El momento cumbre del evento: Ir de chozos. Dícese, ir de grupo en grupo ingiriendo y tomando todo aquello que te ofrezcan (sopena de ser o parecer descortés) con el consiguiente efecto. Resumen: como soy muy amigable, cuando voy en "tó lo mío" de euforia etílica romera, procedo a realizar visitas a los chozos de amigos, los cuales a fin de que no aminore la euforia me ofrecen, donan, dan, entregan todo tipo de brebajes y pócimas que yo, evidentemente, haciendo gala de cortesía procedo a ingerir sin demora con el consiguiente efecto: cánticos varios, exaltación de la amistad, ¡Hala Madrid!, políticos de mierda, mira qué chiste más bueno, ¡Viva er Betis!, risas por doquier, otra copita me cabe y... bronca de mi esposa.
En fin, que este año me regañarán de nuevo pero yo seguiré insistiendo en hacer una "inocente visita" a los chozos amigos: Gofi, Marta, Marcos, Cris, Floren, Fran, Miguelón, Nabo, Boci, Jony... ¡¡Allá voy!! Prometo no ser "descortés".
¡¡Estamos de Romería, mujer!!
(Efectos de la cortesía. No comment).
jajajaja! q grande!! un año más!!! 2012!
ResponderEliminarTal y como predecía este año fue genial. Me he divertido tantísimo que estoy deseando ya que llegue la próxima. ¡¡Viva la Virgen del Monte!!
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