
De pleno con la leyenda hay que mencionar que, como la gran mayoría de estas historias, el origen suele contener algo de amorío. En el caso que nos ocupa, la víctima de las flechas de Cupido fue una joven tabernera, trabajadora en el mesón y hospedería donde se alojaban los peregrinos, quien dió lugar a la historia que acaeció en Santo Domingo de la Calzada. La leyenda dice así:
"Cuenta la tradición que de los muchos peregrinos que realizan al Camino de Santiago, llegaron a Santo Domingo de la Calzada, lugar concurrido del Camino, enclavado en el corazón riojano, donde había un gran hospital de peregrinos y albergues para los mismos, un matrimonio germano y su hijo de dieciocho años llamado Hugonell, procedentes de Xanten (Alemania).
La chica del mesón donde se hospedaron se enamoró repentinamente del joven germano y comenzó a insinuársele, pero ante la indiferencia del muchacho, enrabietada decidió vengarse. Metió una copa de plata en el equipaje de Hugonell y cuando los peregrinos reanudaron su marcha, la tabernera denunció el hecho al Corregidor de la ciudad mintiéndo y acusando de robo al joven. Por entonces las Leyes Forales del Rey Alfonso X, el Sabio, condenaban a muerte al reo de hurto y, una vez prendido y juzgado, el inocente peregrino fue ahorcado.
Cuando retomaron su peregrinación hacia la Jacobea ciudad, se acercaron a ver a su hijo ahorcado y cuando llegaron al lugar donde pendía el cuerpo oyeron la voz de su propio hijo Hugonell diciéndoles que Santo Domingo de la Calzada lo mantenía con vida. Asombrado el matrimonio por el prodigió se apresuró a ir al instante a casa del Corregidor a contarle lo ocurrido.
Al llegar, el mismo se encontraba sentado a la mesa dispuesto a degustar el almuerzo y al oír la historia que le narraban los peregrinos alemanes acerca de su hijo, escéptico e incrédulo manifestó: -Vuestro hijo está tan vivo como el gallo y la gallina que me dispongo a comer-. Y al instante el gallo y la gallina saltaron del plato y se pusieron a cantar". Desde entonces se dicen los famosos versos:
"SANTO DOMINGO DE LA CALZADA,
QUE CANTÓ LA GALLINA DESPUÉS DE ASADA".

(Hornacina del gallo y la gallina; sobre la misma se aprecia el trozo de madera de la horca).
(Instantánea del interior de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada).
Espero que si alguien se anima a visitar la Rioja disfrute visitando esta población y apreciando in situ esta Leyenda. Merecerá la pena la visita. Os lo aseguro. Y no olvidéis comer caparrones, una especie de judía pequeña que se guisa similar a la fabada asturiana. Es la comida típica del lugar. Y acompañado el menú con un caldo de la tierra... "¡Pa qué contaros!"
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