Llevaba tiempo mascando escribir algo de fútbol porque además de que ya tocaba hacerlo en el blog, me apetecía. Pero resulta que siempre que escribo sobre el deporte rey suelo estar enfadado por algunos resultados merecidos, sí, sí, merecidos digo: derrotas cosechadas por la pasividad o mala gestión de quienes los logran. Cuando el Madrid pierde dándolo todo, no me sulfuro, felicito al rival y animo a mi equipo, pero cuando pierde por hacer el chufla como el día que ganando 0-2 en Anoeta terminó perdiendo contra la Real Sociedad por 4-2, me llevan los demonios. Y a eso iba. Cuando suelo escribir de fútbol, decía, suelo estar enfadado por cuestiones de estas. Pero en esta ocasión estaba aguardando a ver si era al revés. Y ya me toca hacerlo. Me toca decir que los chiquetes de Carletto están de dulce. No quise echar campanas al vuelo cuando tras la derrota contra el Atlético de Madrid se encadenó una racha de varios triunfos consecutivos. No quise cantar victoria cuando se conquistó Anfield endosándole un histórico 0-3 al majestuoso Liverpool del "You´ll never walk alone". Tampoco he hecho leña del árbol caído cuando al club de los valors y del seny tal como usar lo deportivo para lo político y del pedir la independencia en la grada por parte de su afición, a ese club que lleva por nombre el de la Ciudad Condal de Barcelona, se le ganó por 3-1. No se me ha ocurrido hacer alardes de la victoria al humilde Cornellá por 0-4 en la Copa del Rey. Pero es que se llega a un momento en el que ya no se puede callar... Cuando partido tras partido todo son victorias y goleadas de escándalo hay que reconocérselo. E insisto que cuando hablo del Madrid suele ser para darles caña, pero, joder, es que esta vez es imposible y mira que llevo ya tiempo acechando. ¡¡Están de dulce!!
Y veréis si ahora por decirlo empeoran los resultados. Pero tenía que decirlo. Viva la madre que los parió. Empezando por Cristiano. Va a su ritmo. Que si solo mete goles de penalti, que si solo mete goles con los partidos resueltos, que si solo da la cara contra rivales débiles, que si esto, que si lo otro... Que sí, que sí. Que es nueva bota de oro y no deja de marcar (y de asistir) en todos los encuentros. Así es que por mí (y por todos los madridistas, creo) que siga metiendo solo esos goles que dicen sus haters que al paso que va tumba las redes de cualquier portería. Seguid despotricando contra él, pero que él siga marcando. Cristiano, hijo mío, tú a tu rollo. Como hasta ahora. ¿Ladran? Luego cabalgas. Sigue así.
Toni Kroos. Sin palabras. Categoría e ingeniería alemana pura. Llegó como campeón del mundo y con la dificilísima misión de suplir al espantando Xabi Alonso quien con su llegada vio peligrar sus minutos sobre el terreno de juego. Ha cogido magistralmente las manijas del reloj madridista y junto con su escudero de lujo, Lukita Modric, dirige la sinfonía del juego merengue a la perfección. Da los pases precisos, abre a las bandas cuando tiene que hacerlo, es el eje del engranaje del medio centro, muerde en la presión defensiva, se suma al ataque y tiene llegada a portería. Con todo ello, Xabi Alonso, el maestro, ha sido reemplazado con unas garantías totales. No es que nos hayamos olvidado de ti, tolosarra, es que no hace falta acordarnos. El culpable es el nombre con el que empecé este párrafo y con el que lo cierro: Toni Kroos.
Otro artífice de esta preciosa racha de resultados y goles es un chaval malagueño de un pueblo llamado Arroyo de la Miel: Francisco Alarcón ("Isco"). Desde luego que de su pueblo natal ha adquirido raíces. Toca la pelota con una conjunción de arte andaluz y dulzura de miel que tiene al Bernabéu entregado a sus pies. Con la ausencia de Bale por lesión le fue encomendada la tarea de suplir al galés en el campo. Y lo ha hecho, desde luego que lo ha hecho. Y de qué manera. El míster se ha visto en un apuro tal cuando se ha recuperado Gareth Bale que no sabía si que siguiera en el banquillo por lo bien que estaba jugando Isco. Vamos, al final la solución ha sido incluso ponerlos a los dos juntos en detrimento de otro crack recién aterrizado: James Rodríguez. Pero claro, el colombiano tambiés es otro mago del balón. Otro titularísimo. Se antojan varias rotaciones seguras entre los tres y es que, como ya sabéis, están de dulce todos. Pero algo más el joven Isco.
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