Hace unos días he regresado de una pequeña escapada a Inglaterra. Evidentemente he tenido mis habituales charlas con la Reina Madre mediante las cuales quiero que aprenda a hacer gachas, comer en sartén y beber en porrón. Y como la cosa no fructifica pues, además de hacer el gañanazo, me he dedicado a empaparme de rincones desconocidos y a admirar una vez más la grandeza de la mente humana, culpable de que todo lugar de la esfera terrestre esté hoy en día comunicado de una u otra manera y de que exista una bellísima pluriculturalidad conviviendo pacíficamente (salvando los extremos de siempre que no necesitan explicación). Y de esta forma llegué a una playa situada a unos 20 kilómetros del centro de Liverpool llamada Crosby en la que me esperaba una gran sorpresa. Jamás hubiera imaginado encontrarme lo que allí me encontré: una obra de arte al aire libre que ocupa unos tres kilómetros lineales y que causa un efecto y sentimiento distinto según esté la marea y el estado de las aguas del mar. Esconde una bonita leyenda desde el propio nombre de la obra hasta el cómo llegó a dicho lugar pasando por lo que hace sentir. Y, desde luego, una vez conocido el sitio no te deja indiferente y te hace reflexionar en los tres interrogantes más antiguos que existen en la historia del hombre: quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos.
Another place ("Otro lugar") es el nombre de la obra de Antony Gormley instalada en Crosby Beach. Se trata de un conjunto de cien esculturas modernas, numeradas, con forma humana, representadas totalmente desnudas, réplicas del cuerpo del autor, de aproximadamente 1,90 metros de altura que se encuentran enclavadas en la misma dirección, todas mirando al mar a lo largo de la playa desde Waterloo hasta Blundellsands. En un principio iba a ser una obra itinerante que sería expuesta en distintos lugares del mundo pero finalmente tras varias exposiciones quedó fija en Liverpool. De hecho antes de quedarse definitivamente en Crosby Beach hubo estado en Alemania, Noruega, Bélgica y tras su paso por Inglaterra estaba previsto que se trasladase a Nueva York a finales del año 2006. Sin embargo la obra es de tal calado que al llegar a Liverpool comenzó a incrementarse el turismo en esa zona y a surgir restaurantes y tiendas por lo que por votación popular se decidió solicitar que se quedase inamovible en ese emplazamiento y se consiguió. Las autoridades británicas aceptaron que la obra quedase para siempre en dicho lugar. Así pues desde que llegasen las cien esculturas de hierro fundido a Crosby Beach en el año 2005 se quedaron enclavadas en esa peculiar playa de Liverpool donde las aguas las bañan a su antojo y quedan sumergidas o descubiertas dependiendo de las mareas. Es una lástima para otras ciudades que se van a perder esta gran e impactante obra pero en realidad no creo que haya mejor lugar que donde están para lograr el efecto pretendido: una playa enorme, libre de gentíos y con gran afección por las mareas. Evidentemente desde que quedaron enclavadas allí no se permiten en Crosby Beach las prácticas de deportes de navegación por razones de seguridad tanto de las personas como de las propias esculturas.
La leyenda dice que las esculturas son las grandes protagonistas de una playa en las que antes de su llegada y su peculiar forma de quedarse en ella apenas había vida. Era una enorme playa solitaria cercana a la zona portuaria en la que a un lado se hallaban los grandes muelles con enormes grúas y en el otro una infinita costa a merced de las grandes mareas del atlántico, sin dotación turística ninguna, sin actividad y donde los biólogos estudiaban las aves y especies del lugar, la gente del barrio bajaba a pasear al perro y poco más. Sin embargo desde la llegada de Another place la playa se ha llenado de vida en el más puro sentido. Vida, reflexiones, sentimientos, divagaciones, pensamientos y filosofías. Justo lo que parece ser que quería el autor, Antony Gormley, que su obra fuese interpretada de miles de maneras distintas y cobrasen vida sus esculturas. El nombre de la obra no podía ser mejor pues ya invita a la reflexión: "Otro lugar". Al estar en una zona muy afectada por las mareas el espectáculo es totalmente cambiante dependiendo de la hora del día. Hay esculturas que quedan totalmente sumergidas por el mar, otras que se les ve sólo la cabeza, de otras se aprecia cabeza y parte del tronco, otras sólo quedan cubiertas hasta las rodillas, algunas se libran prácticamente del agua, etc. La visión de las mismas es un tremendo shock a la mente pues da la impresión de ser personas a las que les rompen las olas encima y van siendo sumergidas lentamente sin mostrar oposición ninguna hacia un trágico final. Cuando el estado de las aguas es revuelto cuesta incluso mantener la vista aún a sabiendas de que son estatuas de hierro que cuando baje la marea volverán de nuevo a estar al descubierto. Es tremendo. Sobre ellas hay mil sentimientos de ahogo y desahogo del alma que dan pie a la leyenda: la existencia de cien esculturas de hierro fundido, hieráticas, inertes, inmóviles e impasibles que cobran vida gracias a quien las contempla.
Existen tantas interpretaciones de la obra como personas que la contemplen. Pero hay algunas que desde luego son dignas de destacar. Hay quien dice que las esculturas están representadas totalmente desnudas mostrando al hombre frente al mundo y al destino, dando a significar que las pertenencias y propiedades no son nada para afrontar o protegernos del destino entendido como el paso del tiempo: las esculturas quieran o no son engullidas por el mar y devueltas a la luz una y otra vez. En la vida es igual. Todo es cíclico. Otra interpretación dicen que son fiel reflejo de cuando contemplamos el vasto mar y admiramos que es una enorme fuente de vida y que en él habitan seres que ni conocemos quedándonos absortos en nuestros pensamientos. Y otra de las destacables, mi favorita, es que evocan el sentimiento del hombre itinerante por el mundo: un inmigrante mirando allende el mar, el horizonte y soñando con volver a su hogar y sus raíces y a su lado un emigrante mirando allende el mismo mar, el mismo horizonte y soñando con un futuro mejor lejos de su hogar, sin importarle a ambos el tener que ahogarse primero para salir a la luz triunfal después.
Another place en la Playa de Crosby en Liverpool es una preciosidad de esas que están por el planeta y que os recomiendo visitar si podéis. Sin duda y como decía al principio no os dejará indiferentes y os hará reflexionar sobre quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Quizás a "Otro lugar".
Bonita la leyenda y bonito el lugar, animo a que la gente lo visite porque es muy curioso.
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