miércoles, 16 de noviembre de 2022

MIS PALABRAS DE LA PANDORGA

Nada más terminar la Ofrenda a la Virgen del Prado, una señora mayor se acercó al altar de la Catedral, donde me encontraba con mi mujer y mi hija recibiendo saludos y muestras de afecto por el recién nombramiento de Pandorgo de Hogaño y los versos dedicados a la Patrona. En tal momento mágico que se sucede cada treinta y uno de Julio, quien es de Ciudad Real bien lo sabe, están todos los medios de comunicación locales, provinciales y autonómicos captando y difundiendo la noticia. Hay un revuelo importante de gente y la Catedral está a rebosar. A ella poco le importó lo que ocurría y tenía muy clara su intención. Fue sorteando personas, peñas, asociaciones, políticos, cámaras y periodistas hasta llegar a mí. Sin pensarlo un instante, sin conocerme de nada y con todo el descaro del mundo, me cogió del brazo y me dijo "¿dónde puedo conseguir yo las palabras que le acabas de decir a la Virgen?". Me quedé asombrado y le dije "¿tanto le han gustado? Mire, las publicaré en su momento en internet, tendrá que entrar en mi blog, buscarlas y podrá..." pero, la verdad, conforme iba hablando y explicándole, comencé a pensar en cómo una señora mayor que, seguramente, nada sepa de tecnologías, iba a sentarse delante de un ordenador y buscar en Google este blog para localizar "mis palabras de la Pandorga", así es que miré a la Virgen del Prado, le sonreí a Ella y a la mujer y le dije: "¿Sabe qué le digo? Que se las regalo, las mías, las originales, las que acabo de leer aquí delante de todo el mundo". Y le entregué los folios de papel. La mujer me dio un abrazo enorme y se fue tan feliz como si le hubieran entregado el mayor de los tesoros. Ese pellizco al alma que me sacó unos segundos de la nube en que me encontraba, para mí lo guardo.

Y así fue como una señora mayor de la cual no sé ni el nombre y si la viera de nuevo no la reconocería, marchó de la Catedral entusiasmada, contenta, alegre, risueña y feliz. La oí decirle a otra "Me las ha regalado el Pandorgo, las guardaré para siempre" y creció por dentro de mí, un poquito más aún, el cofre de los recuerdos imborrables. Seguí haciéndome fotografías, atendiendo algún micrófono y repartiendo besos, abrazos y saludos, como requería el momento y el protocolo, hasta que, con mis Hermanos Pandorgos de antaño, enfilé la puerta de salida con mi mujer del brazo y mi hija de la mano para dirigirme al edificio del Antiguo Casino y entregar al pueblo los tradicionales vasos de "limoná y puñao". Estaba que no cabía en mí de felicidad y el regustillo de lo ocurrido con aquella señora, a los pies de la Morena del Prado, flotaba en mi mente. Fue uno de esos regalos inesperados que surgen por arte de magia y que te dibujan una preciosa sonrisa en la cara y en el corazón. Y, sin perjuicio de que ya se hallan publicadas en la página web de la Hermandad de Pandorgos y que se publicarán en la revista anual "Pandorga" que se lanza anualmente el séptimo mes del calendario, ya tocaba publicar aquellas palabras que pronuncié en la Catedral el último día del mes de Julio cuando se ensalza la tradición.

Hoy, día lluvioso y gris, a mediados de Otoño, es buen momento para dejar plasmado para siempre tanto el precioso recuerdo del emocionante momento vivido con aquella señora, como la ofrenda a la Virgen del Prado que dio lugar al mismo, culminando la realidad de mi sueño de ser Pandorgo y postrarme ante Ella como tal. Allí se derramaron los sentidos de mi infancia y mis creencias. Y al igual que todos pudisteis oírme, hoy podéis leer las letras que yo leí a la Morena de la Catedral y cuya primera y única copia entregué bajo su mirada a aquella mujer que me pellizco el alma. ¡Viva Ciudad Real! ¡Viva la Pandorga! ¡Y Viva la Virgen del Prado!


PLEGARIA A LA VIRGEN DEL PRADO
 
Ea, Madre, ya estoy aquí.
¿Cuántas veces soñé el momento?
¿Cuántas veces te lo pedí?
Hoy se cumple mi sueño
y vengo a hablarte y recitarte
siendo la voz de mi pueblo
que ha venido a recordarte
y a proclamarte de nuevo,
a través de mi garganta,
que eres Reina y capitana
de estas tierras de la Mancha.
 
Te veo en las siegas del campo,
en las lindes y en los majuelos.
Te veo en las viñas floridas
y en los olivares nuevos.
Te veo en las risas de los niños
y en la emoción de los abuelos.
Te veo en las espigas del trigo
y en el quiebro de un sarmiento.

Te veo morena y lozana,
mujer, Madre y protectora
de esta ciudad que te aclama
y de la que fuiste su fundadora.
En ti todo cobra sentido,
Tú iluminas esta villa
cuando está el cielo adormecido
y queda apagado el candil,
a través de tus ojos celestes
se produce la maravilla
de poder verte en el Camarín,
pues eres Tú, Soberana,
la luz de principio a fin.
 
Hoy vengo a rezarte
con el cargo que Tú me has dado:
ser el Pandorgo de Hogaño.
Acabo de ser nombrado
y vengo a tus plantas, Señora,
a darte gracias y ofrecerte
todos los frutos y flores
que se han cosechado en tu nombre.

Y vengo también a pedirte
por estas gentes de bien,
dales agua para sus campos,
dales por finca un edén
dales protección y cobijo,
te lo suplico también.
Que siempre vean en tu ofrenda
que eres Madre de verdad
y la Pandorga es una fiesta
de ofrecer y celebrar
donde también cabe pedir,
agradecer y suplicar.

Ya aguardan los lebrillos
con rica y fresca limoná,
ya juguetean los chiquillos
en torno a la Catedral.
Están empezando los bailes
y me tengo que marchar
pero déjame decirte, Reina,
de esta ciudad sin par,
que eres lo más grande
que hay en Ciudad Real.

Y es por eso, Madre mía,
que al mirar el cielo abierto
veo tu mirada infinita
y se refleja mi pensamiento,
ese mismo que hoy pregono
y lanzo a los cuatro vientos:
Tu nombre va bordado
en las hierbas de un pañuelo
que blanco, azul y anudado
simboliza en esta tierra…
¡¡Viva la Virgen del Prado!!




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