Recuerdo el entusiasmo con el que me decidí a hacer un blog. Y recuerdo también que anuncié su llegada manifestando que esperaba que perdurase y que no sabía cuánto duraría este "periódico de internet" como así lo llamaba mi abuela. Han pasado diez años. Una década. Se me agolpan mil cosas en la sesera y no sé ni qué plasmar de ellas. Conforme escribo me invaden los recuerdos y conforme me detengo en uno aparecen otros veinte juntos. Y me alegra mucho, muchísimo, el haber ido escribiendo puñados de retazos de mi memoria en mi querido blog, El Rincón de mis Pasiones, pues ahora releerlos es releerme a mí mismo y volver a revivir esos momentos tan preciosos que decidí plasmar para siempre y compartir con vosotros. Una década con momentos de todo tipo en los que se reflejan los altibajos de mi vida durante estos años. Sigue llegándome a la memoria cientos de vivencias de estos años, algunas bellísimas, otras no tanto, pero soy de natural positivo y me gusta siempre sacar lo bueno. En estos diez años que cumplió el Rincón la pasada Cuaresma he hablado mucho de cofradías, de arte, de cultura, de fútbol y de curiosidades de la vida en general que, precisamente, es para lo que creé este espacio y, ahora, veo que lo he cumplido. Estoy feliz repasándolo todo y leyendo algunas de mis aventuras que ya tenía olvidadas. Y entre eso y las muestras de cariño que me dais los seguidores de mis renglones, cargo pilas para seguir tecleando nuevas entradas que sigan engordando este blog. Siempre he dicho que el blog existe por y para vosotros. Pero permitidme que esta entrada me la dedique y le dé cuerpo conforme me vayan mandando los sentimientos al adentrarme en el décimo aniversario de mi creación cibernética.
Hoy, me parece buen día para regalarme estas líneas en las que tan reflejado me veo (¡ni que fuera yo el autor!) cuando leo las mismas. ¡Qué cantidad de vivencias y emociones plasmadas en estos lares! Redescubro mucho de mí y de los estados de ánimos que he tenido en diferentes etapas simplemente con ver el número de entradas publicadas por año. Ya sé yo de mí cuáles fueron menos por desgana o por falta de tiempo ocupado con sonrisas o lágrimas, pero, al final, siempre logro sonreír pues todo recuerdo forma parte del libro de mi vida, me ayuda a repasarla y aprender de la experiencia y me demuestra que fui y soy capaz de cumplir el cometido que marqué cuando cree el Rincón: mantenerlo vivo. Y en eso andamos, lo mantengo, lo engroso de memorias y sentimientos y poco a poco ha cumplido una década. ¡Y qué década! No prodigiosa, como el grupo musical de antaño, pero sí muy rica para mí en crecimiento interior y formación personal y laboral. A bote pronto me vienen a la sesera logros, avances y regalos que la vida me ha ido dando. De los malos tragos no hay ni por qué hacer mención, pues de aquí a un tiempo, cuando relea esta entrada como hoy releo otras, no haría sino recordarlos de nuevo y lo mejor es no darles ni un resquicio de memoria aunque siempre, los malditos, dejan una muesca al alma. Así es que lo mejor es dejar per saecula saeculorum aquellos que vienen solos a la memoria sin que se les llame, pues eso denota que la mente los recuerda rápido porque fueron buenos tragos de verdad.
Y diez años dan para mucho y aunque se cumplieran la pasada Cuaresma, he querido prácticamente agotar el año de este décimo aniversario para dejar fluir los sueños logrados, pues este año, sin duda, ya sabéis bien que será para mí inolvidable por aquella ensoñación que comenzó a fraguarse hace siete años y que se cumplió el pasado último día del mes de Julio. En este pellizco de tiempo, pues diez años son nada para el marcador eterno, he tenido grandes logros, a mi juicio. Matizo aquí que los logros individuales son de cada uno y lo que para uno puede ser un triunfo, para otro puede ser una cuestión cotidiana o incluso ridícula. Y como yo hablo de mí y estas líneas son mías y para mí, podéis compartirlas o no, pero son lo que son. Me enorgullezco, decía, de haber sido y hecho durante estos diez años que tiene de vida el Rincón, costalero en Sevilla, amigo inquebrantable de los míos, peregrino en el Camino de Santiago y haber llegado a la mismísima Plaza del Obradoiro seis veces (tres de las cuales hube iniciado el periplo en el extranjero, una en Saint Jean pied de Port, otra en Somport y otra en Valença do Minho), vicepresidente de la Asociación de Cofradías de Ciudad Real, pregonero de mi cofradía de la Flagelación, exaltador del Acto de la Saeta de Miguelturra, Pandorgo de mi tierra, manchego cerrado y, lo más grande, ser padre. Mi niña Claudia... ¿Qué deciros? Sueños cumplidos, unos pequeños y otros grandes, que no hacen sino hacerme feliz y animarme a seguir soñando metas.
Entre medias de todo ello he aprendido a hacer cerveza, pacharán y crema de orujo, he seguido aventurándome en los fogones, he pateado muchos caminos nuevos, he moldeado más mi personalidad diciendo algún "no" merecido, he crecido como profesional, me he embarcado en proyectos (siempre con los pies en el suelo), me he hecho padelero, he viajado todo lo que he podido y, lo mejor de todo ello, es que he logrado ir terminando todas las empresas iniciadas y plasmarlas aquí en el Rincón de mis Pasiones para mantenerlo vivo y consolidado. Disfruto haciéndolo pero creedme que muchas veces no es fácil por falta de tiempo, claro, porque no sé estarme quieto. Pero merece la pena. Y mucho. Recuerdo que de niño empecé a escribir un diario y duré muy pocos días. Seguramente se veía venir... El otro día, de casualidad, encontré el mismo y me acaricié la memoria y el alma leyendo algún retazo que dejé plasmado cuando tenía nueve años y mi hermana era bebé. Supongo que tras diez años de vivencias en este "periódico de internet" como decía la Lela, quien también tiene aquí alguna alacena de recuerdos en su nombre, sirve el mismo como diario que voy escribiendo, si bien, no a diario (valga la redundancia y la sinonimia), sí a cada pocas semanas, de modo tal que luego, pasado un tiempo, me sirve para releer, refrescar y volver a vivir en la memoria aquellos capítulos de mi vida que me gustó guardar y compartir. Diez años de Rincón... No sé si puedo prometer otros diez, igual que cuando inicié mi vida bloguera no supe hasta donde llegaría, pero intentarlo, lo haré. Gracias a todos por disfrutar conmigo estas pinceladas durante una década.
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