Como bien habréis apreciado los fieles seguidores que leen este rinconcito, el reloj cuenta atrás que iba marcando mis ansiadas vacaciones ha llegado a su fin. Y así permanecerá hasta el mes de Septiembre, cuando vuelva al trabajo, en el que pondré una nueva cuenta atrás. Pero por ahora a relajarse y a disfrutar de los momentos que más me gustan del verano: el buen comer y beber y la desconexión total de los jaleos laborales y judiciales que ocupan once de los doce meses del año en mi persona. Así y como muchos ya sabéis doy lugar a mi primer disfrute vacacional. Me voy con Gemma y con Eva como ya os adelanté anteriormente en otra entrada a recorrer, una vez más, mi tan amada Ruta Jacobea. Si bien este año tan sólo pretendía caminar con mi padre por el tramo que va desde Saint Jean Pied de Port hasta Santo Domingo de la Calzada, entre los días 17 y 27 de Agosto, ha surgido otro camino a modo de vacaciones, en el que recorremos el último tramo del Camino Francés, de Sarria hasta Santiago de Compostela, entre los días 6 y 13 de Agosto. Y eso es lo que os vengo hoy a narrar puesto que empezamos mañana.

Al alba del día 7 de este mes de Agosto, Miércoles, comenzarán nuestros pasos hacia Portomarín, culminando allí la primera etapa de las cinco que estaremos peregrinando y obteniendo un merecido descanso en el gran Albergue Ferramenteiro. Entremedias parada obligatoria en Vilei y en Morgade. Los conocedores del Camino sabrán donde se hallan estos pequeños concellos y sus áreas de descanso. Portomarín fue construido a la vera del Miño y goza de una curiosa Iglesia con forma de bloque cúbico a modo de castillo almenado que recuerda más a una fortaleza que a un templo. Es curioso observarlo desde la plaza del municipio y obligatorio sellar en él la credencial.
Al día siguiente, Jueves día 8, diremos adiós a Portomarín y a su templo-fortaleza encaminando nuestras mochilas y bordones hacia Palas o Rei, en una jornada cargada de más asfalto que la anterior y algo más larga. Pararemos en Gónzar para tomar fuerzas y quizás en Ligonde o Eirexe, aunque yo soy más partidario de subir el Alto del Rosario haciendo un esfuerzo y llegar antes al Albergue Mesón de Benito, donde nos aguarda una relajante ducha y buen menú del peregrino. A este albergue le tengo un afecto especial.
Tras pasar la noche en Palas o Rei emprenderemos la empresa más dura de nuestro camino y a la vez la más gratificante y repleta de bellos lugares: destino Arzúa. Es sin duda la etapa reina para aquellos que completen su ruta jacobea partiendo desde Sarria. Tiene largos tramos en llano y un final rompepiernas en los que los toboganes de la orografía gallega no dejan de sucederse. A cambio atravesaremos lugares tan emblemáticos como el paso de la provincia de Lugo a la Coruña, Santa María de Leboreiro, el Cristo del Camino que en Furelos te tiende la mano, Melide con su pulpería Ezequiel super conocida entre los peregrinos y el Cruceiro más viejo de Galicia, Boente, la Cuesta del Perdón y Castañeda, y por último, el bello paraje de Ribadixo, con un precioso albergue templario y donde se eleva sobre el río el primer puente romano y obra civil que se erigió en Galicia. La llegada a Arzúa no nos dejará indiferentes, máxime cuando el refugio que nos espera tiene connotaciones de nuestra tierra: Albergue Don Quijote. Allí terminaremos esta jornada del día 9 de Agosto.


En Santiago de Compostela obtendremos nuestra Compostela al presentar en la Casa del Deán las credenciales repletas de sellos acreditativos de haber realizado la peregrinación. Descansaremos en la Pensión Casa Felisa, nos daremos algún homenaje de buen comer, realizaremos compras de recuerdos y disfrutaremos de la ciudad merecidamente durante dos días, de modo tal que el Martes, día 13, y tras haber estado en contacto con la Ruta Jacobea durante una semana volveremos, sin duda, renovados, a nuestra Ciudad Real habitual.
Pues señores y señoras, ese es el plan y estos menesteres ocuparé los siguientes días que se avecinan con la preciosa compañía de Gemma y de Eva. Me apasiona el Camino de Santiago y no me canso de recomendar la experiencia a todos.
Y algún día, nuevamente, llegará la hora... Mientras tanto: ¡¡¡BUEN CAMINO!!!
Post Data: A última hora mi mujer y yo hemos decidido llevar un crespón negro atado en la mochila en memoria de los fallecidos en el lamentable accidente ferroviario. Haremos el Camino por ellos y al llegar al Obradoiro ataremos allí los crespones para que su recuerdo duerma por siempre a los pies del Apóstol. ¡Va por ellos! D.A.Y.S.I.