jueves, 25 de julio de 2013

LA NORIA DE LA VIDA

La vida da muchas vueltas. ¿Quién no ha oído o constatado esa frase alguna vez? La vida en su circular trayectoria no olvida a nadie y a todos nos pone arriba o abajo alguna vez; nos hace revivir situaciones olvidadas, nos hace recordar cosas pasadas, nos hace ilusionarnos con cosas futuras, nos hace encontrarnos con un nuevo camino o nos hace encontrarnos otra vez con aquel camino que creíamos que jamás volveríamos a recorrer. Cuando los ancianos de la vida, que ya llevan mucho más vivido que nosotros, nos dicen la frase con la que inicio esta entrada, no es por capricho ni es por casualidad. Es porque así es. Y de hecho entiendo que no debemos jactarnos maliciosamente nunca de un triunfo propio ni de un mal ajeno, pues el próximo viaje de la noria puede detenerse cuando los que estaban arriba estén abajo y los que estaban abajo estén arriba. El billete de la vida te sube en la noria y ésta gira sin parar. Sólo tu debes aprender cómo y cuándo disfrutar de las vistas cuando la vuelta está arriba y cómo y cuándo aferrarte a tu vagón cuando la vuelta esté abajo. Y, fuera de nuestro alcance, jugará su papel el destino, la suerte o para Don Álvaro, la fuerza del Sino.

Hacía ya varios años, una década quizás, que mi abuela no pisaba el chalet. Está ya muy mayor y conforme pasan los días más le cuesta desplazarse siquiera unos metros. Atrás quedaron los años en que yo era incipiente veinteañero y con el primer vehículo que heredé, un Seat 127 de color verde  que jamás olvidaré, matrícula CR-3535-E (creo que se le ve por Miguelturra de vez en cuando), llevaba y traía a la abuela de Ciudad Real al chalet. Por entonces la abuela estaba más ágil y le costaba bastante menos subirse y bajarse del coche. Tampoco dependía de mi fuerza para subirla a la sillita de ruedas que hace más fácil el poder llevarla. Eran otros tiempos y la noria estaba arriba. Pero el reloj de la vida avanza y la noria no deja de girar. Algún día, sin saber que fuera el último, el destino ordenó que la abuela no viniese más al chalet, bien por su propia comodidad, bien por lo que le costaba ya subir y bajar del coche, bien porque para ella era un engorro el salir de su casa... Se detuvieron los frenos del 127 y la vida dio paso al primer coche que yo me compré: un Opel Astra. Por estas cosas de la noria, fíjese usted, ese coche ya no lo tengo yo tampoco pero lo tiene mi tía. Quién lo diría cuando lo compré. El caso es que la Lela, mi abuela, sí que llegó a conocer aquel coche y alguna vez la he subido en el mismo, pero no para llevarla al chalet a disfrutar, sino para llevarla al hospital a alguna prueba o cosas así. La noria rodaba nuestros vagones por abajo. Los años seguían pasando y también quedó atrás el Opel Astra, que fue sustituido por el "autobusillo" Opel Zafira, para cuando el Padre de Bondad nos regale el don de la vida a Gemma y a mí y se llene de infancia. Siempre estuve convencido de que la Lela jamás conocería ese coche y cuando lo compré le explicaba lo grande que era y todo lo que tenía, para compartir con ella mi alegría. Por supuesto ella sonreía pero yo tenía más que asumido que la abuela no vendría al chalet ni podría llevarla en ese coche que jamás conocería.
Sin embargo, el pasado Domingo ocurrió algo inesperado. No logro entender ni el cómo, ni el por qué, pero sucedió. Mi madre me llamó por teléfono diciendo que si podríamos llevar a la abuela al chalet a que pasara el día con nosotros y comer allí todos juntos y que si yo podría ayudar en dicha labor. Todo aquel que me conozca supondrá la respuesta que dí e involucré toda mi fuerza física y moral en tal tarea. Cuando en el coche de mi tía Loles junto con mi madre llegó la Lela al chalet, ella no recordaba el haber estado allí nunca pero la felicidad que tuvo durante todo el día rodeada de nosotros y estando a gusto no se la quita nadie. Estuvo contenta rodeada de dos de sus hijas y de dos de sus nietos. Y con Gemma, mi mujer, que la quiere con locura. La sonrisa era patente. En ella y en todos. Era algo que jamás pensábamos que se repetiría y sin embargo la noria de la vida alzó muy alto el vagón y giró dándonos esa tremenda alegría en un día que, sin lugar a dudas, recordaremos de por vida. La abuela volvió al chalet y yo personalmente me encargué de traerla de nuevo a Ciudad Real. A fuerza de guasas y risas con ella, como siempre he hecho, la trasladé por allí en su sillita de ruedas y la monté en mi coche. Y se acordó. Y se emocionó. Recordó cómo la llevaba en aquel 127 verde e íbamos al campo. Y ahora veía ese coche grande y me decía que conmigo estaba segura y que se fiaba porque sabe que siempre la he traído y llevado con cuidado. La Lela estaba en mi coche de nuevo y yo la llevaba del chalet a casa como antaño. Me emocioné mucho recordándolo y ahora lo hago también escribiéndolo. Jamás pensé que se repetiría y así fue.

Y poco más puedo decir hoy. Quería reflejar en líneas los sentimientos de un día más en la vida, un día más pero no por ello normal. Un día que recordaremos con afecto. Un día que la noria giró a nuestro favor y nos regaló algo inesperado como el volver a tener a la abuela en el chalet y subirla de nuevo en el coche y que se quejase del cinturón de seguridad y fuese mirando todo atentamente por la ventanilla con la ilusión de un niño cuando lo sacas de excursión. Como siempre lo hacía ella. Como yo pensaba que no volvería a hacerlo y sin embargo volvió. Y allí estuvo. Y montó de nuevo en el coche con su nieto. Y fue feliz con su hija en el campo donde tantas y tantas veces hubo estado y donde, seguro estoy, seguirá estando el día de mañana aunque no esté presente. Y donde nos juntaremos de nuevo algún día todos. Porque la noria de la vida nunca deja de girar...

Te queremos, Lela.

martes, 16 de julio de 2013

POR EL CARMEN SOBERANA

Hoy nuevamente es día 16 de Julio, día de la Virgen del Carmen. Hace un año exactamente, tal día como hoy, escribí acerca de mi abuela Carmen, felicitándole la onomástica. Este año las líneas van destinadas a ensalzar la figura de la Reina del Carmelo. La Virgen del Carmen es, sin duda, la procesión de gloria que desde más pequeño recuerdo. Todos los años con el calor del estío en estos lares me acercaba a ver su desfile y siempre había algún motivo "plenamente cofrade" que nos atraía a todos los que gustamos y compartimos esa afición: ver una banda de cornetas y tambores, escuchar alguna marcha nueva, soñar con algún día sacar ese paso a costal o, simplemente, tomarnos unos botellines en la verbena hablando de lo que nos gusta. Han ido pasando los años y allí seguimos los cofrades disfrutando de esta Hermandad de Gloria. Si bien ya no encabeza el desfile procesional ninguna banda de cornetas y tambores como otrora fuere, sí que la Virgen del Carmen es portada a costal. Y por supuesto, si algo no ha cambiado, son los botellines y la verbena. Eso se mantiene. Y como habéis podido deducir y muchos ya sabéis, allí estaré, no en los botellines (también, pero luego) si no con el costal. Toca pasear a la Virgen del Carmen y Patrona de los Marineros.

La cuadrilla estamos citados a las 19:30 horas allá en la Plazuela de la Virgen del Carmen, donde se encuentra la puerta principal del Convento de las Carmelitas por la que sacaremos a su Patrona en humilde procesión. Un año más el calor bajo la parihuela hará que los costaleros demostremos nuestro buen hacer por una afición que nos gusta y nos une en torno a una arpillera y una faja. Ya lo dice la raza costalera: "Yo no saco cofradías, yo paseo la Fe".


Este año la procesión de la Virgen del Carmen será especial para mí. Hay muchos motivos que me invitan a que así sea y, contrario a otra veces en que me gusta compartir con vosotros el por qué, esta vez no los diré. No es que sean dignos de secretismo u oscurecimiento pero cuando existe una conversación entre dos a través de la fe, sólo esos dos deben intervenir. Uno soy yo. El otro pudiera ser el Padre Eterno Nazareno, Señor de la Ciudad que en San Pedro habita, la propia Virgen y Reina del Carmen Soberana o la mínima y dulce, hija de un zapatero, Santa Angelita de la Cruz que tantas veces habré visitado en la Ciudad de María, Híspalis y bética urbe, ciudad de los sueños. Quedaos simplemente con ello y acordados al ver el paso de la Virgen del Carmen. Los botines blancos del zanco derecho de la cuadrilla alta irán calzados por mi y racheando con dulzura oraciones y alabanzas iré meciendo a la Reina Carmelitana. 

Sacar una cofradía paseando la fe siempre me ha gustado, pero el súmmun del costalero es cuando a su bendita afición se le une arte, tesón, creencia, sentimiento y pasión. Y hoy tendré todo ello bajo la trabajadera de la Virgen del Carmen. Todo ello y amigos. Lucharé contra el calor precisamente con un abrigo: el que da un hombro amigo y una oración. Refrescarán mi trabajo los designios divinos. Y aliviarán mi peso las metas del destino. Hoy puede ser cuando de una simiente cofrade nazca un nuevo cofrade y juntos emprendan su Camino. Tú, Santo Patrón, sabes bien lo que digo. Hágase tu voluntad y no la mía, Rabí. Yo pasearé a tu Madre por el Carmen Soberana...

viernes, 12 de julio de 2013

UN CAMINO UN TANTO ESPECIAL

Es tanta la felicidad que me causa lo que hoy os vengo a narrar que no sé por dónde empezar. Pido disculpas por adelantado si las ideas, oraciones o sentimientos plasmados que vierta sobre el texto no se corresponden con un cierto orden cronológico, deducible o, al menos, de propio sentido común y que vaya hilando la narración, como así intento hacer cada vez que realizo una nueva entrada. Hoy nuevamente la Ruta Jacobea golpea mi alegría. Ya os he dicho en alguna ocasión que este año haré el Camino hacia Compostela desde Saint Jean Pied de Port hasta Santo Domingo de la Calzada, por lo que cruzaré los Pirineos andando y atravesaré la frontera galohispánica a pie. No llegaría a Santiago, Dios mediante, hasta el año 2015, pues no tengo todo el tiempo que quisiera para hacer el Camino entero, por lo que el proyecto en el que me he embarcado consta de tres años, tres trancos de peregrinación: desde Saint Jean Pied de Port hasta Santo Domingo de la Calzada (año 2013), desde Santo Domingo de la Calzada hasta León (año 2014) y desde León hasta Santiago de Compostela (año 2015). Sin embargo y por algún divino motivo que no alcanzo a saber, finalmente sí que llegaré a Compostela este año caminando. Un Camino un tanto especial...

Mi querida Gemma, mujer que puso Dios en mi camino de la vida, se ha animado a realizar el Camino del Campo de Estrellas llamado Vía Láctea. Quiere partir desde Sarria y llegar a la ciudad del Apóstol. Con eso se peregrina cinco días, se caminan 112 kilómetros aproximadamente y se obtiene la Compostela (documento acreditativo de haber realizado el Camino que expide la Catedral de Santiago). Es el camino más pequeño y corto, lo que no quiere decir que sea sencillo o se haga sin esfuerzo y sufrimiento. Es el camino que cumple los requisitos más indispensables y mínimos para poder decir que se ha hecho "El Camino de Santiago" y para obtener la Compostela. Es el Camino que primero realicé yo y el que me inyectó el veneno jacobeo que tanta pasión nos da a los peregrinos. Para mí, ya "avezado peregrino que he realizado el Camino desde Ponferrada", me supone casi una "turigrinación" más que una peregrinación. Nunca me ha gustado catalogar a los peregrinos que inician su ruta en Sarria como "peregrinos-turistas" o "turigrinos" (como despectivamente muchos los llaman), pero en esta ocasión en la que mi meta principal del Camino es el tramo desde Saint Jean Pied de Port hasta Santo Domingo de la Calzada, sí parece que el "pequeño camino" sea para mí más un "turisteo" que una peregrinación. No obstante no deja de ser el Camino, sus etapas me las conozco ya de memoria, dos veces he llegado ya a Compostela atravesando esos kilómetros, esos pueblos, esos lugares. Y este año se cumplirá en mí uno de los dichos más conocidos de los caminantes: el camino es el mejor entrenamiento.
Y todo esto, ¿por qué? Pues porque el Camino que yo tengo diseñado este año nace el 17 de Agosto en Saint Jean Pied de Port y tras nueve jornadas concluye en Santo Domingo de la Calzada el día 26 de Agosto. Pero antes haré el Camino también. Sí. Este año Santiago me regala dos caminos. Quizás para que recuerde mi primer camino en el que yo me consideraba un peregrino y los que venían de más atrás o ya habían hecho el Camino desde más lejos me consideraban "turigrino". Quizás para que yo ahora no caiga en el mismo error con los incipientes peregrinos que comiencen en Sarria. Quizás como cura de humildad y Ave Fénix que vuelve a sus orígenes... El caso es que antes de hacer mi gran camino de este año marcharé a Sarria con mi mujer y con Eva, mi amiga querida, gracias a la cual conocí precisamente a Gemma. Ellas amigas íntimas, yo marido de la una y amigo de la otra. (Pensamiento: dos contra uno. Ellas dos contra mí. Miedo me da). Haremos el Camino de Santiago los tres entre los días 6 y 13 de Agosto. ¡¡Bendita locura!! De esta manera, el día 6 de Agosto marcho al Camino. Estaré andando cinco etapas y llegaré a Santiago el Lunes día 11. Pernoctaré dos noches allí y volveré a mi Ciudad Real natal el día 13 de Agosto, Martes. Y el Sábado de esa misma semana, día 17, marcharé a Saint Jean Pied de Port para inciar de nuevo el Camino que, tras nueve etapas, esta vez no finalizará en Santiago sino en Santo Domingo de la Calzada. El primer Camino, cinco etapas, concluirá en la tumba del Apóstol y me servirá de entrenamiento para el segundo Camino, nueve etapas, que nacerá en Francia y concluirá en Santo Domingo de la Calzada "donde cantó la gallina después de asada". (Quien no sepa por qué digo esto o no conozca la historia de dicho municipio que busque por internet la Leyenda de Santo Domingo de la Calzada. Hay un blog que se llama El Rincón de mis Pasiones que la cuenta bastante bien en una de sus entradas. Gracias. Autopublicidad. Mola, ¿eh?).

Dos Caminos, sí señores. Dos caminos diferentes, con distintas personas, por distintos motivos. Mi gran proyecto de este año ya saben vuesas mercedes cuál es. Sin embargo, el pequeño caminito es el que hoy acapara toda mi felicidad. Ese sí que será un camino un tanto especial... Tantas veces le he hablado a Gemma del Camino, de las anécdotas, de los albergues, de las gentes que se conocen, de las flechas amarillas, de los doloridos pies, del sabor a gloria que da el llegar al fin de cada jornada, de la satisfacción de llegar por ti mismo al Obradoiro que cuando me dijo de ir a peregrinar juntos por el Camino de Santiago no me lo creía. Era un sueño y está a punto de cumplirse. El Camino engacha y tras haberlo hecho ya desde Sarria tenía el deseo de hacerlo desde mucho más atrás. Y ya lo hice e inicié mi andanza desde Ponferrada. Pero sigo queriendo hacerlo desde más atrás. Desde mucho más atrás. El día que reúna tiempo quisiera hacerlo del tirón. Peregrinar por todo el norte de la península ibérica. Desde Roncesvalles hasta Santiago de Compostela. Y después llegar hasta Fisterra. Hasta donde el hombre creía que acaba el mundo y el atardecer es el más bello en la faz terrenal. Eso sí que es un sueño. Por ello, por mis ansias de iniciar el Camino desde atrás, siempre más atrás, no me imaginaba saliendo de nuevo desde Sarria (siendo un "turigrino", un "sarriero", con afecto, oiga, que ya lo fui en su momento y reitero en que no me gusta catalogar así a los peregrinos que desde allí inician su andadura por muchos motivos que tan sólo ellos conocen, como no disponer de más tiempo o tener tan avanzada edad que no les permita hacer más etapas. Mi máximo respeto hacia todos ellos. El que es "turigrino" lo sabe en su fuero interno. Yo saliendo desde Sarria logré mi primera Compostela y la tengo enmarcada como un título especial. Me sentí peregrino y sudé en aquellas mágicas y siempre recordadas cinco etapas que me unieron a la Ruta Jacobea por siempre). Quería más, decía. Mucho más. Y sin embargo iniciaré mi tercer camino otra vez en Sarria. Vuelvo a donde todo empezó y por eso este camino será especial.

Todas las explicaciones entusiastas que le he dado a Gemma durante estos años tras hacer mi primer camino las viviré ahora con ella. Espero que comprenda mi amor por "una mochila, un bordón, unas botas y un camino de vieiras y de flechas amarillas". Les enseñaré a Eva y a mi mujer los albergues donde dormí, los restaurantes donde comí, los lugares que atravesé. Estoy feliz, muy feliz de esta aventura y de compartirla con ellas. Ya me imagino llegando con Eva a la escalera de piedra de Portomarín. Ya me veo disfrutando de estar con Gemma en Ribadiso. Ya me relamo de comernos los tres unas buenas raciones de pulpo en Melide... Y de estar en la Cantina de Sarria, en las literas azules del Albergue Mesón de Benito, en Santa María de Leboreiro, en el Bar Farruco que pone la nota andaluza a la nostalgia gallega, en Boente de arriba, en la Cuesta del Perdón, en el Lugar de Pregontoño, en el Monte do Gozo, en tantos y tantos sitios, y finalmente, llegando a la Plaza del Obradoiro, donde deberán ellas mismas, ya convertidas en peregrinas de la vida, entender que allí es donde empieza el Camino y no donde termina.

Tan contento estoy con este proyecto que voy a hacer el Camino con un bordón que yo mismo me he hecho. Es un vástago de adelfa que podé hace un par de años. Lo he tenido secando y curando y le ha llegado el momento. Lo he lijado, le he tallado a mano la punta para encajarle una contera de hierro que haga de apoyo, le he marcado una hendidura para atarle una pequeña calabaza emblema del peregrino y lo he pintado y barnizado. Está listo para ayudarme en las andaduras. Mi querido stick verde ha soportado mi peso en mis dos anteriores Caminos. Y lo hará de nuevo comenzando en Francia, allá por Saint Jean Pied de Port y me acompañará de nuevo hasta la tumba del Discípulo. Pero para este lindo Caminito a Campus Stellae con Gemma y con Eva utilizaré el bastón que he fabricado. Y seguro estoy que no será la primera ni última vez que recorra senderos ese bordón. Su prueba de fuego será hacer el Camino de Santiago desde Sarria. Es un pequeño detalle, pero en ellos se basa la felicidad. Y yo hoy desprendo felicidad por doquier. Y ansío calzarme las botas, ponerme la mochila y agarrar mi bordón para paso a paso llegar a la ciudad donde adquirí mi primera credencial.



















Estoy preparándolo todo con un cariño enorme. Ya tengo los billetes de tren comprados y ya tengo los albergues reservados. Por supuesto las etapas están más que preparadas. Son las míticas y conocidísimas últimas cinco jornadas del Camino Francés: 1) Sarria - Portomarín. 2) Portomarín - Palas O Rei. 3) Palas O Rei - Arzúa. 4) Arzúa - Pedrouzo (Arca O Pino) y 5. Pedrouzo (Arca O Pino) - Santiago de Compostela. En Sarria dormiremos en el Albergue de la Magdalena. Yo será la tercera vez que duerma en Sarria y cada vez lo habré hecho en un albergue distinto. Cosas del Camino. En Portomarín dormiremos en el gran Albergue Ferramenteiro, en esa etapa siempre duermo allí, tanto es así que cuando llamé para reservarlo ya me dijeron que les sonaba mi nombre. En Palas O Rei me acogieron ya en el 2010 en el Albergue Mesón de Benito, así fue también el pasado año y así será en esta ocasión. Respecto a Arzúa, he pernoctado allí en dos albergues y en este camino dormiré allí con Gemma y con Eva en uno de ellos que tiene nombre de nuestra tierra: Albergue Don Quijote. En Pedrouzo (Arca O Pino) pernocté en mi primer camino en el Albergue Edreira y el año pasado me aventuré a lograr plaza en el Albergue Porta do Santiago (no admite reservas pero es precioso), lo logré y me gustó tanto que en el mismo pretendo descansar llegado el momento con mis dos acompañantes. Por último, en Santiago de Compostela volveré a la Pensión Casa Felisa que con tanto afecto me dio alojamiento en mi primer peregrinar. Tenemos reservado un pequeño apartamento para los tres y allí concluirá nuestra aventura tras abrazar al Santo Patrón de las Españas.


Está todo preparado al detalle y aunque sea para mí un camino preparatorio para el Camino me hace muy feliz vivir esa grandiosa experiencia con ellas dos. Estoy plenamente feliz de ello. A Eva la quiero mucho porque ella misma se hace querer. En el año 1999 comenzamos juntos la carrera de Derecho y desde entonces llevamos siendo amigos, haciéndonos trastadas mutuamente y ayudándonos en lo bueno y en lo malo. A día de hoy los dos ejercemos como abogado y me alegra muchísimo que así sea. La ayudo y ayudaré en todo lo que pueda. Y ella lo hará conmigo. Lo sé. Tiene un corazón enorme, es noble y tiene un punto de pecar de buena. Es una mujer diez. No es peloteo mío ni visión de amigo. Lo es. Y como antes decía, a través de ella conocí a mi Chiquitilla. Mi pequeña Gemma "malrasque" que es la que pone orden en mi vida porque en realidad no dejo de ser como un niño chico (pero sin el "como"). Por eso me enfurruño y le digo "malrasque" porque no me deja hacer todo lo que quiero. Ordeno y mando frente a mi locura. Ella aguanta y sufre mis aficiones pero ya las conocía antes de pasar por el altar. Y a mí me hace muy feliz que ahora comparta una de ellas conmigo: hacer el Camino de Santiago. ¡Estoy que no quepo en mí de alegría! Lo próximo será hacerla hermana de alguna cofradía... (Pues no es difícil eso ni nada, pfff, difícil empresa). Me faltará una persona haciendo el Camino. Una persona con la que he compartido miles de cosas en la vida. Siempre lo digo, es el hermano que la vida me regaló. Mi compadre Narciso. Eso sí que sería grande. Peregrinar a Compostela con Gemma, con Eva y con Narci. Sólo Santiago lo sabe. Por ahora, este Camino de Santiago será especial por muchas cosas. Ya deseo recorrerlo. Un Camino un tanto especial.

¡Ultreia et suseia, Peregrino! 
D.A.Y.S.I.
Buen Camino. 

jueves, 4 de julio de 2013

LEYENDA DE "JOSICO" EL BANDOLERO

El pasado fin de semana con ocasión de la llegada del buen tiempo, Gemma y yo nos reunimos a pasar el día con nuestros buenos amigos Marta y Gofi en el chalet de mis suegros. Nos gusta juntarnos en torno a una buena tunda de sardinas asadas y pasar el día entre baños de piscina y buenos momentos de los que el clima veraniego regala. Hablando de cosas varias y aprovechando mi pasión por la Ruta Jacobea decidimos hacer senderismo a la mañana siguiente y comenzamos a planificar el camino a seguir. Y en esas estábamos cuando escuché por vez primera el nombre de "Josico, el bandolero". Una de las rutas a patear pasaba por las ruinas de la casa del mencionado y automáticamente mi alma investigadora comenzó a preguntar quién fue ese personaje y que se sabía de él. Para decepción mía sólo obtuve por datos que fue un bandolero de Bolaños de Calatrava que vivió en una casa por el campo alejada del núcleo urbano. Nadie logró darme más datos. Ni mis suegros, ni los tíos de mi mujer, ni los lugareños presentes supieron decirme más en ese momento. Al día siguiente en el senderismo visitamos el lugar y saqué algunas fotografías del lugar donde se refugió y vivió el bandolero. Os la iré poniendo a lo largo del escrito. Ya os digo que no logré obtener in situ más datos sobre él, pero mi insaciable afán de conocer la leyenda ya había sido despertado...

José Ayllón González, quien fuera conocido afectivamente como Josico, nació en el año 1821. Natural de Bolaños de Calatrava, humilde y trabajador en su juventud nada hacía presagiar que se convertiría en bandolero, pero los tiempos políticos que corrían y sus circunstancias y consecuencias lo abocaron a ello. Corría el año 1837 cuando una partida carlista encabezada por "Palillos" asesinó a veintidós liberales del pueblo. Fueron los trágicos fusilamientos del día 3 de Febrero de los que Josico, nuestro protagonista, huyó para no ser ejecutado. Se refugió por los montes junto con otros hombres con los que formó una cuadrilla de bandoleros y con los que convivió en una casa que construyeron  alejada de Bolaños, más allá todavía del paraje que hoy ocupan los terrenos de la Virgen del Monte.



Josico junto a José Calixto Fernández fue de los cabecillas del grupo de bandoleros y actuaban siempre  contra los carlistas en beneficio de los lugareños y compatriotas de Bolaños de Calatrava. Su leyenda se iba engrandeciendo cada vez más debido a las buenas obras que hacía con las gentes y que éstas y él mismo narraban cuando bajaba al pueblo de incógnito y se dirigía al Casino Artístico para ver a sus amigos. Hay dos episodios de sus aventuras como bandolero que le hicieron ganarse buena fama y ser muy apreciado: el salvar a una familia residente en un cortijo de la muerte a manos de los carlistas y la gran ayuda que prestó a un hombre víctima del robo de sus pocas pertenencias que le hacían subsistir.
Cuenta la leyenda que cuando escaparon del pueblo para no ser asesinados, Josico y José Calixto llegaron a un cortijo donde residía un matrimonio con dos hijos pequeños. Avisaron a sus dueños y habitantes de la inminente llegada de los carlistas y lo que ello supondría: saquearían sus pertenencias y los matarían a todos. El matrimonio no atendió las advertencias de los bandoleros y éstos viendo la que se avecinaba decidieron esconderse en el pajar para poder ayudarlos. Al instante llegaron los carlistas al cortijo y saquearon el mismo robando todos los objetos de valor y destruyendo lo demás. Tras ello encañonaron al matrimonio y a los dos hijos frente a un muro dispuestos a fusilarlos, momento en el cual Josico y José Calixto salieron del pajar y abrieron fuego a bocajarro con sus trabucos matando a los carlistas y salvando así a la familia.

La otra gran acción tan conocida de Josico, el bandolero, fue muy extendida por la bondad y generosidad que mostró  nuestro héroe. Tuvo lugar por un fortuito encuentro. Se cruzó con un pobre hombre que había sido despojado de sus escasas pertenencias con las cuales podía ganarse el alimento. Este humilde campesino tenía dos viejos burros con los que transitaba los campos cargando vasijas de barro que él mismo hacía para irlas vendiendo por los lugares por los que pasase y ganar así algo de dinero para comer. Un poco antes del encuentro que le cambiaría su vida algunas malas gentes le hubieron matado a sus dos burros y le destrozaron todas las vasijas de barro que llevaba por lo que el hombre se encontraba desesperado cuando así lo encontró Josico. El bandolero de noble alma al ver la situación en la que se encontraba este hombre le entregó en el acto una repleta bolsa de monedas para que se comprara dos nuevos y robustos machos y tuviera para comer algunos días.
Ya en tiempos de Isabel II, Josico con la ayuda de su gran amigo José Calixto logró impedir el secuestro de un allegado del Rey. Ello les otorgó el perdón de las fechorías que hubieron hecho como bandoleros para poder vivir y fueron indultados, permitiéndoles volver al pueblo y convivir y residir con sus familias. De hecho el protagonista de esta leyenda pasó de ser un bandolero a ser colaborador con la Casa Real, ostentando durante varios años el cargo de Guarda Mayor del Valle de Alcudia.

El día 19 de Marzo de 1913 moría Josico, el bandolero, a la edad de 92 años tras sufrir una nefasta caída de su caballo. Precisamente el día de San José, Festividad del Padre, dejaba viuda a su mujer, Dolores Díaz Paredes, y huérfanos a sus siete hijos. Pero igualmente dejaba sobre su familia el mayor legado que pudiera dejar: la reconocida y noble leyenda de un buen hombre al que la vida convirtió en bandolero, hombre de buen corazón al que todo el mundo quería y del que se dice que la Virgen del Monte premió su bondad permitiéndole vivir tantos años... La honra de la familia se hubo ganado por el gran hacer de Josico, tanto en su juventud, como en sus años de bandolero refugiado en los montes, como en sus últimos años al servicio de la Casa Real. Así termina esta curiosa leyenda de un personaje que existió cercano a nuestras tierras y al que por sus acciones algunos contemporáneos llamaron "el Robin Hood de la Mancha".