martes, 30 de octubre de 2018

GALIANOS Y LIMONÁ EN LA VENTA DE BORONDO

No sé si fue entre vasos de limoná o entre cucharadas de galianos, pero se me ocurrió la idea. Era buen momento y pensé que sería fructífera en todo. La Asociación Venta de Borondo y Patrimonio Manchego, a la que pertenezco e intento ayudar en todo lo que me resulta posible, está inmiscuida en dar a conocer la venta de la que toma el nombre (posible lugar conocido por Cervantes en el que se nombró caballero a Don Quijote, edificada en el siglo XVI, manteniéndose aún en pie con su estructura y diseño original, declarada bien de interés cultural, única que a día de hoy se conserva inalterada) y, evidentemente, en la lucha por su mantenimiento y restauración. A la par, la Hermandad de Pandorgos de Ciudad Real se encuentra trabajando para que la Pandorga sea declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional y está realizando actividades y visitas para dar a conocer más ampliamente la misma por todo el territorio. Me pareció genial intentar hacer una convivencia entre ambos colectivos para que el eco que hicieran los medios repercutiera en beneficio común y contacté para explicar mi invento con David Cejudo, presidente de la A.C. Venta de Borondo y con Agustín Cantero, presidente de la Hermandad de Pandorgos. 

La acogida no pudo ser mejor por ambas partes y se concretó que por parte de los miembros de la A.C. Venta de Borondo se guisase un plato tradicional manchego y por parte de los Pandorgos se elaborase una típica limoná. El encuentro tendría lugar en la propia venta y allí pasaríamos toda la jornada de convivencia. Los Pandorgos podrían conocer detalladamente el lugar donde a Don Quijote se le nombró caballero y veló las armas y los miembros de la Asociación Cultural disfrutarían de un colectivo que es embajador de la Mancha y que expande sus tradiciones por donde va, además, siempre vestidos con la indumentaria regional para la ocasión, traje de rico o blusón de faena. En la prensa saldría la Pandorga, la Venta de Borondo, Don Quijote, los pañuelos de hierbas, los galianos y la limoná: Mancha manchega en estado puro. Mejores colectivos, mejor lugar, mejor actividad y mejor ocasión no podía haberlos. Se fijó como fecha el Sábado, 20 de Octubre y, personalmente  y con una alegría enorme, asumí ser el cocinero del evento. Creo que todavía no soy consciente del privilegio que tuve: hacer un plato tradicional y cervantino para gentes buenas de la Mancha y para los Pandorgos en una cocina de gañanes con más de cuatrocientos años de historia y en un lugar íntimamente ligado al ingenioso hidalgo y su escudero. Para mí que amo mis raíces a más no poder era algo fascinante y grandioso. Quien bien me conozca sabrá lo enormemente feliz que me hacen estas cosas.

Y llegó el día. Amaneció amenazando lluvia mientras el sol jugueteaba con los horizontes llanos de esta tierra nuestra. La tarde anterior la pasé picando las hortalizas que me harían falta y cociendo las carnes para deshuesarlas y conservar el caldo para el guiso. En la Venta de Borondo no hay mobiliario alguno y la cocina sólo permite encender lumbre con buena leña. Por eso, cuanto más llevase avanzado y preparado mejor. Y así lo hice. Todo comprado, ordenado y listo, lo más primordial para hacer unos buenos galianos. El gaznate seco para refrescarlo con limoná cargada de ambiente y aroma de las tardes del 30 de Julio en Ciudad Real. Cogí mi pañuelo de hierbas para anudármelo al cuello, la navaja que llevo siempre al campo y los bártulos que me iban a hacer falta para la ocasión. El morral iba lleno de ilusión y alegría. Reitero: iba a cocinar en un lugar emblemático a más no poder para los manchegos más cerrados, siendo los comensales los socios de la Asociación a la que pertenezco y estando invitados un grupo de hombres muy queridos por mí que viste con todo el amor, pasión y orgullo del mundo las ropas de esta villa nuestra que cobija la Morena del Prado. Todo un regalazo. Cada vuelta que daba con la paleta a la sartén me venían a la mente retazos quijotescos que bien pudieron haber ocurrido donde yo me hallaba...



El caso es que a la sazón de las instantáneas que inmortalizaran la convivencia que hicimos, se puede ver el resultado de los galianos y la limoná y de como dimos buena cuenta de ambos. Tengo buenos amigos pandorgos que quedaron encantados con el trato, con el lugar y con el día que pasamos. E igual me ocurre con mis queridos compañeros de la A.C. Venta de Borondo quienes quedaron contentos con la jornada. Una lástima que a estos últimos nos lo haya conocido varios años antes, pues el patrimonio humano que conforman es excepcional. Y todos los que nos aunamos ese día para potenciar la Pandorga y la Venta compartimos lo mismo: amor a nuestras más profundas raigambres, a nuestra tierra, a nuestras costumbres y tradiciones y a la Mancha en su más pura y extensa definición. Fue un día que jamás olvidaré y que para mí persona quedará grabado a fuego. Prácticamente toda mi esencia cabe en lo que allí ocurrió: Don Quijote, Sancho Panza, la Virgen del Prado, pañuelos de hierbas, galianos y limoná en la Venta de Borondo. Y el que pueda que empate porque superarlo... no lo supera nadie.

jueves, 18 de octubre de 2018

¡AY, EL MADRID!

¡Ay, Señor! ¡Qué cosas! Yo desde luego no las entiendo. Estos once tipos o dan una lección universal de cómo se toca el balón y se gana un encuentro a base de golear o vagabundean por el campo vistiendo un escudo que no merecen y haciendo gala de una desidia extenuante. Por lo que se ve en el Real Madrid no existe el gris. O blanco o negro. Como el color de sus equipaciones en ocasiones. O se juega de babero o se juega de escupidera. No hay mezcla. Y esto al seguidor de a pie lo trae loco, claro. Es que no es normal. Y creo yo que finalmente estos vaivenes deben ser parte integrante de la más pura esencia del Real Madrid pues basta mirar la sala de trofeos para apreciar que las últimas Champions ganadas han sido en años que el equipo parecía no jugar a nada. Y no precisamente sólo las cuatro de los últimas cinco, tres de ellas consecutivas, sino también otras de antes. Lo dicho. No es normal. Pero así ocurre en el Real Madrid. Cuando todos los que lo aborrecen se frotan las manos viendo que está haciendo una mala temporada, ¡zas!, Copa de Europa al canto. No sé si merecida o no, pero es tan fácil y tan difícil a la vez como que cualquier otro equipo haga lo mismo y sería el vencedor. Y puede ser casualidad una vez. O dos. Pero varias no.


La verdad es que el arranque de la presente temporada no hace augurar nada positivo en cuanto títulos. Y eso que el Madrid empezó fuerte y en su primera cita en Champions pegó un buen recital. Pero luego vinieron varias derrotas seguidas y, lo que es peor y más alarmante, varios partidos sin que el Real metiera ni un gol. Y a eso sí que no estamos acostumbrados nadie. Ni seguidores ni adversarios. El Madrid suele ganar. Las cosas como son. También empata en algunas ocasiones y pierde en otras. Pero siempre se ha reconocido por meter goles jugase mejor o peor. Y ahora nos echamos las manos a la cabeza porque lleva cuatro partidos sin meter ni un solo gol. Y digo yo, ¿cuántos equipos firmarían estar en la posición que está el Madrid y tener la plantilla que tiene pese a llevar cuatro partidos sin ver puerta? Claro, para el madridismo los famosos cuatro partidos suenan a una racha jamás vista pero para otros equipos puede ser hasta lo normal. Al final va a ser verdad que estamos malacostumbrados y creemos que siempre es lo lógico el golear. Pues no. Parece ser que no.

El caso es que un par de días que el equipo juegue bien de nuevo volverán las sonrisas a Concha Espina. Ya se sabe que (por mucho que duela a algunos) el gen ganador va en la esencia del Real Madrid. Y volverán los títulos aunque haya algún año en blanco de vez en cuando. ¿O alguien conoce a un Real Madrid no ganador? Algún título sino varios suelen caer cada año. Y si hay un período en blanco dura poco la sequía. Lo merezcan los jugadores o no. Yo, personalmente, reconozco que hay títulos que no me explico cómo se han conseguido. Los de siempre dirán que por los árbitros. Y eso puede colar una vez. Pero no los ciento y pico años de historia que tiene el club. Lo que es verdad es que nunca hay que dar al Madrid por vencido. Hay veces que a fuerza de garra y creencia han logrado cosas imposibles como las dos ligas de las remontadas o la Champions del minuto 92;48. Así es el Madrid: imprevisible, inesperado, inaudito, capaz de lo mejor y lo peor, ilusionante, desesperante, esperanzador, agotador... Y sobre todo ganador. Lo lleva cosido al escudo.

¡Ay, el Madrid! Ahora estamos en tiempos de esos imprevisibles, inesperados, inauditos, capaces de lo peor, desesperantes y agotadores. Cuidado. Es el Real Madrid. Volverá a ganar. Por empuje, por suerte, por goleada, por merecimiento. Y volverán tiempos mejores. Y cíclicamente volverán los malos tiempos de nuevo. Eso es así. Una ruleta. Pero no lo olvidéis, una ruleta en la que el Madrid no deja de ganar títulos. Más o menos pero no deja de ganar. De ahí el nivel de exigencia. De ahí que a una generación que nos ha dado cuatro de las últimas cinco champions se le silbe. De ahí que el Bernabéu haya pitado a Zidane, a Ronaldo y a todo quisqui. De ahí la desesperación, la falta de paciencia, el nerviosismo y los suspiros. Tranquilos. ¿Existe algún madridista en la faz de la tierra que no haya visto a su equipo ganar títulos? Pues eso. Sean así todas las rachas. No todos pueden decirlo. ¡Hala Madrid!