jueves, 18 de octubre de 2018

¡AY, EL MADRID!

¡Ay, Señor! ¡Qué cosas! Yo desde luego no las entiendo. Estos once tipos o dan una lección universal de cómo se toca el balón y se gana un encuentro a base de golear o vagabundean por el campo vistiendo un escudo que no merecen y haciendo gala de una desidia extenuante. Por lo que se ve en el Real Madrid no existe el gris. O blanco o negro. Como el color de sus equipaciones en ocasiones. O se juega de babero o se juega de escupidera. No hay mezcla. Y esto al seguidor de a pie lo trae loco, claro. Es que no es normal. Y creo yo que finalmente estos vaivenes deben ser parte integrante de la más pura esencia del Real Madrid pues basta mirar la sala de trofeos para apreciar que las últimas Champions ganadas han sido en años que el equipo parecía no jugar a nada. Y no precisamente sólo las cuatro de los últimas cinco, tres de ellas consecutivas, sino también otras de antes. Lo dicho. No es normal. Pero así ocurre en el Real Madrid. Cuando todos los que lo aborrecen se frotan las manos viendo que está haciendo una mala temporada, ¡zas!, Copa de Europa al canto. No sé si merecida o no, pero es tan fácil y tan difícil a la vez como que cualquier otro equipo haga lo mismo y sería el vencedor. Y puede ser casualidad una vez. O dos. Pero varias no.


La verdad es que el arranque de la presente temporada no hace augurar nada positivo en cuanto títulos. Y eso que el Madrid empezó fuerte y en su primera cita en Champions pegó un buen recital. Pero luego vinieron varias derrotas seguidas y, lo que es peor y más alarmante, varios partidos sin que el Real metiera ni un gol. Y a eso sí que no estamos acostumbrados nadie. Ni seguidores ni adversarios. El Madrid suele ganar. Las cosas como son. También empata en algunas ocasiones y pierde en otras. Pero siempre se ha reconocido por meter goles jugase mejor o peor. Y ahora nos echamos las manos a la cabeza porque lleva cuatro partidos sin meter ni un solo gol. Y digo yo, ¿cuántos equipos firmarían estar en la posición que está el Madrid y tener la plantilla que tiene pese a llevar cuatro partidos sin ver puerta? Claro, para el madridismo los famosos cuatro partidos suenan a una racha jamás vista pero para otros equipos puede ser hasta lo normal. Al final va a ser verdad que estamos malacostumbrados y creemos que siempre es lo lógico el golear. Pues no. Parece ser que no.

El caso es que un par de días que el equipo juegue bien de nuevo volverán las sonrisas a Concha Espina. Ya se sabe que (por mucho que duela a algunos) el gen ganador va en la esencia del Real Madrid. Y volverán los títulos aunque haya algún año en blanco de vez en cuando. ¿O alguien conoce a un Real Madrid no ganador? Algún título sino varios suelen caer cada año. Y si hay un período en blanco dura poco la sequía. Lo merezcan los jugadores o no. Yo, personalmente, reconozco que hay títulos que no me explico cómo se han conseguido. Los de siempre dirán que por los árbitros. Y eso puede colar una vez. Pero no los ciento y pico años de historia que tiene el club. Lo que es verdad es que nunca hay que dar al Madrid por vencido. Hay veces que a fuerza de garra y creencia han logrado cosas imposibles como las dos ligas de las remontadas o la Champions del minuto 92;48. Así es el Madrid: imprevisible, inesperado, inaudito, capaz de lo mejor y lo peor, ilusionante, desesperante, esperanzador, agotador... Y sobre todo ganador. Lo lleva cosido al escudo.

¡Ay, el Madrid! Ahora estamos en tiempos de esos imprevisibles, inesperados, inauditos, capaces de lo peor, desesperantes y agotadores. Cuidado. Es el Real Madrid. Volverá a ganar. Por empuje, por suerte, por goleada, por merecimiento. Y volverán tiempos mejores. Y cíclicamente volverán los malos tiempos de nuevo. Eso es así. Una ruleta. Pero no lo olvidéis, una ruleta en la que el Madrid no deja de ganar títulos. Más o menos pero no deja de ganar. De ahí el nivel de exigencia. De ahí que a una generación que nos ha dado cuatro de las últimas cinco champions se le silbe. De ahí que el Bernabéu haya pitado a Zidane, a Ronaldo y a todo quisqui. De ahí la desesperación, la falta de paciencia, el nerviosismo y los suspiros. Tranquilos. ¿Existe algún madridista en la faz de la tierra que no haya visto a su equipo ganar títulos? Pues eso. Sean así todas las rachas. No todos pueden decirlo. ¡Hala Madrid!

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