domingo, 31 de diciembre de 2023

¡FELIZ NAVIDAD, AMIGOS!

Utilizo la expresión que da título a esta entrada para desearos a todos una preciosa Navidad entre familia, amigos, hogar y reuniones varias que acontezcan entre el día de la Lotería, como pistoletazo de salida de tan entrañable período y el día 7 de Enero, como regusto del último trozo de roscón, siendo tal cúmulo de días lo que conforma, verdaderamente, la Navidad. Solemos decir "¡Feliz Navidad!" los días previos a la Nochebuena y el Día de Navidad en sí y luego pasamos, de manera casi automática, al "¡Feliz Año!" cuando, en realidad, quedan unos días para que el mismo empiece y, no sé, será porque soy un costumbrista, pero me gusta decirlo una vez iniciado o, como excepción a los más cercanos y/o por compromiso y devolución, cuando me lo dicen a mí y ya es totalmente (y cuando digo totalmente es totalmente) inminente la llegada del mismo, la tarde de Nochevieja, vaya. Pero eso de decir "¡Feliz Año!" un 27 de Diciembre... No. Vamos, que no. No rotundo. ¿Qué leche "¡Feliz Año!" cuando ya han pasado 361 días del año? Dime "¡Feliz Año!" el 1 de Enero, el 2, el 3 o el 4, pero no cuando ya se está acabando. En esas fechas hay que seguir diciendo, como toda la vida de Dios, ¡Feliz Navidad! Como los propios 26, 27, 28, 29 y 30 de Diciembre, están incluidos en el período navideño que ya he dicho que va del 22 de Diciembre al 7 de Enero, se dice ¡Feliz Navidad! Y punto pelota.  En Nochevieja hay que templarse y recién arrancado el año, nada más medio atragantarse con las uvas, ya se puede decir "¡Feliz Año Nuevo!" Pero antes no, leche. Antes se agota el año actual. Y ya. Y si, además, estás en La Mancha y me sueltas en estas fechas un ¡Felices Pascuas! me pones más contento aún y es cuando te doy punto, juego, set y partido, un gallifante y un nicolasillo (¿los recordáis? los que no, podéis googlear qué son dichos nombres. Pista: Mascotas retro de la historia de la tele. Como la calabaza Ruperta. Va a ser verdad que me hago mayor...). ¡Felices Pascuas! Sí, señor. Porque las abuelas de mi tierra siempre lo han dicho y ¿quiénes somos nosotros para contradecirlas o no seguir sus costumbres? ¡Felices Pascuas, hombre!

Dicho lo cual y sentada una base incuestionable e inapelable, pues en esta entrada hago de parte, juez de instrucción y órgano revisor, por lo que anticipo que no cabe recurso alguno, aprovecho que estamos en pleno período navideño para desearos a todos los lectores del Rincón una ¡Feliz Navidad! Y ya cada uno que se lo aplique, entienda o administre como quiera. Podéis entenderlo como 1. Suerte en la lotería (a ver si os toca algo), 2. Feliz Nochebuena, 3. Feliz Navidad (únicamente referido al día 25 de Diciembre), 4. Feliz Nochevieja, 5. Feliz final de año e inicio del nuevo, 6. Felices Reyes Magos, 7. Felices días de reencuentro, amistad, hogar y familia, 8. Felices tiemplas en común, 9. Felices abstinencias rodeados de ebrios, 10. Felices borracheras rodeados de sobrios, 11. Felices sentimientos, risas y momentos mágicos y 12. Felices elecciones con total libertad de entre las once anteriores (pudiendo escoger una, varias, todas o ninguna). Más fácil no os lo puedo poner. Pero ¡Feliz Navidad a todos!, eso sí. Y si, a mayor abundamiento, sois de los tradicionales que así lo entendéis, que escogéis casi todas las opciones y que disfrutáis de la tradición de saborear un poquito el Concierto de Año Nuevo tocando las palmas con la Marcha Radetzky y os queda un pellizquito de esperanza para jugar el "último décimo del año" en la Lotería del Niño, os quiero siempre en mi equipo. Como diría Don Harry, los tuiteros de verdad saben de sobra de quién hablo, "se me enumeren, por favor. Los espero a las 06;00 de la mañana en la frontera de Polonia". Ustedes sí saben de qué va la cosa. ¡Felices Pascuas, hombre!

Quien haya llegado leyendo hasta aquí habrá obviado que publico esta entrada el propio día de Nochevieja, aunque alguien quedará rumiando en su subconsciente que podía haberos deseado una Feliz Navidad al principio del período y no a mitad del mismo. Bien, pues a esos, si los hay, les digo ¡Feliz Navidad! dos veces: una de mi parte y otra por la que ellos no lo han dicho a nadie. Siesos. Que sois unos siesos, no le decís un triste "Morri Crisma" (a lo Sergio Ramos) a nadie y encima os quejáis de si otros lo hacen (hacemos) demasiado pronto o demasiado tarde. Invitarme a un mísero botellín y decirme un "¡Felices Pascuas!" un 28 de Diciembre, mismamente, veréis qué pronto echamos un rato bueno y nos reímos sin necesidad de inocentada alguna. Que para eso es la Navidad. Para pasar grandes momentos y recordarlos año tras año. Y esos momentos surgen inesperados y son los mejores. Por eso nunca es tarde, ni para vivirlos ni para desear felicidad al comienzo de una fiesta, a su mitad o a su final. Pero, oye, que también me vale un pacharán si no queréis un botellín. ¿Acaso hay alguien que llegadas estas fechas no recuerda con cariño, risa o nostalgia momentos de navidades pasadas? Es más, muchas veces los momentos fueron tan intensos que son recordados año tras año y despiertan los mismos sentimientos. ¡Qué bonitas son estas fechas si se viven cómo se deben! Y como no hay dos sin tres, tercera vez que lo exclamo: ¡Felices Pascuas, hombre!

Para concluir, permítanme, ojo que les hablo ahora de usted, terminar haciendo un pequeño repaso a lo que llevo almacenado en el alma durante estas entrañables Navidades que estamos viviendo. Permítanme, por favor. Y si no lo hacen, lo haré igual. Que para eso el Rincón es mío, hombre. Y lo comparto con vosotros y vuelvo al tuteo porque os considero cercanos a todos los que sé que me leéis y me lo hacéis saber. A los que no, os deseo Feliz Navidad igual, estéis dónde estéis, leáis lo que leáis, entendáis lo que entendáis y penséis lo que penséis. No le debo nada a nadie. Empezó la cosa poniendo con mi mujer y mi hija el Portalito de Belén y el Árbol de Navidad, como manda la costumbre socialmente expandida, en el Puente de la Inmaculada. Siguieron los derroteros adquiriendo nuevas figuritas para el Belén que estamos construyendo en casa en familia, para el cual, incluso, me he venido arriba con media vena belenista que no sabía que tenía y he hecho (literal, hecho, construido, fabricado, erre con erre guitarra, erre con erre barril, erre con erre qué rápido ruedan las ruedas del ferrocarril) un pozo para el mismo. Entre tanto una Nochebuena y Navidad preciosas en las que el tránsito de la vida me ha dado la fortuna de pasar de ir a un hogar donde se me acogía a ser yo ahora el hogar que acoge. Comidas varias, momentos especiales, reencuentros con amigos y enredos de botellines inesperados... Serme entregada la estatuilla del Pandorgo, mi sempiterna Diana y otras tantas vivencias y acontecimientos que están por pasar en estas fechas que aún no han concluido y que, a buen seguro, recordaré con afecto y cariño tanto cuando terminen como en tiempos venideros. Y todo ello con el deseo que todos os hayáis visto reflejados, a vuestra maña y manera, en estas líneas y haya contribuido a removeros los recuerdos y vivencias, que recordéis y que disfrutéis, lo de antaño, lo presente y lo futuro. ¡Feliz Navidad, amigos!

miércoles, 20 de diciembre de 2023

CUÉNTAMELO OTRA VEZ, ABUELO.

Era el mes de Octubre de este año 2023 que ya se nos está yendo cuando Choche, amigo y Pandorgo 2018, en un acto solidario en el que colaborábamos toda la Hermandad de Pandorgos, me contó la idea que había tenido y me ofreció participar en ella. Resulta que la Asociación de Coros y Danzas "Nuestra Señora del Prado" que él preside, celebraba su XXV Aniversario y para conmemorar tal efeméride habían decidido organizar un Festival de Folklore llamado "Cuéntamelo otra vez, abuelo". En el mismo, a través de la visión y recuerdos de un anciano folclorista, se iría interpretando mediante teatro, cantes y bailes la vida del abuelo protagonista, desde su juventud cuando empezó a dar sus primeros saltos en ese mundillo de la danza y las castañuelas, hasta la actualidad con sus piernas temblorosas que ya le impiden bailar, siendo el hilo conductor de todo el festival una entrañable conversación entre ese abuelo y su nieta que simularían ir a ver el propio festival e irían comentando el mismo. Todo ello tendría lugar el sábado 9, de Diciembre de 2023, fecha ya imborrable para mí por lo que acaeció. Choche me preguntó si en esa fecha, coincidente con el Puente de la Constitución y la Inmaculada, estaría en Ciudad Real y si podríamos ser mi hija y yo quienes encarnásemos los papeles de abuelo y nieta para dar vida al festival. Y creedme si os digo que estas cosas que así surgen más que un compromiso son una bendición. Por supuesto que lo haríamos. Es una fortuna que pensasen en nosotros para ello. Un regalazo actuar en las tablas del Teatro Quijano y hacerlo de la mano de mi hija lo convierte en inexplicable. Sólo quedaba aprendernos el papel, ensayar y forjar unas gracias eternas por haber contado con nosotros para algo tan especial como era para la Asociación de Coros y Danzas "Nuestra Señora del Prado" su XXV Aniversario.

El día que Jevi Junior inauguró su bar en el Torreón (voy a meter publicidad aquí), llamado Supreme y al que bien merece la pena una visita, nos emplazó al evento Jevi Senior, dícese, Jesús Vicente Castillo, Pandorgo 2009 y magno pregonero 2023 y entre pandorgos estaba la cosa pues fuimos varios los que acudimos y nos dimos cita en el local. En un determinado momento, el bueno de José Antonio López Rubio (Choche), Pandorgo 2018, el bueno de José Luis Vendrell García de León (Chichi), Pandorgo 2016 y el que narra, Pandorgo 2022, nos apartamos y estuvimos hablando de cómo afrontar el teatro que sería la columna vertebral del festival, pues el director de todo ello era Choche y merecía el día  de la función, 25 Aniversario de su grupo de coros y danzas, disfrutar del festival con la bandurria y no tener que estar pendiente de la dirección de la obra en la que Chichi, mi hija Claudia y yo seríamos los actores. Acordamos que Chichi hiciera de pregonero y diera los golpes cómicos a la actuación, pues su forma nerviosa de ser y sus maneras encuadraban perfectamente en el perfil del personaje a encarnar y lograría, enseguida, sacar la risa del público. Yo pondría el aspecto sentimental basándome en los recuerdos y nostalgias de un viejo folclorista nacido en los años cuarenta, haciendo que el público mayor se acordase de su juventud y tiempos pasados, cuando los quintos eran llamados a filas y marchaban lejos del hogar y mi niña Claudia, en su tierna infancia, sería la guinda interpretando el papel de nieta y preguntando cómo eran las cosas antaño comparándolas con las de ahora, con una inocencia pura y no teatralizada pues su edad es idónea ahora para ello. El presentador del acto, entre bambalinas, podría ir coordinando todo y dando las entradas de unos y otros actores en su momento y Choche, como director que ya hubiera dejado todo bien preparado, se dedicaría a lo que acordamos: disfrutar del festival.

Es de justicia resaltar que toda la función, de principio a fin, fue creada por el propio Choche, quien compuso las escenas, redactó los diálogos e ideó por dónde iniciar cada una de las apariciones que hiciésemos, lo que debería haber en ese momento en el escenario y de qué manera ir uniendo las intervenciones teatrales con las actuaciones de cantes y bailes y viceversa. Para colmo de bienes, el presentador del acto no pudo ser otro mejor: Juan Domínguez, la voz de Ciudad Real. Su bien hacer y desparpajo en los escenarios lo han llevado a ser el presentador y mantenedor de actos todoterreno ya que domina a la perfección ese papel, haciendo todo muy ameno y salvando, sobre la marcha, cualquier tropiezo o error de última hora o que ocurra de imprevisto. Así, a bote pronto, recuerdo verlo presentar los siguientes eventos: Nombramiento de Ciudadano Ejemplar, Pregón de Ferias, Pregón Taurino, Nombramiento de Pandorgo y Dulcinea, Desfile y Ofrenda a la Patrona, Cabalgata de Reyes Magos, Feria de Abril, Desfile de Carnaval, Retransmisiones de Semana Santa y diversas entregas de premios. Lo que os decía. No podía haber alguien mejor. Se le explicó lo que debía hacer y, además, se le encomendó la tarea de venir a los ensayos generales de la actuación y aprenderse todo el guion general de la obra para saber cuándo se escenificaba cada escena, quien intervenía en ella, desde que lado del escenario aparecían los actores, qué cante o danza correspondía, etc. Y como es un maestro en ello, se quedó rápido con la copla y tanto al grupo de coros y danzas como a los actores, su presencia nos daba una confianza y tranquilidad enorme.

Y llegó el día. Si bien la noche antes ya hicimos un ensayo general en la sede de la Asociación de Coros y Danzas "Nuestra Señora del Prado", el día amaneció con ilusión y nervios a partes iguales. Por la mañana volvimos a tener un ensayo general ya en el Teatro Quijano, haciendo las últimas y definitivas pruebas de sonido y luces. Quedaba sólo ponerse el atuendo y vestuario necesario y disfrutar haciendo disfrutar al público. Eso es lo más grande. Claudia y yo habíamos ensayado muchas veces nuestro papel en casa. Ella se lo sabía mejor que yo y yo cogido de su mano estaba más tranquilo. ¡Iba a actuar con mi hija! Todavía no me lo creo y ya han pasado días... Mi pequeña bordó su personaje y de verdad no son palabras ni orgullo de padre cuando os cuento que todo el teatro terminó aplaudiéndole cuando al final de la actuación salimos a saludar. Fue real. Entre bambalinas se portó como una actriz experimentada, aguardó sus turnos y se movía con cautela de un lado a otro del escenario sin que se la viera ni molestase a los músicos, cantantes o bailarines en descanso. La primera entrada la hicimos a través del propio patio de butacas para sorpresa de un teatro lleno de gente, actuando entre ellos y avanzando hacia el escenario. El resto de entradas las hicimos ya desde las tablas, pero cada vez desde un sitio diferente, lo que también ayudaba a la sorpresa del público y daba alegría al festival. La rondalla interpretó las piezas de maravilla, los bailes en honor a la Mancha llenaron de color y movimiento el acto, Juan estuvo magistral (era una apuesta segura), Choche disfrutó lo más grande y los actores, viendo las caras de los presentes y los aplausos recibidos, deduzco que no lo hicimos mal. Fui muy feliz y disfruté muchísimo por mí y por mi hija. Y así es como tres Pandorgos nos dimos cita en las tablas del Teatro Quijano, gracias a la Asociación de Coros y Danzas "Nuestra Señora del Prado" que celebró por todo lo alto su XXV Aniversario con el festival "Cuéntamelo otra vez, abuelo". Gracias eternas.


miércoles, 29 de noviembre de 2023

ES COMO EL REAL MADRID, NACIÓ GRANDE

El otro día me encontré en el Parque de Atocha a un perito con el que alguna vez he trabajado en asuntos judiciales. Estábamos charlando de nuestras cosas de trabajo y de fútbol, a la vez, pues compartimos en eso los mismos gustos. Su hijo pequeño y mi hija van al mismo colegio y se pusieron a jugar juntos y su hijo mayor (que está ya en edad pre adolescente y se entretiene lo mismo que una cabra en un garaje, es decir, a mirar las telarañas y dejar pasar el tiempo a la luna de Valencia) se acomodó en un columpio y no sé si es porque el chico es grande (¡qué cosa esta contradicción para expresar la realidad!) o porque el columpio era pequeño, apenas cabía y hacía ver al muchacho más grande de lo que era, pero el caso es que espeté ¡qué grande está tu zagal, Juan Ángel! El perito, actuando como padre esta vez y no como topógrafo que es con lo que se gana el pan y llena la nevera del hogar, sonrió y usando el argot futbolístico con el que estábamos hablando, lanzó como respuesta a mi exclamación (que no interrogación pero si merecedora de la misma) dos afirmaciones en una: mi hijo es como el Real Madrid, nació grande. Y yo que no aguardaba tal expresión cargada de bonhomía, locuacidad, afirmación, ingenio, confraternización y humor a iguales partes en un 50% de la misma, siendo en el otro 50% adulación, nobleza, reconocimiento y piropo a la grandeza del club de Chamartín, me prometí que no olvidaría la misma y que la plasmaría en mi humilde rincón cibernético como título de la próxima publicación de fútbol que hiciera en el mismo, a la sazón la que estás leyendo, amigo.

Y sí. El Real Madrid nació grande. Con esa grandeza que sólo los grandes tienen. No tratéis de buscarla ni de negarla los que no seáis madridistas, pues bien sabéis que existe y no tiene explicación. Y si no no lo creéis así, repasad la última champions que ganó. Una plantilla envejecida, saciada de títulos, sin hambre, a remolque en casi todos los partidos y, sin embargo, se cargó a los mejores de Europa remontándolos en un puñado de minutos épicos y volvió a ganar la orejona con gol de Vinicius. Ya tiene más champions que muchos de los que ladran. Así es que sí, no tiene explicación. Que nació grande y punto. Si el hijo del perito cuando llegó a este mundo estaba destinado a crecer por encima de la media, el Real Madrid desde sus orígenes está llamado a hacer historia. Y la está haciendo. Año tras año. Contra todo y contra todos. Y quien se atreve a negarlo al final sucumbe y nos tacha a los merengues de que nos creemos superiores. Error. No nos lo creemos. Lo somos. Nosotros no, nuestro club. Ahí está el palmarés. No lo digo yo. Las vitrinas hablan. Nos dedicamos simplemente a sacar pecho de honor y gloria cuando cualquier mala lengua menciona al Real Madrid por su insana envidia. No es que seamos superiores es que quien hace esas cosas es inferior. Juega el Depor con las Palmas y algún imbécil (calificativo ajustado, real y merecido) saca a (mal) relucir al Madrid. Pues claro. Zascazo por idiota. Y, por supuesto, eso es señorío. Callar cuando se debe y soltar un latigazo a quien lo merece. ¡Y qué señorío, dice! ¡Me insulta! Por supuesto, ¿crees que señorío es aguantar silente lo que tu vil interior quiera manifestar a fuerza de espumarajos de rabia? No, hombre no. No tengo culpa de la inferioridad de tu club ni del que el mío naciera grande. Entérate de una vez y haz tu guerra con los tuyos.

Y todo esto, ¿por qué? Pues simplemente por la cantidad de risas que hubo a principio de temporada cuando Mbappé dijo que no salía del PSG. ¿Acaso el Madrid quiso ficharlo este pasado verano? No. Pero la campaña de la prensa expandió que sí mientras el club se mantenía en silencio. Al final el jugador se limitó a decir que seguiría en su equipo (no que no venía al Madrid, sino que seguía en el París Saint Germain), el Real Madrid no dijo ni mú (pues no lo había dicho en todo el verano) y las hordas de antimadridistas venga jaja jiji porque creían que el Madrid no sería nadie sin un delantero puro. Y venga risas. Benzemá se fue. Más risas. El Real ficha a Joselu para que haga de 9. Muchas más risas. En la primera semana de la llamada a la competición se lesionan Courtois y Militao, el portero titular (y actualmente mejor del mundo -insisto, son datos que nos lo digo yo sino que son así-) y el jefe de la defensa. El despiporre absoluto. El Madrid encomendado a hacer su juego con el nuevo fichaje, un tal Jude Bellingham, que no ganó no sé qué premio juvenil quedando quinto y, encima, quedaron por delante de él Gavi y Pedri, todopoderosos a la sazón de quienes así lo creen y los elevan al Olimpo del fútbol por encima de Cristiano Ronaldo, Messi, Maradona y Pelé y, en cuestión de pólvora, a los tantos que metieran Vinicius, el Joselu ese que habían fichado y el repescado Brahim. Se revolcaban los ingratos por el suelo. Pero el Real Madrid nació grande.

Peor aún para la plantilla y más risas para los Cristóbales de Escoria y JotaJorges de la vida. Se lesionó Tchouameni en el clásico y en el parón de selecciones cayeron para otras tantas semanas Vinicius y Camavinga. Sin embargo, hete aquí que la historia juega de nuevo y vuelve a callar a los bocazas. Tirando de Fran García en una banda, de Rudiger y Nacho como eje de la zaga, de los veteranos y ¿agotados? Kroos y Modric en el centro del campo, encomendando la faceta goleadora a un desaparecido Rodrygo objeto de mil burlas y con la enfermería llena, resulta que el Real Madrid gobierna la clasificación de la liga siendo el equipo más goleador y menos goleado y del mismo modo en su grupo de Champions. ¡Qué cosas, oigan! Y al tal Jude Bellingham que es un Don Nadie al lado de los golden boys que habitan en Narnia y que se dedica sólo a empujar baloncitos en la línea de gol (que le digan al Barça el chicharrazo que les endosó desde fuera del área), le ha dado por reventar la historia del club y ser el primer jugador que en sus quince primeros partidos marca catorce goles. Cifras que no lograron ni Di Stéfano, ni Ronaldo Nazario, ni Raúl, ni Benzemá, ni Cristiano Ronaldo, ni nadie, las tiene el fichaje nuevo. ¡Mare de Deu! Y sin Mbappé y sin portero y sin los defensas principales y con el medio del campo que no está nada más que para media horita y con Joselu y con Brahim de delanteros y estamos primeros en Liga y estamos clasificados en Champions y... y... Y... sin risas ya, ¿eh, antis? Que no os enteráis y os cortamos la carcajada rápido. Y eso pasa por no saber la verdad. Y no, no la dije yo, la dijo el perito: el Real Madrid nació grande.

jueves, 16 de noviembre de 2023

DE MI VIDA, PILARICA

Seguramente Tú fueras la única que sabías que ocurriría lo que ocurrió. Yo, como humano mortal cuya agenda del destino tiene fraguados unos designios desconocidos por mi mano, no tenía ni la más remota idea de que el plan estaba escrito y trazado para que fuera a verte. Quizás, las rocambolescas situaciones que conllevan una concatenación de casualidades no son tanto cuando, con el paso del tiempo, se asientan los posos y comprendes el por qué de su existencia, eso sí, siempre a toro pasado, pues ser conocedor de las mismas de antemano nos pondría en una situación que las personas ni esperaríamos ni sabríamos dominar. Siempre he creído que es así y que nada surge por fortuna. De una forma u otra, la conexión espacio-tiempo que conlleva un aquí y un ahora no la elegimos libremente, aunque creamos que sí. ¡Pero hombre! Si veo a Juan en la taberna, a una hora concreta y habiendo quedado previamente con él en ese sitio y a esa hora, es porque yo he querido, no porque así estuviera trazado por el destino. Pues créetelo: sí. Si el destino no quisiera o no fuera ese su renglón escrito en la agenda, no ocurriría. E igual que culpamos a la mala suerte o al infortunio cuando se nos chafa un plan, simplemente porque llueva, debemos agradecer, no sé, ¿a la mano que mece la cuna?, cuando algo ocurre inesperadamente y sale a la perfección haciéndonos disfrutar, lo que comúnmente llamamos "una alineación de los planetas". Me entendéis, ¿verdad? Pues así es como fui a dar con mis huesos en las Fiestas del Pilar de Zaragoza.

Surgió en una de las asociaciones a la que pertenezco, la idea de ir a honrar a la Virgen del Pilar, Patrona de España, participando en el desfile que acaece anualmente en Zaragoza a tal fin. Y la idea cayó en buena lid si bien no pudo llevarse a cabo por otros motivos. Sin embargo, ya había arraigado en mí y, como antes decía, estaría de la mano de Dios que yo, finalmente, terminase allí del modo más inverosímil. A mi buen Junior, hermano que la naturaleza no me dio y la vida me regaló, le comenté un día de los muchos que quedamos nuestras familias a comer, cenar y tripear sea la hora que sea con el fin de pasar unos ratos juntos, que se estaba fraguando la idea de ir a la capital aragonesa en sus días grandes, pero que parecía que no saldría bien la operación por ciertos devenires que se barruntaban, los cuales catalogo de subsanables y aguardo que en próximos ejercicios no sean obstáculo de forma ni de plazo y allá que vayamos con el plan original. Y miren ustedes por donde, le brillaron los ojos a mi compadre y sin dudarlo dijo "pues si esta gente no puede, yo me voy contigo". A mí me brillaron igual y a nuestras mujeres se les frunció el ceño como a las manchegas viejas cuando dicen "ná bueno estáis tramando, mangurrianes". Y hete aquí que los dados del destino jugaron de nuestro lado.

Y entre la suerte de los dados y los planetas alineados el navegador del coche marcaba como destino la antigua Caesar Augusta. Y allí que nos plantamos José Ramón y yo con las maletillas llenas de ganas de pasarlo bien en una perfecta conjunción cultural-festiva que muchos años en común nos han dado y enseñado. No se trata de ver un museo con un chispalibre en la mano, sino de ver el museo y disfrutarlo como no lo haríamos con una veintena de años y luego tomarnos los chispalibres como sí lo haríamos con esa veintena de años. Maestros en estas lides que se dice. Y, además, con la experiencia, control y comodidad que la vida te va enseñando y, ¿por qué no decirlo?, exigiendo con el paso del tiempo. Así se desencadenaron dos días preciosos con sus dos noches preciosas y estuve ante Ti, Pilarica. Disfruté de tu basílica en los días más grandes que podría hacerlo. Vi cómo te quiere toda España y las gentes de América latina, que por algo se celebra en tu día el Día de la Hispanidad. No exagero ni miento al decir que me sorprendió la cantidad de latinos que, mientras aquí algunos tergiversan y tachan la historia de genocidio, ellos vienen felices a la Madre Patria a estrechar vínculos y apretar, aún más, los lazos que nos unen. No he visto cosa igual. ¡Qué de gentes venidas de cualquier sitio para ofrendarte flores y frutos! Te dediqué, Virgencica, algunas palabras, oraciones y lágrimas y deposité en el pilar que te da nombre, como siempre, lo más arraigado de mi alma: la gratitud y la esperanza. Sólo Tú sabías que iría a verte y solo Tú sabes cuándo haya de volver.

Eran las siete menos cuarto de la mañana, hora que como peregrino avezado me gusta para comenzar la etapa, cuando el primer ramo de flores se depositaba en la estructura metálica instalada a tal fin a las puertas de la Basílica de la Virgen del Pilar. Tal maniobra de desfile, ofrenda, entrega de ramo y colocación del mismo se dio ininterrumpidamente hasta las diez y media de la noche. Jamás había visto ni imaginado tal cosa. Cuando Junior y yo fuimos al lugar, algo antes de las doce del mediodía, para disfrutar del apogeo de la ofrenda, la rendición de honores con aeronaves a la Patrona de España y el ambiente festivo que inundaba Zaragoza, ya había cientos de grupos maños y forasteros desfilando ataviados con sus trajes regionales. Este año se dieron cita más de novecientos. El año que viene espero que estemos entre ellos ese puñado de hombres buenos y guardianes de la tradición que residimos en la capital de La Mancha. El espectáculo visual y sensitivo despertaba un maremágnum de emociones difícil de expresar con palabras: gente y gente y gente y gente ofrendando a la Pilarica. Era admirable contemplar a los grupos, peñas y asociaciones aguantar estoicamente al sol (que pegaba pero bien), impasibles, férreos, pétreos, hasta que llegaba su turno y, poco a poco, avanzando hasta la Virgen entregaban sus presentes. Sinceramente, fue un deleite de excursión y una experiencia preciosa. También hubo chispalibres, claro. Lo imaginabais, ¿verdad? Y cervecitas y conciertos y ferias... Incluso "Tómbola Antojitos". Pero eso es otra historia, maño. Hoy sólo venía a contarte una pincelada mi vida, Pilarica.


viernes, 27 de octubre de 2023

LEYENDA DE ROBIN HOOD


No os sorprendáis con el título de la entrada. Es la verdad. Hoy vengo a contaros la leyenda de Robin Hood, no una leyenda de Robin Hood, sino la suya propia. El primer interrogante que a todo el mundo le asalta cuando oye ese nombre es saber si existió tal personaje o es un mito. Y aunque la versión más extendida es que la existencia de Robin Hood es una leyenda fraguada en similitudes y comparaciones con otros personajes que sí existieron, éste que narra que desde niño ha sido un enamorado de tan entrañable aventura acaecida en los bosques de Sherwood y el Condado de Nottingham, entre arcos y flechas, ha encontrado una historia real. Robin Hood existió y su eterna memoria ya tiene casi ocho siglos de antigüedad. ¡Y estoy más contento con el descubrimiento que el juglar Alan-a-Dale cantando la historia de aquel buen Robin Hood que robaba a los ricos para dárselo a los pobres! Tanto es así que he querido dejar escrito en el Rincón, para compartirlo con vosotros (y tenerlo yo para siempre), este capítulo de historia muy desconocida que siempre me traslada a mi infancia y me llena de recuerdos y sonrisas. Jamás antes había sabido que existió y me encantaba su leyenda y, ahora, he descubierto que la leyenda en sí no dirime si existió o no, sino que afirma su existencia y lo que dirime son los asociados tópicos al protagonista que no son todos tal cual los cuentan... Y es que ya sabe, habiendo leyenda, sea en el personaje o sea en su historia, hay algo de invención y algo de realidad.

El caso es existió un sajón llamado Roger Godberd que fue el verdadero Robin Hood. Si os dedicáis nada más que a teclear en Google su nombre y a leer entrelíneas acerca de tal persona, os quedaréis con idea de que tan sólo puede ser una inspiración para respaldar la leyenda del personaje, pero si estudiáis el asunto a fondo, descubriréis que hay sólidas pruebas de que aquel forajido medieval fue, sin duda, a quien tiempo después se conoció universalmente como Robin Hood. De hecho, el propio nombre de "Robin Hood" (hood, del inglés, capucha o truhán) era un sobrenombre que los propios forajidos se ponían haciendo mención al gorro o capuchón que usaban para ocultar su rostro, así como al uso de las pillerías que acometían. Y nuestro protagonista hoy, fue conocido por muchos, haciendo un juego de palabras, como Roger Good, Roger el bueno, por ser el conocido forajido que ejercitó el lema de robar a los ricos para dárselo a los pobres. Nació en Nottingham en la década de 1260 y estuvo bien posicionado socialmente, llegando a ser miembro del equipo de guardia del castillo de Swannington. Al contrario del Robin Hood de leyenda, el verdadero era íntimo amigo de Reginald de Gray, más conocido por su cargo, Sheriff de Nottingham, al cual, también al revés que narra la versión popular, el pueblo quería y respetaba.

Se dice que sus caminos se separaron pues Roger no soportaba el abuso que los empoderados nobles y ricos cometían con los granjeros y las personas de más bajos recursos de aquellos tiempos, lo que le hizo dejar la guardia del castillo y separarse de su buen amigo. Llegó incluso a ser imputado de rebelión por colaborar en la revuelta que organizó contra el Rey Enrique III de Inglaterra su propio hijo, Eduardo. Esto hizo huir a nuestro amigo y refugiarse en los bosques con su camarada Walter Devyas, de quien se cree que pudiera ser el famoso Little Jhon que cuenta la historia. Sobre ambos pesaba también la búsqueda por el delito de de cazar ciervos furtivamente en el Bosque de Sherwood, donde tenían su guarida y formaron, junto con otros huidos, su banda de ladrones. Este grupo de hombres tenía como víctimas principales a los ricos, adinerados y viajeros que, si bien no tendrían culpa de la pobreza o trato de otros, sí se lucraban y beneficiaban del sistema que consentía tal distinción social. Fueron responsables de saqueos, ataques, robos e incendios y existen documentos medievales que cuentan que esos forajidos llegaron a extenderse y a actuar por Leicester, el propio Nottingham y Wilt, aterrorizando a los ricos susceptibles de tener algo que pudiera ser robado. 

Parece ser que el primer robo de Robin Hood, el de verdad, el villano querido, hombre audaz y certero en el uso del arco y la flecha, fue un cargamento de pieles y comida que unos soldados del Rey le habían arrebatado a unas personas de un pueblo en el que Roger pasaba gran parte del tiempo. Y en esa acción quedó atrapado en el arte de ayudar a las personas, ya que todo aquello que "robaba" o recuperaba, lo entregaba a la gente pobre. Su final es lo que no he logrado esclarecer del todo pues he hallado dos vertientes. Una que dice que murió a traición por uno de sus hombres que quiso cobrar su recompensa y otra que cuenta que cuando falleció el Rey Enrique III y alcanzó el trono su hijo, Eduardo I, éste decretó la inocencia de todos aquellos huidos y llamados "Desheredados" que lo ayudaron en su día en la rebelión, por lo que Roger Godberg fue perdonado y volvió a su hogar, consumiendo allí felizmente el fin de sus días, aunque no escapó de los juicios por la caza furtiva de ciervos reales. Curioso. El caso es que fue un personaje entrañable y alabado por todos los habitantes de Nottingham y Yorkshire, donde se encuentra su tumba con prácticamente ochocientos años. Con esto ya habéis visto las similitudes de la popular canción con la historia real pero, lo más fascinante es que Robin Hood, para los que amamos este personaje tan perfectamente encarnado en la gran pantalla por Errol Flynn, no es una leyenda, fue real. ¡Viva Robin de los Bosques!

martes, 5 de septiembre de 2023

MI REENCUENTRO CON AGOSTO

Se me había olvidado tu gusto. El año pasado fue precioso pero extraño para nosotros ya que no tuvimos nuestras rutinas de siempre, esas que se han ido forjando a base de entendernos entre ambos e ir encajando piezas que logran la comodidad perfecta y sin discordias, como los matrimonios consolidados. Eres el mes que más espero, con la venia de mi sempiterno Abril, ya que te exprimo de principio a fin y no se me va la alegría en los treinta y uno días que conforman tu calendario. Sin embargo, ha bastado una ausencia, una sola, para que este año haya paladeado de nuevo el Agosto que tanto amo. Ya sabes que tu última edición vino cargada de momentos inolvidables y no sirven los peros. Quedaron esculpidos en la retina del alma, de los dos, espero, para siempre. Y, aún así, sabes que me acordé de nuestras cosas... Que sí, que sí, que estoy disfrutando de este momentazo pero otro año yo estaría... Sé que lo sabes y sabes que lo sé. Transcurrió y quedó grabado a fuego y llegó tu último día y continuó la rutina de siempre, porque Septiembre, salvo algún retazo añadido del recién estrenado pandorgato, sí fue como siempre. Continuaron sucediéndose los días y, fíjate, el destino, el karma, la bienaventuranza o el sino (incluso Don Álvaro, como opción al anterior, a través del Duque de Rivas), quisieron que no recabase yo tus sabores en mi interior para que así, llegado el reencuentro, explotaran de nuevo en una deliciosa ambrosía que reviviera y viviera de nuevo ese espléndido sabor que me produce tu llegada. Y así ha sido.


Llegaste como siempre, entremezclado con Julio al alba ensalzando la tradición. Y fue tumbarme esa noche y ver en el techo ese camino de estrellas que conducen al Obradoiro. En ese momento supe que era Agosto de nuevo. ¡Qué bien conozco esa sensación y que alegría sentirla de nuevo! El año pasado tuve otros quehaceres y hube de cambiar constelaciones por Ángeles, allí donde vive el Rabí y, créeme si te digo que, como dicen los del Primitivo, para mí fue como el dicho de "quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al Señor", aunque ya sabes que yo, en estas causas, soy más del criado, al Señor lo visito (creo) a diario. A lo que iba. Concluida mi encomienda de modo satisfactorio, preparé la mochila y limpié las botas, como siempre, amigo, ya lo sabes. Son tus días y parte de ellos los paso caminando hacia el Oeste, donde se funden horizonte y mar en la misma línea y, este año, precisamente, con más motivo, pues el punto final de otros Caminos fue el origen esta vez. Y así es como nos reencontramos y llegué a Finisterre caminando. Además visité al criado sin siquiera haber caminado hacia él. Muy pagano yo en esta ocasión, ¿no? Lo anotaré como una sorpresa en nuestro abrazo de costumbre que nos ha hecho revivir nuestras maneras con tanto mimo logradas. Eso sí, la felicidad fue la misma, la que comenzamos a hilvanar en aquel Año Xacobeo 2010 y que ya es un tejido fornido que nos une. La que conocemos tú y yo y se deja asomar cuando en Noviembre te recuerdo y en Febrero te sueño.

A mi regreso del epílogo del Camino de Santiago, iniciado en los últimos metros del Real Camino Francés y concluido más allá del hito que marca el fin de la tierra, justo antes del Faro de Fisterra, allende las aguas chocan con las rocas, se vestía mi ciudad de fiesta en honor a su Patrona. Volví justo a casa para embellecerme por dentro musitando en la Catedral: "Santa María del Prado, Reina de Ciudad Real, a quien siempre han invocado tus hijos con fe filial, líbranos de todo mal, líbranos de todo mal". Era el día quince de Agosto y la Morena de ojos azules se encontraba radiante en su paso. Siempre al verla así me acuerdo de mi infancia y de mis abuelos. Es otra de las costuras del alma que me has tejido tú, Agosto. Y a quien dude de por qué es la Reina de La Mancha que se acerque tal día cuando procesiona escoltada de fieles y contemple la cantidad de gente venida de un sinfín de lugares que le rinde pleitesía, bien peregrinando hasta Ella, bien acompañándola en su transitar. No se ve cosa igual por estos lares por mucho que susurren las envidias. Y es que entre tus días, querido Agosto, están los días de la Virgen. Y aunque sean los días de Ferias y Fiestas no dejan de ser en honor a Ella. Cierto es que los viví muy intensamente el año pasado. Y no miento si digo que fue desde privilegiada posición. Pero hoy te hablo de mi reencuentro contigo. Y fue maravilloso. Estuve donde me gusta estar: rodeado del misterio de ir a solas sabiendo que habrá compañía que a priori no puedo saber. Y como nexo de unión su magnificencia que tanto me atrapa. ¡Vaya sonrisa me dibujaste, canalla! Muy parecida a la de las mañanas de Viernes Santo...

Y como colofón e hilo conductor de todo lo anterior durante, antes y después, mis retazos de costumbre y felicidad en Fernán Caballero. Aunque este año ha faltado la guinda final de la elaboración de la conserva, pues el clima ha castigado duramente las matas solanáceas y no ha habido cosecha buena para ello. No preocuparse. El tomate frito para el bacalao más carismático del año no faltará. Tengo tarros del pasado verano preparados para ello. La Semana Santa del 2024 tendrá retazos del estío del 2022. Entre tus días, sobre todo los finales, he consumido tus hojas consumiendo mi Agosto particular de vacaciones. Y este año ha sido próspero. Ha crecido mucho el chalet en detalles, comodidad, orden y limpieza. Y lo que es más. Ha crecido en fechas, participación y arraigo de las viejas maneras y las nuevas costumbres. No ha faltado lumbre en el hogar, ni limoná en el lebrillo. No se ha echado nada de menos y eso ya es mucho y lo firmaría por más veranos tan plácidos como este. Otros años, hoy, recién bautizado Septiembre ya estaría forjando en mi mente cómo querría que fuera el siguiente Agosto. Sin embargo, éste último ha sido tan precioso que sigo regodeándome de haberlo vivido tan intenso y exprimido de principio a fin. Camino, Feria, Virgen del Prado y mis cosas (que no son pocas). El año que viene no quiero que te superes, quiero que te mantengas igual, por favor. Y es que ¡menudo reencuentro hemos tenido, Agosto!

jueves, 27 de julio de 2023

JULIO, MI SIEMPRE QUERIDO JULIO

¿Qué esconden tus días, Julio? No es normal que siempre, año tras año, sigas sorprendiéndome. Mira que nos conocemos los dos y sabemos el uno del otro lo que nos significamos, pero juegas con ventaja, truhan. Como buen mago siempre escondes un as bajo la manga y logras entusiasmarme de nuevo. Creí que no tendrías ya más trucos cuando el último 31 de Julio que vivimos juntos hace casi un año me diste el mayor regalo que me habías dado nunca: mi ciudad me hizo Pandorgo. Sin embargo, siempre sacas cualquier sorpresa del más mínimo resquicio. Ya hemos agotado juntos muchos momentos entre tus días del calendario y, además, disfrutando, por una cosa o por otra, de todos mis gustos y pasiones que vierto en este blog. En tu período temporal como séptimo mes del almanaque hemos vivido momentos de cofradías, de costal, de ferias, de verbenas, de fiestas, de tradiciones, de costumbres y de los más preciados recuerdos de mi infancia y retazos del presente. Eres el mes de mi abuela, de mi niñez y de mi barrio. Eres el mes en el que sueño recorrer el Camino de Santiago y en el que tacho los días para que lleguen las vacaciones y liberar mi mente, por un tiempo, de los periplos de la abogacía. Eres, sin lugar a dudas, el mes que más exprimo en tiempo mezclado de trabajo y disfrute y eres también, desde este año, el mes de las sorpresas. Nunca defraudas y ya no me fío de pensar que teníamos todo lo vivible vivido y perfectamente atado en el baúl de los sentimientos, pues siempre, siempre, siempre, tienes alguna sonrisa nueva. Y la de este año ha sido magistral.

Tenía que ser en tus días cuando ocurriera. No podía ser de otra manera. En tus días de plena canícula, llegando al ecuador de la misma, cuando el Santo Patrón de España llena de alegría mi barrio y es la verbena en su honor, me pillaste, otra vez desprevenido y eso que te conozco y sé que aguardas este tiempo, para apretar con media vuelta más la tuerca que nos une. ¿Cuándo lo planeaste? Hacerme pregonero en mi casa y vestirme por última vez con el paño negro siendo Pandorgo de Hogaño... Es que ni me lo creo. Jamás lo hube soñado y llegas tú, Julio eterno, para darme este regalo. Pregonero de Santiago, mi barrio amado. E invitado a su procesión que salía de nuevo. ¡Tenía que ser este año, bribón! Y lo ha sido. ¿Quién te escribe los renglones, amigo? No puede ser más grande. Por si era poco el regalo de debutar entre los guardianes de la tradición hace justo un año, en el empedrado más carismático de la ciudad, a la sombra de los rincones donde crecí, vas y aguardas que sea ya nombrado el cargo y, cuando casi expira el mismo para pasar de hogaño a antaño, me subes, nada más y nada menos, que al atril de mi Perchel para poner voz y sentimiento y rematas la faena colocándome en la presidencia de Santiago, como Peregrino de todos los caminos. ¿Cómo no te voy a querer, Julio mío? Lo que hemos vivido tú y yo este año ha sido precioso y, además, aún nos quedan cositas hasta el momento, incluso, en que no quieres despedirte hasta el año que viene y abrazados los dos comienza un Agosto al que le robamos unas cuantas horas... Eres un golfo, pero te quiero. Bien lo sabes.

Y me subí al escenario en el corazón del barrio, escoltado por la Iglesia de Santiago a un lado y el Convento de las Hermanas de la Cruz al otro. A mi espalda el antiguo lugar donde ubicaba el rollo de piedra que hacía la suerte de jurisdicción, posteriormente trasladado a los jardines de Agustín Salido y coronado con una Cruz de Santiago encima y hoy en día ocupado por un Cruceiro (diría que el único que tenemos en la capital de la Mancha) que indica el punto de salida del Camino de Santiago Manchego. Y al frente mi Perchel puro. Porque no hay más Perchel que hablarle al Perchel del Perchel. Así de claro. Sus gentes, sus vecinos, sus lugares, sus costumbres y sus vivencias. ¡Qué privilegio, Julio! Día 24 de ti, verbena de Santiago y yo pregonando con un torrente de voz nacido de mi sentimiento que no de mi garganta al barrio más viejo de la ciudad, el que guarda los viejos tesoros de las leyendas, origen y génesis de esta tierra nuestra. El regalo más inesperado que podría darme esa Plaza de Santiago donde tantas horas he pasado y tantas vivencias he acumulado. ¡Qué bonita es la vida cuando quiere ser bonita! Y tenía que ser en tus días, Julio. ¡Qué callado te lo tenías aguardando tu momento! Gracias, compañero, gracias. Otro año estaría planchando el costal o preparando el blusón de mil rayas, pero este ha sido rematando versos para mi barrio. ¿Me quedará algo por hacer en el mismo y en tus días? No me lo digas, mes de las sorpresas. Actúa como hasta ahora y sorpréndeme cuando quieras.


Amaneció el día 25 de Julio, siempre mi querido Julio. Con la resaca de emociones aún latiéndome en el pecho y retumbando en mi cabeza "A Santiago, ¿qué decirle? Que no sé vivir sin él y aunque vaya a Compostela mi Santiago es el Perchel", la sonrisa se me hizo fija en la faz, pues ese día es mucho día. Es la fiesta del Santo del Patrón de España, el día grande de mi barrio (siempre con la venia del Viernes de Dolores), la fiesta de los peregrinos, la fecha en que me puse el blusón y la boina con mis nuevos hermanos y, este año, magia escrita por ti de nuevo, volvía la procesión a las calles tantas veces pisadas por mí, habiéndome invitado a presidir la misma, todavía como Pandorgo de Hogaño, pregonero y perchelero. Imposible superarlo por mí, por lo que significa para mí, aunque me espero cualquier cosa de Julio. Nunca puedo ya fiarme de sus días porque, el muy puñetero, convierte cualquiera en una muesca al alma de las que hacen soñar al cerrar los ojos y revivir de nuevo el momento. Se abrieron las puertas del templo y se derramó el Perchel. Salió Santiago de nuevo. Yo, en una nube, crucé cientos de miradas con caras conocidas de las de siempre, de las que vivimos allí y en todas vi reflejadas lo mismo: barrio. La sonrisa se me hizo más enorme todavía y enseguida supe por qué. Una comisura la elevó un balcón de la calle Altagracia y la otra fue subida por otro balcón de la calle Calatrava. Noté su fuerza como la notó ahora al pensar en ellas. Mis abuelas, también percheleras. En Julio tuvo que ser...

viernes, 30 de junio de 2023

EL CAMINO ESOTÉRICO

Por no hacer muy compleja la definición, pues el término da para mucho, digamos que "esotérico" es aquello que es difícil de percibir por los sentidos. Sentada esta premisa, la denominación de Camino Esotérico, si bien pudiera ser todo el propio Camino de Santiago por la magia y energía que desprende su transitar y que, finalmente, deja más huella en el alma que en el cuerpo, es la aplicada y cómo se conoce al epílogo final del mismo, esto es, al tramo que une Santiago de Compostela con Finisterre. Es un tramo del Camino que cada vez va cogiendo más fuerza y está siendo más recorrido, pues son muchos los peregrinos que al llegar al Obradoiro sienten la necesidad de continuar sus pasos y su ímpetu en la búsqueda de lo interior les lleva a ello, encaminándose al "Fin de la Tierra". De hecho, hago aquí un inciso basado en una de las cosas que aprendí en el propio Camino, para decir que Finisterre alcanzó una dimensión enorme a nivel mundial por su cargada simbología, no sólo la de ser el fin de la tierra antes del descubrimiento de América, sino por la alabanza y fiesta de honra al conocido como eterno Deus Sol invictus, por el renacer día a día del astro rey tras ocultarse sobre las aguas y por ser el Imperio del Sol Poniente y atraer todas las grandes filosofías y creencias orientales del Imperio del Sol Naciente. Así me lo explicó Yoon Joon Lee, un peregrino koreano que conocí en el año 2013 cuando recorrí por primera vez el tramo entre Saint Jean pied de Port y Santo Domingo de la Calzada, siendo que él venía al Camino con la intención de llegar a "Fisterra" por eso mismo. Lo aprendí de él y, seguramente, cuando se cumplan diez años de aquello estaré llegando a ese punto del Camino.

Sí. Este año quiero llegar a Finisterre caminando. Por muchas cosas. Mi padre, con quien todo empezó, lleva mascando la idea de querer hacer el Camino Esotérico, el gran epílogo, desde el año 2012, año en que por primera vez coronamos O Cebreiro. Lleva queriendo desde entonces llegar a esa mágica línea donde se juntan la tierra y el mar y nunca llega el momento. Prácticamente en el ocaso de sus pasos en largos caminos, se merece llegar. Por él y con él quiero llegar. También porque del real y gran Camino Francés conocemos absolutamente todos los tramos desde Francia menos esas últimas etapas que unen el abrazo del Santo con el mítico -y miles de veces fotografiado- hito del kilómetro cero, pues hemos salido caminando tanto desde Saint Jean pied de Port como de Somport (ambos sitios en Francia) y, además de haber repetido varias veces otros tramos (mi amada Castilla), siempre nos quedábamos con las ganas de conocer esas etapas de Negreira, Olveiroa, Muxía, Lires... Se suma a las ganas de esta aventura que todos los años desde que empecé a gastar botas en la Ruta Jacobea, llegando el estío, me acuerdo de mi buen Iñaki y de los grandes ratos compartidos con él, los cuales se originaron y sucedieron precisamente caminando. Y él, también con varias llegadas a Santiago de Compostela, tampoco ha llegado nunca a Finisterre. Por último, yo mismo siento la necesidad de ver, como peregrino, que hay más allá del Obradoiro y volver a sufrir conmigo mismo duras cuestas y sudores mientras peleo en mi interior un precioso combate de yo contra yo que sólo las mentes que lo han sufrido lo conocen, para, mientras tanto, sin solución de continuidad, alcanzar el Fin del Mundo y despojarme de lo malo bañándome en las aguas del océano para resurgir nuevamente brillante como el Sol invictus hace día tras día.

De este modo, si Dios quiere, pues es mi religión la de creer en un Ser transcendental, cosa que desde que la vida es vida siempre se ha dado y aún a día de hoy pudiéramos hablar de esa mezcla entre lo divino y lo pagano, cuyo nexo es un origen común, el próximo 4 de Agosto, saldré de casa por no sé qué vez, con la mochila colgada y las botas puestas, rumbo a iniciar el Camino donde siempre lo culmino. Conforme voy vertiendo estas líneas me doy cuenta de la predisposición iniciática con la que voy a esta nueva aventura caminera, pues, si algo he aprendido en esta ya superada década en la que llevo recorriendo el Camino de Santiago, es que el Camino es, sin duda, un camino interior de introspección. Y tiene un veneno que se te mete dentro y te atrapa, ya que, a simple vista, madrugar todos los días para cargar una mochila y recorrer unos veinticinco kilómetros a pie finalizando para descansar en un albergue lleno de olores, ronquidos e intimidad compartida, no es que sea un plan de vital atracción. Pero el poso que deja en el interior bien merece la pena y nadie sabe explicarlo. Alguna vez leí que todo peregrino sabe explicar por qué se puso en marcha la primera vez, pero jamás sabrá explicar por qué lo hizo la segunda y sucesivas. Y es una gran verdad. Allá voy de nuevo, querido amigo. Allá voy de nuevo desde tu empedrado Obradoiro hasta el Fin de la Tierra.

Las etapas del Camino Esotérico tienen tal magia que puedes agrandarlas o achicarlas del modo que prefieras y, además, al tratarse de un epílogo con forma triangular puedes ir en el sentido que quieras también. Yo he decidido finalizar en Finisterre recorriendo antes el otro vértice del triángulo que es Muxía, lugar también mágico donde los haya. He considerado para establecer las dichas etapas diversos factores de toda índole, apreciando también las cualidades físicas de mis compañeros de viaje y mías propias (para no hacer borriquerías que ya hicimos entre Somport y Puente la Reina, por ejemplo) y buscando estirar el tiempo para poder compartir más segundos con ellos ya que estando en el Camino raro es el rato que no somos felices. He logrado ajustarlo en seis etapas para tener de todo: cansancio, sufrimiento, pura mente, descanso y alegría. Saldremos de Santiago de Compostela hacia Negreira en lo que será la primera de ellas. De Negreira a Santa Mariña será la segunda etapa para, antes de terminar la tercera, de Santa Mariña a Dumbría, elegir la alternativa que une Dumbría con Muxía, donde terminará la cuarta etapa. La quinta será de Muxía a Lires y la sexta y última, desde Lires a Finisterre, donde llegaremos al faro del cabo del Finis Terrae del que el lugar toma el nombre. Tras ver allí esconderse el sol en las aguas y salir de las mismas de nuevo, volveremos a Santiago, lugar donde todo acaba y todo empieza, incluso el Camino y, más aún, el estérico con sus enseñanzas y mensajes ocultos. ¡Buen Camino!

martes, 30 de mayo de 2023

UNAS CURIOSIDADES MUY CURIOSAS

Aquí en el Rincón me gusta versar de cofradías, arte, cultura, fútbol, leyendas y curiosidades de la vida en general. Ya lo sabéis, más bien ya lo sabíais y, si no, ya sí que lo sabéis. Y en esta ocasión vengo a contar cosas curiosas de esas que dan forma a la vida cotidiana y que todos hemos usado, leído, dicho o padecido alguna vez. Incluso hay curiosidades que tenemos al alcance de la mano y las pasamos por alto porque no sabemos que esconden una curiosidad o cuál es la misma. Por ejemplo, ¿hay alguien que no haya tenido una botella de vino en la mano? Pues, curiosamente, tiene un por qué muy curioso que tengan una cabida de 750 mililitros. O, por ejemplo, ¿hay alguien que no haya oído hablar de Menganito o Fulanito? Pues esos nombres también esconden una curiosidad. Hoy contaré cosas curiosas de esas y prometo dejar, desde ya, de jugar con el término "curioso" (que no quiere decir que dependa de curia) en todas sus vertientes, salvo las estrictamente necesarias, en esta curiosa entrada. Los datos de los que me valdré para dar cuerpo a las presentes líneas me los he ido encontrando de forma totalmente inesperada por internet. Y los que más me llamaban la atención los retenía anotados en algún lugar para plasmarlos algún día en estos lares cibernéticos. Finalmente he seleccionado tres cuestiones que creo que merecen la pena ser sabidas, ésta vez sí, por la curiosidad que las engloba. Espero que os entretenga esta entrega y aprendáis con ella algo que os era desconocido.

Primera Curiosidad: ¿Quiénes fueron los Fulano, Mengano, Zutano y Perengano que son tan mencionados?
En realidad no se sabe si Fulano, Mengano, Zutano y Perengano existieron como tales o no. Al menos no hay ningún hecho histórico en el que poder basar la existencia de estos personajes. Sin embargo son muy conocidos por la cantidad de veces que se menciona su nombre. Podría decirse que se trata de cuatro formas gramaticales que se utilizan para aludir a alguien del que no se sabe su nombre o no se quiere decir por cualquier motivo.
Así pues, la palabra Fulano proviene del árabe, fulān (فلان) que quiere decir "persona cualquiera". Es el más utilizado de los cuatro, siendo el más socorrido a la hora de usarlo como ejemplo: "Ha venido Fulano (o un fulano) preguntando por ti". Otro símil sería “Le pondrán una placa conmemorativa que dirá esto lo inauguró fulano de tal". El término del árabe llegó al español y de allí se extendió a toda Hispanoamérica.
Mengano también proviene del árabe: man kān, cuyo significado es "quien sea". Suele utilizarse (la mayoría de ocasiones) en segundo lugar y acompañado de fulano y/o zutano. Además puede llevar otros determinantes: "A ese fulano y a ese mengano no los quiero ver por aquí".
El vocablo Zutano proviene de citano y éste, muy posiblemente, de la palabra latina scitānus, que significa "sabido". No se sabe muy bien el porqué se añadió a la coletilla, pero en algunas ocasiones también se coloca en segunda posición, tras fulano. "Han venido Fulano, Mengano y Zutano" o "Han venido Fulano, Zutano y Mengano".
Por último, Perengano es una palabra más reciente y la de menos usada de las cuatro. No se han hallado raíces en otras palabras antiguas y/o de otros idiomas, lo que ha llevado a concluir que pudiera ser una combinación que se surgió del apellido Pérez y la palabra mengano.
Es muy común que se usen dichos nombres en diminutivo (Fulanito, Menganita, etc) y con el apellido de Tal o de Cual, por aquello de hacerlos más solemnes cuando sustituyen a un nombre real o haciendo gala de ironía: "Su alteza real Don Fulanito de Tal y Pascual".
Estas cuatro palabras también tiene su variante al femenino (Fulana, Mengana, Zutana y Perengana), si bien el uso de la primera de ellas se suele utilizar para calificar despectivamente a una mujer cuando alguien se quiere referir a ella como prostituta: “finalmente resultó ser una fulana”.
Y éste es el desconocido origen de esos nombres que con tanta frecuencia usamos en nuestro lenguaje coloquial. 

Segunda curiosidad: ¿Quién es Perico, el de los palotes?
Perico, el de los palotes, es un término muy usado tanto en España como en Sudamérica. No puede asegurarse a ciencia cierta el origen de este nombre y no se sabe con certeza de dónde proviene, pero se han encontrado referencias en España que dicen que el término se refiere "al chico que precedía a los pregoneros tocando el tambor con dos palotes (baquetas)". Los pregoneros eran personas que daban a conocer al pueblo las disposiciones oficiales y se anunciaban bien haciendo sonar un instrumento de viento, a modo de corneta, cuerno o trompeta, o bien mediante el redoble de un tambor.
Las primeras referencias a Perico, el de los palotes, las encontramos en el libro "El tesoro de la Lengua Castellana", escrito a principios del siglo XVII por Sebastián de Covarrubias. Palotes se llamaban coloquialmente a las baquetas para tocar el tambor. El tal Perico, según Covarrubias, era "un bobo que tañía con dos palotes". El "bobo" era el que tocaba el tambor y solía situarse detrás del pregonero, que era quien efectivamente se quedaba con el sueldo y las propinas para ambos, de ahí lo de llamar bobo al del tambor. En su obra aclara que la expresión se empleaba para mostrar indignación por el trato recibido, de modo que el que se sentía ofendido exclamaba "¿Qué te crees?, ¿que soy Perico, el de los palotes?", dando a entender su molestia y que era conocedor de que se le había tomado por tonto, se le había usado pícaramente o se había abusado de su bondad.
Y de aquí se extrae la génesis de la expresión "ser más tonto que Perico, el de los palotes", si bien, Perico no era tonto, era simplemente un niño tamborilero al que se le conocía por tal nombre y bajo su inocencia y bondad no se percataba de que las dádivas se las quedaba siempre el pregonero. Curiosamente, también lo menciona Francisco de Quevedo en su libro "El Buscón", donde dice que "Periquito de los palotes, si no tienes cuartos, que dame doblones".
Por último, cabe reseñar que la expresión "Perico, el de los palotes" se usa hoy en día para referirse a alguien sin importancia, a una persona cualquiera. Es común oír "Díselo a Perico, el de los palotes, mismamente" o "Me da igual a quien se lo digas, como si se lo dices a Perico, el de los palotes".
Curiosa esta historia, ¿eh? Sigamos.

Tercera curiosidad: ¿Por qué las botellas de vino son de 750 mililitros y no de un litro?
Normalmente la medida estándar para comerciar con líquidos suele ser el litro. Un litro de leche, un litro de aceite, un litro de zumo, etc. Sin embargo, las botellas de vino son generalmente de 750 mililitros y no de un litro (1.000 mililitros). Y esto no es casualidad, no. Tiene su por qué y es realmente curioso. 
La capacidad de una botella de vino se normalizó en el siglo XIX y surgieron las explicaciones más recónditas a este hecho. Se dijo que era debido a que era la capacidad pulmonar de un vidriero que era quien las fabricaba, que era el consumo medio en una comida, que era por la mejor capacidad para conservar el vino, que era por la facilidad de transporte, etc. Y no. No es nada de esto. 
En realidad se trata simplemente de una organización práctica con una base histórica. Por aquel entonces, ojo que viene una curiosidad dentro de la curiosidad, los principales clientes de los productores de vino franceses eran los ingleses. ¡Sorpresa! (Yo no lo sabía tampoco). El caso es que ellos nunca adoptaron el mismo sistema de medidas que los franceses. Esto tampoco me sorprende. Ya se sabe con los hijos de la Gran Bretaña... Kilómetros, yardas. Euros, libras. Litros, galones. Y aquí radica el asunto: la unidad de volumen de los ingleses era el "galón imperial" que era equivalente a 4.54609 litros.
De esta manera, para simplificar las cuentas de conversión, transportaron vino de Burdeos en barriles de 225 litros, es decir, exactamente 50 galones, correspondientes a 300 botellas de 750 mililitros. Siendo más fácil el cálculo, adoptaron que un barril de 50 galones era igual a 300 botellas. De esta forma, un galón correspondía a 6 botellas. Y éste es el motivo de que las botellas tengan una cabida de setecientos cincuenta mililitros (tres cuartos de litro) y no de un litro entero. Y es por eso también que todavía en la actualidad las cajas de vino suelen tener seis o doce botellas. Es que... ¡El vino también es cultura!

Y hasta aquí las curiosidades de hoy. Espero que las hayáis disfrutado y os haya descubierto cosas que no supierais. Dicho esto, me voy con Fulanito a tomarme una botella de vino a la salud de Perico, el de los palotes. ¡Adiós!

jueves, 18 de mayo de 2023

REMEMBRANZAS DE LA SEMANA SANTA 2023

Ahora que han pasado unos días y puedo volver la vista atrás, se me llena la mente de los cercanos recuerdos vividos esta última Semana Santa. Ha sido, sin duda, de las mejores que puedo recordar. He tenido de todo y he sido muy feliz. Momentos de tradición pura, de costumbre, de familia, de costal, de volver a salir con mi amada Agrupación Musical, de llenarme de Esperanza y macarenismo en las callejuelas de Sevilla, de disfrutar las cofradías con familia y amigos y de volver a vivir un Santo Entierro Magno, evento que ya tuve la dicha de vivir en el Sábado Santo del año 2004 y que no sabía si tendría la fortuna de revivir, pues son acontecimientos históricos que se orquestan sólo por causas muy concretas y no son fáciles de repetir. Así pues, ahora que la botella de las vivencias va dejando su poso en el vaso del alma, es el momento de plasmar unas líneas acerca de lo vivido, para que cuando las lea y relea pasado un tiempo, brillen de nuevo esos recuerdos con la nitidez que el buen gusto de la felicidad pasada les otorga. Una Semana Santa difícil de olvidar y cargada de muchos momentos preciosos en los que podrían haber girado más despacio las agujas del reloj, pues el aura mágica que los rodeaba bien era propicia para ello y, ojalá, hubiera estado en mi mano detener el tiempo, pero el encanto de lo sublime es precisamente eso, su perecimiento a manos del péndulo temporal. Eso es lo que, precisamente, nos deja ese regustillo en el paladar que nos despierta la consciencia de que lo vivido ha sido magnífico. Y, hoy, con el buqué del buen vino acontecido en esta incipiente primavera, es el momento de escribir per saecula lo sentido.

Si bien el día que la Gloria comienza es el Domingo de Ramos, el descorche de sentimientos apretados tiene lugar en casa, por costumbre y creo yo que por tradición también, pues así viene siendo desde que era niño, el Viernes de Dolores. Cuando la cocina huele a leche con canela y limón y las primeras torrijas se bañan con un jarabe hecho con agua, miel, azúcar moreno y una estrella de anís (truco que me dio el propio Alberto Chicote), me evocan esos sabores de nieto que marcaron mi memoria en la calle Altagracia y empieza la Semana Santa. Se intuyen por el Perchel balconeras que anuncian el día grande de Dolores, se enciende la primera candelería y se ponen sobre las incandescentes pastillas de carbón las adecuadas cantidades de incienso, resultando un éxtasis cofrade que sirve de preámbulo a lo que ha de llegar y, a la vez, de cierre a las vísperas que se iniciaron cinco días antes al salir el Nazareno por la ojiva de San Pedro. Así empezaron los días grandes que vengo a almacenar en el vivo recuerdo de las letras. Y cuando amaneció el Domingo de Ramos y el astro rey brilló con fuerza, mi mirada se clavó en la del Rabí de los Ángeles, anunciándole que iba a pasearlo de nuevo y que poco me queda bajo su reino de madera, pues he empezado mi retirada del costal y mi arpillera ha de consumirse allí donde por vez primera rozó una trabajadera. Fue un Domingo de Ramos espléndido en el que mi hija continuó acercándose a esta bendita locura que son las cofradías y se durmió soñando ser nazarena, mientras su padre derrochó corazón en el zanco izquierdo de esa parihuela azul, revestida de caoba y plata que eleva un olivo a los Ángeles que escoltan la Salud de un barrio.

Y tras un Lunes Santo vacío de cofradías, pero cargado de costumbre en mi casa, llegó un día muy esperado que muchos no creían que llegaría: cuando vistiera el uniforme de la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva. El pasado Martes Santo hacía exactamente veinte años desde que un grupo de jóvenes, entre los que me enorgulleció estar y me enorgullece, más aún, haber seguido a su vera, fundamos tal corporación. Justo el año que se estrenó el uniforme de gala debí abandonar sus filas por motivos laborales, pero estaría escrito en los renglones torcidos de Dios que algún día y en preciosa coincidencia, me pusiera yo el atuendo que jamás vestí y estuviera rodeado de ellos de nuevo. Y ocurrió y emané felicidad por cada poro de la piel. No se me olvidará jamás. Fui escolta de "STV". Todo caras conocidas y la mayoría de los que dimos a luz a la formación musical nos juntamos de nuevo tal día. Fue, sin duda, el regalo más grande que me hizo la pasada Semana Santa, con la venia del Santo Entierro Magno y los retazos que me dejó bien cosidos al alma. Pero antes de ello llegó El Miércoles Santo, unido a la madrugada del día anterior, cuando me quité el traje que no sé si volveré a vestir, aunque confío en el destino que ya me lo ha puesto una vez. Dicho día es de Bondad y Consuelo. Y no puede ser de otra manera, ni lo concibo, ni quiero. El mágico y sagrado ritual de dividir en tres partes el costal y poner paño con paño dos de ellas para hacer de la tercera una cuna de arpillera, lleva repitiéndose en mí veintiocho primaveras, para alcanzar la gloria bajo el altar itinerante de la Bondad de Dios por las calles. ¡Cuántas horas de raza costalera meciendo la cara que veo cuando rezo el Padre Nuestro! Y fue magistral este año aunar juventud y veteranía en las maderas. Me sentí pleno y mi hija me esperaba en el relevo por si todavía no era suficiente todo para decir que estaba en el mismo Cielo...

Cuando llega el Jueves Santo en mi corazón huele a Sevilla. Y allá que voy a cumplir la cita con una mujer que dicen que vive en San Gil y se llama Macarena. Me ha costado años encajar las piezas de mi Semana Santa. Y digo mía porque he estado mucho tiempo estudiando los días de la Semana Grande, hora por hora, hasta encadenarlos de tal manera que un cuarto de hora puede cambiarlo todo. Así he logrado hacerme el plan exacto para poder disfrutarlo todo al máximo: todo lo que quiero y todo como lo quiero. Las cofradías que quiero ver, donde las quiero ver y con quien las quiero ver. No pregunto, sino que afirmo. Y me da tiempo a disfrutar de la receta que más tardo en hacer: el bacalao con tomate del Viernes Santo. Ese tomate frito que empiezo a freír en la decadencia del estío y que guardo en tarros, aguarda a juntarse con el bacalao enharinado que frío el Miércoles Santo y, todo unido y metido en la maleta que vendrá a Siviglia, toma el gusto del majado de ajo que lo acompaña. Meses pasan desde que empiezo a elaborar el plato hasta que lo degusto. Y entre tanto los Negritos, la Exaltación, las Cigarreras, el Valle, Montesión, el Señor de Pasión, la Quinta Angustia y la amanecida más mágica del año, cuando sale el Gran Poder y Triana es un tumulto. Y cuando la negrura de la noche se confunde en el cielo con el color del agua anisada y no sabe uno si ya es el alba o aún sigue de madrugada, la Sentencia del Señor, escoltado por un mar de plumas blancas, va volviendo a su templo donde habita la Esperanza. Y allí, año tras año, aguardo al mediodía para volver a ver tu mirada. Y reencontrarme con mi gente... ¡Anda que no cabe nada entre que cojo la maleta y me enfrento cara a cara con la vigilia del Viernes Santo! 

Recién desanclado de una siesta reparadora, me regaló este año otra dosis de costumbre y tradición. Un Viernes Santo de romanticismo cargado de sentimiento. Sirve ver la Carretería o el discurrir de San Isidoro para llenar otro cajón del alma de recuerdos que se suceden (y así siga siendo) año tras año cuando la memoria se despereza de nuevo. Y qué decir, entre otras, de la O de ida y de Montserrat de vuelta en la revirá, a poco de salir de Molviedro, de Doña Guiomar con Zaragoza, allí donde se conjugan, al cerrar los ojos, los olores de la memoria en una mezcolanza de cansancio, incienso y años de costumbre y papelones de pescaíto recién traídos de La Isla, donde, a fuerza de ir durante ya casi tres décadas, me conocen y saludan dos generaciones. De la que viene del Puente de la Expiración ya está todo dicho diciendo que el Cachorro nunca ha visto ni Sevilla, ni Triana, sólo ha visto los balcones y las tejas de la Cava, sólo ve a los saeteros y las blancas espadañas, Él no ha visto nunca el río, ni el barrio de sus entrañas... Por eso este año lo vimos dos veces: el mismo Viernes Santo y el Sábado Santo en el Santo Entierro Magno. O Grande, como se le dice comúnmente. ¡Y tan grande! No podían salir mejores pasos en tal evento. Además de las cinco cofradías del día, otra vez Roma paseando por Sevilla dejó el regusto de las cosas bien hechas en una entrada de ensueño, en la que sonando "En tus manos macarenas", se perdía, de noche en vez de al mediodía, el paso del Señor de la Sentencia entre el atrio y su basílica. Rafaé, esta vez con plumas rojas, a lomos de Calamar, marcaba el andar del Cristo de las Tres Caídas que se daba cita con el Soberano Poder de San Gonzalo, a los sones de Virgen de los Reyes, en una jornada de ensueño. Por otro lado el Cristo de la Victoria proclamando la Paz, mientras las Cigarreras volvía a pasear su Columna y Azotes, a la vez que Judas daba un beso de traición al Maestro en un derroche de costalería por los Jardines de Murillo y la Amargura venía al compás de su marcha a guardarse en San Juan de la Palma. Otras tantas cofradías, al mismo tiempo, seguían dando testimonio de fe por las calles de una mágica y mítica Serva la Bari. ¡Imborrables serán los recuerdos de lo vivido! Si ya los revivo escribiéndolos, veré yo mismo, cuando el olvido quiera hacer su aparición, la sorpresa del tenerlos escritos y saborear las vivencias de nuevo. Enorme suerte el haber vivido un Santo Entierro Grande de la magnitud que tuvo el mismo. Otro regalo digamos que de la Diosa Fortuna, pues el verdadero Dios se encontraba por las calles sobre la cerviz de sus costaleros y así fue hasta el final de esta maravillosa Semana Santa 2023, cuando en su advocación milagrosa de la Resurrección, muy cerquita de Santa Ángela de la Cruz, el Domingo que lleva su nombre, puse el punto y final a la colección de remembranzas que hoy narro, mientras aún suena en mi sesera el clan-clan de las bambalinas del palio de la Aurora y doy gracias por lo vivido, disfrutado y sentido en esta última edición de los ochos días que conforman la Semana más esperada para los cofrades, cuando dejamos de soñar lo vivido y volvemos a vivir lo soñado. ¡Para vivirlo! ¡Abajo sin martillo!