lunes, 30 de enero de 2017

LEYENDA DE LAS MARIQUILLAS DE LA MACARENA

La leyenda de las mariquillas de la Macarena va íntimamente ligada a la vinculación que un torero tenía con la hermandad. No era otro que Joselito, "el Gallo" también llamado "Gallito", por el cual se visitó la Macarena de luto en su entierro y al cual se le recordó en numerosas canciones y coplillas populares unido a la figura de la Virgen de la Esperanza Macarena. Muy conocido es el Romance de Valentía cuya letra tras referirse varias veces a la devoción que el torero tenía a la Virgen y narrar que murió en el ruedo, termina diciendo que a su muerte “nadie rezó tan siquiera ni un Padre Nuestro por él, por él ninguna serrana lloró de luto vestida, por él ninguna campana dobló amaneciendo el día, sin embargo entre azucenas y entre velas enrizás, en San Gil, la Macarena sí que lloraba de pena por la muerte del chaval". Y como no podía ser de otra manera fue él quien regaló a la Reina de la Esperanza su joya más característica: las cinco verdes piedras que en su pecho tintinean para realzar su belleza. Y la historia de dicho distintivo de la Macarena es lo que hoy vengo a contar en el Rincón. Todo el mundo metido en la preciosa afición de las cofradías sabe de la existencia de esos broches llamados popularmente "mariquillas de la Macarena", ¿pero sabéis cómo llegaron a Ella y desde dónde?

Detalle de las mariquillas de la Macarena
José Gómez Ortega, conocido como Joselito, de apodo taurino "el Gallo", (más correctamente "Gallito" pues era a su hermano mayor Rafael Gómez Ortega, también torero, a quien se le decía "el Gallo"), nació en el municipio sevillano de Gelves y viajó con frecuencia a París, la ciudad de la luz, de donde trajo en el año 1913 una preciosa y valiosísima corona de oro para donarla a la hermandad de su amada Virgen de la Macarena. Sin embargo, además de la corona, trajo en otro de sus frecuentes viajes a la capital de Francia un regalo que ni él mismo sabía la dimensión histórica y emblemática que adquiriría. Se trataba de cinco pequeños broches art decó con forma de flor, compuestos a su vez cada uno de cinco pétalos hechos en cristal de roca francés de color verde esperanza, engarzados con oro blanco y rematados por brillantes. Los adquirió en una prestigiosa joyería con la finalidad de regalarlos a su devoción nada más volver a Sevilla. Y así lo hizo, si bien hasta años después esas cinco joyas no se convirtieron en el emblema que a día de hoy todo cofrade conoce. Su color verde ha hecho que se las confundan con esmeraldas, pero, en realidad, no lo son. Eso sí, lo que fue comentado en la época se trató de la donación de la corona y casi nadie habló nada de las mariquillas hasta tiempo después. Y lo que son las cosas, a día de hoy el dato conocido es al revés: casi todos saben el origen de esos broches pero pocos el de la corona de la Reina de San Gil y de Sevilla.


Así las cosas, tuvo que ser Juan Manuel Rodríguez Ojeda, ¿quién si no?, persona de plena confianza de la hermandad y que hacía de todo por ella (hermandad) y por Ella (Virgen), quien decidiese y colocase los broches en el pecherín de la Macarena poco antes de realizarse la imposición de la corona donada por Joselito. Y desde ese momento las mariquillas se convirtieron en el distintivo seguramente más conocido y característico de la Virgen de la Esperanza hasta nuestros días. La acogida no pudo ser mejor y desde entonces la Macarena luce las mariquillas en su pecho, si bien no siempre en el mismo orden, pues aunque lo más normal es que las tenga repartidas estando tres en el lado izquierdo y dos en el derecho, se las colocan de diversas maneras como, por ejemplo, imitando la forma del puñal tan típico que llevan las imágenes de vírgenes dolorosas en su pecherín o ubicando cuatro broches en un lado y uno sólo en el otro.

Algún tiempo después, no se sabe el por qué, se dotó a esos broches de unos muelles que daban más viveza a los mismos y los dotaban también de mayor movimiento y realismo, cautivando con su temblor a todo aquel que observa a la Macarena llevada sobre su paso por su cuadrilla de costaleros, hasta tal punto que se dice que parece que está viva. El caso es que esos broches que regaló Joselito a la Virgen se convirtieron en algo tan íntimamente ligado a Ella que es inconcebible no asociar el vaivén de las mariquillas al caminar de la Señora.
E históricamente, como decía al principio, es también inevitable no asociar la vida de Joselito a la Macarena. El día 16 de Mayo de 1920 Joselito murió en la Plaza de Toros de Talavera de la Reina por una cogida de astado. El cuerpo fue trasladado a la Iglesia de San Gil en Sevilla (donde se encontraba por entonces la imagen de la Macarena pues la construcción de su Basílica fue posterior), se celebraron allí las honras fúnebres del que fuera conocido como "el torero de la Virgen" y se vistió de luto a la propia Macarena para la ocasión, pues tal era la devoción que le tenía Joselito que es la única vez que la Virgen se ha vestido de luto por la muerte de una persona. Ya lo dice el Romance de Valentía, del que recomiendo la lectura de su letra para entender mejor la íntima unión afectiva entre Joselito y la Madre de Dios: "Era muy poco en la vida, tan poco que nada era, por no tener no tenía ni madre que lo quisiera. [...] Embiste, toro bonito, embiste por caridad [...] y como no tengo madre, la Macarena me ampare si me cuelgas de un pitón". Y así fue.


La Macarena vestida de luto por la muerte de Joselito
Hoy en día las mariquillas son tan emblemáticas que todos los macarenos se sienten (nos sentimos) identificados con ellas y se han comercializado infinidad de artículos con la forma de las mismas: rosarios, pines, broches, pisa corbatas, gemelos, pulseras, cubre botones, medallas, pendientes, colgantes, etc. Y esta es la leyenda y la historia de las famosas mariquillas de la Macarena y de su corona, no se olvide ese detalle. Personalmente y como macareno cerrado que soy (y por supuesto hermano) tengo un pin con forma de una de ellas que lo estrenaré un día muy especial que ya tengo en mente y ya escribiré sobre ello y unos pendientes que dos amigos le han regalado a mi futura hija Claudia (que también será hermana algún día). Quizás no sea muy común saber con tanto detalle la leyenda de estas joyas pero sí encontrar imitaciones de aquellas "cinco verdes esmeraldas que Joselito te trajera del otro confín del mundo para realzar tu belleza, porque reinas habrá, pero como Tú ninguna, Macarena". Ahí quedó.

Juego de pendientes imitando las mariquillas