jueves, 21 de marzo de 2013

EL PRINCIPIO DEL FIN



Tan larga ha sido tu espera, tan ansiada tu llegada, tan ardiente mi deseo de tenerte un año más que antes siquiera de que llegues ya te estoy diciendo adiós. Siempre lo he dicho: "Quedémonos con las vísperas porque cuando llega se va". Ahora que en casa comienza a oler a canela y miel, ahora que lucen los colores morado y verde en mi corazón, ahora que los costales están planchados, ahora que el papel de estraza elimina los restos de goterones de cera que del año pasado quedasen, ahora que penden de los balcones gallardetes y banderas, ahora que he consumado todos los ensayos, ahora que mi Sevilla querida me espera, ahora que despunta el azahar en esta nueva estrenada primavera, ahora que todavía no he dado el primer paso de costero en la rampa eterna del Domingo de Palmas, ahora ya se intuye tu marcha que no tu llegada.

Porque llegarás, nadie lo duda, pero una vez que lo hagas no te detendrás, pasarás rauda, embrujando nuevamente a los cofrades, a los que te amamos, a los que sabemos exprimirte tu visita anual en una buena revirá de paso palio, a los que nos embobamos viendo las caprichosas formas de la derretida cera al caer de una candelería, a los que detenemos el tiempo en un sonoro golpe de martillo que ordena elevarse a un gran misterio, a los que saboreamos cada nota del corneta solista interpretando música con el alma, a los que pasamos noches soñando con el color de los claveles que más se ajusten al monte de los pasos, a los que sabemos que cada paso dado es un paso que no ha de volver atrás y no se repetirá hasta la siguiente llegada de la luna llena del Parasceve...

Siempre te lo digo llegadas estas fechas, prefiero decirte ¡Hasta la próxima! que decirte ¡Hola!. Un "Hasta la próxima" hace que vuelva la ilusión de tu espera, el oír tambores en Agosto, el pensar con igualás en Navidad, el sacar Cofradías de Gloria fuere cual fuere la fecha, en reunirnos en torno a un incensario y hablar de lo que nos gusta, el planificar itinerarios de idas y recogidas... Un "Hola" es fundirme contigo en un abrazo celestial que no puedo disfrutar. Es tan efímero que cuando abro mis brazos para cogerte ya se ha marchitado el Domingo de Ramos y el Lunes Santo va camino de recogerse. Sin salir de mi asombro en la santidad de estos días el Martes da paso al Miércoles y ya es inminente el amor fraterno que derrocha el Jueves Santo. Por fin te tengo abrazada y de una sacudida para evitar que te impida avanzar ya pendes de la Cruz en un agonizante Viernes Santo que abre un Sábado de luto. Llantos de Soledad dan paso a tu día triunfal de Resurrección en el que los cofrades más que gozo sentimos pena porque nos abandonas de nuevo. Tanta espera para que consumas nuestra ilusión en un fugaz abrazo que durante cuarenta días y cuarenta noches he preparado. Hace un instante estaba en la rampla del Salvador y ya me despides en Santa Marina.


Por eso hoy me anticipo a ti. Hoy soy yo el que sabe que cuando llegue la Gloria comenzará el principio del fin. Cuando llegue la semana que cuenta el tiempo al revés comenzará tu final y ya no se repetirá tu dulce llegada hasta que despertemos del letargo con una nueva imposición de ceniza. Pero antes y aunque sea minúsculo el tiempo que dure nuestro abrazo me uniré a ti con tal pasión que mientras se agiten palmas de bienvenida al Hijo del Hombre, mi costal bajo el Cautivo en su Prendimiento gozará como nunca del Domingo de Ramos a los sones de Santo Tomás, meciendo al Dios de los Ángeles son suaves cimbreos de olivo pasional,  que el Lunes Santo oraré por todos aquellos que nos juntemos y por los que no puedan hacerlo en torno a la Buena Muerte de un fiel Vía Crucis nocturno, que el Martes Santo mientras la Esperanza y su Hijo Esclavo acercan la Barriada del Pilar al centro este costalero cruzará el umbral del Carmelo convirtiéndose mi séptima vertebra cervical en cuna y Cirineo que ayuda a Nuestro Señor de las Penas a portar su cruz.  Que amanecerá el Miércoles Santo y la Bondad de Dios se paseará por las calles anticipando el Consuelo que pregona. Rey de Reyes que convierte sus azotes en caricias derramadas en torno a la columna de la vida. Cara que veo cuando rezo el Padre Nuestro y poquito a poco, sobre los pies y de costero, dará paso al Jueves Santo en que Santa Justa me abre las puertas de mi Serva la Bari querida y amada donde se pasea la Esperanza del arco y del puente, que no hay enemigo trianero ni macareno, que los puentes no son barreras sino lazos de compañeros como así lo quiso el Nazareno de la Cruz al Hombro que bajó del campo de estrellas para habitar en la Anunciación. Que el Viernes Santo el Dios de la Expiración dará su último sorbo de vida entre Triana y Sevilla y la Piedad de Cristo será mecida en la Ciudad de Reyes. Que el Sábado Santo la comunidad Servita hará su estación de penitencia por las calles donde la Trinidad caminará mostrando su misterio a la mirada del pueblo mientras la Amargura y Soledad conquistarán la gloria de San Pedro. Que llegará el Domingo de Resurrección y al Tercer Día, al alba, escoltado por la Aurora comenzará a caminar triunfal el Dios que emocionó al capataz poeta a las puertas de Sor Ángela y cuando bendiga al pueblo de nuevo volviendo a Santa Marina el paso, se acabará un año más la Gloria que tanto he anunciado, pregonado y esperado. Se acabará nuestro abrazo. Pero el aflorar de sentimientos que emane el pequeño tiempo que dure me dará la vida otra eternidad. Con eso sí que me quedo. Y con ello muero.


Ya se fue el Domingo de Pasión. Brota un nuevo Viernes de Dolores. Comienza el principio del fin. Prefiero ser noble y decirte ¡Hasta la próxima! que decirte ¡Hola! Ya te lo he dicho. Un "¡Hasta la próxima!" depara un nuevo "¡Hola!"; un "¡Hola!" conduce de nuevo a un "¡Hasta la próxima!" Durará poco pero será intenso. Muy intenso. Y sabes que lo disfrutaré como si no fueras a volver más. Se me han ido ya la vísperas sin darme cuenta siquiera. Conforme vienes te vas. Esa es tu magia. Comienzo ya a abrir mis brazos para abrazarte y saco ya mi pañuelo para calmar mi llanto. Todos los años te lo grito...

"No quiero que llegues; Quiero oírte llegar".


miércoles, 13 de marzo de 2013

MAYORÍA DE EDAD JUNTO AL SEÑOR DE LA BONDAD


Este viernes será tu traslado de nuevo. Nuestra primera toma de contacto en una nueva Cuaresma que marca su cuenta atrás para que se eleve alta y gloriosa la luna llena del Parasceve que coqueteando entre nubes de tinieblas tanto enamora a los cofrades. Nuestra primera toma de contacto en la que tus kilos de oro reposarán sobre mis hombros siendo yo tu caminar por las calles. La primera vez que esta Cuaresma se abra el portón de la gloria de Santo Tomás para que inicies tu reparto de Bondad allá por el Parque de Gasset y los dos, Tú y yo, llevemos una cuerda prendida al cuello: Tú la soga que te amarra a la columna de la Flagelación, yo el cordón de la medalla de la Hermandad que presides como Rey de Reyes. Este viernes será tu traslado de nuevo.
Señor de la Bondad que acogiste mi nacimiento como cofrade, mi infancia y adolescencia con el costal y mi mayoría de edad este año bajo tu reino, bajo tu altar itinerante que navega los Miércoles Santo convirtiendo los latigazos del sayón en miradas bondadosas, gracias. Gracias te doy porque este año bajo el barco de oro para el Pescador de Hombres, bajo tu paso te digo, me haré mayor de edad en el más bello oficio del mundo: la costalería. Cumpliré dieciocho años meciéndote sobre mi cerviz. Dieciocho paseos entre divinas maderas y gruesos faldones que sólo la gente de abajo sabemos lo que son. Será más de la mitad de mi vida bajo tu amparo y así será hasta que Tú lo indiques. Juntos pasearemos de nuevo por nuestra ciudad y recibiremos el Consuelo de Nuestra Madre que vendrá tras nosotros portando una rosa de plata en sus finas manos. Y conquistaremos a Quevedo y a Libertad y a Lanza y San Pedro y a la Plaza y al Ayuntamiento y al Camarín y su Prado, Madre, Reina y Soberana y al Pasaje Mercedario y a Toledo y a Santiago y a Terreras y a Quevedo de nuevo, culminando con un Padre Nuestro un nuevo Miércoles Santo de ensueño que no se narra con prosa ni verso, que se vive con faldón y costal y con empuje de pecho costalero.



Por eso quiero dormirme en Santo Tomás a las ocho contigo, porque paso que demos hacia un nuevo Miércoles Santo paso que no volverá a atrás, paso que quedará marcado para no retornar hasta tu traslado de vuelta, ese en el que mi padre se convierte en uno más de tus hombres y feliz te lleva de vuelta a casa. Y entremedias el día grande, el día de gloria suprema, el día en que las agujas del reloj deberían detenerse para que todo el mundo viera la Bondad Soberana que proclama tu mirada mientras tu espalda soporta los flagelos que te impactan y orgullosos se vanaglorian al aire y se contonean entre izquierdos y costeros, pues para mecerte a Ti hay que mecerlos a ellos, más el bien vence al mal y tus hombres pensamos en tu acunado y mecida únicamente mientras repartes Bondad por las calles y plazas. Quiero y no quiero que llegue tu traslado. Quiero porque comparto contigo uno de esas mágicas noches en las que te siento cercano en lo físico. No quiero porque con ello comienza el principio del fin un año más. Un año que marcará mi historia como hombre de la raza costalera cuando el día grande de tu cofradía lleguen las siete de la tarde y cumpla la mayoría de edad junto a tu infinita Bondad.


Yo hoy escribo con orgullo, con chulería, con poderío, roneo porque puedo presumir de ello. Porque muy pocos hombres pueden decir que te han paseado tantos años de seguido, siempre fieles, siempre aguantando los kilos, siempre ganándole la pelea al palo por Ti y sólo por Ti. El que manda, el que importa, el protagonista eres Tú. Y en ese embrujo anual del Miércoles Santo hay momentos de éxtasis que no sé quién llevo ni detrás, ni al lado, ni cuántos integramos tu cuadrilla y ni cuántos han dejado de hacerlo, ni cuántos quedamos, ni quién viste el terno negro de capataz, ni quién te acompaña sobre el canasto... Sólo estamos Tú y yo. Ese es el momento más grande costalero. La perfecta conjunción. La más solemne unión entre el hombre y Dios a través del vínculo que se forma en la trabajadera. En ese momento es cuando cumpliré mi mayoría de edad con tu Bondad, cuando exprimiré todas las lecciones aprendidas bajo tu reino terrenal con forma de paso penitencial, cuando me haré un hombre bajo tu peso.

El viernes será tu traslado y nos miraremos a los ojos. Y podrás leer en los míos todas las cosas que quiero decirte con sentimiento que, como el poeta dijera, brotan de las miradas, por donde habla el corazón sin que tercien palabras Y podré leer en los tuyos la Bondad que te proclama. Y en el momento en que esté bajo Ti y crucemos el umbral del templo que Don Eugenio te abriera iniciaremos juntos un nuevo camino y quiera yo o no quiera, Señor de la Bondad, hágase Tu Voluntad. Este año me haré mayor contigo.

Gracias por estos dieciocho años, Padre. Un tesoro. Un privilegio. Un regalo. Una fortuna. Una vida.

GRACIAS SEÑOR DE LA BONDAD.

miércoles, 6 de marzo de 2013

EL ARTE DE CÁDIZ

Llevaba ya cierto tiempo rondando la idea de plasmar por escrito la alegría y felicidad que me ha transmitido la Tacita de Plata las veces que la he visitado. Y hoy que dispongo del tiempo necesario para ello procedo a teclear y a compartir con ustedes el derroche de arte y guasa que rebosa en la gaditana capital. Allá donde haya un grupo de gaditanos o cadistas allá está Cádiz. Porque si algo transmiten sus gentes es el amor a su patria chica, a sus raíces y a sus colores, de modo tal, que al más puro estilo americano, allá donde haya un gaditano, allá está Cádiz y, si para más profecía, el gaditano es cadista (que no todos lo son), allá donde haya un cadista, allá está Cádiz, un trocito del Carranza y una bandera del alma que enarbola sus colores amarillos y azules. Y cuán diferentes son entre ellos, ¿eh? Luego mencionaré a dos gaditanos amigos y apreciados por mí que nada comparten entre sí, salvo lo dicho: allá donde ellos estén, está su tierra. Va por ellos esta entrada. Y va por la Tacita también, de las ocho hijas que Andalucía tuviera, para mí una de las más agraciadas. Y es que Cádiz tiene mucho arte...

Jaén tiene olivares nuevos y sureños que dan al hombre dorado y virginal aceite nacido de aceitunas veladas por la luna llena en las frías noches de Capricornio. Córdoba, tierra de califatos, alumbra Al-Andalus con su resplandor del sol del mediodía al estrellarse en sus patios blanqueados y macetas en flor de gitanillas y geranios. Huelva conquista los sentidos y los paladares a base de delicados pescados y mariscos y de hermosas playas de donde Colón partiera a las Indias bajo el amparo de las marismas de la Blanca Paloma. Málaga ofrece esencias de alegrías en ferias, aromas de rebujitos y espetos, albero en tacones de flamenco y galopes de caballos por peregrinos caminos rocieros. Granada, tumba de los Reyes Católicos, reposo de Isabel y Fernando, piedra angular de la belleza andaluza, ciudad universitaria y cultura que embelesa con su raza gitana al Sacromonte calé, a la Alambra y al Generalife. Almería, tierra privilegiada de mar y desierto, conjunto de barcos amarrados a mediterráneas costas y áridos interiores de cine que permite a sus habitantes vivir el clima a la carta, fantasía sólo posible en Andalucía donde el erguido cactus alimenta la sombra de la palmera. Sevilla, noble, leal, invicta, heorica y mariana ciudad de la Esperanza, cuna del costal, niña de mis ojos verdes como el color de la región que capitanea, orillas del Guadalquivir, calles y plazas de recuerdos, añoranzas y sentires donde se eleva la Giralda en repique de campanas de Macarena a Triana. Y Cádiz, tierra de gentes artistas y calles de arte en sus gentes, pescaíto en papelón y cartucho, coros, comparsas, cuartetos, chirigotas, alegrías derramadas en cuplés y pasodobles con rimas pegadizas, espíritu atrayente del Gran Teatro Falla, ánimos provenientes del Carranza, tacita de plata que enamora y cautiva hasta el punto de decirte que estás líneas son tu entrada y que esta entrada... ¡Va por ti!


Y no puedo sino seguir pregonando que cuando la conocí vestía sus mejores galas. Me recibió con sol radiante, con altivas palmeras, con suave clima, con desparpajo futbolero porque esa tarde abría sus puertas el estadio Ramón de Carranza y con un espíritu carnavalero que, pese a los comentarios que ya me habían hecho, yo no podría haber imaginado jamás hasta vivirlo in situ. Si algo recuerdo con cariño y no olvidaré nunca es la primera vez que tuve el privilegio de haber estado en su campo de fútbol y más aún en fechas de carnaval. Cádiz y cadismo en estado puro. La gente metida en la película, disfrazada, viviéndolo, gozando su fiesta mayor a tope pero animando a su equipo siempre, en todo momento, con él ánimo de llevarlo en volandas que sólo y estrictamente sólo tiene, para mí, la mejor afición de España: la marea amarilla cadista. Para muestra un botón: si algún equipo ha dejado marca en su paso por primera división ha sido el Cádiz. Su afición se ganó el cariño de todos los estadios. Mucho arte, ¿eh? No me vengan ahora los resabiados de turno hablando de rivalidades o de oscuros pasados en categorías inferiores... Estas líneas son para gloria y alabanza de la Tacita. Otro día discutimos.
De tal manera es el embrujo de la ciudad que con pisar su suelo te contagias del mismo. Y lo que es mejor... Sus gentes, sus propias gentes, te hacen partícipe de su arte, de su guasa, de su ciudad. Te involucran con ellos. Eso sí, hay que dejarse involucrar, son andaluces y son muy suyos (y lo digo como piropo, ustedes hacéis patria por donde váis, no todos los españoles pueden decirlo), por lo que hay que dejarse llevar. Y aprovecho y parto una lanza a su favor: el gaditano no tiene la altanería y chulería que otros provincianos andaluces. Y ahora equilibro la balanza de nuevo: sin embargo no dejan de aplicar el "Esto es Cái y aquí hay que mamá" y el "Pisha, no to er mundo puede ser de Cái". Es algo innato en ellos y repito, si uno colabora, rápidamente lo involucran. En la foto al margen podéis apreciar mi "involucración". Vamos que me dejo llevar, ¿no? Y es que Cádiz tiene mucho arte...

Si algo es digno de mención de Cádiz es su carnaval. Sé que no es justa la descripción que pueda hacer y por ello manifiesto que hay que conocerlo para entenderlo. A mí desde luego me tiene encandilado y me gustaría hacerme asiduo a la visita anual en esas fechas. De muchos aficionados son gusto las comparsas y chirigotas más conocidas: la de Selu, la de Kike Remolino, la del Canijo de Carmona, la de Juan Carlos Aragón, etc, pero no todo el arte y salero pasa por el escenario del Falla. Hay agrupaciones muy buenas que han pasado por el Gran Teatro y no son muy conocidas y otras tantas que no han actuado en el escenario del COAC y tienen las calles y plazas como lugares de actuación. Si tuviera que mencionar a alguna de ellas me quedaría con "Los Messenger Z" como uno de los ejemplos que ha pasado por el Teatro Falla y que sin ser de "las conocidas" ha deleitado a la gente por las calles con sus pasodobles cibernéticos y tecnológicos.
Chirigota "Los Messenger Z" actuando en el Teatro Falla
Y sin duda, para mí la verdadera sorpresa de las chirigotas "ilegales" (las que no van al concurso), por sus letras, por su disfraz, por su puesta en escena en cualquier rincón callejero, por su forma de involucrarse con el público, por sus cuplés pegadizos y la diversidad de temas abordados es "El Secreto es Nuestro". Desde estas humildes líneas aplaudo y reconozco su labor y el detalle que han tenido de enviarme el disco con sus cánticos chirigoteros y el libreto de letras para disfrutar en la distancia de ellos. Sóis los mejores:  "Marqués de Bellota y Duque del Barrio Alto de San Jamón... Ese que está a tu lado será muy guapo, está muy fuerte y es muy chulito... ¡pero yo tengo dos rabitos!" No paro de tararearos y alegrarme el día con vuestros cuplés y vuestro magnífico popurrí. Quien no conozca a estos "cerdos sibaritas" se pierde uno de los tesoros más humanos y carnavaleros de la Tacita. Los amigos de "El Secreto es Nuestro" han sido para mí el mayor regalo de esta aventura en Cádiz. Y es que Cádiz tiene mucho arte...
Chirigota "El Secreto es Nuestro"

Y para terminar, como empecé diciendo, donde hay un gaditano, allí está Cádiz. Eso me encanta de esta ciudad y de su gente. El orgullo con que llevan su tierra y proclaman de donde son a los cuatro vientos de la veleta cardinal. Nada ni nadie les arruga en ello. Y eso lo envidio, lo envidio sanamente muchísimo. Por estos lares no todo el mundo se vanagloria de su lugar de origen. No dejo de acordarme de los dos gaditanos que al principio mencionaba. Uno cofrade a rabiar. El otro con pasión futbolera. El cofrade pasa del fútbol. El futbolero pasa de las cofradías. Uno grandote y fornido. El otro chiquitito y delgado. El uno blanquito y con gafas. Otro moreno y sin ellas. Uno vive en su tierra. El otro fuera de ella. A los dos los he conocido fuera de sus raíces. A los dos se les llena la boca al decir "Cádiz". A los dos se les enciende el alma con el Carnaval de su hogar. Los dos son grandes a su manera. Los dos hablan por derecho y sin vaivenes. Los dos son bandera de su tierra estén donde estén... Popi y Nacho, vosotros sóis gente de los que hacéis que Cádiz sea grande. Cádiz sin gente como vosotros no sería Cádiz. Gaditanos orgullosos de su Cádiz natal, vital y terrenal. Este homenaje a vuestra tierra es para ustedes también. Vuestra tierra es grande, vosotros también. Vosotros hacéis que los que somos de fuera sintamos la curiosidad y atracción de conocer la ciudad a la que tanto amáis. Vosotros sóis de Cádiz y sóis Cádiz en vosotros mismos. Sentiros privilegiados de haber nacido allí, de disfrutar del arte y salero de vuestra ciudad, de expandir su guasa por donde vayáis y de hacer patria siempre. Ya os digo que una patria sin patriotas en nada se queda. Con vosotros eso no ocurre, ni ocurrirá. Y todo ello en conjunto hace más patria y gana patriotas. A mí ya me ha ganado la Tacita, el Carranza, el Carnaval, el clima, la forma de vivir la calle, las gentes, las playas, "El Secreto es Nuestro" y vosotros. Y es que Cádiz tiene mucho arte...