jueves, 25 de abril de 2013

IBA YO DE ROMERÍA...

Hoy me he despertado con muchas ganas de aromas de olor a lumbre, de ricas carnes dorándose a la brasa, de efluvios de vino de pitarra, de un fresquito pacharán, de alegres y dosificadas copitas de whisky, de un punteo de guitarra que arranque una conocida rumba, de mi caballo camina p´alante, mi caballo camina p´atrás, de MariCarmen tu hijo está en el "after auer" y de enorme ilusión de pasarlo bien y reírme con gente buena. Hoy me he despertado con ganas de Romería. Y es que ya llega esa fecha en la que tanto disfruto año tras año allá por el paraje del Monte de la Moheda. Este fin de semana, último Domingo del mes de Abril, tendrá lugar la Romería de Bolaños de Calatrava, fiesta mariana dedicada a la Virgen del Monte, Patrona del mentado pueblo. Ya son varios los años que llevo asistiendo a esta fiesta y muchos más los que me quedan por asistir, pues aparte de buen y tradicional romero, es el pueblo de mi mujer.

Sin duda el momento de máximo disfrute, dicho en estricto términos de puro gañán, el momento álgido,  el momento cumbre, el summun de la fiesta, la apoteosis de la romería, el despilporre padre, la guasa concentrada y el perejil de todas las salsas en lo que a "efectos romeriles" se refiere, llega el sábado por la tarde cuando los bienaventurados romeros (me incluyo) hacen gala de sus etílicos comportamientos y adornan el patio y regalan al personal bellos cánticos, chistes eternos, futboleras discusiones, abrazos en pro de la amistad, despotriques varios hacia los políticos de turno y algunos (y vuelvo a incluirme) simulan una cofradía a su paso entre los chozos. Es sin duda uno de los momentos del año que con más cariño y entusiasmo recuerdo hasta que vuelve a repetirse.

De hecho es algo ya similar a un ritual que procedo a repetir siempre bajo el mismo guión aproximadamente: tras comer un buen perolo de gachas manchegas regadas con buenos caldos y botellines fresquitos, no está de más un pacharán digestivo de sobremesa. Acto seguido un rebosante vaso de mini (maceta) portará los primeros cubitos de hielo, chorreón de 100 Pipers y fanta de naranja. Con él en la mano y mi gorro romero (rosa con flores blancas, más feo no lo había hasta que Narciso me compró uno horrible que también me lo pongo en plan Popeye) emprenderé la marcha en busca de los amigos Gofi y Marta y su chozo, donde me reciben afectuosamente todos los años y paso un agradable rato en el cual comienzan los efectos romeros a dar los primeros síntomas. Más temprano que tarde haré por ver a mi compadre "El Nabo de Triana" y seguramente me acompañen en tan ardua tarea Narciso y Junior rebotando de corro en corro visitando a grandes personajes como al mítico Pau. A esas horas es fácil que deambulemos por los parajes de la romería de chozo en chozo con lo que ello conlleva. "¡Hombreeeee! Echarse un botellín, carajo. ¡Cuánto tiempo sin vernos!" Y claro, botellín para dentro. "¡¡¡Eeeeeehhhh!!! ¿Qué os contáis? ¿Queréis una copa, un mini, un algo?" Y claro, mini para dentro. "¡Pero leche! ¿Qué hacéis por aquí? ¿A quién buscáis? Anda quedaros un rato y tomaros una cremita de orujo mientras tanto". Y claro, cremita de orujo para dentro. "- ¡Coño! Un año más que nos vemos, ¿eh? Venga, ¿qué queréis? - Pues mira, artista, a estas horas con que nos des la voluntad nos vale." Y claro, voluntad para dentro...

Y así pasa...Vamos, como antes decía, se llega al esplendor de la Romería y a la apoteosis del romerismo (que no ramerismo como alguna pre-alcóholica mente haya podido leer). Entre botellines, minis, cremitas de orujo, voluntades y las cervecitas y vinos que regaban las gachas se origina un popurrí que da lugar a las mejores versiones de "Operación Triunfo" y "La Voz" jamás escuchadas tipo "Que no semos de aquí, que semos da otro lao, que hemos vinio a f...á y no nus han dejao", a las más bellas declaraciones de amistad tipo "¡Cagontó! Si es que eres más grande que el Día del Señor", a los mejores chistes tipo "Uno que va por la autovía en dirección contraria y pone la radio y escucha: Atención, peligro, hay un conductor suicida. Y dice: ¡Cagüénlaputa! ¿Uno na más?", etc, etc.


E inevitablemente esto es así. Y quien lo lea y sea buen romero se sentirá identificado seguro. Y quien lo lea y no lo comprenda que se pase por la Romería y me diga si miento. Y si quien lo lee es mi mujer... Dios me pille confesado. "¡Si no doy un ruido! ¿Me puedo tomar otra copita, cariño? Si me aclaro perfectamente... ¡¡Venga va!! Y te canto una cancioncilla nueva que he aprendido... Y te cuento un chiste mu´ güeno!!"

¡¡VIVA LA VIRGEN DEL MONTE!!
¡¡Y SU NIÑO!!

lunes, 15 de abril de 2013

UNA SORPRESA EN VALENCIA DE ALCÁNTARA

Miguel, mi suegro, llevaba tiempo rumiando la idea de que fuéramos a conocer el pueblo que le vió nacer. Le hacía ilusión enseñarme (hablo en singular porque su mujer y suegra mía, Sagrario, y su hija y por ende sargen... digo mujer mía, Gemma, ya lo conocían) las calles por las que corrió y jugó de pequeño así como los parajes que inmortalizaron sus primeros pasos, travesuras y correrías. Tal empeño tenía, no por cabezonería sino por gusto, todo hay que decirlo, que este año le anunciamos el día de su cumpleaños que iríamos un fin de semana al lugar: Valencia de Alcántara.
Es un pueblo de la provincia de Cáceres que quizás no sea lo suficientemente conocido que merece serlo. Mucha gente habrá oído hablar de él por ser el municipio natal de Soraya la de Operación Triunfo, cuestión que debido a su historia y evolución debería ser tan sólo una mera anécdota, pues son muchas otras las cosas que debieran darle fama, como su Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador donde contrajeran nupcias el Rey Manuel de Portugal ("El Afortunado") y la Infanta Isabel, una de las hijas de los Reyes Católicos, o su barrio judío-gótico donde aún se conserva una sinagoga y peculiares accesos a las viviendas, o el castillo-fortaleza que tiene una de las bibliotecas más importantes de la provincia de Cáceres, o la cantidad de dólmenes prehistóricos que se encuentran en sus aledaños. Pero corremos en unos tiempos en los que impera más la prensa rosa que la Enciclopedia Álvarez y antes somos capaces de recitar de memoria las operaciones estéticas de Belén Esteban que las provincias que componen cada autonomía. Y así llegó mi sorpresa...
Siempre que viajo a algún lugar tengo la costumbre de estudiar anteriormente el destino: ubicación, cultura, costumbres, monumentos, etc, para sacar el máximo provecho posible de la visita. Y en esta ocasión no iba a ser menos y me puse a la labor. Sin embargo hubo un dato que no conocí. Y ahí radicaba la sorpresa que el destino habría de darme y que nunca habría esperado. Esos detalles del día en los que siempre digo que se fundamenta la verdadera felicidad del hombre...
Llegados al lugar, Loli, prima hermana de mi suegro, nos hizo de anfitriona y con ella recorrimos varios lugares de Valencia de Alcántara. Al pasar por el Museo de la Villa me sorprendió una recreación en cartón piedra de un dólmen prehistórico. Me pregunté qué pintaba eso en el museo y qué relación tendría con el municipio. No me encajaban las piezas de manera alguna. La visita por el pueblo prosiguió y fuimos a dar con el pequeño Mercado de Abastos. Pósters, fotografías dedicadas y cuadros de Soraya en las paredes de los puestos si me cuadraban algo más. Pero seguía pensando en el por qué de la maqueta del dólmen cuando observé en una glorieta de las calles otra recreación de un dólmen. Esto ya era mucha casualidad. Demasiados indicios que se dice en la jerga jurídica. Le pregunté a Loli al respecto y me dijo que Valencia de Alcántara posee una variada cantidad de dólmenes prehistóricos en sus aledaños y que existe una Ruta de los Dólmenes para gente que quiera visitarlos y conocerlos y que además está todo ello documentado en diversos libros. Quien me conozca sabrá de sobra que conforme me enteré de eso ya mi mente planeó el hacer en cuanto pudiera esa ruta y, por supuesto, llevarme a mi hermana de compañera, pues le encanta el arte y le emocionaría el vivir esa aventura...


Y ahora es cuando llega mi sorpresa de verdad. Tras terminar de comer se hizo el plan para pasar la tarde y la agenda incluyó: visita al cementerio del pueblo para ver a los abuelos de mi mujer (padres de mi suegro Miguel), visita a la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios y... ¡¡visitar un dólmen!! Nunca en la vida habría imaginado que hubiera construcciones de ese tipo en España (que se conservasen, quiero decir) y menos aún que yo tendría el placer de ver una en directo, tocarla con mis propias manos, visitarla, pisar el mismo terreno que pisaron nuestros ancestros al construir esos monumentos megalíticos y dejar volar la imaginación sintiendo sensaciones inexplicables acerca de la edad de las piedras y losas que contemplaba. Un dólmen al alcance de mi mano. Quizás para muchos sea una tontería; para un enamorado de la cultura y el arte como yo era una enorme sorpresa, un disfrute, un deleite, un detalle que hará de este viaje algo inolvidable. Estaba que no cabía en mí de gozo.



 

Ni que decir tiene que el paraje para acceder al monumento era precioso, enclavado entre las fronteras de España y Portugal y desprendiendo unas energías que ya en su día captaran los hombres primitivos para erigir allí sus monumentos funerarios. Espero que os gusten las fotografías que acompaño al texto y que os animéis si podéis a realizar la Ruta de los Dólmen. Yo ya la tengo en la agenda para algún día. Y la haré. Por supuesto que la haré. Esta sorpresa que me llevé en el viaje es la que me hizo darme cuenta que el pasado quedo atrás, que el futuro es incierto y que el ahora es un regalo y por eso lo llamamos "presente". En estos detalles inesperados es donde se esconde la esencia de la vida. Disfrutemos de ellos y agradezcamos cada "sorpresa" del día a día. Nunca sabía lo que me aguardaba en Valencia de Alcántara y ahora no lo olvidaré.



















lunes, 8 de abril de 2013

YA TOCABA UN POQUITO DE "FURGOL"


Acabadas las fechas de Pasión vuelve la Champions League. Ya estamos de batallas de twitter entre unos seguidores y otros. Seguidores de otros equipos que no pugnan en esta competición también se meten en dialécticas y picantes salsas futboleras. Barras de bar que se llenan de futboleros comentando el pasado partido y el que está por venir. Todos sacamos el entrenador que llevamos dentro. Y qué decir de los árbitros... Como pasan de ser ensalzados a ser unos sinvergüenzas en cuestión de un pitido de silbato )o de una opinión rival). Así es el fútbol. Así es el deporte rey y digan lo que digan ningún deporte mueve tantas masas como el fútbol. Es pasión arraigada. Es sentimiento de unos colores. Es emoción con una bandera. Es espíritu con un himno. Es fútbol en su más amplio sentido.

Hoy no vengo a criticar a la culerada del Campo Nuevo, ni al piperío del Bernabéu. Hoy vengo a ensalzar el fútbol español. Y sí, con orgullo. Con mucho orgullo. Tenemos tres equipos luchando por entrar en semifinales de la Liga de Campeones. Y digo tres aunque uno de ellos no se considere de este país a tenor de lo que manifiestan muchos de sus seguidores y de sus propios jugadores, pero mientras estén en territorio español, españoles son. El Real Madrid lo tiene prácticamente hecho tras ganar al Galatasaray por 3-0 en casa. El Barcelona empató a domicilio 2-2 contra el Paris Saint Germain, un resultado bastante bueno al traerse dos goles metidos en campo contrario. Estoy convencido de que en el Campo Nuevo lograrán la victoria (aunque no es mi deseo, no lo oculto). Y para mí el gran triunfador, el equipo revelación que con buen fútbol y toque con clase se ha metido haciendo historia en cuartos de final de la Champions: el Málaga. Cuántas palabras debería tragarse Mourinho frente a Pellegrini... Sí señores, los boquerones blanquiazules terminaron el partido de ida de cuartos de final que jugaron en casa, en la Rosaleda, con un valioso empate 0-0 contra un fuerte de Europa como es el Borussia Dortmund. Recordemos que este equipo se cruzó contra el Real Madrid en la fase de grupos y en un partido se alzaron con la victoria y en otro empataron. No es moco de pavo la hazaña del Málaga. El árbitro decretó el final del encuentro con 0-0 en el marcador, lo que implica que Willy Caballero, cancerbero del equipo español, no hubo encajado ningún gol en contra por lo que al Málaga le valdría en el campo alemán con cualquier empate con goles para salvar la eliminatoria (por el doble valor de los goles marcados fuera de casa en caso de empate global).


Y como por soñar que no quede, a día de hoy, mi mayor ilusión futbolera es que el Málaga lograse un triunfo, aunque fuese con el marcador 1-1, en el partido de vuelta. Que un equipo modesto y humilde, con historia, con detalles que muchos ignoran como que hace veintidós años el Cádiz lo mandó a Segunda División, a la fecha se clasificase por primera vez en su trayectoria en semifinales de la Champions League sería un momento inolvidable. Además que el Málaga se lo merece. Está de dulce. Y repito, sí, es un orgullo para un futbolero de pro tener tres equipos de su país pujando por meterse en semifinales de la máxima competición continental.

Cuando amanezca el jueves de esta semana ya sabremos si todos se han clasificado, si sólo dos, si sólo uno o si por hecatombe ninguno. Y ahora sí que vengo a subrayar que el señor Mourinho ha manifestado en público y abiertamente que le encantaría la clasificación del Málaga. No sé yo si así comenzará la reconciliación entre Manuel Pellegrini y José Mourinho, pero tras el puyazo que soltó el de Setúbal cuando dijo que a ese equipo (Málaga) no lo entrenaría él, la competición doméstica equilibró la balanza cuando el Real Madrid fue doblegado por el mismo Málaga y, tiempo después, a día de hoy, quien ayer puyara hoy ensalzara diciendo que se alegraría de la clasificación blanquiazul para semifinales de la Liga de Campeones.

Por una cosa u otra, el equipo andaluz construido a base de talonario firmado en petrodólares cae en gracia al personal y no se ha visto en una situación igual en la vida. Me parecía preciso y justo dedicarle  estas líneas en el blog. Tocaba hablar un poquito de fútbol, no todo van a ser Cofradías y, en este caso, no todo va a ser el Real Madrid. Y por supuesto, en mi humilde blog, no todo va a ser largas entradas y prosa poética. Hay veces que dos palabras expresan todo lo que se quiere decir:

¡¡Vamos Málaga!!

martes, 2 de abril de 2013

LO QUE PUDO SER...

Podía haber sido grande, muy grande, recordada en el tiempo. Semana de lustroso sol y faldones resplandecientes. Semana abierta con grandes vísperas y cerrada con la Aurora en Santa Marina. Semana que se anunciase con un esplendoroso Domingo de Pasión y con un perchelero Viernes de Dolores. Que comenzase a contar el tiempo al revés con unas recién cortadas palmas y ramas de verde olivo e iniciara de nuevo la cuenta con cohetes en el Prado de la Reina Soberana. Un tiempo precioso, anhelado, esperado, deseado, aguardado y soñado. Podía haber sido grande, muy grande, enorme, inmenso. Y no lo fue. 
El Domingo Nazareno comenzó lluvioso, muy lluvioso. Ni siquiera se habría de refrescar la cuadrilla con agua anisada. Ya lo decía mi abuela: "El día que haga en Pasión será el tiempo de la Semana Mayor". Uno de esos refrancillos que de pequeño te marcan y que por una cosa u otra (llamadlo coincidencia, llamadlo casualidad, llamadlo como queráis) siempre viene cumpliéndose. Y el día que hizo en Pasión fue horrible. Y así ha sido el tiempo de la Semana Santa. Lluvia, lluvia y más lluvia. Tanto es así que no ha habido ni principio ni fin. Descontadas las vísperas no ha habido ni procesión de la Borriquita ni del Resucitado. No recuerdo haber vivido una cosa igual jamás. Podía haber sido grande. Y no lo fue.

Sin darnos cuenta siquiera se esfumaron las vísperas y llegó la Semana Grande. Estaba tan triste por las predicciones meteorológicas que no era consciente de la gran tarde que me esperaba. Mi debut con la cuadrilla de los Ángeles mejor aún de lo que podía haber soñado. Amigos bajo el paso y mi querida Agrupación Musical tras él me aguardaban y me hicieron ver clara la realidad: bien fajado y la ropa ajustada prometían una tarde gloriosa de Domingo de Ramos. Mi primera papeleta de relevo la guardaré como un tesoro. Me fue entregada a la vez que a mi hermandad sevillana de la Sagrada Cena la sorprendía la nefasta lluvia en la calle. Se humedecían los ojos del Divino Rabí que no podría repartir eucaristía por la mariana ciudad. Siempre lo tengo muy presente. Deseaba pasear al Prendimiento y que al mismo tiempo pasease el Señor de la Cena. Podía haber sido grande, muy grande, enorme, inmenso. Y no lo fue.



La Gloria cuya cuenta atrás hube venido pregonando toda la Cuaresma llegó con el Señor Cautivo en su Prendimiento. Disfruté debajo de ese paso de tal manera que me acordé menos de lo esperado de mi sueño con el Moreno de Ojos Verdes y mirada al Cielo que habita en el Convento de los Padres Terceros allá por la calle Sol. Esa fue mi mayor y única gloria. La lluvia se encargaría de estropearme todo lo demás. El Martes Santo el Rey del Carmelo hubo de volver al templo sin sobrecoger a la Civita Regia. La lluvia arruinaba por segundo año consecutivo el paseo del Señor de las Penas. Palo gordo que me llevaba en esta Semana Santa. Podía haber sido grande. Y no lo fue.


Lluvioso se marchó el Martes Santo y  amanecía igual de lluvioso el Miércoles Santo. Uno de mis días más esperados del año. Y este año con muchas circunstancias y sensaciones que lo hacían más especial aún. Cumplía mi mayoría de edad como costalero: dieciocho años bajo el Señor de la Bondad. No había faltado a ninguna de las citas de ensayo y tendría un relevo que llevaba años sin disfrutar de él. Además sería por primera vez, oficialmente, patero de mi paso, el zanco de mi hermandad amada. Estaba ya envalentonado y crecido para llevar en cada levantá al cielo a Nuestro Padre Jesús de la Bondad, Rey de Reyes, Flagelado de mi corazón y mi alma. Miércoles Santo de Bondad y Consuelo. Año de duros ensayos y de vaivenes de gentes que me obligaban a estar más involucrado que nunca en mi cuadrilla. Había llegado el día. Teníamos que pasear al Hijo del Hombre con el sentimiento costalero más puro. Era indiferente ya si la banda era mala o peor; era indiferente los tramos de relevo que tuvieran unos u otros; era indiferente todo lo bueno o malo que hubiera ocurrido en la Cuaresma. Era su momento. Era el día de su majestuoso paseo anual. Era mi mayoría de edad junto a él. Era algo grande. La lluvia lo arruinó. Con el cordón de mi medalla desgastado por los años y mirándolo a los ojos le recé un Padre Nuestro. Era la primera vez en la historia de la Cofradía que mi Dios Bueno no cruzaría el umbral de salida. Maldije la lluvia una y otra vez y no veo la hora de dejar de hacerlo. Era un día muy especial para mí. Podía haber sido grande, muy grande, enorme, inmenso. Y no lo fue.

Todavía con el alma encogida me fui a Serva la Bari. Muy Noble, Leal, Invicta y Mariana Ciudad de Sevilla que tiene la dicha cada Madrugá de ser refugio de la Esperanza. El día no estaba metido en aguas pero tampoco era el fulguroso tiempo de otros Jueves Santo en la bética ciudad. Lamentablemente nos estamos acostumbrando cada vez más a ello. Al menos, el Nazareno de la Cruz al Hombro, Rey del Valle, Maestro de la mano extendida que todo lo perdona, iba surcando las calles y plazas con el buen hacer de su humilde cuadrilla a la que tuve la dicha de pertenecer y la nefasta lluvia impidió mi oficio durante años seguidos. Este año sí que se paseó. Mi esperanza era otra. Mi Esperanza (esta vez con mayúsculas) era disfrutar de la Macarena. Como el Padre Cué dijera y diera por título a uno de los libros que escribiera, yo me encontraba en situación de "Esperar con esperanza a la Esperanza Macarena". Y gracias al Gran Poder así fue. La noche se iba tornando oscura y llegué a pensar que no procesionarían las seis hermandades que confabulan la magia de la Madrugá más grande de Sevilla. Pero los hermanos de la Macarena lo último que perdemos es la esperanza. La Madre de Dios cruzaba el atrio de su Basílica y derramaba emociones por Híspalis. Para mi eso ya es grande. Ya merece toda la espera la pena. "Se cumplió la maravilla. Otra vez la Macarena por las calles de Sevilla". Tras disfrutar de las cofradías del Silencio y del Dios que vive en San Lorenzo me embauqué viendo la Sentencia de Cristo. Disfruté del "Guapo de la Muralla" por la Alameda de Hércules, por Trajano y por Plaza del Duque de la Victoria. Fui a su encuentro y a Ella la ví también por la Alameda y por Trajano. Un celestial regalo verla navegar a los sones de "Coronación de la Macarena". Ya estaba viviendo lo soñado y soñaba con seguir viviéndolo de recogida. Quería acompañar a la Madre de Dios de nuevo hasta San Gil y otra vez la lluvia lo impidió. Habría sido un perfecto recuerdo, como todos los años, desde Santa Ángela de la Cruz hasta el barrio que lleva el nombre de su nombre: Macarena. Podía haber sido grande. Y no lo fue.


El Viernes Santo fue íntegramente derruido por la lluvia. Ni la Expiración del Cachorro, ni el Jorobaíto de Triana, ni los dos ladrones y el Mesías que lleva la Carretería, ni la Soledad de San Buenaventura, ni la Sagrada Mortaja de Bustos Tavera, ni Tres Caídas de San Isidoro, ni nada de nada. Lluvia y más lluvia es lo único que se podía observar en la bética urbe. Día para olvidar. Lágrimas de cofrades, impotencia y rabia.


El Sábado Santo amaneció dando una tregua el tiempo. Con sensación agridulce ví al Señor de las Tres Caídas regresar hacia su barrio de Triana por Pastor y Landero. Debía completar el recorrido que la lluvia le impidió en la Madrugá. El vecino más antiguo de la calle Pureza durmió en la Catedral y volvía a casa escoltado por la Esperanza Marinera. Tras ello me acerqué a ver a Mamá... Está preciosa en su paso de palio. La Basílica de la Macarena rebosaba gente. Ya lo dice su himno: "El Arco es imán de fe". Estuve con Ella un rato y le dí gracias por haber podido verla un año más aunque no hubiera cumplido entero su paseo. Le mandé algún recadito en forma de oración. Ella siempre escucha. Marché por la calle San Luis hasta Santa Marina y pasé a ver al Dios bueno de la Resurrección y su Madre Aurora. Me encanta esa hermandad. Sin ella nada de lo anterior tendría sentido. Hice alguna foto por obedecer a la providencia. Horas después la odiosa lluvia impediría que la cofradía pusiera el broche de oro a la Semana Mayor. Salió la Comunidad Servita, la joven hermandad del Sol, el solemne desfile del Santo Entierro, la Cofradía Trinitaria y Salesiana de María Auxiliadora y San Juan Bosco y la Soledad de San Lorenzo. Un Sábado Santo de ensueño si el tiempo no hubiera empezado a defraudar otra vez y a forjar negras borrascas que impedirían al alba que Dios resucitase de nuevo en las calles. Era ya patente que me acostaría en vez de disfrutando el recuerdo de los pasos vistos renegado por no poder ver el último. Ese momento de magia y embrujo que se produce año tras año cuando se abre el portón de Santa Marina, más allá de la Plaza del Pumarejo y antes de llegar a San Luis de los Franceses, escuchando los sones de las marchas "Y al tercer día", "Gustad y ved" y "Resucitó". Ese momento que me apasiona cuando la Hermandad del Colegio de la Salle pone su Cruz de Guía en la calle. Ese momento en que comienza el fin de la Gloria y una nueva cuenta atrás para la siguiente Cuaresma... Ese momento cofrade que me enamora y tantos recuerdos me trae fue arruinado por la insaciable lluvia. Podía haber sido grande, muy grande, enorme, inmenso.Y no lo fue...


La nefasta lluvia ha arruinado mis sueños de este año, lo que me da más ganas todavía para el año que viene. Los dos grandes momentos que me ha respetado han sido el Domingo de Ramos con Jesús Cautivo (Prendimiento) y mi Macarena repartiendo Esperanza. Es lo único que recordaré con cariño de esta Semana Santa para olvidar. Soñaba toda la Cuaresma con una Semana Santa para enmarcar. Domingo de Ramos de palmas y olivos abriendo paso a Dios por las calles. Estrenar hermandad siendo el zanco izquierdo del Prendimiento y primer trabajo costalero de la Semana Grande. Lunes Santo "extraño" entre lo laboral y lo cofrade. Martes Santo paseando al Señor de las Penas. Miércoles Santo dándolo todo con mi Hermandad de la Flagelación. Jueves Santo macareno total. Viernes Santo disfrutando al máximo mi pasión cofrade por la ciudad de los sueños. Sábado Santo agotando fuerzas y gozando de las hermandades más solemnes de Híspalis. Y Domingo de Resurrección cerrando y poniendo el cierre de oro en Santa Marina con la Resurrección. Esta vez no dejé de soñar lo vivido para vivir lo soñado. Eso es lo que pudo ser. Podía haber sido grande. Y no lo fue.