miércoles, 18 de noviembre de 2020

¡¡¡ESPAÑA!!! ¡POM, POM, POM!

He vuelto a ilusionarme. Retumba en mi cabeza el mítico grito de ánimo de Manolo "el del bombo" alentando a nuestra selección. Los que ya tenemos cierta edad y avanzamos más o menos por el ecuador de nuestras vidas recordamos muchos momentos futbolísticos de nuestro combinado nacional. No, el combinado nacional no es el "dyc - cola" en este caso. Se trata del equipo que defendiendo los colores de nuestro país se bate en reglamentario y legal duelo deportivo contra otro equipo que hace lo propio. Ojo, que para ver esos eventos, a los que no gusta la guasa, nos tomamos unos combinados nacionales después de comer, pues también. Y nos alegramos un poquito. Pero, a lo que iba, que históricamente los recuerdos eran amargos. Véase el codazo de Tasotti a Luis Enrique cuando nos jugábamos llegar a las semifinales del Mundial USA´94, el robo con mayúsculas que nos hicieron en cuartos de final del Mundial de Corea y Japón en el año 2002, precisamente contra Corea, a través de aquel árbitro llamado Al-Ghandour, en Francia´98 que no pasamos ni de la fase de grupos y encima perdimos el último partido contra Chipre, etc. Y ayer volví a ilusionarme. Jamás en este mundillo del fútbol internacional nuestra humilde selección se habría visto capaz de endosarle una manita a la todopoderosa selección germana, siempre a la cabeza en estas lides del balompié. Ni siquiera en los gloriosos años de la triple corona, Europa-Mundial-Eurocopa, en los que España dominó futbolísticamente el continente y el mundo, habría sido esperable tal resultado. Y, sin embargo, sin aguardarlo, estos chavales con savia nueva, en un partido oficial y para nada amistoso, subieron al luminoso un histórico 6-0 a su favor. Punto, juego, set y partido para España.

El partido decidió meterse en los anales de la historia del minuto uno. De hecho, al descanso ya era tal la superioridad de España que Alemania ya perdía por tres a cero. Jamás se había dado ese hecho. ¡Alemania al descanso perdiendo por tres goles! ¡Y sin anotar ninguno! Pues sí. ¡¡¡España!!! ¡Pom, pom, pom! Desde siempre ha parecido una proeza doblegar a los germanos y más con el refuerzo moral que los rodea por su historia y el aura de protección que parecen tener desde la frase de Gary Lineker: "El fútbol es un deporte de once contra once en el que siempre gana Alemania". Pues mire usted, ya les hemos ganado alguna vez, precisamente una fue impidiéndoles llegar a la final de un mundial con un soberbio testarazo de Carles Puyol, mundial que más tarde nos llevo a la gloria futbolera en aquel verano de 2010 en Sudáfrica en el que España levantó la Copa del Mundo y, tras esa, inolvidable, la victoria de ayer ya está escrita también con tinta de oro. La medicina de los nuevos jugadores españoles que los vacunó por seis veces. Sí, sí, seis veces tuvo Neuer que sacar el balón de sus redes ante el estupor de sus compañeros y grandes del fútbol como Kroos, Sule, Gundogan o Sané. Poesía pura. Una exhibición a nivel mundial ante uno de los huesos más duros del panorama futbolero, comandado por, nada más y nada menos que, Joachim Löw, excelente técnico con el que Alemania ganó su cuarta copa del mundo.


Y he vuelto a ilusionarme, decía. Porque todo fue de dulce y no puede haber ni un demérito a la actuación de nuestros hombres. En absoluto. Todo fue mérito suyo. No es que ganasen a una Alemania decaída, no. Es que barrieron de principio a fin a una de las selecciones que siempre está en los puestos de cabeza del ránking mundial. La pequeña y humilde España, descontando sus años de gloria que culminaron con dolorosas eliminaciones posteriores, plantó cara a esos once hombres que siempre ganan y les pegó tal meneo que los apeó sin dudas de la Liga de Naciones. El cisma que se ha montado en Alemania por tal derrota histórica no es pequeño. Y no es exageración mía, ahí tenéis diversas noticias de prensas distintas en color, olor y sabor que concluyen igual: baño de España, meneo histórico, debacle germana, etc. ¡Qué grande, joder! ¡Qué grande! ¡¡¡España!!! ¡Pom, pom, pom! Esta victoria es tuya, Manolo, tuya y de tu bombo. También es tuya hostelero que pones el fútbol en tu local para que la parroquia lo vea mientras se toma un chato de vino y unas aceitunas. Y también es tuya, españolito de bien, que con tu trabajo mantienes vivo este país y te sobra energía, ánimo y fuerza para animar y creer otra vez en la Roja, en la selección, en el combinado que nos ha dado más penas que alegrías pero que cada alegría que nos regala vale por ciento cuenta penas.

Ya no queda casi nadie de aquel once que todo aficionado futbolero repetíamos a modo de "Con dos cañones por banda, viento en popa a toda vela...". Empezaba por Iker Casillas y terminaba por David Villa. Ya no están los Xavi, Iniesta (de mi vida), Alonso y compañía. Ahora están los que entonces eran mirlos y hoy son los aguerridos merecedores de vestir la elástica nacional. ¡Viva la madre que os parió! Ahora está Koke Resurrección a los mandos del tiempo del centro del campo, Gayá y Sergi Roberto a las bandas y Ferrán Torres, Morata, Rodri, Dani Olmo, Unai Simón y todos ellos, dueños y señores del balón, al igual que el resto de jugadores que engrosan la lista de Luis Enrique, el seleccionador. Hombres que son gente de bien y de orden y que tienen hambre de títulos. Y Sergio Ramos de la vieja guardia, todo hay que decirlo. Una hornada que es capaz de hacer cositas tan de altura como la mayor derrota sufrida por "Doña Alemania" en partido oficial. Hat trick de Ferrán Torres, otro de Morata, otro de Oyarzabal y otro de Rodri. Seis a cero, sí. Lo leen bien. Así fue. Seis a cero de España a Alemania. ¡Cagüen diez que cosa más grande! La mayor goleada de la historia a una selección que ha sido campeona de mundo. Este combinado nacional nos ha vuelto a ilusionar a muchos aficionados. ¡Y brindo por ellos con otro combinado en la mano! ¡Vamos! ¡¡¡España!!! ¡Pom, pom, pom!

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