miércoles, 21 de diciembre de 2022

LEYENDA DE ALFONSO X, EL SABIO Y LAS CANTIGAS A SANTA MARÍA

No deja de ser curioso que un manchego como yo, amante incondicional de su tierra, no hubiera narrado nunca nada al respecto de este asunto. Y digo eso porque afincado en Ciudad Real, capital de La Mancha, desde que nací y peregrino imperecedero del Camino de Santiago, del cual intento conocer todos sus rincones y secretos, mucho tiempo he tardado en hilvanar unas letras que relacionasen a Alfonso X, el Sabio, fundador de la  citada ciudad realenga, con la Ruta Jacobea, donde se hallan lugares que él mismo visitó. Todo ello, en conjunto, dio lugar, en parte, a una de las obras literarias medievales más conocidas: las Cantigas de Santa María. Sí, amigos lectores de este humilde Rincón, así fue. El monarca, nacido en Toledo y fallecido en Sevilla, recorrió muchas veces las tierras de Castilla, las cuales tienen muchas poblaciones importantes entre las dos grandes capitales de Burgos y León, como pueden ser Castrojeriz, Frómista, Carrión de los Condes o Villalcázar de Sirga. Era habitual que dichos lugares contasen con fueros, privilegios y derechos reales que hubieran sido concedidos por diferentes motivos. Y, claro está, como no podía ser de otra manera, la calle más grande de Europa, la ruta milenaria de peregrinación, atravesaba y conectaba todos ellos, dotándolos de mayor plenitud, pues a la vera de sus templos, cargados de leyendas y simbolismos, surgían posadas, albergues y hospitales de peregrinos, lo que ampliaba el comercio y la riqueza del lugar, todo ello, normalmente cercano y vinculado a las Órdenes del Temple, de los Hospitalarios y de Cluny. Pero eso es otra historia. Hoy vamos a la leyenda que une a Alfonso X, el Sabio, con el Camino de Santiago, a través de las Cantigas.

Mucho se ha escrito acerca de las Cantigas de Santa María, más correctamente denominadas Cantigas a Santa María, por estar dedicadas a Ella, a la Virgen. Son un conjunto de 427 composiciones dedicadas a María que cuentan, en su mayoría, milagros ocurridos por la intervención de la misma. Las hay narrativas que cuentan los milagros, historias y relatos relacionados con la Virgen y las hay también líricas que son elogios y poemas, casi místicos, dedicados a Ella. Están escritas en galaico-portugués y en notación musical a fin de poder ser trovadas o cantadas, viniendo de ahí su nombre de "Cantigas". Siempre se ha dicho, sin ahondar más en el tema, que están dedicadas a la Virgen. Y ahí radica lo que hoy vengo a contaros. ¿A cuál? ¿Bajo qué representación o advocación? Porque, claro, por aquel entonces había un fervoroso ambiente de amor a María, baste recordar otra pieza literaria muy conocida, como "Los Milagros de Nuestra Señora", de Gonzalo de Berceo o, incluso, la creación de una Orden Caballeresca "Orden de Santa María de España", fundada por el propio Rey Alfonso X, el Sabio, en la que se dedicaban los esfuerzos e inspiraciones a la "Santa Dama", como así la llamaba el monarca que alentaba a los juglares y poetas a que dedicasen sus obras a María. Pero imágenes de María había por cientos. ¿En cuál de ellas se inspiraba el rey para crear sus cantigas? Y, a raíz de ello, ¿puede ser cierto que dicho rey recorriese la Ruta Jacobea? Ahí está la leyenda...

Se dice que en varias de las localidades del Camino de Santiago, aunque hoy me centraré en Villalcázar de Sirga y en Castrojeriz, existen tallas a las que Alfonso X dedicó algunas de sus cantigas. En cuanto a la primera población, conocida en el medievo como Vila-Sirga, existe un templo-fortaleza dedicado a Santa María, la Blanca, construido por los templarios que contiene tablas flamencas y sirve de conexión de fuerzas telúricas entre otros templos construidos a lo largo del Camino de Santiago. Resalta por sus dimensiones prácticamente catedralicias en un pueblo tan pequeño. En su interior, en la Capilla de Santiago, hallamos una escultura de María, llamada Virgen de las Cantigas, como se la conoce popularmente, por su relación con la leyenda, la cual parece acertada y contrastada. Es una talla en piedra del siglo XIII, policromada, de postura sedente, con el Niño Dios en el regazo. A esta imagen se le atribuyen numerosos milagros. El más famoso cuenta que, durante la construcción de la iglesia, desapareció una piedra de la sillería y se acusó de su robo a un peregrino. Se sentenció al mismo a ser ahorcado y la misma Virgen colocó la piedra que faltaba bajo sus pies, salvándole la vida y manifestando su inocencia. La leyenda pone de relieve que a dicha Virgen dedicó Alfonso X algunas de sus cantigas lo que relaciona, sin lugar a dudas, que quien fundó Ciudad Real en el año 1255 hubo recorrido el Camino de Santiago y dedicado parte de su obra, según se desprende de la misma, a imágenes marianas que allí conoció. Por ejemplo, la cantiga 278 comienza diciendo "Quiero contaros un milagro hermoso y bello que tuvo lugar en Vila-Sirga donde la Virgen Madre del Emmanuel suele hacer milagros más dulces que la miel para los que en Ella ponen su fe." Cuenta el Rey Sabio en dicha cantiga que una dama de Francia, ciega, cuando volvía a su hogar tras haber llegado ya a Santiago, paró en Villalcázar de Sirga a rezar ante la Virgen y recobró la vista y, siguiendo su retorno, se cruzó con un peregrino también ciego, al cual recomendó parar en Vila-Sirga para que igualmente fuese sanado.

En cuanto a Castrojeriz, es muy famosa la Iglesia Colegiata de Nuestra Señora del Manzano a la que también se le atribuyen numerosos milagros y a la que el monarca dedicó igualmente diversas cantigas. La talla es igualmente a la anterior del siglo XIII, de piedra, en posición natural de pie, con el Niño Jesús en brazos y llama la atención su bondadosa sonrisa. Entre las cantigas que se le dedicaron son conocidas y están muy expandidas la 252 y la 266. La primera cuenta cómo a un maestro cantero, durante la construcción de una iglesia en el propio Castrojeriz, le falló el equilibrio colocando los sillares en la parte más alta del templo y, al caer, se encomendó a la Virgen del Manzano y rozando una columna quedó colgado en ella por las uñas de los dedos, esquivando así a la muerte, atribuyendo tal fortuna y salvación a la intervención de María. Y la segunda narra cómo en la Colegiata dedicada a la Virgen del Manzano, durante la celebración de una misa en la que estaba el templo lleno, se desprendió y cayó una gran viga de enormes dimensiones sin que nadie resultase herido. 

Estos sucesos y estas cantigas forjan la leyenda de que el Rey Alfonso X, el Sabio, recorrió muy probablemente el Camino de Santiago, pues mucha casualidad sería que el monarca, por más amor que profesase a la Virgen María, dedicase textos perfectamente identificados a muchas imágenes de Ella que se encuentran a lo largo de toda la ruta jacobea. Ya avancé antes que ahondaría en Villalcázar de Sirga y Castrojeriz por ser las más conocidas, pero hay muchas otras a las que también dedicó cantigas... o eso dice la leyenda.

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