viernes, 7 de junio de 2024

¿OTRA VEZ? SÍ, OTRA VEZ. Y VAN QUINCE.

No sé ni cómo plasmar lo que quiero plasmar. Es algo que de costumbre se ha normalizado pero que ni los seguidores más acérrimos logramos entender. Ya lo decía en anteriores entradas: el Real Madrid nació grande. No juega competiciones, las gana. Sea el rival que sea, lo doblega. Es increíble en el sentido más propio y literal de la palabra. Y no, no es casualidad. Pudiera serlo una vez. O dos. Pero van quince. Algunas de ellas, obviamente, ha sido superior y claro favorito. Pero en otras, era claramente inferior y llevaba colgada la etiqueta de perita en dulce. Y, al final, ha ganado unas y otras. Todo eran risas de aquellos infames antimadridistas que gustan más de celebrar las derrotas del club de Chamartín que las victorias propias, cuando, al principio de temporada, se lesionaban para casi toda la campaña el portero titular, los dos centrales de la defensa y no se había fichado a un delantero centro de máximo nivel, sino al humilde Joselu, madridista de cuna que venía de jugar en el Espanyol recién descendido. "Cobetes, verbenas y jolgorios" de aquella fauna que ahora se ha convertido en nueva dosis de envidia exteriorizada a través de espumarajos de rabia y bilis salidos de sus podridas bocas. Es lo que tiene ser tan inferior como para festejar el mal ajeno que el tiempo, cuando pasa, te abofetea con más fuerza para ponerte en tu lugar. Y el Madrid, ¿qué? ¿Otra vez campeón de Europa? Pues sí, mirusté. Y de liga.

Y no, no es casualidad. Ya lo he dicho. Son muchas veces repetidas ya para que sea casualidad. Se caen todas las excusas que ponen los forofos y fanáticos de otros clubes para no ceder a la realidad: los árbitros, los rivales, las bolas calientes... No hay más que ver en las dos últimas Copas de Europa que ha ganado el Real los rivales que ha doblegado y la forma de hacerlo. Ha habido que tirar de supervivencia, de ultra defensa en bloque bajo, de tandas de penales y de la garra y la euforia que sólo tiene el club de Chamartín. Y fíjense que siempre hay algo que coincide: cuando todos creen que está muerto, te golpea y te elimina. ¿Cuántas veces lo hemos visto? Celebraban los antis el resultado de los sorteos de los cruces pues el cuadro por donde iba el Madrid era difícil y mucho. Vamos, o lo elimina el City o se lo carga el Bayern, pero a semis no llega. Y, sin embargo, por el otro lado ya celebraban los antis que, prácticamente, el Barcelona ya estaba en la final. ¡Tu verás! Un Paris Saint Germain descafeinado, un pobre Borussia Dortmund y un Atlético de Madrid ramplón... ¡¡A Canaletas!! ¡¡Que dice Jota Jordi que este año la ganamos!! Y la historia, como siempre, volvió a escribir sus renglones poniendo a cada uno en su lugar. Que sí, que sí, que el City era mejor... Dos veces nos lo hemos cargado ya, que os lo diga vuestro gurú Guardiola. Que sí, que sí, que el Bayern nos tuvo fuera... Dos goles de Joselu (del que tanto os reíais) y a dormir. Que sí, que sí, que el Barça oooootra vez de ridículo en ridículo y el Atleti... Bueno, el Atleti es que tiene una afición que canta bajo la lluvia y que sus jugadores usan Twitter. Cuando queráis volvéis. Hasta Cristóbal Soria se ha doblegado a la verdad. Es lo que tiene estar más pendiente de lo ajeno que de lo propio.

Quince veces, sí. Quince. Y llegados a este punto conviene escribir, describir, matizar, recalcar y recordar cómo ha sido esta edición. Esta champions la ha ganado el Real Madrid de manera casi perfecta. Se ríen los antis, otra vez, pero porque no se han parado ni a pensarlo. Y si fuera fácil lo haría su equipucho, claro. Bueno, su equipucho, allá el que quiera identificarse o ponerle nombre porque yo no lo hago, no gana una champions, como para ganar tres seguidas o seis en la última década... En fin,  a lo que iba. La última edición se ha ganado como nunca se había hecho: de manera invicta. Nunca, hasta ahora, el Real Madrid había sido campeón sin perder ni un partido. Dicen los antis corrompidos por la envidia y deseosos del mal ajeno y quitar mérito "¡¡Es que el Madrid ha eliminado a equipos sin ganarles!!", claro. Y sin perder tampoco. Pero eso no lo decís. Para eso hay que saber atacar cuando hay que atacar y defender cuando hay que defender. Y por eso se ha hecho campeón. Y lo ha hecho sin perder ni un partido en toda la fase de grupos, ni en todas las eliminatorias. Tomen nota aquí antes de decir sandeces. Lo ha hecho superando todo tipo de obstáculos aparecidos desde el inicio de temporada en forma de lesiones e imprevistos. Lo ha hecho en un ejercicio enorme de supervivencia y reinvención. Y lo ha hecho haciendo gala de equipo y compañerismo donde todos han sido vitales: desde el arranque fulgurante de Bellingham, la batuta cronométrica de Toni Kroos, los goles de Rodrygo al City, los minutos revolucionarios de Brahim, las pausas dominantes de Modric, el penalti marcado por Rüdiger, la capitanía de Nacho, los once metros detenidos por Lunin, la explosividad de Vinicius, los latigazos de Valverde y el instinto rematador de Carvajal hasta el alma de Joselu. Así se gana una Champions. Y van quince.

La final la viví en Pamplona. Tenía planeada una escapada al Camino de Santiago para volver a cruzar los Pirineos andando cuando me di cuenta de que si el Madrid llegaba a la final de Wembley me pillaría en la capital navarra el día del partido. Y así fue. Bueno, así fueron ambas cosas: que el Madrid llegó a la final y que yo me encontré allí. Mal territorio para cantar los goles del Madrid cuando allí, casi todo el mundo, es del Osasuna y del Bilbao y, claro está, bastante anti madridista. En fin, así surgió y así tenía que afrontarlo. Estos son los bueyes y con ellos hay que arar. Me metí en una taberna llamada "La Especial" sita en Ansoáin y allí aguanté todo tipo de improperios que la chavalada vasco-navarra dedicaba a los jugadores del Madrid a través de insultos y expresiones hacia la televisión. Conforme iban pasando los minutos y veían que el Borussia Dortmund, justísimo finalista, no materializaba sus opciones (que las tuvo y buenas), se iban callando y temiéndose lo peor. El desenlace ya lo sabéis: gol de Carvajal, gol de Vinicius y colorín colorado, otra Champions con papá. Y van quince. Sí. Quince. La chavalada y los antis a la Venta del Nabo. Una de dos, o no aprenden, o les gusta el lugar... Pues eso.  ¡Ah! Y Vinicius ya tiene dos champions y ha marcado en las finales de las dos. E igualando a Paco Gento ya hay otros jugadores con seis Copas de Europa cada uno... Cosas del Madrid. Otros que aprendan antes de rebuznar. Al terminar el partido las caras y miradas nos delataban a los cuatro infiltrados merengues que estábamos allí. Nos sonreímos mutuamente entre nosotros. El Real Madrid lo había vuelto a hacer. Contra todo y contra todos, inclusive muchos aficionados que se han dedicado toda la temporada a apostar cuando caería el equipo, tuvieron que agachar las orejas como un pachón. El Madrid nació grande. Está en su adn, no juega competiciones, las gana. ¿La champions? ¿Otra vez? Sí, otra vez. Y van quince.

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