lunes, 24 de septiembre de 2012

MI SUEÑO CON EL RABÍ

"Y mirando al Cielo exclamó: Haced esto en conmemoración mía".
Con la mirada al Cielo, el Maestro de la calle Sol, el Niño de ojos verdes que nace cada Nochebuena y predica siendo adulto cada primavera en el Domingo de Ramos, el Rabí de Galilea que habita en el sevillano Convento de los Padres Terceros, el Rey de Reyes del Barrio de Santa Catalina, el Jefe de la Plaza de Ponce de León, el más amado vecino de Javier Lasso de la Vega y de Doña María Coronel que derrama Eucaristía por la urbe hispalense, el Señor de la Sagrada Cena es para mí la cara del mismo Dios cuando eleva su oración al Padre.
Cuando yo contaba con 16 años de edad fue la primera vez que me desplacé a Sevilla un Domingo de Ramos y presencié en primera fila la salida de la Cofradía de la Sagrada Cena. No podré olvidar jamás el momento: mi mirada fija en Su mirada mientras las Cigarreras interpretaban Marcha Real, Cristo del Amor y Eucaristía. El enorme misterio que por entonces calzaba 54 hombres debajo (seis costaleros por nueve trabajaderas) reviraba imponente para comenzar a repartir devoción y Fe por los allí presentes. Nunca imaginé aquel día que algún año me haría hermano de esa mirada al Cielo e incluso intentaría formar parte de la privilegiada cuadrilla de costaleros que pasea al Rabí de la calle Sol. Y así ha sido y nunca he dejado de soñar con ello, hasta que me obligaron a despertar.
He pasado a ser hermano de la Sacramental Hermandad de la Sagrada Cena y he intentando durante varios años ingresar en la cuadrilla, cuestión que me ha sido imposible año tras año y que me ha desilusionado totalmente pues he puesto toda mi confianza y fe en pasear a mi devoción sevillana, viendo como los años han ido pasando, teniendo que renunciar ya siquiera a intentarlo y sabiendo que me iré de este mundo sin haber podido cumplir ese sueño sin saber por qué.
Pero siempre me quedará la fe en Él. Eso no podrán arrebatármelo jamás. Mi sacrificio está hecho. Muchos viajes de Ciudad Real a Sevilla, muchos kilómetros, muchos intentos, muchas asistencias a igualás y ensayos por Él. No han resultado para nada, no he entrado en la cuadrilla ni me han dado oportunidad alguna. Pero Él sabe que lo amo y que lo hice por Él, sólo por Él. Y por eso yo estoy feliz. Ya lo dice la oración que Él nos enseñó: "Hágase Tu voluntad". Y si la voluntad del Señor de la Cena ha sido esa, así he de acatarla.

Cuantas noches habré soñado (y sigo haciéndolo) que era uno más de los costaleros que lo pasean. A cuántas cosas habré renunciado por intentarlo. Cuántas discusiones habré tenido por ello pues ya eran años cerrándome las puertas y yo seguía llamando con fe ciega. Qué desengaño más grande. Y que fe tengo en Él. Sé que lo sabes, Rabí.

Y lo dije y lo hice: "Sea o no tu costalero me haré hermano porque creo en Ti." Y cumplí mi palabra. Este año engrosé tu nómina de fieles. Y mi corazón se llenó de júbilo y mi mente de tristeza al ser negado, más de las tres veces que lo fuiste Tú por San Pedro, de no poder ser tu costalero. Se acabó mi sueño y Tú lo sabes, Maestro.

Por eso, a vosotros que os concedieron el formar parte de la cuadrilla, a vosotros que tenéis el privilegio de pasearlo, a vosotros que por una cosa u otra estáis junto al Divino Rabí cada Domingo de Ramos, a vosotros hermanos míos de la cofradía, a vosotros sevillanos que tenéis la dicha de tenerlo más cerca que yo, a todos vosotros os pido que le recéis como yo le rezo. Que lo améis como yo lo amo. Que creáis en Él como yo lo creo. Y ya que algún día yo no estaré en este mundo quiero que sigáis rezándole por mí como yo le rezo. Costalero de fe y no de kilos. Costalero a ciegas con y por Él. Sintiendo mi espíritu costalero del Señor de la Cena y llevando por peso, el peso de no poder llevarlo porque me despertaron de mi sueño sin darme siquiera respuesta. ¡¡Rezadle!! Rezadle os digo. Rezadle como le rezo yo.

Y cuando yo no esté... "Haced esto en conmemoración mía": Padre Nuestro que estás en los Cielos...

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