jueves, 30 de julio de 2015

EL GRAN CAMINO

Parecía ayer cuando comencé a planear este gran camino. Me planteé recorrer entero todo el gran Camino Francés en tres tramos. Estaba recién iniciado el año 2013 y fraguaba en mi mente los trancos que recorrería y cómo hacerlo para en un futuro y semi lejano año 2015 llegar al Obradoiro de nuevo. Y ya ha llegado. El proyecto se fraguó, calculé los trancos y se fueron haciendo realidad. Pasó el año 2013 y paso a paso recorrí desde Saint Jean Pied de Port hasta Santo Domingo de la Calzada. Nueve etapas en las que crucé los Pirineos a pie, pasé de Francia a España, recorrí toda Navarra y prácticamente toda La Rioja, quedándome a escasos kilómetros de adentrarme en Castilla. Empezaba esta aventura que en unos días finalizaré. Me detuve en Santo Domingo de la Calzada concluyendo aquel primer tramo. Todavía quedaba muy lejano Santiago y hoy ya sé que se acabará este camino. Y otro empezará. Santiago no es el final es el principio. Con esa idea llegaba el año 2014 y reanudaba mi marcha desde Santo Domingo de la Calzada hasta los pies de la Catedral de León. Once etapas en las que concluí de atravesar La Rioja y crucé íntegramente las provincias de Burgos y Palencia, adentrándome ya bastantes kilómetros en la provincia de León. Estaba cruzando toda Castilla León de este a oeste, con mochila, botas y bordón. Era el verano pasado de 2014 y estaba a caballo entre el inicio de la aventura en 2013 y el fin de la misma en 2015. Pero el sol no para. Ha llegado el 2015 y el día 1 de Agosto parto hacia León para retomar mi andadura. Desde la Catedral reanudaré mis pasos con un único final en mente: Santiago de Compostela. Hoy vengo a contaros lo que me depara el Camino de este año, mi mayor camino de todos los recorridos hasta ahora. Pondrá fin al proyecto iniciado en 2013 y merecerá la pena sin duda. Trece etapas me separan del templo catedralicio de Compostela. Y allá voy.



Este día 1 de Agosto que ya llega partiré en tren desde Ciudad Real hasta Madrid, donde cogeré un autobús que me llevará a León y allí haré noche para iniciar la caminata el Domingo día 2. El albergue donde pernoctaré es Check in León y desde él saldré para comenzar la primera etapa: León - San Martín del Camino. Llegado a este pueblo descansaré en el Albergue Vieira y sellaré mi credencial dando testimonio de mi paso. Al día siguiente me enfrentaré a una de las etapas que más ganas tengo, la que culmina en Astorga. Punto emblemático del Camino de Santiago donde me reencontraré con el amigo Iñaki, peregrino que conocí el año pasado y que este año retoma la andanza con mi padre y conmigo, aunque Astorga también me llama por el cocido maragato. El yantar y yo. Desde que comencé el Camino estoy deseando llegar a esta etapa para comerme el famoso cocido. Comido que sea el cocido y allá en Astorga habrá que descansar bien en el Albergue de las Siervas de María pues al día siguiente la etapa será dura: comienza la dura subida hasta la Cruz de Ferro, punto más alto de todo el Camino Francés. La etapa concluirá sin haber coronado dicho punto, en Foncebadón, donde dormiremos en el Albergue La Posada del Druida y desde allí saldremos al amanecer siguiente para concluir la subida de la Cruz de Ferro y tocar el techo del Camino. Ese día pasaremos por otro enclave mágico y conocido por todos los peregrinos que amamos esta aventura: Manjarín y el refugio de Tomás, el último templario. La jornada será bella y dura pues la bajada por El Acebo y Riego de Ambrós hasta que lleguemos a Ponferrada es agotadora. En Ponferrada nos detendremos en uno de los albergues parroquiales que con más afecto recuerdo de todo el camino: San Nicolás de Flüe. Este punto viene a ser para los bicigrinos ideal para cumplir el mínimo objetivo, pues dista (según hito enclavado en los propios jardines del albergue) 202,5 kilómetros de Santiago y para obtener la compostela haciendo el Camino en bici se exige haber recorrido mínimo 200. Podría decirse que Ponferrada es al bicigrino como Sarria al peregrino.

Recorridas esas cuatro etapas ya conoceré todo el Camino Francés íntegramente, pues las otras etapas ya las he pateado alguna vez. De hecho una de las veces que llegué al Obradoiro fue saliendo precisamente desde Ponferrada, en el año 2012. Este año será un lugar de paso y desde allí realizaré las etapas igual que la otra vez. Así pues, la siguiente parada con descanso y pernocta será en Villafranca del Bierzo en el Albergue Leo. La otra vez me alojé en el Albergue La Piedra del que tengo gran y bonito recuerdo. Al día siguiente toca la etapa reina de la Ruta Jacobea: la temida subida al Cebreiro. Durísima pero eternamente recordada después. "Yo subí el Cebreiro, el Monte de la mala faba". La verdad es que yo que he hecho las dos etapas más duras que hay en todo el Camino, Saint Jean Pied de Port - Roncesvalles y Villafranca del Bierzo - O Cebreiro, prefiero ésta última a la etapa pirenaica. Pero de largo. La subida a O Cebreiro es dura, muy dura, pero de toda la etapa que es aproximadamente de unos veintinueve kilómetros, la crudeza máxima son doce kilómetros. Sin embargo el cruce de los Pirineos es criminal, pues de los veintisiete kilómetros de etapa que te separan de Roncesvalles, veintidós son en desgarradora y continua ascensión. Eso sí, el triunfo moral que deja el haberlas recorrido las dos lo recomiendo a todo caminante. Ahí quedan. Dicho esto y retomando mi querido O Cebreiro, cuando llegue el final de esa etapa descansaré en la Venta Celta, al igual que ya hiciera la otra vez. Y desde allí mismo dirigiré al día siguiente mis pasos hacia Triacastela, no sin antes enfrentarme a los últimos coletazos montañosos que nos ofrecen el Alto de San Roque y el Alto do Poio, para después dar lugar a un llaneo y un brusco descenso hasta la referida Triacastela, donde encontraremos comida y descanso en el Albergue Refugio del Oribio. Al alba del sía siguiente tendremos dos opciones, ambas con el mismo destino: Sarria. O elegimos la opción larga que pasa por Samos y su monumental Monasterio, variante que mi padre y yo ya conocemos de caminos anteriores, o elegimos la variante corta que pasa por San Xil pero comienza con una dura cuesta. Mi idea es esta vez ir por la variante de San Xil para conocerla y para recorrer la etapa más corta del camino que cuenta con sólo dieciocho kilómetros. La más larga debe ser la de Estella a Torres del Río o la de Logroño a Nájera, peinando ambas la treintena de kilómetros. Sea la que sea ya la he recorrido. Ojo, hablo de etapas preestablecidas a nivel medio, hay peregrinos que se aprietan de golpe la cifra de treinta y siete kilómetros que distan entre Burgos y Hontanas y se quedan tan anchos. En fin, fuere como fuere, Sarria nos espera, en concreto el Albergue Monasterio de la Magdalena. Será la cuarta vez que camino por Sarria y le tengo un cariño especial. Allí comenzó mi espíritu peregrino y allí nacen los 112 kilómetros más recorridos de toda la ruta jacobea. Antes hacía referencia a que Ponferrada es al bicigrino lo que Sarria al peregrino y os explico por qué. Si Ponferrada está a una distancia ideal de Santiago de Compostela para que el bicigrino obtenga su compostela por haber recorrido su mínimo exigido que son 200 kilómetros, Sarria está excelentemente colocada en la geografía gallega, distanciada con Santiago en 112 kilómetros y siendo 100 los kilómetros mínimos exigidos a los peregrinos para obtener su compostela, por lo que es el mayor punto de salida de peregrinación de todo el Camino. Sarria, mi querida Sarria.

Y de Sarria para adelante, ¿qué decir? Las míticas y clásicas cinco últimas etapas del Real Camino Francés. Las he realizado varias veces y he dormido en el Albergue Don Álvaro, en el Albergue Internacional y en el Albergue Monasterio de la Magdalena, en el que este año repetiré descanso para enfrentarme a "los últimos cien" y obtener la que será mi cuarta compostela, si bien mi meta en el Camino no es ganar un título escrito sino la experiencia y sabiduría personal. Desde Sarria y por la placentera salida del Ponte Áspera encaminaré mis pasos a Portomarín, donde me esperan por cuarta vez en el Albergue Ferramenteiro. Es de los mejores albergues por los que he pasado y como buen animal de costumbres repito en él. Si algo va bien, ¿por qué cambiarlo? Saliendo de Portomarín, cruzando el Miño y subiendo la cuesta hacia Gónzar iniciaremos la etapa que pondrá fin en Palas do Rei, pueblo en el que también voy siempre al mismo refugio de peregrinos: Albergue Mesón de Benito. Sus literas azules y su vino peleón me conocen bien. Y yo a ellos, claro. En Palas do Rei empieza la última etapa dura del Camino hasta llegar a la Praza do Obradoiro. Palas do Rei - Arzúa. Etapa larga, dura y rompepiernas por los continuos toboganes de subidas y bajadas que hacen imposible mantener un ritmo constante. Pero preciosa sin duda. Atravesar San Xulián do Caminho, Leboreiro, Furelos, Melide, Boente, Castañeda y Ribadiso da Baixo es mágico y reconfortante. Etapa dura pero bella que pondrá su fin en Arzúa, en concreto en el Albergue Don Quijote. ¡Que me gusta a mí ese albergue con nombre de mi tierra allá en el Camino! Repuestos del etapón anterior se continúa con una etapa más corta y liviana que nos conduce en unas cuatro horas y media a Pedrouzo (Arca O Pino). Allí nos alojaremos en el Albergue Edreira, el mismo donde me hospedé en el Año Santo Xacobeo 2010 y el mismo que me ofreció cama cuando estaba todo desbordado en Agosto de 2013. Se merece mi total confianza. Y los últimos pasos que darán forma a la treceava y última etapa de este gran camino son los que unirán Pedrouzo (Arca O Pino) con Santiago de Compostela. Veinte kilómetros nos separarán ese día de la Ciudad del Apóstol y allá irán nuestras botas dejando huellas y descontando metros, paso a paso, de este largo camino iniciado hace años ya.

Cuando llegue a Santiago lloraré, habré cumplido un gran camino, un precioso reto de tres años de duración, habré recorrido prácticamente toda España caminando y le pediré al Santo Patrón que continúe dándome fuerzas para poder visitarlo. Le daré gracias por todo y un gran abrazo. Comeré mi último menú del peregrino de esta aventura en "Casa Manolo" y llenaré de nuevo mi mochila de recuerdos, vivencias y emociones para seguir caminando en esta vida. Al fin y al cabo la vida es caminar...

Feliz verano a todos y ¡Buen Camino!

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