martes, 2 de enero de 2018

LOS PROYECTOS DE AÑO NUEVO

¡¡Feliz Año Nuevo!! A todos los lectores del Rincón os deseo un próspero año nuevo que acabamos de empezar y que tengáis una permanente sonrisa. Y, a poder ser, que la misma vaya aparejada siempre a la esperanza que surge al plantearse proyectos nuevos y a la satisfacción que se causa al cumplir los mismos. El tener la mente ocupada y activa siempre he creído que es saludable y yo, desde luego, es comenzar el año nuevo y empezar a dibujarme propósitos en el horizonte y motivarme para cumplirlos. ¿Hay algo más bonito que plantearse sueños voluntariamente y luchar por cumplirlos? Sueños asequibles, claro. Y que dependan de nosotros mismos, de nuestro esfuerzo y de nuestra voluntad, no del azar, por supuesto. Lo que no está en nuestra mano no podemos decidirlo ni planificarlo. Y lo que sí está a nuestro alcance bien merece una parcela reservada a la sorpresa o lo imprevisto pues no hay nada al cien por cien que podamos planificar y realizar sin que exista riesgo de fracaso. Eso es, sin duda, el ingrediente principal del sabor que deja el plato fuerte de la satisfacción una vez ingerido el triunfo y recordado el proceso de cocina que habíamos ideado.

Este año 2018 mis propósitos son seguir igual. Y os aseguro que parece fácil pero no lo es. Pretendo seguir creciendo laboralmente y afrontar asuntos más complejos, disfrutar de estos días que quedan de Navidad y seguir excediéndome un poquito de pacharán y turrones para luego sudarlos con senderismo y pádel, sonreír juntos a mis compañeros de afición y raza costalera en cada igualá y ensayo que están por venir, festejar el primer cumpleaños de mi niña Claudia, pasar un día o dos de Carnaval disfrazado y haciendo el tonto por la calle (el tonto en casa lo hago a diario y continuamente), exprimir cada segundo de la Cuaresma y disfrutar en los micrófonos de Onda Cero en el programa cofrade "Paso a Paso" un año más, saborear intensamente en mi Ciudad real natal y en mi Sevilla querida los siete días de esa Semana con mayúsculas que cuenta el tiempo al revés y tengo presente todo el año, acudir a la Romería que tanto me gusta, celebrar felizmente otro aniversario de boda, disfrutar con mis amigos de un nuevo Concursó de Limoná en torno a un lebrillo de zurra, rezarle a la Morena del Prado en el día de la Pandorga por segunda vez con mi hija en brazos, recorrer unos ciento y pico o doscientos kilómetros a pie en mi amado Camino de Santiago iniciando otra vez en los Pirineos y llegando hasta La Rioja, Navarra o donde mis botas me permitan, tomarme unas cuantas copas en la feria y llegar a casa con los ojos como el Coyote cuando ve al Correcaminos, bañarme de nuevo en las aguas del Mare Nostrum que tantas alegrías me ha dado, seguir poniéndome la corbata y la toga aguantando el calor en ciertos momentos, disfrutar de alguna escapada si logro cuadrar agenda, afrontar un nuevo otoño, mi querido otoño, con castañas asadas y metido en la rutina que precede a un nuevo invierno y alzar otra vez una copa de sidra el día de la Lotería de Navidad para brindar por todos y empezar a forjar nuevos propósitos para el siguiente año. Soy feliz así, así es que seguiré haciendo lo mismo.
Y, entremedias, ir al campo a comer, hacer excursiones los Sábados, jugar al pádel tantos días como logre encajar las tardes con Gemma, hacer kilómetros y kilómetros de senderismo los Domingos por la mañana, seguir aprendiendo guisos tradicionales y disfrutando del Gañán, publicar más entradas en este humilde Rincón, subir emblemas a Pictura et Verba, presentar el libro que estoy escribiendo de Cocina Tradicional, involucrarme aún más en la Asociación Venta de Borondo y seguir en la lucha por defender nuestro patrimonio, seguir locamente enamorado de mis costumbres y tradiciones, disfrutar de buenos ratos con mis amigos, pasar grandes momentos con mi familia y continuar viviendo lo más dulcemente posible con mi Chiquitilla Gemma y mi niña Claudia.

Efectivamente. Esos son mis propósitos. Básicamente es lo que llevo haciendo año tras año y por eso digo que quiero seguir igual. La vida me ha ido sumando cosas y yo insisto en seguir igual. He ido confeccionando la hoja de ruta como buen peregrino añadiendo las sorpresas que han ido apareciendo. Si ya era feliz así, ahora con mi mujer y mi hija añadidas a mi ritmo de vida y cada vez más encajadas en mi gente, no puedo pedir nada más. Es como todo. Cuando aprendes a ser feliz en el trabajo, a aspirar a lo alcanzable dentro de tus posibilidades, a disfrutar de lo que tienes alrededor y sonreír con cada humilde dádiva que la vida te ofrezca, te sientes realizado. Y si te notas querido por la gente que te rodea más todavía. Por eso decía que parece sencillo que los propósitos sean seguir igual pero lograrlo no lo es. Hay cosas que cambian y se no se pueden evitar y toca seguir amoldándose a ello y seguir esperanzado en pequeños proyectos a lograr. Eso sí, proyectos siempre presentes. Aunque sean pequeños. Pero la mente activa y ocupada. Rutina sistemática no, por favor. 

Yo me contento con tener en mente mi vigésimo tercer cumpleaños como costalero bajo el Señor de la Bondad, mi segunda publicación de un libro y, si Dios quiere, mis momentos de soledad y esfuerzo en un nuevo mes de Agosto mientras camino siguiendo flechas amarillas. Si lo consigo, seré feliz. Y si no, cogeré a mi hija en brazos y le contaré sueños que pretendo perseguir. Mientras tanto seguiré intentando seguir igual y disfrutar de pequeños propósitos que me planteé a mi mismo y crea que puedo lograr. El primero disfrutar de la primera Cabalgata de Reyes con mi niña Claudia...

Sed felices y estar activos en proyectos asequibles, encuadrar las pequeñas sorpresas que lleguen y sonreíd todo lo que podáis hoy, mañana y siempre. El triunfo de la esperanza os hará felices y realizados y os dará fuerza para nuevos proyectos o para seguir igual en vuestro día a día si os hace plenos. No hay nada más bonito que disfrutar la vida a cada instante siendo consciente de ello y planear al estrenar el año proyectos a cumplir. ¡A por ellos! ¡¡Feliz Año 2018!!

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