viernes, 9 de noviembre de 2018

UNA VISITA A MARQUINETTI

Lo primero es lo primero y no es por darme publicidad a mí mismo como letrado, pero todo empezó cuando gané un pleito importante a la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha. Pleitos tengas y los ganes, como dicen los gitanos. Aunque más bien yo diría pleitos tengas y los cobres. Que esa es otra. Hasta que se cobran las costas devengadas y merecidas puedes estar sentado en un serijo y dejar que la barba crezca a su amor. Cuando comiences a parecer un antiguo druida llegará por fin lo debido a tu cartera. Y si es con una administración de por medio procura que el serijo sea cómodo. Así pues hace años que pensé que cuando cobrase el pleito invitaría a comer a toda la familia a algún lugar curioso y que no conocieran. Sí, sí. Años digo. Gané el juicio de marras hace varios años y lo he cobrado hace poco. Y como lo prometido es deuda, barajé destinos y al final me decidí por la pizzería Marquinetti, cuyo chef ha sido varias veces campeón del mundo y de España en diversas categorías. Organicé todo, reservé con antelación y allá que me llevé a mi mujer, mi hija, mis padres, mis suegros y al Tormento, mi hermana, claro. "Atormentando al mundo desde 1990". Es como el anuncio del turrón. Y no para.

Fuimos aprovechado la Fiesta de Todos los Santos y que ninguno teníamos que trabajar. El sitio ya lo conocía y merece la pena. Por eso me decanté por él. Y fue un éxito. Apostar a caballo ganador siempre es un éxito, así es que no me compliqué. El lugar, el personal, el trato, el servicio y el ambiente es excepcional. Y la carta, claro. Era lo principal. Pizzas que jamás imaginarías y con un tipo de masa que no te cansas de comer. Es curioso que todas las comidas cuya base fundamental son los hidratos, las harinas, las levaduras, etc, antes o después te empachan, te dan una sensación de saciedad y de estómago lleno porque la mente se cansa del mismo sabor y consistencia. Es por ello que en ocasiones hay gente que se come varios trozos de una pizza grande y se llena y sin embargo de una pizza artesana puede comerse la pizza entera. Y si es de diferentes pizzas y cada una con una masa distinta incluso más aún. Parezco un maestro del asunto escribiendo esto pero nada más lejos de la realidad. Sólo sé esos detalles por las explicaciones que me han dado algunos pizzeros que conozco a los que les he preguntado al respecto y todos dicen lo mismo: "El secreto está en la masa". Parece un eslogan pero no lo es, es la realidad.Y en Marquinetti igual.

Las elegidas para la visita gastronómica fueron "Fantasía de la Granja" (Campeona del Mundo a la calidad), "Rolling" (Pizza Nº 1 en ventas, homenaje al grupo musical Rolling Stone y que ellos mismos han probado), "Mare e Monti piú picante" (Campeona del Mundo por equipos), "Reina del Otoño" (la pizza emblemática la temporada) y "Mar de Quesos" (compuesta literalmente según la carta por un manchego y cuatro de la Mancha). Todo un festín al paladar. Con que vayáis viendo las fotos os podéis hacer a la idea. No faltó un buen vino de la tierra y unos postres que pusieran un dulce chimpón al atracón de placer pizzero que nos dimos. Aunque hay que decir que quién mejor lo hizo fue mi Niña Claudia con tan sólo veinte meses. Teníamos preparada su comida para la hora de costumbre, tempranito, antes de comer nosotros pues la reserva en Marquinetti era a las 15;15 y confiábamos en que se comiera su potito y se durmiera tranquilamente un rato mientras nosotros comíamos. Pero es inteligente hasta para eso. Llegando a Tomelloso con el coche empezó a ponerse modorra para dormir y nada más aparcar y ponerla en su carrito se quedó frita. ¿Sabéis cuando despertó? Cuando los mayores nos sentábamos a la mesa. ¡Y que se fuera a quedar ella sin comer pizza con lo tragoncilla que es! Nanai. Se desperezó, la pusimos en una trona y disfrutó más que nadie de la comilona probando las pizzas, recibiendo cien caricias y regalando mil sonrisas.

Días como éste, de pequeños homenajes, de felicidad compartida y, sobre todo, de disfrutar de algo que consideras haber ganado honradamente son los que debidamente llenan la alacena de la vida y los que deseo a todo el mundo. Las pizzas, sin duda, así saben mejor. Y si es en Marquinetti más. Recomiendo el lugar como hombre de buen yantar, como cocinillas aficionado, como guisandero en las juntas de amigos y como manchego que admira que un hombre de Tomelloso, corazón de la Mancha, haya logrado ser varias veces campeón de España y Campeón del Mundo. Desde aquí mi reconocimiento y admiración a Jesús Marquina Cepeda, apodado cariñosamente por los italianos con los que se formó en el arte de las pizzas como "Il dottore Marquinetti", de donde toma el nombre su restaurante. Podréis ver en el local los diferentes premios que ha ganado, la escuela de pizzeros que montó y dirige personalmente y el impecable trabajo de su gente. Merece la pena, de verdad. Lo dicho, pleitos tengáis y los cobréis. Y luego a disfrutad un pellizquito con los vuestros en un lugar al que no siempre podáis ir. ¡Y ojo que no sale tan caro como se pueda pensar! No os equivoquéis. Es totalmente asumible. Un capricho no cotidiano pero sí permitido. No os arrepentiréis. ¡Hasta otra!

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