jueves, 21 de julio de 2022

"CONVERSACIONES A DOS METROS"

Quien sea de Ciudad Real y guste de ver la televisión local para saber qué se cuece en estos lares ya sabrá por dónde va el título de la entrada. Para quien no lo sepa pero sea asiduo al Rincón, he de decir que es el nombre del programa de televisión que se inició en el año 2016 grabando y entrevistando a vecinos que les gustase el arte de los fogones y que, llegada la pandemia y las medidas de distancia y seguridad que estuvieron vigentes con la misma, adoptó el nombre de "Conversaciones a dos metros", manteniendo intacta la esencia inicial: entrevista y cocina. Y hete aquí que la buena de Gema Martín, periodista y directora del dicho programa en Ciudad Real TV, ya me venía siguiendo mi afición al guisoteo y estaba tras de mí para echar un buen rato de paleta y sartén. Y ahora, recién nombrado Pandorgo, era el mejor momento para ello y no podía negarme. Aunar en media horita tradición, costumbre, amor por mi tierra y sus gentes y, entre medias y lo que menos importaba al final, cocinar un plato que fuera apetecible y curioso. ¡A la faena! Acepté encantado, cuadramos fecha y pasé un rato muy feliz grabando en la cocina de casa una receta que me encanta hacer: Arroz meloso con pollo marinado y setas. Y hubo sorpresas, por supuesto. Salieron a relucir mis cervecillas caseras, las aceitunas que aliño con Claudia y algún secreto de mi traje de pandorgo. Y eso venía a contaros hoy. Encended la inducción que empezamos. Aceite, fuego medio y pañuelos de hierbas. ¡Oído cocina!

No creo que a estas alturas haya alguien que me conozca y no sepa que me gusta meterme a fogones, que me encanta la cocina tradicional manchega y que hago mis pinitos gastronómicos y culinarios. Y en estas fechas donde las redes sociales se convierten en el escaparate de lo que cada uno quiere mostrar, a mí, personalmente, me gusta enseñar cuando logro cuajar una lustrosa sartén o un apetitoso guiso, cuyo fin siempre es el mismo: disfrutarlo con quienes me rodean. De ahí empezó el seguimiento de fotos y recetas por parte de Gema. Y, claro está, no tardó la susodicha en perseguir mis dotes culinarias, pobres, todo sea dicho, pues seré "buen guisandero" como se dice en La Mancha, pero de cocinero fino tengo poco, ocurriendo que mis platos, la mayoría recetas tradicionales, son resultones y, eso sí, ricos de sabor, pero quien busque en mi quehacer nouvelle cuisine sepa que me gusta más un rudimentario plato de huevos fritos con patatas que un impecable emplatado de una deconstrucción de cocido madrileño que más sacia el objetivo de las cámaras de revistas que el estómago del comensal. Dicho lo cual, no me asusta meterme a sartenes para cuatro, seis, ocho, doce e incluso setenta comensales, como he hecho alguna vez, pero de recetas que domine, claro está. Y el arroz es una de ellas. A la vista está.

Llegó el día y prepare los bártulos. Y como de pasarlo bien se trataba, ideé alguna sorpresa para hacer entretenido el programa y que fuese divertido. Decidí hacer la receta con la chaquetilla de chef que me hizo y regaló mi suegra hace unos años, meter a refrescar algunas de mis cervezas caseras para que salieran en televisión (¡qué nivel! son cosecha propia y ya se las ha visto en algún bar y en las pequeñas pantallas) y, por supuesto, preparar un plato de barro con olivas de las que recojo con mi hija una por una y cuidadosamente tratamos y aliñamos en esas fechas en las que, como dijera el poeta, las aceitunas aguardan las noches de Capricornio... Como antes decía, al final el arroz era lo de menos. Charlar sobre Ciudad Real y la Pandorga bien merecía este rato. Y fue muy entretenido. Tras las cámaras estaba mi hermana con una tarea concreta: hacer algunas fotos para luego plasmar esas "Conversaciones a dos metros" en el Rincón, como hoy vengo a hacer. Luego también se quedó a comer y a disfrutar del arroz, por supuesto. Comentamos alegremente el rato que habíamos tenido y Claudia se puso muy contenta porque papá iba a salir en la tele. A sus cinco años no sé qué pensaría que pasaba o si cree que soy famoso. Su mente de niña disfruta e irradia feliz con esas cosas y yo soy feliz viéndola feliz.

Lo cierto y verdad es que lo que tardó en hacer el arroz meloso hablamos de muchas cosas y Gema sacó a relucir el presente blog. Y ya lo dije y hoy lo reitero: aquí es donde mucha gente conoce mi fondo de verdad. Escribo tal cual me viene del alma y dejo caer las caricias que tanto me gustan a la tradición, la raigambre, la costumbre y la niñez. Expreso a corazón abierto mis sentimientos cuando verso sobre cofradías o el Camino de Santiago, pues son dos de mis grandes pasiones y me aceleran el pulso a su antojo. Y luego, disfruto releyéndome cuando ha pasado un tiempo, porque leer es revivir los momentos que plasmé cuando ocurrieron. En estos días todo el mundo recuerda el programa de televisión, con Gema en casa hablando de mi reciente nombramiento como Pandorgo, pero cuando pase cierto tiempo irá cayendo en el olvido y quedando en un rincón, pero no en un rincón cualquiera, en este Rincón, donde las vivencias del autor perduran y pueden volver a ser vividas. Por eso, de ese sencillo rato de cocina y charla decidí escribir unas líneas para mantenerlo vivo y que no se olvide jamás que el verano de 2022, pocos días después de haber sido nombrado Candidato a Pandorgo, antes siquiera de mi proclamación, abrí las puertas de mi casa a Gema Martín Díaz y a la televisión local, para que, mientras cocinaba un arroz, Ciudad Real entera pudiera verme y conocerme más, pues en realidad no dejo ser otro vecino cualquiera que ama su tierra, su cocina, su gente y su ciudad. ¡Saludos a todos!

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