jueves, 22 de marzo de 2012

TORMENTO EST

Nunca nadie imaginaría que la palabra "Tormento" tuviera para mí un significado tan distinto del que le otorga tanto la etimología de la palabra como el Diccionario de la R.A.E. Sólo aquellas personas cercanas a mí saben a quién (sí, digo a quién, no a qué) me refiero cuando empleo dicho término.
Ana María llegó a mi vida un caluroso 29 de Agosto del año 1.990 destronándome del que había sido mi lugar privilegiado en el hogar: mi trono de hijo único desaparecía. Y lo que era peor, mi papel de pequeño de la casa se extinguía por siempre. Claro, nació entonces otra interpretación para mí en el teatro de la vida: hijo y hermano mayor (fuera del argot cofrade).
Mi hermana Ana María se convirtió en mi tormento. Fui (y sigo siendo) víctima de sus gamberradas, perrerías y atropellos (fraternalmente hablando, entiéndase), pero, como es lógico, la quiero a rabiar porque es mi pequeña, única, singular, irrepetible e inigualable hermana. Y lo será de por vida por más que pase el tiempo y "la niña" tenga ya edad adulta sobrada.
A base de incordios, discusiones, riñas, peleas y broncas se ganó a pulso el sobrenombre con el que la bauticé: "Mi Tormento". Y en realidad lo es. Es feliz haciéndome trastadas y yo dejando que me las haga. Incluso ahora que está lejos de mí, se encuentra en Catania (Sicilia - Italia) estudiando, hecho de menos la tortura.

Tormento es, por lo tanto, para mí, el "aguantar y soportar" el comportamiento de mi hermana hacia mí; sean golpes o caricias, palabras o gestos, abrazos o empujones,  besos o guantazos, etc, es una tortura.
Tormento es ella misma en toda su esencia de ser cuando actúa por, para, o contra mí.
Tormento es cuando, ya de pequeña, alguien llamaba a casa preguntando por mí (antes no existían los móviles) y ella respondía alegremente diciendo "Carlos no está" y colgaba meándose de risa. Acto seguido y ante mi incredulidad por lo que había presenciado me decía: "Llamaban preguntando por ti, pero ya les he dicho que no estás". Y se quedaba tan ancha.
Tormento es cuando yo dormía plácidamente un domingo por la mañana y ella me despertaba golpeando el cabecero de mi cama con útiles de cocina. Dulce despertar.
Tormento es cuando yo tenía ensayo de costalero y ella tan feliz me había escondido el costal o la faja para verme enloquecido buscándolo y ella disfrutar viendo el resultado de su hazaña.
Tormento es cuando yo me encontraba en una habitación y ella en otra y gritaba: "¡¡¡Carlos déjame!!! ¡¡Mamáaaaaaa!! No me deja, me quiere pegar..." Y claro, bronca gratuita para el que os escribe y desternille de risa para ella.
Pero Tormento es también su sonrisa; Tormento también es cuando me abraza; Tormento es cuando es mi compinche y cómplice para dar una sorpresa en casa; Tormento es cuando cocina y canta conmigo; Tormento es cuando en faenas de limpieza convertimos los trapos en látigos y los cepillos en lanzas y la limpieza se convierte en una batalla campal en la que jugamos a todo menos a limpiar.
Tormento es cuando saca de mí el niño que llevo dentro y me aparta de la rutina de la vida laboral y problemática cotidiana.
Tormento es parte de mi vida y así seguirá siéndolo por siempre.

En Agosto me la llevo a Nueva York. Dios me pille confesado. Se lo prometí hace tiempo y este año viajaremos a la Capital del Mundo. Ya escribiré varios post venideros sobre tal evento. A lo que iba, habrá quién quisiera librarse de su tormento, pero yo lo que quiero es tener mi Tormento siempre, vaya donde vaya, esté donde esté. Si la llevo aguantando más de dos décadas, creo que podré aguantarla una semana en Estados Unidos... Comprobaremos la paciencia de Obama.

Te quiero, Tormento.


7 comentarios:

  1. Grande!!! me ha encantado!!! amor de hermano!!!
    1 abrazo!!!

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  2. Gracias churrita. Se la debía a mi hermana por muchas cosas.
    Un fuerte abrazo.

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  3. Gran articulo compadre....simplemente genial.

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  4. Me encanta. Ya espero que escribas algo del camino,,,jeje

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  5. snif snif...otra vez a NY...y en agosto? que te vas a cocer flor!

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  6. Me alegran todos vuestros comentarios, gracias a todos simplemente por leer el blog.
    Isis no dudes que escribiré sobre el Camino de Santiago ¡y no sólo una vez! Lo tengo muy presente.
    Lázaro, compadre, tu si que eres genial. Que no pare nunca "El pulgar de Nintendo".
    Alvaraco, churra mía, me acordaré de ti por Central Park tanto o más que bajo el Señor de la Bondad. Pasaré calor pero no dispongo de otras fechas.
    Besos y abrazos. Os quiero. Gracias.

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  7. Qué bonito, Carlos! Me has emocionado. Eres un crack
    Un abrazo

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