jueves, 12 de abril de 2012

S.T.V.

Santo Tomás de Villanueva. Simplemente con esas palabras ya está todo dicho. Los amantes de la música cofrade y conocedores de esta Agrupación Musical emanan y afloran miles de sentimientos sólo con ver las tres siglas que dan título a este escrito. Pero hay que ser justos y es de justicia dedicar a esta banda, mi banda, nuestra banda, las más preciosas líneas que se merezca. Ya adelanto, como cuando escribí de la Esperanza Macarena, que todo piropo que le brinde a la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva se me viene y antoja pequeño. Es por ello que usando de la prosa y riqueza de los vocablos de nuestra lengua castellana, me desharé en elogios y caricias literarias hacia ella.

Y siendo justos, decía, las cosas como son. La historia tiene un principio que es de justicia que se sepa.
Hace unos años, una veintena al menos, engalanaba (y sigue haciéndolo) durante los desfiles procesionales las calles de Ciudad Real la Banda de Cornetas y Tambores de la Hermandad de la Santa Cena. Túnica blanca de lanilla, cinturón de pita sobre fajín de raso granate, beca estudiantil verde esperanza, calceta blanca y sandalia franciscana. El conjunto era de lo más vistoso y alegre que podía apreciarse entre las cofradías de la ciudad. Destacaba sobre todo los Viernes Santo por la noche entre los colores sobrios y de luto que caracterizan a las hermandades de la Procesión del Santo Entierro como siempre se la ha denominado. Una preciosidad sin lugar a dudas para el cofrade rancio, de centro y señero de esta Civita Regia el apreciar la Banda de la Santa Cena.

La Banda de la Santa Cena hace 15 años


La Banda de la Santa Cena en la actualidad.

Tiempo atrás, una veintena de años al menos, mencionaba, éste que redacta formaba parte de esa corporación musical. Pero en las Hermandades y Cofradías, al igual que en la vida real, tampoco es oro todo lo que reluce y, por cuestiones que ahora no ha lugar a mentar y que me traen malos recuerdos cofrades y por ello obviaré, la Banda se vió obligada al "Renovare o perire" (renovarse o morir). Ciertamente hubo una profunda renovación y comenzó el principio del fin. Un principio del fin que nos dejó algunos años de gloria y un principio del fin que vaticinaba (sin que nadie lo supiéramos) el nacimiento de S.T.V.

Resumiré, a groso modo, aquellos finales años de la Banda de la Cena a la que yo pertenecí. Ojo, la Banda de la Cena se rehizo posteriormente y continuó su vida musical cofrade, siendo un orgullo para sus componentes el poder decir (y así lo es, certero y verdadero) que son la Banda de Cornetas y Tambores más anciana de la ciudad y que cuenta con 35 años de vida. Aquella banda a la que yo pertenecí cambió el estilo musical y la vestimenta. Se pasó de cornetas afinadas en Do y Si bemol a cornetas afinadas en Do y Re Mayor; se pasó de tambores de apretados bordones a tamboras destempladas y roncas. Se pasó de aquellas alegres túnicas y sus complementos a trajes de corte militar con gorra de plato. Pero el espirítu seguía siendo el mismo: un grupo de compañeros y amigos que amábamos (amamos todavía y seguiremos haciéndolo) la música cofrade: lamentos de corneta, redobles de tambor, golpes secos de bombo, rítmica de platillos, acompañamientos de bombardino, melodía de trompetas, conjunción de trombones, etc, aunque por entonces sólo contábamos con cornetas, tambores, bombos y alguna trompeta.


Fueron años de gloria pero no podemos olvidarnos que, sin saberlo, era el principio del fin. Discrepancias, discusiones e incluso alguna amenaza de por medio hicieron que la Banda de la Santa Cena, a la que yo pertenecía, se desligara de la Hermandad de la que tomaba el nombre y fuera a parar a la Asociación de Vecinos de la Barriada de Pío XII, constituyéndonos allí como Banda de Cornetas y Tambores Santo Tomás de Villanueva. Doy desde aquí, siguiendo la justa línea tomada, las gracias a José Ignacio de la Rubia y a Miguel Barba por confiar en nosotros en aquellos momentos y avalar personalmente el proyecto de reconstruir la banda y la ilusión, comprándonos los instrumentos que eran necesarios. Es de justicia decirlo.

Llegaban por primera vez las siglas S.T.V. a nuestras vidas... sin saber, tampoco, lo que ello querría decir. Corría el año 1998.

Banda de Cornetas y Tambores "Santo Tomás de Villanueva.

Crecimos durante varios años en el seno de la barriada obrera de Pío XII, aumentamos el número de componentes, fuimos contratados por varias hermandades, la banda se puede decir que sonaba (acorde al nivel cofrade que la ciudad exigía) y éramos un entrañable grupo de amigos que nos encantaba juntarnos en torno a una corneta y un tambor.
Pero... Inclusive la más alta belleza de la rosa en flor, se marchita y cae. Nuevas desavenencias internas (esta vez no achacables a miembros de Junta de Gobierno alguna), discusiones las cuáles todavía ignoro el por qué y otros motivos que obviaré, hicieron que el timonel perdiera el rumbo y la fragata S.T.V. viniera a pique. Sin embargo, ya lo dijo el Rabí: "Si el grano de trigo no muere no dará fruto".

Requiem reciente, inminente e inesperado por la desaparición de la fragata S.T.V. y a la vera de un Parque (como digo en los poemas), un grupo de locos músicos cofrades entendieron el mensaje divino de la parábola del grano de trigo y con la ayuda del propio Santo Tomás forjaron la idea de crear una Agrupación Musical. Estaban en aquel momento cumbre para el devenir de nuestra banda las siguientes personas, miembros de la desaparecida banda:
Luis Mariano Jiménez, Pedro Javier Carrasco, Luis Manuel Romero, David González Albalate, Pedro Antonio Castillo Elipe, Francisco José Turrillo Moraga, Félix Ruiz Heras, José Ramón Romero Hidalgo, Rafael Blanco (padre e hijo) y el que suscribe, Carlos Lillo Talavera. Ese día, en ese preciso momento, en la esquina que los allí presentes recordaremos de por vida, con el Parque de Gasset por testigo, lo repetiré hasta la saciedad, en ese lugar y en ese mágico momento nació la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva. Esa tarde, recién incinerada la fragata S.T.V., los allí presentes dimos a luz a la más bella carabela que hubiera surcado los mares cofrades de esta Ciudad de Reyes. El grano de trigo murió y dió fruto. ¡Vaya si lo dió!

Acababa de crearse la primera Agrupación Musical de Castilla la Mancha. Manos a la obra con ella había que elaborar un reparto de tareas y crear la primera Junta Directiva que gobernase la recién alumbrada inspiración. Tuve la dicha, fortuna, providencia, suerte y un sinfín más de sustantivos y calificaciones de ser el que redactara de mi puño y letra el Acta Fundacional de la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva y así quedó reflejada en los libros internos de la misma y así quedará para los anales de la historia cofrade. Con la tinta que brotaba de mi pluma (siempre he escrito con los mismos útiles que el maestro Cervantes) dí lugar a dicha acta. La primera Junta Directiva constaba de cinco miembros (siempre un número impar para dirimir las votaciones en caso de empate) que fueron los siguientes:

Presidente: Pedro Antonio Castillo.
Secretario: Carlos Lillo.
Tesorero: Pedro Javier Carrasco.
Vocal-Censor: José Ramón Romero.
Director Musical: Luis Mariano Jiménez.

El reparto de tareas estaba hecho y la nave encauzada con buenos timoneles. Y siguiendo la línea de justicia, es de nuevo justo decir que el mayor artífice de la más delicada y crucial tarea fue nuestro querido Marianillo, quien personalmente se encargó de hablar con músicos del conservatorio y reclutar miembros para la recién fundada Agrupación. Vaya desde aquí mi más sentido reconocimiento a Luis Mariano pues sin él no habría avanzado la carabela. Si alguna vez se incorporaron trompetas, trombones, trompas, bombardinos, fliscornos, tubas y platillos fue por él (aunque el destino estuviera escrito).
Es de justicia decir también el incansable apoyo y aporte de ideas y proyectos constante que nos brindaron Turri y Félix, como ya he mencionado antes, dos de los padres fundadores de la Agrupación, a los cuales les enamora lo antiguo y verdadero, como a mí, y por ello mismo también es justo decir: Que la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva se origina de la desaparecida Banda de Cornetas y Tambores Santo Tomás de Villanueva y ésta a su vez se origina en la Banda de Cornetas y Tambores de la Hermandad de la Santa Cena. Los que en su día portábamos aquellas alegres túnicas pasamos mil penurias para ver la banda como la vimos luego. Y la historia es así. Sí o sí. De ello pueden dar fe, entre otros, Javier del Hoyo y Antonio Donoso, que son junto con Pedrote los tres miembros más antiguos de la banda.

Comenzaron los ensayos y nos juntábamos a ensayar las cornetas y tambores por un lado, pues carecíamos de estudio musical alguno, y los músicos ensayaban por otro lado pues con leer e interpretar la partitura varias veces les era más que suficiente, ensayando en común todos juntos cuando el grupo de cornetas y tambores ya teníamos ensayada y dominada más de una pieza. Y así llegó otro día clave en la historia de S.T.V. 1 de Junio del año 2002. Sábado por la tarde, aparcamiento del INEM, primer ensayo general: sonó la marcha "Cristo del Amor". Lágrimas, emociones y óles de muchos de los presentes (yo incluído en el sector lágimas, siempre he sido más sentimental).
Otra fecha clave fue la presentación oficial de la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva. Tuvo lugar el día 5 de Abril del año 2003 en la Parroquia Santa María del Prado (La Merced) tras el pregón de la Hermandad de la Coronación de Espinas.

Lo más difícil estaba hecho. Carecíamos de uniformidad todavía pero las ganas y afán por salir a la calle acompañando a nuestras Hermandades y Cofradías no encontraban obstáculo alguno, por lo que armados de trajes oscuros, con camisa blanca y corbata negra, salimos a mostrarle a Ciudad Real nuestra creación. La Agrupación Musical ya era una realidad.

En la foto se aprecia a cuatro de los fundadores de la Agrupación Musical: (de izquierda a derecha)
Luis Manuel Romero, David González, Francisco José Turrillo y Félix Ruiz.


Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva hace 10 años.


Desde entonces hasta hoy ha pasado más de una década de gloria in crescendo. Me veo en la obligación de resumir más estos últimos diez años pues de lo contrario el post sería interminable, no sólo por la cantidad de detalles que podría enumerar y narrar, sino por la inmesidad de adjetivos calificativos que vertiría sobre S.T.V. para mayor gloria y ensalzamiento de la misma. Todos y cada uno de ellos merecidos. En ese lapso de tiempo y madurez en la vida, pues contra todo puede uno luchar salvo contra el transcurso del tiempo, la vida laboral reclamó mi presencia, robándome (maldita ella) el tiempo que yo podía disfrutar y gozar de mi enorme idilio con la corneta. Aún así siempre he seguido y seguiré muy íntimamente ligado a mi amada banda.
Así pues, rehilando, no sólo fraguó el proyecto de cambio de uniformidad y creación del uniforme que identificaría a S.T.V. donde quiera que fuera, sino que se multiplicaron las salidas, los contratos, las actuaciones, los componentes, el éxito y el triunfo. Yo soy hombre de letras pero el más experto matemático no encontraría la ecuación exponencial para describir la enésima potencia a la que se elevó la banda, mi banda, nuestra banda. Y no es exageración ni orgullo de padre. Es realidad pura y evidencia plasmada paso a paso con el crecimiento de la Agrupación Musical. Todo aquel que conozca la historia y la evolución de esta familia musical corroborará mis palabras.

Santo Tomás de Villanueva predica son sus sones el nombre de su Ciudad Real natal intepretando marchas y conciertos e infinidad de lugares, a más de la capital, como pueden ser la propia y bética ciudad de Sevilla, Morón de la Frontera, Mota del Cuervo, Córdoba, Roquetas de Mar, Miguelturra, Villahermosa, San Lorenzo de Calatrava, Alcalá de Henares, etc. Sea más o menos conocido, más o menos grande, más o menos cofrade el lugar, S.T.V. lo inunda con sus marchas y proclama a base de redoble de tambor y melodía de trompeta que esta Agrupación Musical no tiene nada que envidiar a ninguna otra. A los cinco años de su nacimiento, la bella carabela se embarcó en el más ambicioso proyecto que pudiera imaginar: la grabación de su primer disco. Con las bases bien asentadas desde sus primeros sones el proyecto era más llevadero pero no por ello más fácil, sencillo o liviano. Y por supuesto, rondaba la duda de cómo sería la acogida cofrade y no cofrade que el disco tendría entre el público.


Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva actualmente.



Llegó así a nuestras vidas el primer trabajo discográfico de S.T.V. que tuvo por nombre "Racheando va el Señor". Era el año 2008 y había pasado ya una década desde que se creó la Banda de Cornetas y Tambores "Santo Tomás de Villanueva". Se incluyeron en el mismo las primeras marchas propias de las que gozó nuestra amada banda: piezas musicales compuestas por y para ella que no eran interpretadas por ninguna otra agrupación musical. A gusto personal destaco, entre otras, "Costaleros de Humildad".  Esto significó también un gran avance. La vela del mástil mayor de la carabela se soltó íntegramente a los vientos del Dios Éolo y comenzó a surcar libremente los mares y océanos de la vida musical y cofrade. Todo aquel lector que alguna vez haya formado parte de una corporación de este tipo sabrá el enorme avance y la magmánima libertad que otorga el interpretar marchas propias. Para colmo de bienes la aceptación que tuvo "Racheando va el Señor" no pudo ser más exitosa.

Continuaba el espectáculo musical y sonoro con el que S.T.V. deleitaba (y deleita) todo oído que se precie. Continuó expandiéndose la Agrupación y llenando con sus interpretaciones todo tipo de procesiones, pregones, conciertos y eventos de toda índole en el que fuera requerida, hasta tal punto que inclusive la Cabalgata de Reyes Magos de esta Muy Noble y Muy Leal Villa donde habitamos se vió enriquecida con los sones de la banda, mi banda, nuestra banda. Y como prueba un botón...


Tanto fue así y tal arraigo se creó que S.T.V. siguió creciendo exponencialmente; dejó de ser el primo pequeño para convertirse en el Primo de Zumosol. Nunca en esta ciudad, en esta comarca, en esta región, en esta autonomía había habido una Agrupación Musical y mucho menos que sonase como suena (y sonaba) Santo Tomás de Villanueva. Comenzó siendo una alegría verla nacer, continuó siendo una satisfacción contar con ella entre nosotros, prosiguió siendo un orgullo que portase el nombre de Ciudad Real allá donde fuere y a día de hoy... es un sinfín de derroche de arte, categoría, humanidad y melodía. Una familia musical que desde los más ancianos en formarla hasta las más nuevas incorporaciones (venidas incluso desde fuera de Ciudad Real y de otras bandas) se sienten unidos e identificados con las tres siglas S.T.V. Ese anagrama lo llevo yo bordado en el pecho, grabado a fuego en el alma y tatuado en el corazón.

Por si fuera poco todo lo narrado anteriormente, y para variar, siendo de justicia decirlo, desde que se presentó el primer trabajo discográfico ya vieron luz verde las primeras ideas de grabar un segundo disco, esta vez íntegramente de marchas propias. Y tal fue la aceptación del primer cd y el continuar S.T.V. en la cumbre de la musica cofrade que antes de comenzar la Cuaresma de este año 2012 que estamos viviendo, la banda, mi banda, nuestra banda, presentó y lanzó al mercado su segundo trabajo discográfico: "Entre Rocío y Azahar". Insisto en que no es orgullo de padre, por más que se me caiga la baba, cuando hablo de ella, pero la acogida que tuvo esta segunda grabación fue todavía mucho mayor que la primera. Y no es que yo lo diga, es que fue así y quedará para la historia.

Así pues, en estas líneas les he contado a rasgos generales la historia, nacimiento y evolución de la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva, como siempre la he denominado y a lo largo de este escrito he repetido varias veces "la banda, mi banda, nuestra banda", la cual es parte de mí, de mi infancia, de mi adolescencia, de mi juventud y de mi vida. Parte de mi ser va en ella y parte de ella va en mi ser. Es de justicia, una vez más, decir que me emociono al escibir la historia de como un pequeño grupo de jóvenes e inexpertos marinos de la corneta y el tambor, se embarcaron en una pequeña canoa y remaron contra viento y marea haciendo de la misma una fragata a golpe de bombo. Se me humedecen aún más los lacrimales al recordar que la fragata naufragó y los valientes marineros consiguieron de la misma que se tornase en carabela. Una carabela que nunca antes ningún astillero habría imaginado. Y me caen lágrimas por doquier al ver una carabela que surca mares y océanos con la elegancia que sólo su historia le aporta. Una carabela que lleva por estandarte las siglas S.T.V.,  por mástil de madera la nobleza de sus fundadores y miembros más vetustos, por vela mayor la armonía y la melodía y por remeros... a mi memoria, mi corazón y mi alma.

Y termino como empecé: "Santo Tomás de Villanueva. Simplemente con esas palabras ya está todo dicho". Era de justicia decirlo.

2 comentarios:

  1. Sr. Pol. Sí señor, esa es la verdad. Desde 1994 llevamos algunos partiéndonos el alma y la cara por esta bendita locura. Como bien dices el grano murió y dio sus frutos, le pese a quien le pese, pero ahí está. STV, con eso está todo dicho.

    Gracias y un fuerte abrazo.

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  2. Ayer con la emoción de vernos en la foto con la túnica no pude leer nada más que hasta la parte que me atañe a mí y que llega hasta que fundamos la banda de cc.tt. como STV y pocos meses más.

    Todavía me acuerdo cuando fuimos al despacho de ...la asociación de vecinos a hablar con Jose Ignacio para continuar el proyecto que teníamos y que en la Hermandad de la Santa Cena no nos dejaron trabajar... Hoy leyendo todo de cabo a rabo solo puedo decir que aunque ya no tiene remedio pues el pasado pasado es, fue un orgullo haber compartido tantos buenos y malos momentos con en su día grandes amigos que tonterías de adolescentes nos separaron, y solo me queda decir que es un orgullo haber sido parte de esta bonita historia.

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