martes, 22 de mayo de 2012

LEYENDA DE SANTO DOMINGO DE LA CALZADA

Hoy os traigo otra historia leyenda de esas que tanto gustan al pueblo español, siempre enamorado de curiosas tradiciones populares e historias que han ido perdurando por la transmisión oral de generación en generación. Al leer esta narración conoceréis por qué Santo Domingo se representa acompañado de un gallo y una gallina. En esta ocasión la historia ocurrió en pleno corazón del Camino de Santiago, el de siempre, el de toda la vida, el Camino Francés, en su transcurrir por la pequeña pero bellísima autonomía de La Rioja. Por cierto, aprovecho y recomiendo desde ya su visita a todo aquel que leyere este blog. Bellos parajes, cuantiosas culturas, grandes caldos vitivinícolas, San Millán de la Cogolla: cuna de las primeras glosas en castellano y lugar donde nació la lengua euskera, Monasterios de Yuso y Suso, Santo Domingo de la Calzada, Nájera, Logroño, Santa María la Blanca, sabrosos guisos, exquisitas viandas... ¡¡Visitad la Rioja ya!! Si os defrauda lo que os digo, os pago una caña a cada uno. Abstenerse pícaros que mientan en su opinión sobre la pequeña autonomía pensando solamente en ingerir la caña gratuita.

De pleno con la leyenda hay que mencionar que, como la gran mayoría de estas historias, el origen suele contener algo de amorío. En el caso que nos ocupa, la víctima de las flechas de Cupido fue una joven tabernera, trabajadora en el mesón y hospedería donde se alojaban los peregrinos, quien dió lugar a la historia que acaeció en Santo Domingo de la Calzada. La leyenda dice así:
"Cuenta la tradición que de los muchos peregrinos que realizan al Camino de Santiago, llegaron a Santo Domingo de la Calzada, lugar concurrido del Camino, enclavado en el corazón riojano, donde había un gran hospital de peregrinos y albergues para los mismos, un matrimonio germano y su hijo de dieciocho años llamado Hugonell, procedentes de Xanten (Alemania).
La chica del mesón donde se hospedaron se enamoró repentinamente del joven germano y comenzó a insinuársele, pero ante la indiferencia del muchacho, enrabietada decidió vengarse. Metió una copa de plata en el equipaje de Hugonell y cuando los peregrinos reanudaron su marcha, la tabernera denunció el hecho al Corregidor de la ciudad mintiéndo y acusando de robo al joven. Por entonces las Leyes Forales del Rey Alfonso X, el Sabio, condenaban a muerte al reo de hurto y, una vez prendido y juzgado, el inocente peregrino fue ahorcado.
Cuando retomaron su peregrinación hacia la Jacobea ciudad, se acercaron a ver a su hijo ahorcado y cuando llegaron al lugar donde pendía el cuerpo oyeron la voz de su propio hijo Hugonell diciéndoles que Santo Domingo de la Calzada lo mantenía con vida. Asombrado el matrimonio por el prodigió se apresuró a ir al instante a casa del Corregidor a contarle lo ocurrido.
Al llegar, el mismo se encontraba sentado a la mesa dispuesto a degustar el almuerzo y al oír la historia que le narraban los peregrinos alemanes acerca de su hijo, escéptico e incrédulo manifestó: -Vuestro hijo está tan vivo como el gallo y la gallina que me dispongo a comer-. Y al instante el gallo y la gallina saltaron del plato y se pusieron a cantar". Desde entonces se dicen los famosos versos:

"SANTO DOMINGO DE LA CALZADA,
QUE CANTÓ LA GALLINA DESPUÉS DE ASADA".

En recuerdo a este suceso se construyó en la Catedral del municipio del patrón de las carreteras una hornacina en la que se mantienen un gallo y una gallina vivos durante todo el año. Siempre son de color blanco y proceden de donaciones de devotos del Santo. Se van cambiando cada mes. El resto del tiempo se encuentran en un gallinero propiedad de la Cofradía de Santo Domingo. Sobre la hornacina, que se construyó sobre 1445, y debajo de una ventana románica se conserva un trozo de la madera de la horca del peregrino Hugonell. Resta por decir que en el archivo de la Catedral de Santo Domingo, se guarda un documento del año 1350 con un listado de indulgencias que ciento ochenta Obispos concedieron "a la Catedral de la Calzada, donde hay un gallo y una gallina blancos, a quienes devotamente giren en torno al sepulcro del Santo, recitando el Padre Nuestro, Ave María y Gloria".

(Hornacina del gallo y la gallina; sobre la misma se aprecia el trozo de madera de la horca).


(Instantánea del interior de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada).

Espero que si alguien se anima a visitar la Rioja disfrute visitando esta población y apreciando in situ esta Leyenda. Merecerá la pena la visita. Os lo aseguro. Y no olvidéis comer caparrones, una especie de judía pequeña que se guisa similar a la fabada asturiana. Es la comida típica del lugar. Y acompañado el menú con un caldo de la tierra... "¡Pa qué contaros!"

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