viernes, 7 de junio de 2013

ARS VIVIENDI

No. No es que ahora me haya dado por poner los nombres de las entradas en latín. Soy consciente de que la última también la titulé en la lengua madre de la nuestra pero os garantizo que es una mera coindicencia. Y sí. Sí pido disculpas por la tardanza en regalaros unas líneas a los que seguís mi humilde "Rincón" con fidelidad. Llevo días bastante atareado con diversos proyectos que me han ocupado el tiempo suficiente como para no molestarme en mi trabajo pero si en todas y cada una de mis aficciones: entre ellas escribir en el blog. Al menos he estado ocupado en cuestiones que, si bien no todas ellas me hacen ganarme el pan, me reportan satisfacción moral y personal. He estado disfrutando de ilusiones, sueños e ideales. Y como toda acción tiene una reacción también he disfrutado de batacazos, pesadillas y traiciones. He estado gozando de "El arte de vivir" y de ahí el nombre en latín "castellanizado"de este post: Ars viviendi. Ojo a la guasa latino-castellana. Ars viviendi (que no ars vivendi). No es lo mismo.

Y "El arte de vivir" no es sino la vida misma. Con sus ilusiones y con sus bruscos despertares. Con el creer que estás llegando a la meta y el resultar que estás empezando tu carrera. O con el creer que esa carrera no la ganarás y resultar ser el campeón, ¡ojo!, sin siquiera intentarlo. He pasado unos días forjando unas ideas y las cuales se me han desbaratado sin yo quererlo. Eso te hace reflexionar. Eso también forma parte del Ars viviendi. Hay que saber capear las situaciones y no todas son para tomárselas con humor. Hay cosas serias.

A ver, "no preocuparse, miarma", como dicen mis compadres del sur. Lo que narro no quiere decir que haya pasado unos malos días o que me haya ocurrido nada grave. Simplemente tenía ganas de hacer esta reflexión y compartirla con vosotros. Forma parte del juego que existan unos días grises y te revuelvas un poco por dentro. Eso quiere decir que estás vivo, que sigues jugando y que debes estar preparado para que la tortilla se vuelva cuando menos lo esperas. He visto en estos días ciertas cuestiones laborales y otras extra-laborales que me han hecho pensar. Pero sin duda hay cuestiones que nunca terminaré de entender: ¿dónde están los límites de la mente humana? Para lo bueno y para lo malo la mente humana es capaz de las más descabelladas ideas y de las más preciosas aptitudes. Y estos días he visto en los medios, en los no tan medios y en la vida real muchas "descabelladas ideas y preciosas aptitudes"...

Siento no poner ejemplos de lo que hablo, pero pienso que a buen entendedor pocas palabras bastan y que todo aquel lector que tenga la inteligencia justa entenderá estas líneas. Hay que pensar siempre que ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos. Y he ahí que volvemos al título. Ars viviendi. Solamente viviendo y viviendo y viviendo aprendemos. Y como la mente humana es así de magnífica, somos capaces de tropezar en la misma piedra otra y otra vez. Y esos tropiezos forman también parte del arte de vivir, pues no dejan de ser enseñanzas. Y solamente viviendo y aprendiendo y viviendo y aprendiendo y viviendo y aprendiendo... volvemos a tropezar. Así es la vida. Así es el arte de vivir. Así es el "Ars viviendi". Hoy soy poco claro en vocablos pero yo me entiendo y seguro que más de uno y una también. Hay estados del alma que no pueden ser transcritos a palabras. No os olvidéis que de allá para cuando narro filosóficamente. Esta vez os ha tocado.


Disfruten del arte de vivir en lo bueno y en lo malo. Ya saben: Intelligentia pauca. Sí, me despido con otro latinismo. Y no, no quiere decir "poca inteligencia". Quiere decir "A la inteligencia, parquedad" o lo que es lo mismo "A buen entendedor...". ¿A qué lo han entendido?

No hay comentarios:

Publicar un comentario