viernes, 20 de diciembre de 2013

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

Bueno, pues se acerca de nuevo el día 22 de Diciembre. Día en que otro año más se detendrá el reloj de cuenta regresiva que lleva luciendo en el blog durante los últimos cien días. Ya sabéis, como siempre digo, que cada uno tiene una fecha en la que da por comenzada la Navidad y, para mí, es el día del Sorteo de Lotería de Navidad, el día del entrañable "Gordo", cuando comienzan a girar los bombos de números y premios cuando doy el pistoletazo de salida a las fiestas Navideñas y saboreo el primer pacharán y el primer polvorón navideños del año. Por ello y ahora días incipientes para ese momento, un año más, desde el Rincón de mis Pasiones quiero desearos a todos que paséis una Feliz Navidad, que paséis unidos en familia estas fiestas y conmemoréis a los que ya no están o están en lejos, pues si algo logra una fuerte unión es tener todos un mismo espíritu de convencimiento y afectividad. Y sólo convenciéndoos de ello lo lograréis. Intentadlo y después me decís. No os conforméis con grandes cenas y comilonas regadas de buenos caldos y licores espirituosos. No os quedéis sólo con la materia base de los regalos que entreguéis y os entreguen. Creed en la Navidad, creed en ella como unión, en su magia, en su espíritu navideño que tanto se menciona pero que poco se cree y se ama. Creed y existirá. Y entonces podréis disfrutarla. Dejaros de discutir si el origen de las fiestas es uno o es otro. Disfrutadlas que es de lo que se trata. Y sobre todo creed, creed en ellas para que seáis felices en familia, sea como sea, fuere como fuere, sean en honor de quien sean... Buscad la felicidad, la alegría y el sacaros una sonrisa los unos a los otros. Sacad el niño que todos fuimos y llevamos dentro. Creed os digo una vez más. Igual que Blanca creyó en los Reyes Magos y junto a sus papás hicieron que los mismos existieran y crearon la verdadera historia. Y así todos fueron felices. Incluso lo siguen siendo Melchor, Gaspar y Baltasar... 
Y para que sepáis cómo fue, os regalo el cuento navideño donde yo lo descubrí. No es mío, no es tinta de mi mente, pero quiero compartirlo con vosotros para dar ejemplo de unión y que no quede sólo en palabras impresas mi deseo de Feliz Navidad. Lo leí por estos lares cibernéticos y se ajusta tanto a mi sentimiento navideño que lo atrapé para mi blog y para regalaros a vosotros las líneas que no sé quién escribiría pero al cual felicito por su belleza, humildad y sentimiento. Enhorabuena por este regalito navideño que tengo la dicha de compartir y que espero sepáis disfrutar...

"Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escuchar como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:
- ¿Papá?
- Sí, hija, cuéntame. 
- Oye, quiero... que me digas la verdad.
- Claro, hija. Siempre te la digo- respondió el padre un poco sorprendido.
- Es que... -titubeó Blanca-.
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?- La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo: 
- ¿Y tú qué crees, hija? 
- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso. 
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero... 
- ¿Entonces es verdad? - cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado! 
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca . 
- Entonces no lo entiendo, papá. 
- Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado. 
Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos: 
- Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían. 
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo. 
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito... 
Los Tres Reyes Magos se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal: 
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños? 
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas- Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos. 
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo. 
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración. 
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños?-preguntó Dios. 
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes. 
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños? 
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres. 
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres? 
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír: 
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes y que en vuestro nombre y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Portalito de Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices. 
Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo: - Ahora sí que lo entiendo todo, papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado. 
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía: 
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero. 
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, Tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos".



¡¡FELIZ NAVIDAD!!


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